27 marzo, 2013

MUNDA: EL FINAL DE UNA GUERRA


EL TERCER FINAL
Juan José Tapia
Galeonbooks


En el año 45 a.C., la república de Roma se hallaba inmersa en una guerra civil, que habría de tener su desenlace en tierras de Córdoba, hasta donde acudió Julio César para enfrentarse a los hijos de Pompeyo el Grande.
La batalla de Munda fue el escenario donde se puso punto final a la larga disputa que venían manteniendo las dos facciones, aquella que representaba al Senado (Pompeyo), y la apoyada por las clases más populares (César).
El relato de esta crucial batalla ya ha sido contado, pero tras él se ocultan otras historias que afectaron a quienes tan sólo deseaban vivir sus vidas de un modo pacífico, alejados de las intrigas de la metrópolis. Poco esperaban que la guerra llegase hasta sus tierras, obligándoles a involucrarse en unos hechos que hoy son historia.

La ubicación de la antigua ciudad de Munda es aún a día de hoy fruto de controversias, pero son muchos los historiadores que la sitúan en las proximidades de la actual Montilla, en los llanos de Vanda, igualmente próxima a Nueva Carteya, la localidad cordobesa donde nací. Es esta proximidad la que me hizo interesarme por este episodio histórico, que he empleado a modo de marco para la creación de mi novela, en la que relato las peripecias de una familia que vive en estas tierras de forma apacible, hasta que el peso de la historia llama a sus puertas.
Les invito a conocer a Numerio Fabio y su familia, y acompañarles a través de las páginas donde habrán de luchar por mantenerse unidos pese a los peligros que los amenazan. "El tercer final" fue distinguida con el Primer accésit en el Premio NQP de Novela 2012, organizado por Galeonbooks. La novela ha sido publicada en formato digital por la editorial Galeonbooks, y está disponible en su página web www.galeonbooks.com.

En el Blog del autor disponen de mayor información, tanto sobre su persona, como sobre esta obra, y "Enarmonía", su primera novela, seleccionada entre las finalistas del Premio Planeta en 2007. He aquí un enlace al video promocional de la novela: http://youtu.be/mPvFSeo9IkQ

Juan José Tapia





26 marzo, 2013

VIENDO EL TIEMPO PASAR


LA MIRADA DE SATURNO
GUILLERMO GALVÁN
Ed. Evohé, 2012


Un buen título es aquel que engloba la esencia del texto al que precede. Puede hacerlo de manera con una larga y detallada explicación, o por el contrario, concentrarse en pocas palabras, capaces de motivar distintas lecturas. Este es el caso de La mirada de Saturno, novela publicada por primera vez en 1998 y galardonada con el premio Tiflos en 1999 y ahora, en edición revisada, se publica por cuarta vez, tras las ediciones de la ONCE, Brand y Booket, y por vez primera en formato e-book, de la mano de Evohé Ediciones.
Saturno es el equivalente romano del Cronos griego, el dios que simboliza el Tiempo. ¿Algún concepto ha generado tantas interpretaciones, sugerido tantos mitos, provocado tantas metáforas o poemas como el del Tiempo? Saturno devorando a sus hijos, Zeus atacando a Cronos, haciéndole vomitar a los hijos devorados, desterrándole al Tartaro. La eterna tensión hijo-padre, la sustitución de unas generaciones por otras: El Tiempo, la Memoria, el Recuerdo…Y también la mirada. Los ojos como un arma, ojos que pueden expresar amor, miedo, odio, ira, la mirada de la Medusa mataba, según el mito griego. Y Perseo, dicen, usó el espejo de su pulido escudo para que el reflejo de los letales ojos de Medusa causaran la muerte del propio monstruo.
En esta novela, la Mirada de Saturno refiere, además, a un objeto de usos oscuros y legendarios, un objeto de culto, de poderes inimaginables, algo así como el anillo de Tolkien, que se transmite a lo largo de generaciones, se pierde entre las nieblas de la historia y es buscado por distintos caminos y con diversas intenciones, en general todas poco sanas y razonables.
Aunque el noventa por ciento de la narración ocurre en 1975, entre Madrid, Segovia y París, con algunos excursos a 1936 o a los años sesenta, hay tres capítulos que el autor introduce dando un barniz ancestral a la historia. Un primer capítulo a modo de explicación de cómo llega el misterioso objeto a Somosierra, otro capítulo sobre el Kabisuaar celtibérico, y el tercero sobre La Mirada de Sobek, el dios cocodrilo, en la Tebtunis egipcia. Estos excursos no los considero imprescindibles para entender la narración, y probablemente el relato de Ricardo hubiera podido funcionar perfectamente sin ellos, en mi opinión, pero están ahí, y quizás a otros lectores les sirva de apoyo informativo.
Ricardo Asensi, el protagonista de esta historia, se enfrenta con el distorsionado recuerdo de su padre, Carlos, y al mismo tiempo de su pasado, en una búsqueda desenfrenada, que le lleva a transitar por la frontera entre la razón y la locura. Tras muchos años viviendo con la muerte de sus padres como una terrible losa sobre su vida, ausente del cariño y ternura maternos, descubre que su progenitor no murió cuando ocurrió el accidente aéreo, sino mucho tiempo después, y en un psiquiátrico. Ese descubrimiento le perturba hasta el punto de iniciar un rastreo compulsivo de las pistas que pudieran llevarle a comprender qué había pasado en esos años, quien era, en realidad, su padre, y qué había pasado con su madre. Pero no es solo él quien sabe de la oculta existencia paterna, alguien más sigue sus pasos en la sombra, lo que a veces le lleva a situaciones francamente peligrosas. Ricardo se siente perseguido, vigilado, objeto de esa mirada que viene del pasado y que podría acabar con la vida que ha llevado hasta ahora.
Una trama cuyo telón de fondo son los días previos y posteriores a la muerte de Franco, días de inquietud y de inseguridad, pero que a Ricardo le traen sin cuidado, ya que la figura de su padre y el misterio que le rodea cobra una importancia vital, hasta el punto de identificarse con la búsqueda de ese Grial que suponía La Mirada de Saturno, el objeto cuya interpretación había perturbado a su padre hasta el punto de traspasar la frontera de la cordura, alejándose del mundo. Pero son sus ojos los que ven a Lucía, cuyo luminoso nombre y femenina presencia hace irrupción tanto en la vida final del padre como la del hijo, y el intercambio de miradas es un juego que lleva a otros juegos. Segovia, Madrid, París, Praga, Cuba…escenarios que se suceden y donde el autor va situando la acción.
Novela pues, de intriga, con fondo de la historia reciente española y europea, relatada con agilidad, corrección, y que despierta el suficiente interés como para leerla de una sentada. La portada, en la que un tramo de la acción se ve reflejada en la persecución nocturna, incluye esos ojos demenciales de Saturno devorando a sus hijos que Goya plasmó con fuerza en su pintura y que en la portada rivalizan con la luna, una luna brillantísima, que intuyo simboliza a Lucía, luz sin la que Ricardo hubiera caído en las sombras de la locura.

Guillermo Galván Olalla, (Valencia, 1950) periodista y escritor. Desde 2005 se dedica en exclusiva a la narrativa. Comenzó su tardía actividad literaria en 1998,  con la primera de sus novelas, La Mirada de Saturno, Tras ella, ha publicado El aire no deja huellas (finalista del Rodrigo Rubio 2001), Aislinn-Sinfonía de fantasmas (premio Río Manzanares 2002), De las cenizas (premio Felipe Trigo 2003), Llámame Judas (premio Alfonso VIII de la Diputación de Cuenca), Antes de decirte adiós (2009) y pasó diez años investigando y documentándose para escribir Sombras de mariposa (2010), que trascurre en el último tercio del siglo XI, y por la que ganó el premio Hislibris a la mejor novela histórica 2011.


Ariodante


24 marzo, 2013

VIEJO HUMANISMO


SOBRE EL VIEJO HUMANISMO
JAVIER GARCÍA GIBERT
Marcial Pons, 2010
Adentrarse en Sobre el viejo humanismo. Exposición y defensa de una tradición (Marcial Pons, Madrid, 2010), el último libro de Javier García Gibert, es sentarse frente al espejo, no sólo de nosotros mismos, sino de lo mejor que ha dado la tradición en Occidente. Se trata de un amplio y panorámico ensayo de historia cultural, que nos pone delante de los más altos modelos y referentes en este sentido, y nos recuerda que nuestra dicha y nuestra plenitud no está reñida con la exigencia, sino que más bien deriva de ella. Como afirma el autor –y aunque la modernidad parezca haberlo olvidado- no es el derecho lo que ennoblece al ser humano, sino el deber, y el primer deber es, precisamente, llegar a ser un hombre (o una mujer) en la más alta y la más digna acepción del término.  Ya lo dijo Píndaro, llega a ser el que eres, el que de verdad tienes la potencialidad de ser. Esta es la exigencia permanente del viejo humanismo, cuyos fundamentos y consecuencias el autor va desgranando a lo largo del libro.
Como decíamos, Sobre el viejo humanismo es un ensayo que repasa, desde sus mismos orígenes, la tradición humanística occidental. Desde Platón, Cicerón, San Agustín, Petrarca (el primer humanista moderno), Montaigne o Erasmo hasta las reflexiones humanísticas del siglo XX, García Gibert nos descubre y nos describe los rasgos esenciales de esa tradición, y los movimientos que, falsamente, se han apropiado del nombre y han traicionado la idea, vendida a menudo, desde la Ilustración, bajo el fácil remoquete del ‘humanitarismo’. Esta discriminación que el autor argumenta en relación a los falsos humanismos de la modernidad es uno de los aspectos más eficaces y clarificadores del libro, y lo convierten en una obra que nos parece enormemente necesaria en la ceremonia de la confusión actual, además de canalizar una saludable y no menos necesaria reflexión en libertad que se encuentra provocadoramente alejada de la “corrección política”.
En una época tan olvidadiza de sus propias raíces como la presente resulta estimulante una obra que nos recuerda de un modo tan vivo y transparente el “canon” básico de nuestra cultura, los hitos fundamentales de la sabiduría, en el mundo occidental. Y en unos momentos tan delicados como los que atravesamos, con una hondísima crisis económica y de valores que es el resultado del pensamiento de la inmediatez y de la ceguera materialista, el libro señala el tesoro escondido que nos permite afrontarla de la mejor manera y retomar el camino en la buena dirección: sacando a la luz esa tradición que persigue, en todo caso, como dice el autor en su ilustrativo Prólogo, “el ennoblecimiento armónico del ser humano en sus facetas ética y estética, existencial y espiritual”.

 Maria Luisa Lucas

¡Sálvese quien pueda! - Andrés Oppenheimer

¡Sálvese quien pueda! El futuro del trabajo en la era de la robotización. Oppenheimer siempre me ha llamado la atención, si bien no he sid...