EDUARDO VAQUERIZO
Editorial: Alamut
Nada más enterarme de
la existencia de este libro quise leerlo. He de reconocer que la historia de
Hipatia me fascinó desde el primer momento en que la conocí. Yo soy una de esas
mujeres que admiran a las grandes de la antigüedad, y como tal, no podía
perdérmelo. De pequeñita ya había leído algo sobre Hipatia pero no me había
introducido de lleno en saber más sobre su historia y lo dejé pasar. Fue hace
tres años, a través de una asignatura de libre elección de la universidad (en
concreto, “Religión y mitología romanas”) en la que el profesor nos fue
presentando los distintos cultos en aquella época tan lejana a nosotros. Fue
entonces cuando nos habló de Hipatia y nos dio más información sobre ella. La
inteligencia de esta mujer, sus ansias por aprender en una sociedad en la que
la mujer “debía ser mujer y nada más” y su posterior sufrimiento, me hicieron
admirarla como nunca.
La novela La última
noche de Hipatia de Eduardo Vaquerizo nos cuenta los últimos días de la
vida de esta filósofa y matemática a través de un personaje que ha viajado en
el tiempo para descubrir más sobre la Historia. De esta manera, en esta novela
podemos encontrar al principio, la historia de un grupo de investigadores,
físicos, historiadores, filósofos… que quieren vencer las leyes del
espacio-tiempo y viajar. Paralelamente, el autor va introduciendo una serie de
epístolas que le envía Cirilo a su tío Teófilo, en las que ya muestra el fanatismo que va a destruir la ciudad de
Alejandría. También, encontramos las memorias de Orestes, prefecto de Alejandría y amigo de Hipatia que nos da
su propia visión sobre las circunstancias. Será en la segunda parte del libro
(si se me permite decir que podemos dividirlo en dos partes), cuando Marta —una
de las historiadoras del proyecto— consiga viajar hasta Alejandría y conocer a
Hipatia, convirtiéndose en uno de sus discípulos en la Academia.
A pesar de que la novela en sí podría ser considerada
como de ciencia-ficción con tintes históricos, pienso que es mucho más que eso.
Con esto me refiero a que se nota que Vaquerizo domina el arte de la escritura.
Sí, me arriesgo diciendo “arte” porque él lo tiene. La novela podría ser
narrada de un modo sencillo, sin embargo, Vaquerizo utiliza una prosa poética,
un ritmo narrativo, que te impacta. A medida que iba leyéndolo, adentrándome
cada vez más en la historia, disfrutaba más y más e incluso llegué a pensar que
hacía tiempo que no leía una novela con una prosa tan magnífica.
Las reflexiones de los personajes, los diálogos
trabajados, el dominio que muestra Vaquerizo en el uso de las epístolas… todos
ellos son recursos difíciles de conseguir que funciones correctamente, pero él
lo consigue y creo que con creces. Además, las descripciones de los lugares de
Alejandría, los hábitos de sus habitantes, el proceso de ascenso del
cristianismo frente al resto de cultos… Todo esto también nos muestra que el
autor ha trabajado en su obra arduamente, para conseguir el mayor rigor y
verosimilitud y es algo que se agradece.
Vaquerizo no sólo nos retrata una época historia, sino
que le da un giro a dicha historia y reflexiona sobre ella, cómo podría haber
sido de otro modo, las consecuencias de la implicación en los viajes en el
tiempo (que es algo que se ha debatido ya en numerosas ocasiones). Y deja al
lector la elección de reflexionar sobre el destino de Hipatia, sobre el
fanatismo y el oscurantismo.
Sin más, sólo me queda recomendar la novela. Y la
recomiendo con una gran sinceridad. Me disgustaría que todos aquellos
seguidores de la historia de Hipatia y de Alejandría se sintiesen mal por una
“transgresión” (en el buen sentido de la palabra) en la historia, ya que opino
que La última noche de Hipatia es
mucho más que eso. Es un ejercicio intelectual, narrativo, artístico… que no se
suele dejar ver mucho en nuestra literatura últimamente.
Elena Montagud
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