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26 marzo, 2013

VIENDO EL TIEMPO PASAR


LA MIRADA DE SATURNO
GUILLERMO GALVÁN
Ed. Evohé, 2012


Un buen título es aquel que engloba la esencia del texto al que precede. Puede hacerlo de manera con una larga y detallada explicación, o por el contrario, concentrarse en pocas palabras, capaces de motivar distintas lecturas. Este es el caso de La mirada de Saturno, novela publicada por primera vez en 1998 y galardonada con el premio Tiflos en 1999 y ahora, en edición revisada, se publica por cuarta vez, tras las ediciones de la ONCE, Brand y Booket, y por vez primera en formato e-book, de la mano de Evohé Ediciones.
Saturno es el equivalente romano del Cronos griego, el dios que simboliza el Tiempo. ¿Algún concepto ha generado tantas interpretaciones, sugerido tantos mitos, provocado tantas metáforas o poemas como el del Tiempo? Saturno devorando a sus hijos, Zeus atacando a Cronos, haciéndole vomitar a los hijos devorados, desterrándole al Tartaro. La eterna tensión hijo-padre, la sustitución de unas generaciones por otras: El Tiempo, la Memoria, el Recuerdo…Y también la mirada. Los ojos como un arma, ojos que pueden expresar amor, miedo, odio, ira, la mirada de la Medusa mataba, según el mito griego. Y Perseo, dicen, usó el espejo de su pulido escudo para que el reflejo de los letales ojos de Medusa causaran la muerte del propio monstruo.
En esta novela, la Mirada de Saturno refiere, además, a un objeto de usos oscuros y legendarios, un objeto de culto, de poderes inimaginables, algo así como el anillo de Tolkien, que se transmite a lo largo de generaciones, se pierde entre las nieblas de la historia y es buscado por distintos caminos y con diversas intenciones, en general todas poco sanas y razonables.
Aunque el noventa por ciento de la narración ocurre en 1975, entre Madrid, Segovia y París, con algunos excursos a 1936 o a los años sesenta, hay tres capítulos que el autor introduce dando un barniz ancestral a la historia. Un primer capítulo a modo de explicación de cómo llega el misterioso objeto a Somosierra, otro capítulo sobre el Kabisuaar celtibérico, y el tercero sobre La Mirada de Sobek, el dios cocodrilo, en la Tebtunis egipcia. Estos excursos no los considero imprescindibles para entender la narración, y probablemente el relato de Ricardo hubiera podido funcionar perfectamente sin ellos, en mi opinión, pero están ahí, y quizás a otros lectores les sirva de apoyo informativo.
Ricardo Asensi, el protagonista de esta historia, se enfrenta con el distorsionado recuerdo de su padre, Carlos, y al mismo tiempo de su pasado, en una búsqueda desenfrenada, que le lleva a transitar por la frontera entre la razón y la locura. Tras muchos años viviendo con la muerte de sus padres como una terrible losa sobre su vida, ausente del cariño y ternura maternos, descubre que su progenitor no murió cuando ocurrió el accidente aéreo, sino mucho tiempo después, y en un psiquiátrico. Ese descubrimiento le perturba hasta el punto de iniciar un rastreo compulsivo de las pistas que pudieran llevarle a comprender qué había pasado en esos años, quien era, en realidad, su padre, y qué había pasado con su madre. Pero no es solo él quien sabe de la oculta existencia paterna, alguien más sigue sus pasos en la sombra, lo que a veces le lleva a situaciones francamente peligrosas. Ricardo se siente perseguido, vigilado, objeto de esa mirada que viene del pasado y que podría acabar con la vida que ha llevado hasta ahora.
Una trama cuyo telón de fondo son los días previos y posteriores a la muerte de Franco, días de inquietud y de inseguridad, pero que a Ricardo le traen sin cuidado, ya que la figura de su padre y el misterio que le rodea cobra una importancia vital, hasta el punto de identificarse con la búsqueda de ese Grial que suponía La Mirada de Saturno, el objeto cuya interpretación había perturbado a su padre hasta el punto de traspasar la frontera de la cordura, alejándose del mundo. Pero son sus ojos los que ven a Lucía, cuyo luminoso nombre y femenina presencia hace irrupción tanto en la vida final del padre como la del hijo, y el intercambio de miradas es un juego que lleva a otros juegos. Segovia, Madrid, París, Praga, Cuba…escenarios que se suceden y donde el autor va situando la acción.
Novela pues, de intriga, con fondo de la historia reciente española y europea, relatada con agilidad, corrección, y que despierta el suficiente interés como para leerla de una sentada. La portada, en la que un tramo de la acción se ve reflejada en la persecución nocturna, incluye esos ojos demenciales de Saturno devorando a sus hijos que Goya plasmó con fuerza en su pintura y que en la portada rivalizan con la luna, una luna brillantísima, que intuyo simboliza a Lucía, luz sin la que Ricardo hubiera caído en las sombras de la locura.

Guillermo Galván Olalla, (Valencia, 1950) periodista y escritor. Desde 2005 se dedica en exclusiva a la narrativa. Comenzó su tardía actividad literaria en 1998,  con la primera de sus novelas, La Mirada de Saturno, Tras ella, ha publicado El aire no deja huellas (finalista del Rodrigo Rubio 2001), Aislinn-Sinfonía de fantasmas (premio Río Manzanares 2002), De las cenizas (premio Felipe Trigo 2003), Llámame Judas (premio Alfonso VIII de la Diputación de Cuenca), Antes de decirte adiós (2009) y pasó diez años investigando y documentándose para escribir Sombras de mariposa (2010), que trascurre en el último tercio del siglo XI, y por la que ganó el premio Hislibris a la mejor novela histórica 2011.


Ariodante


21 marzo, 2013

UNA DE POLIS


See full size imageECHO PARK

MICHAEL CONNELLY



Policías norteamericanos, FBI, asesinos en serie, casos olvidados, muertes, armas de fuego, Los Ángeles y el detective Harry Bosch. Mezclen estos datos, revuélvanlos a modo de un cóctel, agítenlos con cierta lentitud y tendrán lo que es una buena novela.
Otra cosa sería hablar del género, porque el policiaco le queda corto y el negro largo. Se acerca mucho más al thriller que tan bien ejecutan ciertos escritores norteamericanos. En los que se detecta unos paralelismos que poco a poco van perdiendo frescura, como es el caso del asesino en serie, una figura que vemos con demasiada frecuencia, que el cine, libros, incluso series ha conseguido implantar en nuestro imaginario popular pero que a la hora de la verdad tampoco tiene un gran recorrido, como es el caso.

Connelly entra en esa trama pero al igual que se introduce con mucha facilidad también sale de ella del mismo modo. El escritor idea esta novela con un claro propósito y usa de semejante figura para enriquecerla, lo cual, tal vez sería mejor considerar como una exigencia editorial o de marketing, más que la que la propia obra pide. Pues la narración trata sobre un crimen irresoluto, que durante trece años ha dormido el sueño de los justos, sólo pendiente de que el detective Harry Bosch siguiera revisando una y otra vez el expediente, sin que tuviera avances significativos.
La dinámica policial es siempre de calado en Connelly, muy a la americana, hundiéndose en las raíces del género y ahí siempre lo ejecuta más que bien, no necesitando de más artificios que el propio talento narrativo para arrastrarnos tras una lectura que tiene momentos compulsivos, aunque el propio desarrollo de la trama se ocupa de alejarnos de ese tipo de lectura. ¿La pleitesía del mercado? Puede ser, responderíamos a semejante pregunta, aunque nunca podríamos afirmar o negar con total seguridad.

Quien se acerque a esta novela que no espere una prosa delicada y florida, más bien encontrará sencillez, rapidez y la búsqueda de un lenguaje que se pone al servicio de la trama y únicamente pretende exponernos los hechos. Tampoco se encontrarán grandes descubrimientos, tan sólo a un autor que sabe lo que hace, que ejecuta novelas para leerse sin cesar y que tras su lectura siempre recordaremos lo grato que ha sido el recorrido, sin que nos descubra otra realidad u otras referencias. Un buen título y un buen autor, quédense con eso.

Sergio Torrijos

DATOS TÉCNICOS:

349 páginas
ISBN: 978-84-96791-60-2
ROCA EDITORIAL
Fecha de publicación: 2008




13 febrero, 2013

JUGANDO AL BACARRÁ


BACARRÁ

ÓSCAR URRA


Tercera entrega de Óscar Urra y su emblemático detective privado Julio Cabria. Al contrario de la lógica el autor ha elegido un nuevo modelo, un formato más continuista, es decir, mismos personajes, mismo espacio y una trama que enlaza con los anteriores títulos de la saga. Ahora me preguntó si continuará con sucesivas entregas o Urra da por terminada la trilogía.
El listón se ha ido elevando en las obras anteriores y Bacarrá aún lo eleva un poquito más, aquí la prosa de Urra deslumbra, luce como nunca y sobre todo se nota ese poso de madurez y de saber hacer que dan tener dos novelas a las espaldas. Ya no sorprende el autor y ahora lo que nos muestra tiene momentos de auténtica delicia, como el primer capítulo, una obra de arte.

De todas formas a lo largo de la novela se van mostrando buena parte de su fino sentido literario:
“Los dados no tienen ni tendrán la gracia de las cartas, meditaba Cabria esquivando turistas borrachos por la Cava Baja a las tantas de la madrugada, de retorno a su morada. Los dados son veloces, atolondrados y dependen de la suerte o de la trampa, como un pícaro del Siglo de Oro, mientras que el naipe es espiritual, volátil y traicionero, como un personaje de Shakespeare, aunque ambos hagan un ruido delicioso sobre el tapete; unos, a cráneos dulcemente entrechocados; otros, a resuello cercenado. En la mano, la carta es fría y el dado cálido. El dado va desnudo y hay que cubrirle; la carta va vestida, y hay que desnudarla. Al caer, el dado se hace el muerto, mientras que la carta mata. El naipe es un cortesano renacentista, el dado un legionario romano; el dado es plebeyo, la carta patricia; uno es el ying, otro el yang; y así hasta el infinito, o hasta mi portal....”Pag. 61.
Entre las líneas del texto aparece, cómo no, todo el arte y la imaginería de los juegos de azar, como ha sido el ejemplo anterior y el siguiente:
“Quería ver claro de una vez y librarse de la maldición que últimamente le perseguía: ganaba casi sin querer, jugara a lo que jugara, y, como todo jugador sabe, una racha demasiado larga, buena o mala, engendra desgracias, viola la dinámica secreta de la lógica timbera, te marca ante los demás y ante uno mismo como un raro y un indeseable de los tapetes.” Pag. 91
.
En este fragmento aparece uno de los elementos que más valoro en el escritor madrileño y es su fino sentido psicológico, no se juega para ganar, al menos no siempre, se juega por el vicio de jugar e incluso, como se destaca en el fragmento, ganar siempre puede acarrear un problema, pues la suerte y la desgracia caminan de la mano, algo que es tan cierto como que ésta es una buena novela.
Otra de las características de Urra como escritor son los personajes que crea y su mundo propio. Son personas solitarias, frías, ensimismadas en su mundo con claro oscuros, en algunos con grises y en otros con negros. Trabaja muy bien el escritor ese ambiente, un tanto claustrofóbico, cerrado, tan opaco como una timba de las que acostumbra a describirnos y aunque pueda parecer que con semejante ambientación sus novelas no sean de sencillo tránsito no lo es, su mundo se abre con una facilidad que asombra y nos ofrece ese ambiente canallesco tan animoso.
En resumen un buen colofón para la trilogía, un verdadero soplo de aire fresco a la novela negra hispana y también una invitación a un mundo nocturno, variopinto, estrafalario, jugador y apostavidas que tan bien viene para los lectores. Si le sumamos una prosa contundente y de calidad ya tenemos una serie de novelas de lo más destacable. Toda una invitación a la lectura y al disfrute.


Sergio Torrijos

DATOS TÉCNICOS:

212 páginas
 ISBN: 978-84-15065-09-8
 EDITORIAL: SALTO DE PÁGINA
Fecha de publicación:  2011



28 enero, 2013

MIRANDOSE AL ESPEJO


LOS ESPEJOS TURBIOS

RAFAEL MARÍN



Un asesinato, en pleno Cádiz, que no tiene misterio pues se sabe la autoría del mismo y sólo es preciso investigar el móvil y la identidad de la víctima. Será esa investigación la que marque el hilo argumental de la novela. Usando la técnica de novela policíaca tradicional a la que se han cambiado los elementos aunque en el fondo es el mismo juego.
En el prólogo se habla sobre un noir cañí, no estoy de acuerdo con ello, es un noir, eso sí, pero no cañí, más bien lo consideraría un noir gaditanni y de esa procedencia lo debe todo. Será una novela policíaca, negra o como se quiera, pero gaditana al máximo. La ciudad, los personajes, la propia idiosincrasia de su gente, su propia manera de pensar y sobre todo de actuar, incluso su humor que destila por toda la novela, todo es gaditano. Es más me recuerda a una frase de una bulería de un señor que en un Triptico Flamenco le dedicaba un LP a Cadiz y decía “esa gracia fina que tienen en Cai...”
Me sorprende encontrar a semejante autor, no había leído nada suyo, un pedazo de escritor, con todas las letras. Tiene un estilo muy propio, tan personal que es inconfundible, una magia muy propia para describir situaciones, una visión crítica de su entorno y una mirada muy aguda sobre el género humano, sirva como ejemplo:
“......no era una rebelde familiar porque el mundo la hubiera hecho así, sino porque quería hacerse un mundo de otra forma, y seguro que había aprendido pronto cuáles son los resortes que mueven ese mundo, tan sencillo como que todo pasa por la bragueta y por la entrepierna.” Pag. 192.
La novela tiene tintes muy clásicos, el autor parte de lo tradicional y luego lo pasa por el tamiz de su entorno, Cadiz y puro Cadiz, le suma otro poquillo de guasa de aquellos lares y para completarlo le añade esa mirada tan personal hacia todo y todos lo que nos rodean, dando un cóctel muy sugerente, plagado de diversión, pues no hay un momento que no te provoque una carcajada o una sonrisa, repleto de localismos, tan bien hechos y elaborados que las explicativas definiciones del final no son precisas, en lugar de excluir acaban por formar parte de tu vocabulario, de lo que doy fe personalmente.
Un buen ejemplo de esos toques clásicos con pizquita gaditana:

“Aprovechó entonces Torre para cambiarle el agua al canario y, en aquella postura, mirando la pared de cerámica con dibujitos de barcos y diosas griegas, un andoba se le acercó y le susurró al oído que tenía anfetas, coca, éxtasis y crack, que si le interesaba. Torre se subió la cremallera, se arremangó las mangas, se volvió hacia el nota y le dio dos hostias y lo tumbó de espaldas. Lo cogió en vilo, lo sentó en la taza de uno de los váters y le sacó de los bolsillos del chaqué las papelinas y pastillitas y las tiró por el desagüe. Luego se lavó las manos y lo dejó allí, con una mosqueta enorme en la nariz que le estaba poniendo perdida la camisa con chorreras, como si tuviera claveles brotándole a la altura del pecho. Normalmente a Torre le importaban tres carazos que la gente se drogara, se pinchara, se diera por el culo o se dedicara a coleccionar sellos, pero le entró de pronto esa picá, se le había acabado la paciencia, se le había puesto mala leche y no sabía por qué, exactamente.” Pag. 161.

La novela no sólo es divertida y está bien escrita, sino que es interesante por mucho de lo que dice. Una vez comienzas, en eso tienen razón en el prólogo, apenas puedes dejarla y la terminas si no de una sentada de dos.
La editorial Ajec no había hecho acto de presencia en el género policiaco y hay que darle la enhorabuena, porque es apuesta arriesgada, en busca de la calidad y sobre todo atrevida, no sólo por los tiempos que corren, sino por editar un libro que evidentemente gusta al editor. Algo que tiene mucho mérito. Su entreé en el género ha sido de categoría y le rogaría que prosiguiera editando este tipo de novelas y de esta forma, los amantes del género negro se lo agradecerán.
Recomiendo fervientemente esta novela. Es un soplo de aire fresco a la novela negra nacional, ya de por sí de alto nivel, y que esta obra lo eleva un poco más. No me hago a la idea de nadie que no sea capaz de disfrutar esta novela, es más, arriesgaría a decir que gustará a casi todo el mundo. No lo duden, recordarán esta novela si no por su contenido o por su trama sí por su sabor salino y el olor a Cádiz.
Ha sido todo un placer tener la posibilidad de reseñarla.


Sergio Torrijos


DATOS TÉCNICOS:
282 páginas
ISBN: 978-84-15156-45-13
 EDITORIAL: AJEC
Fecha de publicación:  2012



¡Sálvese quien pueda! - Andrés Oppenheimer

¡Sálvese quien pueda! El futuro del trabajo en la era de la robotización. Oppenheimer siempre me ha llamado la atención, si bien no he sid...