STEFAN ZWEIG
«Sólo un libro
que se mantiene siempre, página tras página sobre su nivel y que arrastra al
lector hasta la última línea sin dejarle tomar aliento, me proporciona un
perfecto deleite.» Stefan Zweig. Estas palabras que dice el autor sobre lo que
debe de ser un libro para un lector es lo que, realmente, me pasó al leer
Veinticuatro horas en la vida de una mujer porque esta pequeña pero gran
novela de poco más de cien páginas atrapa a uno toda ella de principio a fin,
leyéndola con ansiedad, pues se está ávido de conocer cuáles fueron las causas
que originaron el lamentable suceso que desconcertó a los huéspedes de la
pensión de la Riviera, que en ella pasaban unos días de apacible descanso. El tema que
alteró la tranquilidad de los comensales fue un deplorable incidente que afectó
a la sensibilidad de los inquilinos del «Palace Hotel», al que era anexo la
pensión antes citada, pues se unía a él a través de un jardín y los residentes
en uno y otro edificio podían mezclarse sin problema alguno.
Incidente
narrado en primera persona porque quien esto nos cuenta era uno de esos
contertulios, causante, además de que la discusión fuera en aumento. Ese
acaloramiento fue ocasionado por las diferencias que había entre unos y otros a
cerca del acontecimiento en cuestión. Y lo que había sucedido era que, ya bien
entrada la tarde, un rico comerciante de Lyon buscaba desesperadamente a su
esposa. Todos estaban realmente asustados ante la desesperación de este hombre,
pues dada la tardanza de la señora Henriette, que así se llamaba la mujer,
algunos se temían lo peor. Pero una criada del Palace encuentra una carta y se
la entrega. Al leerla el hombre se derrumba. Todos se dan cuenta del motivo de
la desaparición y abandonan al comerciante en su abatimiento. La condesa que
presidía la reunión de los tertulianos le cuenta su historia al narrador para
que así comprenda cuál es su punto de vista sobre lo ocurrido y le hace ver, de
esta manera, que comparte con él su misma opinión.
Stefan Zweig (Viena, 1881-
Petrópolis, Brasil, 1942) es el autor de este atractivo relato. Su
declarado antibelicismo hace que se exilie en Zurcích (Suiza). Escribe
historias noveladas como Erasmo de
Rotterdam o María Estuardo así
como ensayos históricos y literarios como
Verlaine, Tres maestros (Balzac, Dickens y Dostoievski) o biografías como
la de María Antonieta, adaptada al
cine. Escribe libretos de óperas. Luchó toda su vida por la ciudadanía del
mundo y por la paz y fraternidad humana. Se suicida en Brasil, junto con
su segunda esposa.
El autor
describe con maestría y un lenguaje sencillo pero efectivo las pasiones
humanas. En la época en que se desarrolla esta historia priman las apariencias
porque si una persona, sobre todo una mujer, se aparta de la moralidad que le
tocó vivir será criticada quedando marcada para siempre por el «qué dirán».
Dominaban los prejuicios sociales sobre todo lo demás pues las disputas que
refleja en la novela es si lo que hizo Henriette está bien o mal. Utiliza
incluso el francés para referirse a términos relacionados con el amor o el
juego y el inglés en un pequeño diálogo entre el narrador y la condesa,
todo ello aclarado con notas del traductor.
Es una obra
que recomiendo por su fácil lectura y destacaría sobre todo cómo se puede
conocer a una persona sin mirarle a la cara por los gestos que la misma hace
con las manos sobre el tapete del juego, utilizando la protagonista la técnica
de la quiromancia.
Galaico
Ficha
técnica:
VEINTICUATRO
HORAS EN LA VIDA DE UNA MUJER
STEFAN
ZWEIG
Título
original: Vierundwanzig studen aus dem leben einer frau
Traducción:
María Daniela Landa
Portada
de J. Palet
ED.PLAZA
& JANES, S. A. 1969
2 comentarios:
Hace poco he leído una novela en la que nombraban a este autor, y la verdad es que me han entrado ganas de leer algo de él. Me apunto este libro que reseñas, me ha parecido muy interesante. Besos!!
Si no has leído nada de Zweig,Blair, yo te recomendaría que empezases por "El mundo de ayer", una magnífica obra autobiográfica. O por alguna de sus más famosas biografías, como la de María Antonieta, por ejemplo. El Zweig de la novela es en mi opinión, un listón menor que el Zweig de la biografía.
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