MERCEDES PINTO MALDONADO
Josué el errante nos relata
la dilatada y escabrosa vida de un judío que huye de Alemania a los diecinueve
años, en los albores del nazismo, empujado por un amor imposible.
Educado en un ambiente judío ortodoxo, Josué necesitará sobrevivir a las situaciones más extremas como garimpeiro en África del Sudoeste para comprender que, más allá de culturas y religiones, existe el valor de la amistad. Kuaima, un nativo himba huido de la tiranía de su colono, y Carlos, un diplomático español que ha escapado del absolutismo religioso de su esposa, serán los amigos que le acompañarán.
Abandonará a su familia en los peores momentos, traicionará a sus amigos, olvidará sus orígenes. Y todo por un valioso diamante que no sabe si tendrá destinatario.
«Me llamo Josué, hijo de
Aarón y Sara, los seres más honrados que he conocido jamás. Nací en Londres, el
14 de septiembre de 1912, en la vivienda que se encontraba justo encima de la sombrerería propiedad de mis abuelos
maternos»
De esta forma
se presenta el protagonista de esta novela, Josué, una historia narrada en
primera persona desde su vejez porque sentía cómo a sus años sus facultades
iban mermando y tenía claro que su final estaba próximo pero antes quería
desahogarse escribiendo en sus memorias el testimonio de su dilatada y
escabrosa vida. Una vida que comienza en Londres, en el seno de una familia
judía ortodoxa. Pero su padre se cansó de la sombrerería y decidió marchar con
su familia a Essen. El relojero Jeremías Rabinovich le había ofrecido un
trabajo en la granja. La vida de Josué iba a cambiar desde aquel momento sin
que él lo supiera, una vida que estaría marcada siempre por un nombre: Abigail.
Pero con el paso del tiempo
veía cómo a Abigail le tenían preparado otro futuro. Un futuro en el que él no
estaba presente. Las costumbres que le rodeaban eran muy rígidas. Su vida
giraba en torno a la sinagoga, el Sabbat, el Talmud o la Torah. Josué se sentía
preso de esas costumbres, que le hicieron ver que esa unión con la mujer a la
que tanto amaba iba a ser imposible. Jeremías Rabinovich ya le había encontrado
un marido que le diera un futuro mejor para su hija. Este fue un duro golpe
para él y tomó una decisión.
Hizo ver a sus padres cuáles eran sus planes.
Tardaron en asimilarlo pero finalmente accedieron. Su periplo había empezado.
Un periplo que duraría más años de los previstos. Pese al compromiso de la
mujer que amaba él quería demostrar a todos que podía hacerla feliz y volvería para recuperarla.
Josué el errante
es una novela dividida en diez partes, que corresponden al largo recorrido que
le llevaría hasta conseguir su ansiado sueño. En Essen embarca en un buque, el Woerman,
que lo llevaría hasta su destino, Africa del Oeste —hoy Namibia—
donde iba a trabajar como garimpeiro en el río Orange. En el
buque conoce a uno de los personajes que más iba a influir en su vida, el
diplomático español Carlos Ladrón de Guevara, que huía de su Madrid y de la
beatitud de su santa esposa.
En
África del Sudoeste conocerá la difícil vida de los garimpeiros,
que pasan todo el día en el río Orange buscando diamantes. Una
vida muy dura en la que nadie es amigo de nadie. Pero Josué conocerá a Kuaima,
un nativo bantú, de la tribu himba,
que se había escapado de la granja donde trabajaba, víctima de la mano
dura de su amo y harto de las vejaciones que sufrían los suyos. También se
encontrarían con Juan, otro español del Sacromonte granadino.
Mercedes
Pinto Maldonado construye con gran acierto
una historia preciosa que nos sumerge en una época difícil pues comienza nada
más finalizada la Primera Guerra Mundial y abarca gran parte del siglo XX.
Comienza en una época convulsa, donde iremos conociendo la ascensión del
nazismo al poder, encabezado por Hitler; seremos partícipes del estallido de la
Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo ambos conflictos
son tocados un tanto de soslayo pues los hechos están narrados desde el punto
de vista de Josué pero a él tal vez le corresponda una de las tareas más
ingratas una vez finalizado el conflicto. A su regreso a Essen se involucra en
ayudar a aquellos que de un modo u otro habían sido víctimas del holocausto.
Josué trataba por todos los medios de ayudar al rabí Berkovitz a hacer justicia
y a trabajar en El libro de la memoria para que nunca se olvidase lo que
había sufrido su pueblo.
Los personajes de Josué
el errante están trazados de manera que parecen de carne y hueso pues
actúan como tales, como personas que sienten y padecen igual que un ser humano.
Con pocos rasgos se nos presenta a unos hombres y mujeres a los que vamos
conociendo perfectamente. Nos hacemos una idea de Kuaima, el nativo que había
padecido la violencia de sus superiores pero que no guardaba rencor. Al
contrario, era una persona comprensible y que procuraba ayudar a sus amigos.
Entre los tres, Carlos, Josué y Kuaima se había establecido un vínculo de unión
inquebrantable. Kuaima les abre a los dos hombres blancos su corazón, les hace
partícipe de su secreto. Hasta tal punto confiaba en ellos que, pese al riesgo
que podían correr, los lleva consigo para que conozcan a su familia. Carlos,
con su manera peculiar de entender la vida, siempre estaba ahí para lo que
hiciera falta y Josué fue quien mejor lo conoció. No creía que detrás de aquel
hombre amante de las juergas, desprendido y mujeriego había en él un verdadero
amigo. Josué quizás era el más débil de los tres, pero con el tiempo iría
madurando. Se haría un hombre sin darse cuenta. Y todo era por la única
obsesión que tenía: encontrar el diamante que le hiciera recuperar a Abigail.
Pero a medida que transcurre
la novela vemos cómo Josué siente una angustia interior porque se pregunta
muchas veces si ha hecho lo correcto. La duda aflora en él en más de una
ocasión. Por un lado pensaba que tenía que escapar de las ataduras que le
ahogaban por no comprender cómo entendían la vida sus seres queridos pero por
otro quería ser libre y demostrarles que no era tan débil como ellos pensaban y
así poder recuperar lo que él consideraba suyo.
Josué el errante
es una novela que me atrapó en su lectura desde el principio. El fondo
histórico de la misma irá complementada con ingredientes como aventura,
amistad, amor, avaricia, traición, intriga y también habrá lugar a la
reflexión: las conversaciones que encontraremos sobre la religión, la amistad o
las dudas que tienen los personajes sobre su actuación en la vida, si fue por
egoísmo o qué motivo condujo a Josué a tomar el camino que eligió. Kuami,
Carlos y el rabí Berkovitz le harán ver a Josué cómo salir de esas continuas
incertidumbres que él tiene.
El estilo fluido de la
narración, un vocabulario fácil de asimilar y un perfecto equilibro entre las
descripciones y el diálogo directo entre los personajes hacen que recomiende Josué
el errante para su lectura.
Francisco Portela
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