RAFAEL MARÍN
Un asesinato, en pleno Cádiz,
que no tiene misterio pues se sabe la autoría del mismo y sólo es preciso investigar
el móvil y la identidad de la víctima. Será esa investigación la que marque el
hilo argumental de la novela. Usando la técnica de novela policíaca tradicional
a la que se han cambiado los elementos aunque en el fondo es el mismo juego.
En el prólogo se habla sobre un
noir cañí, no estoy de acuerdo con ello, es un noir, eso sí, pero no cañí, más
bien lo consideraría un noir gaditanni y de esa procedencia lo debe todo. Será
una novela policíaca, negra o como se quiera, pero gaditana al máximo. La ciudad,
los personajes, la propia idiosincrasia de su gente, su propia manera de pensar
y sobre todo de actuar, incluso su humor que destila por toda la novela, todo
es gaditano. Es más me recuerda a una frase de una bulería de un señor que en
un Triptico Flamenco le dedicaba un LP a Cadiz y decía “esa gracia fina que
tienen en Cai...”
Me sorprende encontrar a semejante
autor, no había leído nada suyo, un pedazo de escritor, con todas las letras.
Tiene un estilo muy propio, tan personal que es inconfundible, una magia muy propia
para describir situaciones, una visión crítica de su entorno y una mirada muy aguda
sobre el género humano, sirva como ejemplo:
“......no era una rebelde
familiar porque el mundo la hubiera hecho así, sino porque quería hacerse un
mundo de otra forma, y seguro que había aprendido pronto cuáles son los
resortes que mueven ese mundo, tan sencillo como que todo pasa por la bragueta
y por la entrepierna.” Pag. 192.
La novela tiene tintes muy
clásicos, el autor parte de lo tradicional y luego lo pasa por el tamiz de su
entorno, Cadiz y puro Cadiz, le suma otro poquillo de guasa de aquellos lares y
para completarlo le añade esa mirada tan personal hacia todo y todos lo que nos
rodean, dando un cóctel muy sugerente, plagado de diversión, pues no hay un
momento que no te provoque una carcajada o una sonrisa, repleto de localismos,
tan bien hechos y elaborados que las explicativas definiciones del final no son
precisas, en lugar de excluir acaban por formar parte de tu vocabulario, de lo
que doy fe personalmente.
Un buen ejemplo de esos toques
clásicos con pizquita gaditana:
“Aprovechó entonces Torre para
cambiarle el agua al canario y, en aquella postura, mirando la pared de
cerámica con dibujitos de barcos y diosas griegas, un andoba se le acercó y le
susurró al oído que tenía anfetas, coca, éxtasis y crack, que si le interesaba.
Torre se subió la cremallera, se arremangó las mangas, se volvió hacia el nota
y le dio dos hostias y lo tumbó de espaldas. Lo cogió en vilo, lo sentó en la
taza de uno de los váters y le sacó de los bolsillos del chaqué las papelinas y
pastillitas y las tiró por el desagüe. Luego se lavó las manos y lo dejó allí,
con una mosqueta enorme en la nariz que le estaba poniendo perdida la camisa
con chorreras, como si tuviera claveles brotándole a la altura del pecho.
Normalmente a Torre le importaban tres carazos que la gente se drogara, se
pinchara, se diera por el culo o se dedicara a coleccionar sellos, pero le
entró de pronto esa picá, se le había acabado la paciencia, se le había puesto
mala leche y no sabía por qué, exactamente.” Pag. 161.
La novela no sólo es divertida y
está bien escrita, sino que es interesante por mucho de lo que dice. Una vez
comienzas, en eso tienen razón en el prólogo, apenas puedes dejarla y la terminas
si no de una sentada de dos.
La editorial Ajec no había hecho
acto de presencia en el género policiaco y hay que darle la enhorabuena, porque
es apuesta arriesgada, en busca de la calidad y sobre todo atrevida, no sólo
por los tiempos que corren, sino por editar un libro que evidentemente gusta al
editor. Algo que tiene mucho mérito. Su entreé en el género ha sido de
categoría y le rogaría que prosiguiera editando este tipo de novelas y de esta
forma, los amantes del género negro se lo agradecerán.
Recomiendo fervientemente esta
novela. Es un soplo de aire fresco a la novela negra nacional, ya de por sí de
alto nivel, y que esta obra lo eleva un poco más. No me hago a la idea de nadie
que no sea capaz de disfrutar esta novela, es más, arriesgaría a decir que
gustará a casi todo el mundo. No lo duden, recordarán esta novela si no por su
contenido o por su trama sí por su sabor salino y el olor a Cádiz.
Ha sido todo un placer tener la
posibilidad de reseñarla.
Sergio Torrijos
DATOS TÉCNICOS:
282 páginas
ISBN: 978-84-15156-45-13
EDITORIAL: AJEC
Fecha de publicación: 2012
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