A TIMBA ABIERTA
ÓSCAR URRA
Debutar en el género negro y hacerlo de esta forma
no es de lo más sencillo, pues la novela es de una calidad muy por encima de la
media. Es todo un aldabonazo sobre las cabezas de los amantes a la novela
clásica de género, esta narración cuenta con todos los elementos para
considerarla como tal. Posee policías, inspector privado, ambiente negro o
sencillamente realista, mafiosos, mujeres guapas, exmujeres de genio indomable,
camareros persuasivos, chivatos profesionales, ácratas, o lo que es lo mismo un
mundo de muy variopinto pelaje, todo rodeado de la ciudad, de Madrid, del
centro de la ciudad, de ese territorio tan añejo como imprescindible, donde la
delincuencia y el alma palpitante de la ciudad conviven.
Si en algún momento se consideró que el
binomio, detective privado con problemas y un mundo negro, era cuestión del
pasado Óscar Urra consigue que dicha afirmación se quede prácticamente en eso, en una afirmación sin
mucho sentido. Con narraciones de este calibre queda meridianamente claro que el género goza de muy
buena salud, pues con unos mimbres tan clásicos, el autor madrileño es capaz de
crear una pieza de inconfundible sabor y de elevada calidad.
El sabor lo pone ese espacio geográfico que tan cercano parece y que tan bien
trabaja otro de los exponentes más salvajes de la novela negra, Juan Madrid, de
quien no se puede soslayar la influencia entre las páginas de Urra. Pero la novela es algo más, posee una
prosa muy cuidada, muy trabajada, por momentos usada de una forma tan fina y
sutil que se acerca más a ser un arma afilada. Véase como ejemplo:
“Cabria sintió todo el desgaste de la jornada acumularse en su espalda y sus
piernas, y un cosquillo concreto y antiguo le clavó alfileritos en la yema de los dedos: el que
sentía cuando llevaba mucho tiempo sin tocar la fría y pulida superficie del
naipe. Si este caso no se resolvía tampoco lo harían sus problemas, y entonces
más le valdría buscar tapetes en otras ciudades, razonablemente lejos de sus acreedores, donde
pudiera ejercer su vocación de aficionado a la supervivencia.” Pag. 114.
Ahí va otra:
“...pero sé algo más, sé quién hay en esa casa, y eso me inmoviliza, por que
el destino está hecho de decisiones mal tomadas y de peligrosas balas perdidas.”
Pag. 127-128.
De tales alfilerazos está plagada la novela, donde el lenguaje es una de las
normas del escritor, pues está tratado y muy cuidado. Sostiene además una trama
con un ritmo elevadísimo de lectura y de
adicción, que logra que devoremos la novela con una celeridad asombrosa.
Percibo la influencia más clásica en el escritor, se nota desde lo más
recóndito de sus palabras, se huele el sabor de otros detectives, desde los que
han marcado el género hasta personajes más recientes, incluso en algún momento
casi llego a notar la presencia de algún personaje de la comisaría de Leganitos que aparecieron en otras novelas de
otro inconfundible autor.
En resumen una novela más que recomendable, todo un golpe de naipe sobre la
mesa de la novela negra actual, pues hay que reconocer la valentía del autor,
de con aspectos muy conocidos y en algunos casos manidos, es capaz de crear una
muy buena novela con algunos personajes que resistirían una saga y algo más.
Con Óscar Urra volvemos a un Madrid canallesco, malote, bocazas, poderosísimo en su fuero más interno, algo que
no podíamos perdernos nunca.
Sergio Torrijos
DATOS TÉCNICOS:
EDITORIAL: SALTO DE PÁGINAFecha de publicación: 2008
160 páginas
1 comentario:
Has conseguido que me entren ganas de leerla porque, además, hace ya bastante que no leo nada en plan género negro y esta parece muy auténtica.
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