(1836-1837)
A.S. PUSHKIN
Traducción de Olga Volkonskaya
Prefacio de Mijail Armalinsky
Ilustraciones de A.S. Pushkin
Editorial Funambulista.
Magnífica traducción y cuidada
presentación editorial, que incluye ilustraciones del propio Pushkin, es la
obra presente. Reflexiones sobre el amor, la pasión, las relaciones con las
mujeres -incluida su esposa-, así como su visión general de la vida, siempre a
través del cristal del sexo, son el tema del
Diario Secreto. Escrito para
no ser publicado hasta mucho después de su muerte, en sus páginas Pushkin se
siente absolutamente libre y no pone freno a sus palabras. Abre su alma y su
cuerpo al lector: desde crudas confesiones sobre su irrefrenable necesidad
física de las mujeres, hasta detalladas descripciones del acto carnal que
hubieran hecho sonrojar al propio Casanova, que era mucho más sugerente que
explícito –quizás porque sus memorias sí estaban destinadas a publicarse en
vida. Así como Tolstoi, en cuyos diarios de juventud plasma una vida
turbulenta, se siente culpable ante su propio desenfreno, Pushkin, por el
contrario, no sólo no se siente tal, sino que justifica su inevitable necesidad
de sexo como una peculiaridad personal, alardeando de ello. Lo necesita, lo
busca, lo desea: no puede evitarlo.
Únicamente le preocupa el honor,
-tema recurrente en su obra, por otra parte- es decir, el honor de su matrimonio: su esposa
debe serle fiel, al menos en público. De ahí que llevase adelante el duelo
fatal. D’Anthés, casado unas semanas antes con su cuñada Ekaterina, le provoca
constantemente tratando de seducir a su esposa, y ésta le alienta con un
coqueteo constante pero sin rendirse. Natalia parecía ser una mujer de pocas
luces, aunque de una belleza esplendorosa. Y jugaba sus cartas: casó con
Pushkin sin amor, para escapar de una familia problemática. Y se encontró con
que el escritor era un sátiro, un hipersexual que no podía vivir sin practicar
el sexo constantemente y con mujeres diferentes. Acabó acostumbrándose, pero usó
la baza de los celos y la coquetería, en parte como venganza, en parte porque
tampoco le amaba realmente. De hecho, le dio plena libertad para encelarse con
sus hermanas, así como con prostitutas. Y Pushkin no necesitó más: las poseyó a todas.
Alexandr Sergeievich Pushkin (Moscú, 1799-San Petersburgo, 1837)
poeta, dramaturgo y novelista, considerado como el padre de la moderna
literatura rusa; nació en el seno de una familia noble, aunque por parte de
madre descendía de un príncipe abisinio, esclavizado por los otomanos y llevado
posteriormente a Rusia. Estas gotas de exotismo de algún modo se advertían en
sus rasgos que él consideraba poco agraciados, y quizás aumentaron el ardor de
su carácter apasionado. Pushkin fue un genio, un torbellino tanto en vida y en
muerte, ya que murió a los 38 años, tras recibir un balazo en un duelo por
salvaguardar su honor y la libertad de su modo de vida. Envidiado y odiado por
muchos, ya que desde muy pronto destacó su producción literaria, poética,
dramática y prosística, tuvo que soportar exilio, en Odessa y el Caúcaso, como
un héroe romántico, ya que la sociedad no le deseaba en ella.
En 1831 se casa, casi por
convención, con Natalia Goncharova, dama bellísima, no muy apasionada, pero
generadora de pasiones, incluido el propio Zar, que la había sentado -apenas
una niña- sobre sus rodillas y gracias a una oportuna intervención se quedó sin
consumar lo que podría haber acabado con su virtud. Pero la coquetería de
Natalia –quizás cansada de las constantes infidelidades de su marido,
finalmente le lleva al duelo con un dandi francés que pone fin a su vida.
Seductor, sensual y apasionado,
amante de la belleza como un artista del Renacimiento, su obra en su conjunto
transita a caballo entre el romanticismo y el realismo, caracterizándose por
una sucesión de contrastes y un juego con los diferentes puntos de vista. Tres
elementos podrían considerarse como definitorios de su obra, mirada globalmente:
la aproximación historicista, la actitud
social crítica y el enfoque psicológico. En el Diario, sin embargo, rezuma
realismo por los cuatro costados. Realismo e incorrección política, diríamos
ahora. Pushkin fue incorrecto políticamente desde que empezó a publicar, lo que
le llevó al destierro en 1820, con
diecinueve años, por opiniones políticas liberales que disgustaron al zar, que
a punto estuvo de enviarlo a Siberia aunque se contentó con el Cáucaso.
Al mismo tiempo, el Diario tiene
profundísimas reflexiones sobre la vida, la muerte, el honor y el amor. Unas
marcadamente románticas y otras de un realismo descarnado. Pero sus
descripciones del sexo son ardorosas, detalladísimas y francamente
perturbadoras por su sinceridad. Abre su alma y muestra su cuerpo como pocos
hombres lo han hecho: dispuesto para la muerte, esperando el disparo fatal,
escribe a corazón abierto. Las últimas páginas son dedicadas al tema del duelo,
que ya veía como inevitable, y hasta lo deseaba: matar o morir, pero acabar
aquel infierno en que se estaba hundiendo. Incluso llega a imaginar qué va a
hacer su esposa tras su muerte, ¡y acierta! con una lucidez increíble.
Obra imprescindible para
comprender el alma del gran escritor, e incluso diría más: el alma de un
hombre, el alma de los hombres. Porque creo que
estas páginas resumen la esencia de lo masculino frente a lo femenino,
la eterna batalla de los sexos, al margen de lo que entendemos por amor, que
pertenece a otro nivel.
Ariodante
1 comentario:
Adoro la literatura rusa.
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