Philiph Roth
Apenas recuperado de los efectos
alucinógenos del Halcion, un medicamento para combatir sus problemas de sueño
tras una operación de rodilla, y previo a un viaje a Jerusalén para hacer una
entrevista a su amigo, el escritor judío Aarón Appelfeld, con vistas a su
posterior publicación en el New York Times, Philip Roth es informado de que
alguien que se hace por él, está concediendo entrevistas a la prensa israelí y
se propone la divulgación de una extraña teoría: el diasporismo.
La diáspora representa la expulsión
del pueblo judío de la Tierra Prometida y su dispersión por el mundo. Frente a
esta fuerza centrífuga, Thomas Herzl fundó el movimiento sionista que
propugnaba, entre otras ideas, el regreso del pueblo elegido a Israel y la
fundación de un estado judío como forma de acabar con el antisemitismo y la
persecución a los judíos. Es conocido que las tesis de Herzl, pese a la
incertidumbre y dudas que las rodearon en sus inicios, fueron ganando adeptos y
finalmente se aceptaron internacionalmente tras el Holocausto.
La creación del estado de Israel,
y el consiguiente desencadenamiento de sucesivas guerras ha supuesto uno de los
mayores factores de inestabilidad en el mundo occidental moderno, hasta el
punto de que el conjunto de pueblos árabes se opone a Israel y están dispuestos
al exterminio judío, deseo que puede hacerse real cuando un país árabe tenga
acceso a armamento nuclear. De ahí que surja una nueva teoría, el diasporismo,
que defiende la necesidad de que los judíos de la diáspora, los hijos de los
antiguos judíos europeos retornen a una Europa que les apoye y proteja,
alejándolos así de su posible exterminio a manos de los árabes y de la
inmoralidad de un Estado que, para sobrevivir, ha perdido toda referencia
moral. De este modo los judíos, para seguir siéndolo, deben alejarse de su
Estado, recuperando la idea del judaísmo tal y como se ha venido entendiendo a
lo largo de la historia y que es, en esencia, el judaísmo de la diáspora, que
ha traído al mundo logros como los que representan Freud, Einstein, Heine. Marx
o Kafka, entre otras muchas brillantes mentes judías.
Cuando el Philip Roth auténtico
viaja a Jerusalén se encuentra con el "falso" Philip Roth (idéntico
físicamente, idéntico en su manera de actuar, en su voz, en su ropa, ..), pero
hechizado por su némesis, evita denunciar a la policía la suplantación. Antes
bien, el real Roth asume el papel del falso Roth y defiende entusiastamente el
diasporismo ante un antiguo compañero de Universidad árabe al que reencuentra
casualmente en la Ciudad Santa. Ambos Roth intercambian de continuo sus
respectivas personalidades en una compleja competición mutua por anular al
otro. El falso Roth acude a la habitación del hotel donde se hospeda el Roth
verdadero, registrando sus pertenencias, éste se acuesta con la novia de aquél,
etc.
Ambos acuden a las sesiones del
juicio que tiene lugar para encausar a un ciudadano norteamericano de origen
ucraniano a quien todas las fuentes apuntan como el despiadado Iván el
Terrible, tristemente célebre en el campo de Treblinka. El juicio parece
representar una justificación de los poderes del estado judío que no quiere
dejar de jugar la partida del victimismo mientras comete atrocidades sin
nombre. Víctimas o verdugos en ambos bandos actuando del modo que reprochan al
otro campo.
Finalmente el falso Roth, que no
ha conseguido ser aceptado por el verdadero, desaparece de escena y el Mossad
propone a Philip Roth realizar una misión en Grecia gracias a la publicidad e
interés que ha levantado el diasporismo en aquellos que parecen apoyar la causa
árabe.
Esto es, en esencia, lo principal
de un argumento complejo y con numerosas ramificaciones e implicaciones que van
desde lo anecdótico, hasta las más profundas reflexiones sobre el estado de
Israel, el papel de la revuelta palestina o el juego de espejos entre verdad y
mentira.
La novela es lo suficientemente
rica en detalles como para poder aproximarse a ella desde numerosos puntos de
vista. Quizá uno de los más genéricos y que permite explicar la mayor parte de
sus páginas es la idea de la dualidad. Casi cada elemento de la novela y cada
personaje se explica por dicha dualidad. Dos Philip Roth que, por momentos, se
fusionan al asumir uno el papel del otro. El árabe compañero de facultad de
Roth en su juventud es ahora partidista y fanático, reproduce inconscientemente
el esquema de lucha y odio que heredó de su padre y trata de inculcar en su
hijo la misma semilla que rechazó en su juventud.
Los inofensivos taxistas árabes
parecen capaces de las mayores atrocidades, mientras un fiero soldado israelí
aprovecha la oportunidad de confesar a Roth sus contradicciones morales más
profundas al tener que servir como soldado en un conflicto que apenas siente
como propio mientras sueña con el fin de su servicio militar para emigrar a los
Estados Unidos. Los más aguerridos defensores de la causa palestina parecen por
momentos confidentes de los servicios secretos judíos y las locuras altruistas
de un viejo inválido sobreviviente de los campos de concentración nazis que
desea financiar con un millón de dólares el diasporismo, resultan no ser tan
desinteresadas como se presumía.
Incluso la realidad histórica
posterior a la redacción de la novela parece jugar a este festival de
equívocos. Demjanjuk, el sospechoso de ser Iván el Terrible, aparenta ser un
inofensivo hombre de familia, acompañado en el juicio por su hijo,
representación de la vida familiar y religiosa que vivía en Estados Unidos.
Roth lo considera, precisamente por esa normalidad, culpable de los terribles
hechos que se le imputan Sólo quien ha cometido tales crímenes, quien ha vivido
todas las emociones y furias en tan pocos años, como Iván el Terrible, puede
quedar agotado y satisfecho, asumiendo una vida totalmente gris e inocua. Su
vulgaridad es la mayor prueba de su culpabilidad. Y sin embargo, tras la
inicial condena a muerte será absuelto al demostrarse que su condena se basó en
pruebas falsificadas por la KGB.
Operación Shylock toma su nombre del personaje de El
mercader de Venecia, la famosa obra de Shakespeare en la que aparece el
prototipo de judío según los cánones del antisemitismo. Shylock es el
prestamista judío que financia a Antonio, a quien odia, con el compromiso de
que, en el caso de no recuperar su dinero, podrá cobrarse una libra de carne de
Antonio. Pero de verdugo, pasa igualmente a víctima cuando el Dux de Venecia
descubre que Shylock está involucrado en una conspiración contra su poder lo
que da lugar a la conversión de verdugo en víctima y al inolvidable discurso: ¿El
judío no tiene ojos? ¿El judío no tiene manos, órganos, dimensiones, sentidos,
afectos, pasiones? ¿No es alimentado con la misma comida y herido por las
mismas armas, víctima de las mismas enfermedades y curado por los mismos
medios, no tiene calor en verano y frío en invierno, como el cristiano? ¿Si lo
pican, no sangra? ¿No se ríe si le hacen cosquillas? ¿Si nos envenenáis no
morimos? ¿Si nos hacéis daño, no nos vengaremos?”.
Shylock representa al judío
avaro, egoísta pero, al tiempo, representa a la víctima del odio gentil y es
esta contradicción la que planea constantemente sobre este libro de Roth. Desde
el punto de vista de Roth, empeñado en ofrecer su visión del judaísmo a lo
largo de toda su obra, éste será el principal tema de su novela. Sin embargo,
como gran escritor que es, Operación Shylock alumbra más contradicciones
y juegos de espejo ajenos a lo judío, que convierten su lectura en un constante
examen de conciencia al lector atento; así, las contradicciones que todos
acarreamos y el modo de superarlas, la alternativa entre apariencia o realidad
y un largo etcétera.
Su escritura meticulosa parece
perder algo de pulso en algunos pasajes del libro dado que éste no se asienta
en una estructura tradicional de la novela; conjuga extractos de la entrevista
que mantuvo con Appelfeld, suprime el último capítulo escrito para la novela
por otro en el que explica el motivo de dicha mutilación, jugando nuevamente
con la dualidad entre ficción y realidad, con la novela que habla de la novela
que sostiene en sus manos el lector. En definitiva, un Roth algo alejado del
habitual pero igual de estimulante, capaz de atrapar el interés de quien le
lee.
GWW
Datos del libro
- Nº de páginas: 464 págs.
- Editorial: DEBOLSILLO
- Lengua: ESPAÑOL
- Encuadernación: Tapa blanda bolsillo
- ISBN: 9788497937559
- Año edicón: 2011
- Plaza de edición: BARCELONA
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