José
Gómez, autor y propietario de http://miscriticassobrelibrosleidos.blogspot.com/ nos envió esta reseña a
opiniondelibros@gmail.com. Muchas gracias José.
En
su novela El Hijo, Michel
Rostain celebra la vida en un relato autobiográfico sobre la
experiencia terrible que supuso la pérdida de su hijo de 21 años. La novela
llega a España con un cartel inmejorable, más de 80.000 ejemplares vendidos en
Francia. "Hay mil razones para encontrar el mundo desesperante, pero no es
razón para no intentar ver las cosas felices de la vida". Estas son
palabras de Rostain, Estas son las palabras con las que decidió enfrentarse
a una página en blanco y escribir un libro mucho tiempo después del
fallecimiento de su vástago. "Papá está en el caos de su primera semana de
duelo auténtico, cuando las ceremonias ya han concluido y los amigos se han
dispersado. La soledad, ahí es donde empieza realmente la muerte. Papá se pasa
el día clasificando mis cosas, llorando entre dos llamadas telefónicas,
sonándose los mocos copiosamente sin tener ni siquiera el pretexto de la
alergia al polvo. Se resigna a tirar mis viejos apuntes de primero y de
segundo, después de haber releído meticulosamente esas necedades acumuladas, no
resultara que, entre una clase de inglés y una de mates, se me hubiera colado
una nota, un dibujo, algún apunte personal que pudiera interpretar como un
mensaje…". Con un pudor infinito y una enorme delicadeza, Michel
Rostain nos sumerge en los entresijos de un amor absoluto y nos invita a
viajar con él a lo largo del duelo más inimaginable y más temible, el de un
padre por su único hijo. Un relato desgarrador pero, al mismo tiempo, cargado
de humor y que transmite, por encima de todo, un apasionante amor por la vida.
"Lo he leído seis veces y he llorado en cada ocasión. Y lo más
sorprendente es que también me he reído. Y cada vez he sentido una enorme
gratitud hacia el autor por habernos hecho sentir la belleza del amor y el modo
maravilloso en que nos enriquece, más allá del duelo". Son las palabras
de Nancy Huston ,
autora de Marcas de Nacimiento y La huella del
Ángel Traducido al alemán, coreano, holandés, inglés, italiano, japonés,
polaco, portugués y taiwanés.
Michel
Rostain vive en Arles. Nacido en 1942, director de ópera, estuvo al frente del
Quimper Théâtre de Cornouaille desde 1995 hasta 2008. El hijo es su
primera novela y está basada en su experiencia personal. Con ella ha logrado un
enorme éxito en Francia.
Un
canto al amor paternal que una perdida tan grande puede hacer hasta enloquecer.
En
los últimos dos meses, han pasado por esta página dos novelas de origen
francés, llega ahora una tercera que además se asemeja al gusto y estilo
francés por el estilo y el buen hacer. Francia un país relacionado con el buen
gusto, con la frase lo bueno siempre está en frascos pequeños, en este caso en
una novela muy fácil de leer tanto por su contenido, estilo narrativo, como por
su tamaño se le puede asignar este mismo aserto.
Hace
ya unos meses en esta misma página ya se reseñó un libro en el que se trataba
un tema similar() pero desde un punto de vista distinto pero al fin y al cabo
con un mismo fin. A través de una narración en la que se muestra una forma de
superar el hecho traumático de la pérdida de un ser querido mostrar las luces y
las sombras tanto de esa persona como de la gente que queda aquí. En esta
novela Michel Rostain a través de un hecho personal, la pérdida de su hijo,
utiliza a este para mostrar los distintos estados por los que va pasando los
dolientes para ir interiorizando esta situación. Con un lenguaje sencillo sin
caer en la facilidad de llevarnos al extremo en un tema tan sencillo y dado
para esto, el autor nos enfrenta cara a cara no ya con la muerte sino con el vacío
y las situaciones que genera una muerte traumática y en este caso de un hijo.
El ser humano no está “programado” para la pérdida de un descendiente, por
orden natural el hijo debe ser quien entierre al padre no al contrario. A
partir de aquí nos muestra cómo vamos asimilando esta situación, desde el planteamiento
incluso de la culpabilidad, ese sentimiento que arrastramos de tal vez no haber
hecho algo que hubiese cambiado la situación y por tanto el desenlace.
En
vez de utilizarse el mismo, el autor se propaga en la voz de su hijo, lo hace
“vivir” un momento, congela su pensamiento en las páginas que describen esos
momentos, es él el protagonista, es su luz la que se apaga y la que el autor
intenta dejar incandescente en las letras, palabras, líneas que componen todas
y cada una de las páginas del libro. Siempre tendemos a contar y recordar las
cosas buenas más que las malas, los buenos momentos antes que aquellos que nos
dejan un rastro amargo, pero aquí se van superponiendo tal como ocurre en
realidad esas dos situaciones que son las que la vida de verdad desarrolla.
Siempre se dice que la persona que fallece se le recuerda por los “buenos
hechos”, las circunstancias negativas tienden a diluirse, a olvidarse, a no
darles la importancia que realmente tienen, aquí se mezclan tal como es la
vida, a través del personaje protagonista que no es otro que el hijo nos
muestra las luces y las sombras, todo sin tapujos pero de una forma sencilla,
sin tapujos pero a su vez con una delicadeza suprema.
La
novela en conjunto es muy recomendable, para las personas muy sensibles seguro
que le hace resbalar y limpiar el lagrimal, si algo predomina es el sentimiento
que destila cada una de las páginas del libro, se ve que está escrito desde el
amor y el deseo de hacer de cada página un monumento al amor paternal, a esa
situación que muchas veces olvidamos como hijos de lo que realmente somos para
un padre, que no es otra que una parte más de su ser, ese ser al que la muerte
“antinatural” de su vástago supone más que una amputación de sus propios
miembros.
No
todo por desgracia pueden ser parabienes para la novela, primordialmente pasan
como protagonistas de la historia el padre (Michel Rostain) y el hijo (Lion),
estamos hablando ya realmente de dos adultos, no estamos como en otras
historias tratando de la pérdida de un hijo a una edad temprana (realmente qué
edad no es temprana para eso), la novela está planteada desde la visión del
hijo fallecido viendo lo que va ocurriendo desde su perdida por parte de sus
padres, más concretamente desde el punto de vista psicológico en el caso del
padre con el siempre sentimiento de culpabilidad. En este caso Lion es un
hombre (me niego a darle la visión de un adolescente) de 21 años, estudiante
universitario, se asume que a esa edad tanto la visión de la vida, de sus
situaciones e incluso el lenguaje ya se va tomando una tonalidad adulta, que en
muchísimas ocasiones en el libro parece que estamos ante un adolescente de
verdad. También es de pensar desde la visión de un padre que realmente no es
consciente en muchísimas ocasiones que ese niño, ese bebe que ha ido viendo crecer,
se va desarrollando en edad y como persona, que ha dejado de ser ese niño por
el que se levantaba cuando estaba enfermos y desvalido, que es ya un adulto con
todas sus consecuencias, es la única razón que encuentro al tratamiento del
léxico y la forma de expresarse en algunas situaciones a Lion, la visión del
padre-escritor para el cual su hijo no crece, siempre es él bebe que has tenido
en tus brazos en el momento culmen del nacimiento, cuando tienes entre tus
brazos como dirían algunos la verdadera formula de la eternidad.
Un
canto al amor paternal que una perdida tan grande puede hacer hasta enloquecer.
http://miscriticassobrelibrosleidos.blogspot.com.es/2013/12/el-hijo-de-michel-rostain.html
Muchas
gracias.
¡Saludos!
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