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22 junio, 2012

SHAKESPEARE EN VERANO


EL SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO
WILLIAM SHAKESPEARE

Uno de los momentos en que más maldigo la suerte que me hizo nacer 15 años antes de lo debido es cada vez que me enfrento a mi total incapacidad para aprender inglés. Si me hubieran obligado a estudiarlo desde pequeña en el cole, como me pasó con el francés, probablemente ahora sería capaz de desenvolverme con él como con la lengua de nuestros vecinos, es decir, podría mantener un mínimo de conversación y leer cosas no muy complicadas. O muy complicadas, porque es seguro que  el inglés, dado el uso actual de la lengua de la pérfida Albión, lo habría practicado, no como el francés.
Pero esa es la situación actual. El inglés solo lo domino si es bajito y se deja, cosa que pasa en muy contadas ocasiones, por no decir ninguna. Y eso me fastidia mucho. Sobre todo cuando leo alguna obra importante  para mí  y que me gustaría poder saborear directamente de la pluma de su autor,  no dependiendo de intérpretes.
Eso es lo que me pasa con el libro que vengo a comentar hoy. Esta pequeña obra, salida de la pluma del cisne de Avon, me ha acompañado durante muchos años, más de 30, desde que la representé por primera vez en un teatro y cobré por ello. Eran otras épocas y los pequeños grupos teatrales, básicamente formados por estudiantes, podían moverse por los teatros de los pueblos, funcionar y tener un repertorio mínimo.
Desde entonces, desde que la conocí en profundidad, he pensado que debe perder mucho con la traducción. Al estar escrita en verso, toda la musicalidad se pierde. Giros y dobles sentidos deben quedar diluidos en el sentido lógico de cada frase. Debe ser una verdadera pena, porque incluso traducida al castellano, podemos ver el gran talento de ese escritor inglés que mezcló en ella  romance, enredo y fantasía, con grandes dosis de humor.
Es curioso ver como Shakespeare ambienta su cuento fantástico en Atenas. Una tierra tan lejana y exótica para un inglés del siglo XVI como para nosotros hoy día la amazonia o Tailandia. Quizá más todavía. En esta, para él lejana ciudad, cuna de todo la cultura y el conocimiento, el  autor nos sitúa la víspera del solsticio de verano, noche en la que el mundo de las hadas se funde con el de los mortales y los hechos más insospechados pueden ocurrir.
Y como es lógico pensar, ocurren.
Al día siguiente, el primer día del verano, van a celebrarse las bodas del duque de Atenas, Teseo, con Hipólita, reina de las amazonas. Esa noche, Hermia, una joven a la que su padre obliga a contraer matrimonio con un hombre al que desprecia, y  Lisandro, su enamorado, huyen al bosque cercano a la ciudad. Buscándola acude su prometido Demetrio, junto a su mejor amiga Elena,  que la ha traicionado para conseguir los favores del futuro consorte despechado.

En el mismo lugar y la misma noche, una compañía de actores decide ensayar su obra. Al día siguiente, en las bodas del duque representarán el drama de Príamo y Tisbe, y para que nadie los sorprenda antes de tiempo huyen de la ciudad y se refugian entre la floresta.
Entre los mismos  sagrados árboles que dan sombra a una fuente, Titania, reina de las hadas va a hacer sus ofrendas al solsticio junto a su corte. Esa misma noche, Oberon, rey de los duendes, con el que está enemistada por la posesión de un bellísimo paje, planea con la ayuda del travieso y rápido Puck la forma de arrebatarle el doncel a su esposa.
Entre las sombras amables  juegan las hadas, ensayan los actores, duermen los amantes y una delicada flor expide sus jugos para que sea difícil distinguir sueño de realidad, amor de pasión, certeza de hechizo.

Shakespeare, en su momento autor de moda, recibido por los más altos personajes y cuyos sonetos se vendían y se  copiaban por toda Inglaterra, fue un maestro del lenguaje en todos sus aspectos, eso es de todos conocido y no voy a hacer un comentario sobre eso. Pero si voy a incidir en algo que para mí es básico en un escritor y que ya he comentado muchas veces: los personajes.
Sus criaturas tienen la fuerza de la pasión que este inglés ponía en todos sus escritos y así todos los personajes son capaces de desarrollar en muy pocas líneas unas personalidades definidas y únicas que, aunque en ciertos momentos resulten un poco exageradas, en una obra como esta, irónica, absurda y divertida, no acusan para nada un grado de histrionismo que podría resultar cargante.
Este autor, además tiene la peculiaridad de destacar de una forma notable a sus personajes femeninos, sobre todo en esta obra. Las tres mujeres protagonistas, cuando están presentes eclipsan con facilidad a los personajes masculinos, aunque sean estos los determinantes para el desarrollo de la trama.
Los ingredientes están listos. De la mano maestra del genial poeta nos deleitamos con un plato lleno de un humor exquisito, de una poesía preciosa y delicada como el ala de un hada, y de una serie de situaciones enrevesadas, traviesas y festivas, que hacen de esta comedia fantástica un prototipo de diversión elegante, llena de matices y de ironías en cada uno de sus personajes.

Esta pieza es perfectamente recomendable para quien se quiera introducir en las obras de este autor, ya que su agilidad, y su tono festivo la hacen de muy fácil lectura. Eso sí, como siempre, recomendar una buena traducción para aquel que no tenga la suerte de poder leerla en su idioma original.
PD: A los que os sea arduo leer a Shakespeare pero no os importa verlo en la pantalla, hay una extraordinaria película de 1999, dirigida por Michael Hoffman. También está la gran versión que la Lyndsay Kemp Company grabó. Un verdadero disfrute para los sentidos.

 Ángeles Pavía


31 marzo, 2008

Los árboles mueren de pie - Alejandro Casona

Los árboles mueren de pie es una obra de teatro fabulosa, la más conocida de Alejandro Casona. A partir de una acción que se desarrolla en una institución de carácter filantrópico, el espectador es testigo del choque violento que se produce entre dos valores frecuentes en su teatro como son fantasía y realidad, con el triunfo, en esta obra, de la última. Una obra que pasa por la emoción, la risa, la ternura y el drama. Creador de tipos, el de la abuela tiene toda la fuerza de los personajes trágicos y constituye el elemento central de la obra.

Debí leer este libro durante el liceo y la verdad es que nunca volví a verlo hasta que lo encontré en la parte de la biblioteca de mi casa donde guardo los libros de la escuela elemental y el liceo. Lo encontré y recordé la sensación que me causó leerlo por primera vez (debo confesar que en esa época de mi vida leer no era una de las actividades que más me interesaban, en realidad no me gustaba para nada, gracias a Dios esto cambió al poco tiempo). Curiosamente, esta obra de teatro me fascinó, desde el primer momento me llamó la atención y me atrapó, sorpresivamente, una hora más tarde, la había terminado. Esto me causó una sensación extraña, por un lado me aliviaba haber terminado la primera parte de mi tarea; por otro lado, tenía la sensación de haber aprendido algo muy importante, aunque no sabía bien por qué debía haberlo hecho a esa edad (15 años); finalmente, me sentía agradecido por haber tenido la posibilidad de que me exigieran ese librito.

Alejandro Casona nos habla de la vida, de los sentimientos, de las relaciones humanas, del valor de vivir y la posibilidad de darle sentido a la vida (un poco de la mano con el fundamento de la logoterapia, si se puede). Me parece una obra muy recomendable, corta, muy fácil de leer. Te la recomiendo. Finalmente, debo decirte que existe una película argentina que representa esta obra, y es realmente muy buena, ya que se representan muy bien las emociones y sentimientos que, a mi parecer, Alejandro Casona desea resaltar en su obra.

Nuevamente, te recomiendo que disfrutes de esta obra teatral.

Te dejo este link, por si quieres buscar más información acerca de Alejandro Casona: http://www.alejandro-casona.com/.

Espero tus comentarios. Que lo disfrutes.

11 junio, 2007

La casa de Bernarda Alba - Federico García Lorca

Escrito por Marcos Carlos Carbajo

De Coro de Babel – El portal de la cultura y de la ciencia

LA CASA DE BERNARDA ALBA

La Casa de Bernarda Alba, obra de teatro en tres actos, perteneciente a Federico García Lorca posee un argumento que puede resumirse de la siguiente manera:

Luego de la muerte de su marido, Bernarda Alba, impone riguroso luto a sus cinco hijas. La hija mayor hereda una fortuna arriba a la casa un pretendiente. Como resultado, se desencadenan celos y pasiones entre los habitantes de la casa condicionando un final trágico en el que la hija menor muere al no querer doblegarse a la voluntad de la madre. Al finalizar la obra, Bernarda afirma que su hija ha muerto virgen y ordena silencio.

Como podemos observar la frustración amorosa es una constante en la obra. Otra constante es la rigidez de los esquemas familiares. De hecho, el conflicto se desata cuando uno de los habitantes de la casa no quiere someterse a esos esquemas.

La casa se presenta como un lugar de malestar para los personajes que viven intramuros en un círculo cerrado. La casa es una suerte de convento en la que sus integrantes participan de un juego de tensión y de odio en el que se espían mutuamente.

Dentro de los temas tratados en la obra contamos los siguientes: el tema del destino trágico, de la opresión sufrida por la mujer, predominio de una moral conservadora obsesiva, clasismo de una sociedad altamente jerarquizada, autoritarismo, importancia de las apariencias, sensualidad, odio, envidia, hipocresía e injusticia social. Nos dice José Monleón: "Con La casa de Bernarda Alba, el determinismo simbólico era inevitable. Al margen de sus escenas, la figura de Bernarda, madre terrible, represión y silencio, debía convertirse en el blanco de todas las miradas, en el centro del laberinto lorquiano donde luchan la autoridad y el instinto, lo que se dice a gritos y lo que no se puede decir. Bernarda, espejo en el que choca la sexualidad reprimida de sus hijas, se levanta como la gran protagonista de la obra, en el sentido de que impone sus lecturas alegóricas."1 Es innegable reconocer el alto grado de representación de la realidad española que posee esta obra.

Marcos Carlos Carbajo – Email: corodebabel@gmail.com

Web: Coro de Babel – El portal de la cultura y de la ciencia

1. MONLEÓN, José: "El teatro, la casa y Bernarda Alba" en Cuadernos Hispanoamericanos Número 433-434. Página 381.

¡Sálvese quien pueda! - Andrés Oppenheimer

¡Sálvese quien pueda! El futuro del trabajo en la era de la robotización. Oppenheimer siempre me ha llamado la atención, si bien no he sid...