ARTURO GONZALO AIZPIRI
Evohé Ediciones. 2012
Esta novela fue publicada en principio por Imágica (2010) y ahora ve de nuevo la luz en una nueva edición a cargo de Evohé. Fruto de seis años de esfuerzos y documentación se estrena el autor en el campo literario. Aficionado a
la arqueología y a la historia, gran lector de los clásicos, ha buscado como
marco para su novela la España prerromana, a la que llama Ispania, llena de razas
y tribus variopintas en pugna continua y a medio invadir por los cartagineses,
que tras haber sido derrotados por los romanos en Sicilia, intentan saquear la
península y conseguir una posición de poder. Cito al propio autor hablando sobre sus motivos para escribir este
libro:
¿Pero de dónde surge el interés por ese
albor de la historia de España? Diré que en ello tuvo mucho que ver mi padre,
quien a lo largo de sus años de estudiante, y más tarde profesor, de latín y
griego, construyó una maravillosa biblioteca de los clásicos que fue, y aún sigue
siendo, el más frecuentado de mis paisajes literarios. Allí me encontré con la
Hispania de Plinio y Pomponio Mela, con el relato de las guerras púnicas y el
retrato de Aníbal de Tito Livio, y con un pasaje de Diodoro de Sicilia que se
refería al desenlace del asedio de la ciudad oretana de Hélike por el ejército
cartaginés de Amílcar Barca.
Bien documentado, como constata
el autor del prólogo, director del Museo Arqueológico Regional de la comunidad
madrileña, el libro está estructurado en cinco partes: Voces de agua y fuego; Los jinetes de Tanit; La lámina de plomo; Hambre
de destino y La cólera de Aquiles.
En total, veinticinco capítulos, aunque el último es muy corto, simbólico.
Títulos todos muy bien elegidos y muy sugerentes; en los primeros nos sitúa en
la época y la zona, una imprecisa parte que podría estar entre la serranía de
Albacete y la de Cuenca, ya que la ciudad de Hélike, capital oretana, no está
claro si se la identifica con Elche o con Elche de la sierra, en el nacimiento
del río Segura, y Arecorata, la capital
de los ólcades, reino celtíbero al norte, en la serranía conquense. Todo
ello lo aclara la Nota del autor, al final del libro.
La narración gira alrededor de un
hecho histórico: el sitio a la ciudad oretana de Hélike por parte del ejército
cartaginés al mando de Amílcar Barca, acompañado por un jovencísimo guerrero
que daría mucho que hablar en el futuro: Aníbal, su hijo. Pero desde los
primeros capítulos, en los que imagina la vida en un pequeño poblado y los
ritos de introducción del joven Gerión a la clase guerrera, nos sentimos
atrapados por la acción, y nos dejamos llevar por la narración, que sin
agobiarnos con demasiados detalles que no sabríamos cotejar, dada la poca
publicidad de esa época histórica en España, nos lleva de la mano, a veces
corriendo, haciéndonos partícipes de las emociones y de los sueños, del miedo y
del dolor, así como del placer de una buena comida o una conversación
agradable; la relativa ausencia de datos fiables de la época le permite al
autor una libertad de movimiento y de ficción, que aprovecha precisamente para
hacernos identificar con los personajes principales y contarnos una historia de
aventuras, viajes, luchas, traiciones, amor y honor, defensa de un pueblo y
muchas otras cosas más que aceptamos porque son universales y sólo sus
manifestaciones son lo que cambia a través de los siglos.
La novela desarrolla un excelente
tono épico a la vez que le da algunas pinceladas de misterio, referidas al
mundo tartésico, desconocido y ancestral, y al mágico, en las inmersiones de
Anglea, sacerdotisa de Astarté, en sueños premonitorios y mensajes
ultraterrenos. El ritmo de la acción, muy bien tratado, va in crescendo, desde un comienzo pausado y cotidiano hasta una
urgencia febril en los últimos capítulos, desembocando en la explosión final.
La batalla final, por cierto, está muy bien descrita, y consigue que
participemos con el aliento contenido mientras nos adentramos entre el polvo y
la sangre, perdonándosele algunas libertades ficticias en beneficio del efecto
global.
La polifonía con que el autor desdobla los puntos de vista nos permite
distintos enfoques del mismo tema, por lo que captamos mejor lo que se nos está
contando, ya que recibimos información de ambos bandos, no desde un único
narrador omnisciente y universal, sino desde voces narradoras locales, que a
veces llegan a ser subjetivas y escuchamos sus pensamientos.
De este modo, podemos entender la
fuerza de Amílcar y sus objetivos, el amor de Aníbal a su padre y a su país y
sus juramentos de venganza; la valentía y la ansiedad de los defensores de
Hélike, que intentan por todos los medios conseguir ayuda de pueblos hermanos
enviando a sus más queridos líderes a tal efecto. Entendemos la mirada recelosa
con que reciben los ólcades la llegada del oretano, su petición de ayuda, la
necesidad de frenar al invasor púnico que representa una amenaza para el futuro
cercano de los pueblos celtíberos. Y
hacemos un aparte en la relación creada entre el personaje de Gerión, el heredero
de Tartessos, y Orisson/Argantio, también descendiente del mítico pueblo
desaparecido. Se crea una complicidad entre ambos y el lector, que asiste a
este secreto compartido con verdadero
interés y emoción. La aparición de Anglea, original mezcla de sacerdotisa y
amazona, introduce otra pincelada casi fluorescente en el campo multicolor que
se nos va mostrando, creando un atractivo triángulo.
Aunque el personaje central es
Gerión, o el eje Gerón/Argantio, se desarrolla todo un despliegue de personajes
secundarios muy atractivos, así como unas descripciones del paisaje y de las
costumbres muy jugosa, y en algunos momentos muy sugerente y poética, como por
ejemplo, este fragmento:
Era su hora favorita: el espacio
infinito de la noche, cuajado de estrellas y enigmas, comenzaba a retirarse con
los primeros resplandores rosados, dando paso a un cielo mucho más próximo,
confortable y humano. Sólo en ese instante ambos mundos, el del día y la noche,
el de la vida y la muerte, el de los dioses y los hombres, estaban presentes al
mismo tiempo, como si uno pudiera transitarlos juntos, o elegir libremente cuál
de ellos hacer propio.
Una parte de los personajes
pertenecen a unas culturas muy en contacto con la naturaleza, con los olores y
sabores de sus prados y montañas, con los colores de sus cielos y sus bosques;
aunque también se contempla el lado de aquellos otros que han desarrollado una
cultura más ciudadana, más refinada, que aprecia y reconoce los avances
técnicos y artísticos, que posee una lengua escrita, unos símbolos que le permiten
relacionarse con su propio pasado y con otras culturas, como la griega. Las
referencias a la Ilíada no carecen de
importancia simbólica.
Todo ello es aglutinado por el
autor de manera muy natural, sin descripciones farragosas, sin abrumarnos con
demasiados detalles que nos frenen el desarrollo de la acción. Es una buena novela
de aventuras, con movimiento ágil y que,
aunque ubicada en una época histórica, y sin romper los lazos con lo que se
sabe que sucedió, se mueve con la libertad necesaria para que disfrutemos sin
interrupciones ni lecciones de historia. La obra se cierra con un pequeño hueco: hay
algunos cabos que quedan en el aire, discretamente dispuestos a una posible
continuación, que no sería de extrañar.
Sin embargo, y a pesar de sus logros evidentes, habría que
anotar algunos puntos mejorables, en cuanto a la narración en sí: quizás adolezca de ciertas ausencias, a concretar en una posible continuación; el nombre de Tartessos, citado en el título, apenas es tratado en la historia
salvo como una referencia del pasado y con tintes oníricos. Es un tema muy
atractivo precisamente por su misterio, como la Atlántida: es un reino que roza
lo mítico por la ausencia de datos fiables. Y en ese punto sería muy bien recibido
un desarrollo posterior, aunque fuera exclusivamente fabulación ficticia.
En suma, una muy recomendable
novela de aventuras, que llena un hueco en la novela histórica -el de los
pueblos celtíberos- que pocos, salvo tangencialmente, han tratado de modo
novelado.
Arturo Gonzalo Aizpiri, (Madrid 1963), doctor en Ciencias Químicas, ha desarrollado su carrera profesional alternado actividades públicas y privadas en el campo de la energía y del medio ambiente. Actualmente trabaja en una gran empresa energética española. Su pasión por la historia lo ha llevado a escribir El heredero de Tartessos, su primera novela. Ha publicado tambien diversas traducciones, destacando recientemente la del libro de Charles Chaplin, Mis andanzas por Europa, en la colección El Periscopio de Ediciones Evohé.
Ariodante
Fecha: marzo de 2012
Colección: Evohé
Más datos: Nº pág.: 408, 23X15, rústica
ISBN: 9788415415060
Colección: Evohé
Más datos: Nº pág.: 408, 23X15, rústica
ISBN: 9788415415060
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