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30 marzo, 2013

CRISTIANISMO Y LITERATURA


ENTREVISTA A JAVIER GARCÍA GIBERT
"En parte el cristianismo es un
éxito de la literatura"

Hablar con Javier García Gibert de su libro “Sobre el viejo humanismo. Exposición y defensa de una tradición” (Marcial Pons, Madrid, 2010) es sentarse frente al espejo del ser humano al desnudo. Sociedad, política, religión, ciencia, filosofía; todo desde un prisma que nos recuerda que otra realidad -también otra realidad interior- es posible. “Para llegar a ser hombre no basta con nacer hombre. Ya lo dijo Píndaro, llega a ser el que eres, el que de verdad tienes la potencialidad de ser. Llega a ser un hombre. ¿Uno nace y por el hecho de nacer ya tiene todos los derechos?, -se pregunta a sí mismo el autor-. No, -se responde-. Llegar a ser hombre es la meta. No puedes creerte con derecho a todo sin haberte currado nada”.

Sobre el viejo humanismo es un ensayo que repasa, desde la antigua Grecia hasta el siglo XX, la tradición humanística. Desde Platón, Cicerón, San Agustín, Dante, Petrarca (el primer humanista moderno), Montaigne o Erasmo hasta las reflexiones humanísticas del siglo XX; a través de la descripción de los rasgos esenciales de esa tradición, y de los movimientos que, falsamente, se han apropiado del nombre y han traicionado la idea, su autor recuerda la existencia del canon humanístico por encima de los nuevos ‘humanitarismos’ que ahora lo desvirtúan.

Su libro se titula “Sobre el viejo humanismo”. ¿Qué es el viejo humanismo?
Es la tradición de una larga sabiduría -no es ciencia ni filosofía, es sabiduría vertida por escrito para el ennoblecimiento ético, estético y espiritual del ser humano. Aunque recibe una importante savia catalizadora de la tradición judeo-cristiana (a ello dediqué mi anterior libro Con sagradas escrituras. Diez ensayos de literatura bíblica), los orígenes del “viejo humanismo” están en la cultura grecolatina.

¿Qué defiende esta tradición?
Lo primero que defiende es una premisa: la libertad de juicio, la necesidad de pensar libremente; por eso se aleja de lo políticamente correcto, de las instituciones, de las universidades, de los teólogos o de los científicos. Ya lo dijo Sócrates a través de Platón, los conocimientos científicos no tienen nada que ver con la mejora ética del hombre. Tampoco sirven de mucho las ideologías, que son poner un uniforme prestado e igualador a las ideas. El viejo humanismo se centra en el ser humano y clama por el autoconocimiento; los humanistas no dan tanta importancia a los hechos exteriores como a los interiores

Dicho esto, son varios los principios en los que se fundamenta el viejo humanismo, pero como punto de partida yo hablaría de sus presupuestos antropológicos: dignidad del hombre y libre albedrío. Dignitas hominis  y miseria hominis, es decir, todo ser humano es un ser de dos caras complementarias: nobleza y miseria, potencialidad infinita y limitación evidente. Como decía Pico della Mirandola tenemos el libre albedrío para elevarnos hasta lo angélico o descender hasta lo animal. Porque la condición de ser humano hay que trabajársela, no viene adquirida. Elegimos.

Sin embargo, hoy en día, con los nuevos ‘humanitarismos’ las miserias parecen siempre circunstanciales, vienen de fuera y culpamos al contexto; el hombre es bueno y la civilización lo ha hecho malo, eso es muy rousseauniano. Las miserias pertenecen al ser humano y debemos aceptar lo que el ser humano tiene de limitado, de miserable. No es exactamente la culpabilidad como concepto judeocristiano, es sencillamente aceptar nuestra condición.

Ha mencionado la tradición judeo-cristiana. ¿Hay humanismo en el cristianismo?
En el Antiguo Testamento no tiene cabida el humanismo como tal, ya que el hombre no es el centro, sino Dios. Sin embargo en los textos bíblicos del Nuevo Testamento sí se vislumbra. “El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado” (De la Buena Noticia de Jesús de Nazaret San Marcos 2,23-28). Esto ya es algo humanista. O la afirmación de que “Lo que entra por la boca no hace impuro al hombre, sino lo que sale de la boca” (Mateo 15, 10-20). Es en el interior donde están la bondad y la pureza, y esto sí es humanista; es lo que el hombre lleva dentro lo que le va a salvar o le va a condenar.

¿Qué tienen en común la tradición cristiana y la tradición humanista?
Principalmente comparten el componente estético, aunque también existen otras similitudes. Todos los humanistas escriben muy bien, y La Biblia contiene obras maestras desde el punto de vista literario y humano. El estilo no es sólo estética, es ética; esto ya lo decía Cicerón. Escribir bien es una responsabilidad.

En La Biblia, por ejemplo, “El libro de Job” es de una potencia casi Shakesperiana. La historia de Saúl, el primer rey judío, es una tragedia increíble; o las tres mujeres bíblicas, Ruth, Esther y Judith, que son tres arquetipos de mujer. Y lo que hay de poesía en algunos profetas, en algunos salmos, como el 137, o en los evangelios.

Los textos bíblicos son muy cálidos, incluso más que los griegos o los latinos, más cercanos que la Ilíada. La diferencia es que en el caso del cristianismo, los evangelios están tan mediatizados por las interpretaciones a veces en exceso rutinarias que es casi imposible leerlos con ojos nuevos, pero son historias alucinantes. Gran parte del sorprendente éxito de una secta como la de los cristianos son esos textos. En parte el cristianismo es un éxito de la literatura. 

¿Qué más cruces de caminos existen entre ambas tradiciones?
El cristianismo y el viejo humanismo comparten ciertas posturas “opuestas” a las que defienden los nuevos humanitarismos. Estos hablan de libertad a todas horas, mientras los humanistas hablamos de libre albedrío, que es un concepto teológico católico. Dios no ha dado ninguna naturaleza sino la libertad interior para actuar, para elegir un camino: la libertad de condenarse y salvarse. Es la libertad que nadie te puede quitar.

Actualmente en la sociedad se habla de libertades públicas y libertades exteriores, pero que no se nos escape un detalle importante: un hombre con plena libertad exterior puede ser un esclavo interiormente. En la sociedad actual nada parece venir del interior, es más, todo son derechos y se nos llena la boca con esta palabra como en un constante acto de rebeldía, porque se piensa que el derecho lo tengo yo y la obligación me viene de fuera. ¡Es al contrario! En realidad la obligación sale de dentro y el derecho te lo conceden. La obligación no es una losa, porque ¿qué ennoblece al ser humano, la exigencia de un deber o la ostentación de un derecho? Es el deber lo que te ennoblece, eso lo tenían muy claro los viejos humanistas, que nunca hablaban de derechos, sólo de aspiración y necesidad de justicia.

En la tradición humanista lo importante son los deberes, sin embargo los humanitarismos sólo nos hablan de los derechos.  

¿Shakespeare era humanista?
No. Shakespeare es, a su pesar, un agente de la disolución. La literatura humanística está hecha para consolar pero sin engaños, llevándonos por los cauces de superación, de las dudas, de las frustraciones que todos tenemos. Shakespeare no te consuela, Shakespeare te deja a la intemperie. A mí me parece un genio porque está libre de todo, pero también lo está de la tradición humanística. Él comenzó a disolver una tradición y abrió el mundo a la modernidad.

Cervantes, por ejemplo, era un gran humanista. Y San Agustín, quien hablaba de conocer a Dios dentro de ti mismo, y si no te conoces a ti mismo no vas a conocer a Dios, porque Él está fuera, no está dentro. Ese autoconocimiento es absolutamente humanista.

Dice que Shakespeare abrió el mundo a la modernidad. ¿Ser humanista es ser conservador?
Sí, si bien ser conservador no implica no evolucionar, ser conservador es conservar lo valioso y discriminar lo esencial y permanente de lo accesorio y de lo superficial. La noción de progreso empieza a surgir a partir del SXVI o XVII con los avances científico-técnicos y se entroniza en los siglos XVIII y XIX, pero para el viejo humanismo este progreso exterior –que es admirable desde un cierto punto de vista- no tiene demasiado interés. Lo importante no es el común progreso exterior sino la perfectibilidad singular de cada individuo; y esta capacidad de perfeccionamiento no se transmite de generación en generación, es tarea de cada uno a lo largo de su vida.

Maria Luisa Lucas
(peridista independiente)

01 febrero, 2013

ANDRES FERRER: SOÑANDO CON ÁRBOLES


ENTREVISTA A ANDRÉS FERRER TABERNER

AUTOR DEL LIBRO DE ÁRBOLES, NUBES Y SUEÑOS




Hoy os traigo una entrevista muy especial para mi. Una entrevista a un hombre entrañable, muy querido por quienes le conocen y están a su alrededor. Un caminante incansable, a la antigua usanza, con su mochila a la espalda y preparado siempre para recorrer nuevas sendas y disfrutar del paisaje que le rodea así como de las gentes con las que se para a habar y aprender algo de ellas, de sus costumbres, de su hospitalidad, de sus sueños.  

Andrés Ferrer Taberner ha realizado en solitario todos los caminos de España que van hacia Poniente. Caminante impenitente, el autor del libro De árboles, nubes y sueños. El caminar de un peregrino a Santiago ha participado y organizado ciclos culturales en la montaña, aunando el senderismo con el conocimiento, en línea con la Institución Libre de Enseñanza. Ha sido, además, profesor de Historia del Arte y se define como un «poeta del pensamiento libre, un gran observador y divulgador que investiga, explora y transmite con ilusión, describiendo todo aquello que ve, más allá de la mirada, convirtiendo al lector en compañero cómplice de sus andanzas entre nubes y montañas».

De árboles, nubes y sueños es una suerte de ‘road movie’ novelada, iconoclasta, irreverente, lírica, épica y libre como su autor. Difícil de clasificar, al no sujetarse a género alguno, salta de la historia a la comedia, de la geografía a la poesía y del arte al relato, pasando por el ensayo.


Sinopsis del libro:

Esta obra es capaz de sumergirnos en un relato que nos llevará a lugares y paisajes que sólo se pueden vivir andando, por el Camino de Santiago o por cualquier otro camino de la geografía de este país que se abra en el horizonte. Un caudal de experiencias viajeras desgranadas en una crónica de imágenes llenas de afectos y risas, esfuerzo y vida.
Es ésta una suerte de roadmovie novelada, iconoclasta, irreverente, lírica, épica y libro como su autor. Deliciosamente incorrecta y difícil de clasificar al no sujetarse a género alguno, más bien cimbrea, muta y salta, en insolente vodevil, desde la historia a la comedia, de la geografía a la poesía y del arte al relato pasando por el ensayo. Todo ello sin perder un ápice de interés para quien decida iniciar este gran viaje caminando.
De recomendable lectura para todo aquél que hizo, hace o hará el Camino de Santiago. Y especialmente para quien no quiere hacerlo sino desde su imaginación, un camino que le trasnportará a un espacio de emociones del que no deseará volver hasta no haber llegado al final.

 FICHA TÉCNICA:

Título: De árboles, nubes y sueños
Autor: Andrés Ferrer Taberner
Editorial: Carena Editors
Primera edición, 2012
Encuadernación rústica con solapas
Nº páginas: 368
ISBN: 9788492932573


 ENTREVISTA

Vamos a hablar con él de El Camino Francés. Sus experiencias vividas en ese largo trayecto hasta el Campus Stellae aparecen plasmadas en el libro del que hoy nos va a hablar. Al final de la entrevista escribiré una pequeña semblanza sobre esta ruta, la más antigua de las que conducen a los peregrinos que van a visitar al Apóstol Santiago.

1.-  De árboles, nubes y sueños. Es el título de su libro pero ¿pueden ser estas tres palabras el resumen de su experiencia tras haber hecho a pie el Camino de Santiago?

A. F. T.-Para mí desde luego. Cuando di con ellas y las combiné supe que resumían mi viaje y mi estado de animo en él. Tanto los árboles como las nubes y los sueños -los míos, naturalmente- fueron el hilo conductor de mi andadura. Los duendecillos que mantenían mi corazón e imaginación despiertos y atentos a los prodigios de un viaje tan increíble como es hacer el Camino de Santiago andando.

2.- Don Vicente Blasco Ibáñez era también un gran viajero. ¿Ha influido en su afición las impresiones que nos dejó plasmadas de sus viajes el gran escritor valenciano?

A. F. T.- No. Quien más ha influido en mí, en la manera de sentir el paisaje al menos, ha sido la generación del 98, muy especialmente Antonio Machado. En cuanto a mi forma de relacionarme con las personas a lo largo del Camino -tanto con mis compañeros como con los lugareños cuyo trato frecuentaba-, ha sido el cine de Luis García Berlanga el que me ha marcado su impronta desde la infancia. Ahí sí que me siento muy valenciano. En mi manera de relacionarme con el prójimo suelo echar mano de un análisis irónico crítico y cariñoso a la vez, rasgo berlanganiano como pocos. El humor es una herramienta muy útil para conocer de verdad a la gente. Y sobre todo a uno mismo.

3.- ¿Por qué eligió el Camino Francés?.

A. F. T.- Porque es la ruta jacobea por excelencia, tanto por razones históricas como culturales en general. Además del Camino Primitivo (el que parte de Oviedo), por supuesto.

4.- Se define su libro como una obra iconoclasta, irreverente, lírica y épica. ¿Su autor se puede definir también de esta forma?.

A. F. T.-Yo diría que sí. Tengo una visión sobre la vida muy poética e irónica a la vez. Tanto que puedo incurrir en algún que otro exceso al respecto.

5.- ¿El viajero mira el Camino de Santiago de una forma distinta al Peregrino?

A. F. T.- Sí. Su punto de vista es más amplio. El viajero tiene la obligación de aportar una visión más amplia y universal. Y sobre todo más literaria.

6.- Un viajero se fija en todo lo que ve. ¿Qué fue lo que más le llamó la atención a lo largo de su recorrido?

A. F. T.- Pues en el control casi absoluto que tiene el paisaje en el estado de ánimo. Pesa mucho en las alegrías o penas del caminante. Incluso modela el propio monólogo que interiormente va manteniendo éste en sus largos ratos de soledad.


7.- Dice del Camino de Santiago que es un espacio de emociones del que no deseará volver hasta no haber llegado al final. ¿Tiene tanto embrujo como para hacer que uno siga hasta el último kilómetro aunque le falten las fuerzas?

A. F. T.- Sí, porque es un espacio de plena libertad en donde el viajero se desplaza en tres direcciones a la vez: en el geográfico, en el temporal (recorrido histórico y artístico) y en el personal (a través de los propios sentimientos y pensamientos que el Camino le va despertando). Por tanto, el peregrino o caminante se sentirá impulsado por esa energía interna que alberga el ser humano cuando está motivado o ilusionado de verdad y que es capaz de abordar cualquier empresa. Porque al final el Camino de Santiago es un sueño que hacen realidad los pies a fuerza de voluntad y convencimiento. Si el caminante a Santiago goza de esa energía, una ampolla en el pie -por muy mala pinta que tenga- le dará risa, puesto que la verá como una simple burbuja de aire adherida a su piel. En cambio, si carece de ese impulso del que hablo, una ampolla se le antojará tan dramática como una gangrena gaseosa al menos. Y abandonará. Al final, como casi todo en la vida, es cuestión de carácter.

8.- Y la acogida al viajero ¿Varía mucho de una Comunidad a otra?.

A. F. T.- No noté diferencia alguna. España sigue siendo hospitalaria en cualquier rincón, sea jacobeo o no.

9. - ¿Qué sintió al llegar a la Plaza del Obradoiro?

A. F. T.- Lo mismo que se siente en una noche de amor largamente acariciada: Un gran subidón y a la vez una paz indecible. Y también ganas de repetir, claro.

10.- Lleva ya recorrido medio orbe a pie o en bici. ¿Aún le quedan fuerzas para seguir disfrutando de su gran afición?

A. F. T.- Bueno, lo de medio orbe es muy exagerado, ya quisiera yo. Lo que sí puedo decir es que cada paso dado por mis piernas ha sido a conciencia, sintiendo el camino tanto en mis pies como en mi mente y corazón; ese debe ser el poso de los viajes andando.

11.- Después de la experiencia de haber publicado De árboles, nubes y sueños piensa plasmar sus reflexiones sobre alguno de los viajes que realizó en algún otro libro?.

A. F. T.- Mi próximo libro será de relatos cortos. Pero seguro que en un futuro no muy lejano habrá otro de narrativa de viajes.

12.- Quiero agradecer a este viajero incansable el hecho de haberme permitido dar a conocer a los que visitan mi blog sus experiencias.

A F. T.- Soy yo el que le agradezco la oportunidad que me ha brindado aquí para hablar sobre mi libro

Francisco Portela.

Fuentes: www.libreríadesnivel.com, www.arteguías.com, prensa.SGAE.es wikipedia.





25 mayo, 2012

KAFKIANAS


Conversaciones con Kafka 
Gustav Janouch


Conversaciones con Kafka es una obra peculiar. Recoge las conversaciones mantenidas entre 1920 y 1924 por el autor del libro (entonces un joven con inclinaciones literarias y artísticas) con Kafka. Esta extraña amistad nace de la relación laboral del padre de Janouch con Kafka (ambos eran funcionarios del Instituto de Seguros de Accidentes de Trabajo) a quien admira y respeta por sus opiniones y comportamiento. De este modo, Janouch tendrá acceso directo al despacho de Kafka los días en que acuda a visitar a su padre, observándole en su entorno laboral y acompañándole de vuelta a su casa en la Plaza Vieja. Según la relación se vuelve más estable, el joven acompañará a Kafka en alguno de sus paseos vespertinos.

Entre los estudiosos serios de la vida y obra del autor checo este libro no goza de excesivo crédito. Quizá se deba a que Kafka dejó un enorme corpus escrito en forma de correspondencia y diarios que ofrece una ingente información de primera mano sobre su vida y pensamiento. Otra importante razón es que las conversaciones que aquí se recogen aparecen desligadas de contexto, en muchas ocasiones como una acumulación de aforismos agrupados temáticamente. Que el copista de los mismos fuera un joven que sentía una gran admiración por su maestro pero que difícilmente tenía capacidad para reflejar de manera objetiva y alejada del tumultuoso espíritu juvenil, las precisas observaciones de Kafka, es otro argumento en contra de dar plena confianza a lo recogido en el texto.

En la propia introducción del autor se recoge otro hecho sorprendente que explica la diferencia entre la primera versión del libro, publicada por Max Brod, y la edición definitiva con nuevas conversaciones. Según informa Janouch, los párrafos suprimidos en la versión de Brod no fueron rechazados por éste sino que la persona que hizo las copias a máquina para enviarlas a la editorial, suprimió (quizá por ganar tiempo, o porque no eran de su gusto), numerosos pasajes. Las hojas que contenían estas partes hicieron su aparición años después en casa de Janouch, donde siempre habían estado guardadas sin ser consciente de ello. Se ha sugerido la posibilidad de que la adición en la edición definitiva haya sido "adulterada" para incluir reflexiones que puedan apoyar la tesis de un Kafka visionario, profeta de los desastres de la Guerra, el Holocausto o el Comunismo.

Dudas aparte, lo cierto es que este libro nos ofrece una imagen de Kafka algo diferente a la habitual pero, en esencia, totalmente acorde con lo que se sabe de él. Su gravedad y su seriedad a la hora de expresar sus opiniones, sus convicciones sobre el papel de la Literatura en la sociedad o su visión del judío de principios del siglo XX, alejado del gueto pero incapaz de hallar un lugar bajo el sol en el nuevo mundo que está surgiendo son una constante de su pensamiento a través de sus obras de ficción, diarios, correspondencia o estas conversaciones. .

Hay otras escenas que pueden resultar más sorprendentes, como las visitas a iglesias, a las que parece aficionado. Igualmente, Kafka se revela como un consumado conocedor de Praga, de sus recovecos y callejones, sus patios oscuros y los pasadizos más recónditos o la casa en que residieron pintores, políticos o músicos; todo ello le es familiar, como si fuera el cronista de la ciudad. También emerge un Kafka conocedor de la ciencia de su época; en las conversaciones utiliza símiles y metáforas tomadas de la mecánica de los fluidos, los fotones, etc. No parece que se trate, por tanto, de una persona totalmente entregada a sus reflexiones y a sus escritos, ajena del mundo y sus avances.

Esta imagen, que tanto ha distorsionado su figura, se suele ejemplificar con una entrada de su diario en la que coloca al mismo nivel un suceso trivial con la entrada de Rusia en la Primera Guerra Mundial contra Austria-Hungría. Por contra, el Kafka que aquí se nos presenta está muy pendiente de la actividad política de su época por el nacimiento de la República Checa tras el desmembramiento del Imperio Austrohúngaro, las corrientes sociales más extremas, las manifestaciones sindicales o, incluso, el movimiento sionista (su amigo Brod se presentaba a las elecciones por un partido que aspiraba a obtener un escaño por esta opción).

Pero todas estas corrientes sociales, políticas o ideológicas, producían un gran recelo y miedo en Kafka, no por los fines que perseguían, sino por lo que suponen de anulación del individuo. El Hombre, ese ser rico, con matices, capaz del bien y del mal por su propia elección, queda en un segundo plano por el peso de la masa que le instruye de modo que todo atisbo de pensamiento pasa a un segundo plano. Es la masa enfervorecida la que destruye la libertad del individuo imponiendo su propia Ley, su propia forma.

El pensamiento paradójico de Kafka lo abarca todo y corrige las apreciaciones apresuradas de su joven contertulio. Siempre un matiz, cuando no, una opinión en principio disparatada sobre las cuestiones más diversas, sean la Literatura, el Arte, la Vida o la Muerte, y todo ello con la precisión lingüística que le es propia. De este modo no se priva de corregir cualquier posible malinterpretación que de sus palabras pueda hacer Janouch (“El lenguaje es el ropaje de lo indestructible que hay en nosotros; un ropaje que nos sobrevive”).

Por las líneas del libro afloran detalles humanos de gran valor, como la información de que al tiempo que defendía judicialmente causas a favor del Instituto, sufragaba de su bolsillo la defensa jurídica del trabajador afectado, como forma de justicia equilibradora salvaguardando al mismo tiempo su lealtad al Instituto y a su propia conciencia.

Conversaciones con Kafka nos permite conocer la relación de Kafka con su compañero de despacho a quien respeta pese a la escasa simpatía que éste le profesa; también podemos llegar a comprender cómo su trabajo en el Instituto le causaba tanto malestar y rechazo pese a su desempeño siempre correcto e incluso ejemplar.
 
Las paradojas de Kafka están muy unidas a su característico sentido del humor que la imagen vulgarizada de su figura ha obviado totalmente en favor de un ser tenebroso y depresivo. Por contra, Janouch (igual que Max Brod) pone de manifiesto las numerosas ocasiones en que sus conversaciones terminaban en una carcajada, o al menos en el especial modo de carcajear que tenía Kafka.

Este libro no será de interés para aquellos que pretendan acercarse a conocer al autor checo, antes bien, les confundirá por su estilo meramente acumulativo y algo desordenado, así como por la seriedad de muchas de las reflexiones que en él se contienen. Para aquellos conocedores de la persona y obra de Kafka el libro puede ser un extraordinario contrapunto con el que disfrutar con cada una de las reflexiones que en él se contienen pues, aunque no hubieran sido pronunciadas por Kafka (al menos en su literalidad), éste las habría suscrito totalmente.


 GWW

Datos del libro
  • 13.0x20.0cm.
  • Nº de páginas: 354 págs.
  • Editorial: DESTINO
  • Lengua: CASTELLANO
  • Encuadernación: Tapa blanda
  • ISBN: 9788423328321
  • Año edicón: 1998
  • Plaza de edición: BARCELONA


02 febrero, 2012


ENTREVISTA A AMANDO LACUEVA

Autor de la novela La guerra del francés, La marca del traidor

Entrevista realizada por Galaico, publicada anteriormente en Melibro.com



Amando Lacueva (Hellín, 1960) es asesor fiscal en la Agencia Tributaria de Tarragona. Estudió Peritaje Mercantil en la Escuela de Altos Estudios Mercantiles de Barcelona. Pertenece a diversos grupos de escritores y participa activamente en varios foros literarios. Su primera novela, publicada en 2008, El triángulo vikingo (Mundos Épicos Grupo Editorial), es de corte fantástico y  trata sobre las deidades nórdicas y actualmente ya va por la segunda edición. En 2009, Hera Ediciones publica su segunda novela, El sexo sol, obra de ciencia ficción que trata sobre las profecías mayas. Este año verán la luz su poemario “En carne viva” y su cuarta novela “Red final”.

Galaico:  Le agradezco que me dedique un momento de su tiempo para esta pequeña
entrevista:

1-Le felicito por el éxito que parece va teniendo La guerra del francés. La editorial ya está preparando una segunda edición.

AL.-Esas son las últimas noticias que he recibido recientemente de la editorial. Todo  apunta a que el distribuidor solicita más ejemplares y éstos parece ser que se han agotado.

2-Uno de los supervivientes de esa barbarie cometida por Suchet contra la población, dice, en la introducción “que Tarragona y sus héroes claman un lugar en la Historia de esta patria desagradecida”. Entiendo que esta novela es un canto a la Memoria Histórica de los que dieron su vida defendiendo la ciudad hasta el último suspiro, a pesar de que sabían cuál era su fin.

AL.- Cierto. Suchet envió varios emisarios para que el gobernador, el general Juan Sénen de Contreras, entregara las llaves de la ciudad abaluartada, pero ni él ni el comandante en jefe de Cataluña, Luis González de Aguilar, el marqués de Campoverde, después de lo sucedido en Tortosa con el conde Alacha, tenían en mente entregarla. Resistir hasta morir, esa era la consigna, tal y como rezaba el lema de los migueletes de la ciudad “vencer o morir”. Muchos pudieron huir antes del asalto, incluso la dotación del ejército regular encargada de su defensa, elaboró un plan de fuga, pues sabían que sucumbirían ante los tropas imperiales, pero aún así, conociendo el final que les esperaba, la mayoría de la población, las milicias urbanas y los somatenes, prefirieron la muerte

3- Me llama la atención que, pese a los crímenes horrendos cometidos contra la población, casi diezmada ese fatídico día, he visto que se celebró en los días 24 y 25 de junio de este año el 2º Centenario de la toma de Tarragona por el sanguinario Suchet. Contradictorio ¿no?. Lo digo porque ante tal masacre no habría lugar a ninguna celebración.

AL.-Realmente lo que se celebró fue una conmemoración coincidiendo con el segundo centenario, para rendir homenaje a la memoria de los héroes que defendieron la plaza. No hubo celebraciones, pero sí actos que honraban las víctimas masacradas en el cobarde y brutal asalto perpetrado por las tropas al mando del general, luego mariscal, Louis Gabriel Suchet, Como ve, nada tiene de contradictorio, pues no fueron días de fiesta, al contrario, se realizaron diferentes conferencias, tertulias, exposiciones en numerosos museos de la ciudad, y actos de homenaje.

4-¿Por qué se ocultó tanto tiempo lo sucedido?. ¿Quedaba alguien tan mal parado si salía a la luz pública todo lo que pasó hasta el asalto final.

AL.-Es un poco largo de explicar y yo lo único que puedo hacer es comentarte mis impresiones, fruto de la investigación de casi dos años entre manuscritos y bibliotecas. Todo apunta a que el comandante en Jefe de Cataluña, el marqués de Campoverde, no deseaba pasar a la historia como el general que había rendido la plaza ante las tropas Bonapartistas, y menos, después de que el conde Alacha entregara Tortosa. Hay que tener presente, que Tarragona era el último baluarte de Cataluña que no estaba en manos francesas. Todos conocías la importancia de la ciudad, pues disponía de puerto, custodiado por la armada inglesa y se encontraba en un lugar estratégico, dado que impedía que Suchet avanzara hasta Valencia. El marqués, se pavoneaba por las calles de la ciudad diciendo a los vecinos a voz en grito, que Tarragona nunca sería entregada. Luego parece ser que se dio cuenta que no podía presentar batalla al mejor ejército del mundo, que en aquellos momentos reunió unas tropas para el asedio superiores a 30.000 hombres. Tanto el ejército regular, que desapareció con burdos pretextos, como el ejército imperial, tienen mucho que callar y esconder, unos, por cobardes y abandonar la plaza dejando a sus habitantes a su suerte, los otros, por las atrocidades y barbarie cometidas. No me extraña que nada de esto aparezca en los libros de historia. Es una vergüenza para ambos ejércitos. Solo apuntar que el marqués de Campoverde, fue juzgado por sus actos en Valencia tres años más tarde.

5-¿Hay alguna teoría, por lo que se deduce de la novela, de que hubo alguien o algún cúmulo de circunstancias que allanó la entrada de los franceses en la ciudad?

AL.-Existen muchas pruebas documentadas de que Tarragona fue traicionada y vendida al ejército de Bonaparte. Desde oficios de la Junta Superior de Cataluña, instando al gobernador a que buscara a los conspiradores y espías (algo que sabían muy bien pues tenían un agente de inteligencia en Paris que les había informado), como por la pérdida de diferentes fuertes exteriores que hablan de traición. Te podría enumerar muchos sucesos: como que el fuerte de la Oliva, una construcción exterior que costó 40M de reales de la época, con una dotación de 1200 hombres y 50 cañones de grueso calibre, fue tomado por la misma puerta de entrada al baluarte, dado que los franceses penetraron dando el santo y seña correctos. No obstante, el día anterior la ciudad apareció empapelada de folletos indicando el día y hora del cambio de retén. Esa es solo una muestra, luego podemos seguir con el bochornoso comportamiento de los defensores del arrabal (La ciudad baja), que se embarcaron y dejaron las murallas libres para que los franceses penetraran. O igualmente, el enorme problema que hubo con los rastrillos de las murallas, que todos se encontraban abiertos en el momento del asalto, lo que provocó que los defensores fueran sorprendidos por la espalda. No acabaría de relatar hechos de traición.

6-La Guerra de la Independencia fue una guerra en la que tuvo un papel importante el pueblo: por un lado la guerrilla que hostigaba al invasor y por otro personas anónimas que forjaron leyendas, tras salvar a pueblos y ciudades del invasor con sus heroicas actuaciones. Sin embargo no sabemos si en Tarragona hubo alguien a quien destacar por su valentía.
AL- En mi novela tengo como personajes secundarios a dos héroes de la ciudad, que combatieron valientemente. Uno es el teniente de migueletes Joaquín Fábregas, y el otro, una mujer, conocida por La Rosa, o la calesera de la Rambla. Ambos personajes de mi obra están basados en la vida de ambos, que por suerte, sobrevivieron al asalto.

7-Ya metiéndonos algo más en el libro, al leerlo, realmente parece que uno se remonta al año 1811.  Uno se hace a la idea de cómo era la vida de aquellas gentes, sus vestimentas, el ambiente en las tabernas, la vida cotidiana que se procuraba llevar pese a todo. ¿Costó mucho trabajo documentarse para acercarnos a ese año y que el lector se sintiera un personaje más de la obra?.

AL-Realmente ha representado un duro trabajo. Escribir una línea, en ocasiones representaba estudiar una veintena de manuscritos durante un mes para dotar al escenario de la mayor realidad posible. Desde buscar vocablos en desuso, hasta los juegos de los críos, pasando por las vestimentas de la época, las costumbres de los habitantes de la ciudad, la construcción de las viviendas, el mobiliario, las gentes que frecuentaban los figones, y un largo etcétera. Sin embargo el tiempo dedicado a la ambientación mereció la pena, pues creo que ha sido un gran logro, por lo menos, esos dicen muchos de mis lectores, que han quedado fascinados por la recreación de la cotidianidad de hace dos siglos.

8-Pese al carácter coral de la novela uno llega a sentir empatía por los personajes, ya fuesen de los llamados buenos o de los malos. El Jerezano, Ixart, el bueno y a la vez bruto de Mingo Prats. En fin, una larga relación de personajes pero muy bien dibujados sus rasgos. Trazar sus personalidades no debió ser una tarea fácil. Lo digo, además, por el equilibrio que veo en todos o casi todos ellos.

AL.-Cada escritor tiene su técnica. Yo estoy acostumbrado a construir una ficha de cada personaje, destacando sus rasgos físicos, sicológicos y sociológicos, lo que me permite mantener el perfil del mismo durante toda la obra. Lo que realmente trabajo, es su perfil sicológico. Me gusta que los personajes tengan vida propia y que se distingan por su comportamiento, luego que cada uno se imagine el físico que desee, pero lo trascendental es que mantengan una misma conducta ante diferentes situaciones y que el lector los pueda distinguir perfectamente por su forma de ser, por su forma de vestir y en último lugar, por su físico.

9-¿Hay algún personaje de La guerra del francés que tenga algo de usted?

AL.-Todos tienen algo de mí, yo creo que el autor es todos sus personajes, y desde luego, esta pregunta merece un extenso debate entre autores, pensadores y filósofos. Sin dudarlo, todos nacen del autor e imprimes algo tuyo en cada uno de ellos.

10-Al final de su novela viene una extensa bibliografía. Es una historia novelada, desde luego, pero casi se podría tomar como un ensayo. ¿Se podría decir que es una novela testimonio?

AL.-Está basada en diferentes crónicas, diarios de personas que sobrevivieron al asalto y un largo etc. Como ves, tengo dos narradores, uno en primera persona como testigo protagonista y el otro omnisciente, sí, sin duda pretende ser un testimonio de lo sucedido.

11-Este año salen a la luz dos obras suyas: un poemario y una novela de corte distinto. ¿La siguiente será una novela histórica o con esta se acabó su aventura en este campo?

AL.-Me gustó haber trabajado con el género histórico. Me he sentido cómodo y satisfecho. He disfrutado construyendo la obra, trabajando los detalles más ínfimos e intentando ser riguroso. Ha sido la primera, cierto, pero sin duda no va a ser la última, de hecho estoy trabajando en algo que verá la luz en 2013, y naturalmente, es histórica.

Muchísimas gracias por su atención en nombre de Melibro y  Opinion de libros, seguiremos al corriente de sus éxitos.

Galaico

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