13 febrero, 2013

JUGANDO AL BACARRÁ


BACARRÁ

ÓSCAR URRA


Tercera entrega de Óscar Urra y su emblemático detective privado Julio Cabria. Al contrario de la lógica el autor ha elegido un nuevo modelo, un formato más continuista, es decir, mismos personajes, mismo espacio y una trama que enlaza con los anteriores títulos de la saga. Ahora me preguntó si continuará con sucesivas entregas o Urra da por terminada la trilogía.
El listón se ha ido elevando en las obras anteriores y Bacarrá aún lo eleva un poquito más, aquí la prosa de Urra deslumbra, luce como nunca y sobre todo se nota ese poso de madurez y de saber hacer que dan tener dos novelas a las espaldas. Ya no sorprende el autor y ahora lo que nos muestra tiene momentos de auténtica delicia, como el primer capítulo, una obra de arte.

De todas formas a lo largo de la novela se van mostrando buena parte de su fino sentido literario:
“Los dados no tienen ni tendrán la gracia de las cartas, meditaba Cabria esquivando turistas borrachos por la Cava Baja a las tantas de la madrugada, de retorno a su morada. Los dados son veloces, atolondrados y dependen de la suerte o de la trampa, como un pícaro del Siglo de Oro, mientras que el naipe es espiritual, volátil y traicionero, como un personaje de Shakespeare, aunque ambos hagan un ruido delicioso sobre el tapete; unos, a cráneos dulcemente entrechocados; otros, a resuello cercenado. En la mano, la carta es fría y el dado cálido. El dado va desnudo y hay que cubrirle; la carta va vestida, y hay que desnudarla. Al caer, el dado se hace el muerto, mientras que la carta mata. El naipe es un cortesano renacentista, el dado un legionario romano; el dado es plebeyo, la carta patricia; uno es el ying, otro el yang; y así hasta el infinito, o hasta mi portal....”Pag. 61.
Entre las líneas del texto aparece, cómo no, todo el arte y la imaginería de los juegos de azar, como ha sido el ejemplo anterior y el siguiente:
“Quería ver claro de una vez y librarse de la maldición que últimamente le perseguía: ganaba casi sin querer, jugara a lo que jugara, y, como todo jugador sabe, una racha demasiado larga, buena o mala, engendra desgracias, viola la dinámica secreta de la lógica timbera, te marca ante los demás y ante uno mismo como un raro y un indeseable de los tapetes.” Pag. 91
.
En este fragmento aparece uno de los elementos que más valoro en el escritor madrileño y es su fino sentido psicológico, no se juega para ganar, al menos no siempre, se juega por el vicio de jugar e incluso, como se destaca en el fragmento, ganar siempre puede acarrear un problema, pues la suerte y la desgracia caminan de la mano, algo que es tan cierto como que ésta es una buena novela.
Otra de las características de Urra como escritor son los personajes que crea y su mundo propio. Son personas solitarias, frías, ensimismadas en su mundo con claro oscuros, en algunos con grises y en otros con negros. Trabaja muy bien el escritor ese ambiente, un tanto claustrofóbico, cerrado, tan opaco como una timba de las que acostumbra a describirnos y aunque pueda parecer que con semejante ambientación sus novelas no sean de sencillo tránsito no lo es, su mundo se abre con una facilidad que asombra y nos ofrece ese ambiente canallesco tan animoso.
En resumen un buen colofón para la trilogía, un verdadero soplo de aire fresco a la novela negra hispana y también una invitación a un mundo nocturno, variopinto, estrafalario, jugador y apostavidas que tan bien viene para los lectores. Si le sumamos una prosa contundente y de calidad ya tenemos una serie de novelas de lo más destacable. Toda una invitación a la lectura y al disfrute.


Sergio Torrijos

DATOS TÉCNICOS:

212 páginas
 ISBN: 978-84-15065-09-8
 EDITORIAL: SALTO DE PÁGINA
Fecha de publicación:  2011



11 febrero, 2013

ALICIA MARAVILLADA


LA ÚLTIMA MARAVILLA DE ALICIA

MANUEL VALERA

Ediciones Evohé, 2012

La última maravilla de Alicia, de Manuel Valera, nos trae una historia maravillosa, y hago uso de las varios sentidos que tiene este adjetivo.
Respecto al argumento, este es un poco difícil de explicar sin tener en cuenta muchos de los aspectos que conforman la historia y que, a la vez, pueden destriparla. Pero lo voy a intentar, queridos posibles lectores, para que os hagáis con él y os maravilléis tanto como yo. La última maravilla de Alicia nos cuenta la historia de Isaías, un joven —al parecer poeta— que se encuentra un poco perdido en cuanto a su vida. En un viaje en tren (así es como empieza la novela) tiene un encuentro fortuito con una extraña y cautivadora muchacha que se llama Alicia y dice ser, nada más y nada menos, la Alicia de Lewis Carroll. A partir de entonces, Isaías vivirá la vida desde una perspectiva distinta.
He de decir que no conocía a Manuel Valera pero me ha encandilado. Su forma de contar es bellísima y cada una de las páginas de esta historia —o cuento, si queréis— está impregnada de magia: la magia que desprende Alicia, la de los personajes y referencias a Lewis Carroll, la del encuentro y desencuentro, la magia maravillosa del amor y de la búsqueda. Y es que nuestro protagonista se pasa los días desde su encuentro con Alicia buscándola. Y esa búsqueda me ha recordado mucho a la de Horacio Oliveira, el cual se vuelve loco buscando a su Maga. Y es eso también lo que le ocurre a Isaías, porque en realidad no está buscando solo a su amor, que es Alicia, o que puede no serlo, ya que es posible que exista o que esté solo en su imaginación, sino que también es la búsqueda del sentido en la vida, la búsqueda de uno mismo, la del más allá de las cosas que nos rodean.
A lo largo del cuento van apareciendo personajes de Alicia, así como otros personajes que fueron reales y que ahora se introducen en la ficción que crea Isaías —y Valera, a su vez—. Es el caso de la charla —tan amena y reveladora— que mantienen R. L.  Stevenson y nuestro querido protagonista, y de la que voy a dejar alguna huella para que disfrutéis:
“La ficción es para el hombre adulto lo que el juego para el niño: ahí es donde altera la atmósfera y la tendencia de su vida”, señala Stevenson en una de sus intervenciones.
Y en otra: “Yo sigo creyendo en la decencia última de las cosas”.
Y así, poco a poco, con una prosa poética llena de belleza, que nos hace ver las cosas desde el punto de vista de la sensibilidad de Isaías, vamos andando de la mano con él en su búsqueda por deshacerse de todo lo que en realidad no es importante, de aquello que no hace feliz, de romper con los horarios y las reglas… Isaías ansía deshacerse del miedo que tiene y desea no ser uno más de esos que se levantan a las cinco menos cuarto de la mañana para ir a trabajar.
En la segunda parte del libro presenciamos la locura —o quizá razón— a la que cae Isaías al sentir que Alicia no va a volver. Como consecuencia de sus faltas reiteradas al trabajo y de acudir a la reunión disfrazado de As de Corazones, se le convoca a un juicio (recordáis el de Lewis Carroll, ¿no?) en el que la ironía llega a su culmen y desemboca en una resolución sabia por parte del juez: por una vez, ha vencido la locura de la fantasía —pero también de la razón, de la nuestra en la intimidad y en nuestro yo interior— frente a la realidad, tan mortífera como lo ha sido siempre con Isaías.
Y una vez ha conseguido vencer a esa realidad y deshacerse del miedo, es hora de viajar al lugar que veía en sueños, donde tal vez encuentre a su Alicia. Pero eso ya os lo dejo a vosotros, lectores.
La última maravilla de Alicia es un cuento repleto de metaliteratura, magia, fantasía, poesía en cada una de sus páginas. Es una alegoría sólidamente construida sobre el acontecer diario del ser humano mojado por la rutina de reglas, creencias y actitudes que parece que se tengan que seguir. Isaías es el símbolo de aquel que —no sin miedo al principio, por supuesto— abre su mente, deja volar su imaginación y plasma su yo interior en esa realidad cotidiana.


Elena Montagud

09 febrero, 2013

LA REINA LEONOR


LEONOR DE AQUITANIA
Régine Pernoud

«Leonor, por la cólera de Dios, Reina de Inglaterra».
Realizar una reseña sobre un personaje histórico de la talla de Leonor de Aquitania nunca es tarea fácil. Pero Leonor no merecería sólo una biografía, sino muchísimas más, ya que forma parte de ese puñado de mujeres excepcionales que destacaron por no conformarse con el papel que la sociedad les otorgaba,  y en el que figuran nombres propios como Hatshepsut, Isabel la Católica, María de Molina, Teresa de Jesús, Juana de Arco, Agustina de Aragón o Marie Curie; mujeres envueltas en un halo de leyenda como el que rodeó, ya en vida, a la duquesa de Aquitania, dos veces reina, de Francia y de Inglaterra.


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Leonor de Aquitania nació a principios de la década de 1120 y, desde su infancia, se vio rodeada de un ambiente culto y cortés. Convertida, al morir su hermano, en la única heredera del vasto dominio aquitano, siempre sintió una inclinación natural por las letras y la música. Al contraer matrimonio con Luis VII, rey de Francia, Leonor entra en la Historia y, a partir de ese momento, todos sus actos y decisiones se funden con un siglo excepcional, salpicado de figuras como la de Enrique II, Tomás Becket, Bernardo de Claraval, Guillermo el Mariscal, Ricardo Corazón de León o Juan Sin Tierra. Años de religiosidad, de cruzadas, de trovadores y de poesía cortés que ella impulsará en gran medida, y en los que se asiste en las artes al nacimiento de un nuevo estilo, el gótico, que llegará a todos los confines del orbe cristiano y erigirá catedrales para acariciar, con los dedos del alma, la majestad de Dios.


No es posible leer la biografía de Leonor de Aquitania sin caer preso de su personalidad arrolladora. Lejos de los cánones medievales de la mujer, la reina de Francia marcha con su marido a Jerusalén en plena cruzada; impulsa la nulidad de su casamiento para contraer matrimonio con Enrique II; es madre de diez hijos (dos con Luis VII y ocho con el rey inglés); recorre sus dominios con admirable tesón; se convierte en fuente de inspiración del amor cortés; subleva a sus propios hijos contra su padre e, incluso, encabeza una carta dirigida al mismísimo Papa de la siguiente manera: «Leonor, por la cólera de Dios, Reina de Inglaterra». Una mujer que, desgarrada por el dolor de ver a su hijo predilecto prisionero, se atreve a reprochar el comportamiento al propio Celestino III: «Los reyes y príncipes de la Tierra han conspirado contra mi hijo; lejos del Señor se le tiene en cadenas, mientras otros saquean sus tierras; se le sujeta mientras otros le flagelan. Y durante todo este tiempo la espada de San Pedro permanece en su vaina».



Régine Pernoud (Châteaux Chinon, 1909- París, 1998), medievalista rigurosa y narradora de excepción, se embarcó hace cuarenta años en una empresa nada sencilla: acabar con los mitos, leyendas y fábulas que acompañaron a la reina Leonor, no sólo durante su vida sino también tras su muerte. Para la historiadora francesa y doctora en Letras no sería un hecho aislado, ya que hizo de la lucha contra los prejuicios su leitmotiv, como dejaría patente en el brillante ensayo Para acabar con la Edad Media, publicado por la editorial Medievalia y cuyo rotundo título avanza el propósito de la autora, que no es otro que el de alumbrar la oscuridad medieval y desmontar de un plumazo la creencia generalizada de que el Medievo encarna, mejor que ninguna otra época, la ignorancia, el embrutecimiento y el subdesarrollo. En este caso ha sido Acantilado la encargada de traer al mercado español una reedición de esta estupenda biografía publicada por primera vez en 1969, fecha que, curiosamente, no se indica en el libro, pero que no constituye un olvido involuntario de la editorial como ya ha demostrado en otras de sus publicaciones. No es ésto lo único a destacar en las siempre impecables ediciones de Acantilado: en este caso encontramos también un par de erratas en los árboles genealógicos que ilustran el texto, y en los que se menciona a la esposa de Alfonso VIII de Castilla como nieta en vez de hija de Leonor, y a San Luis, rey de Francia, como Luis VIII en vez de Luis IX.


Con una figura histórica de la magnitud de Leonor –o Aliénor, como se la conoce en la historiografía francesa-, es fácil caer en la tentación de la hagiografía. Sin embargo, Pernoud levanta una muralla que mantiene alejados sentimentalismos, sensiblerías, leyendas y cuentos románticos trasnochados para construir una imagen sólida y bien documentada de una mujer con una fuerza y un empuje excepcionales, dotando al ensayo de amenidad sin perder un ápice de rigor. Esta medievalista francesa que, como Leonor, rompió moldes en una época en la que la investigación científica era terreno casi exclusivo del sexo masculino, acerca al lector la figura de la reina de Inglaterra cuidando hasta el más mínimo detalle. Los capítulos de esta biografía, tan apasionante que se lee como una novela, están intitulados con elegancia y evocación, arrancan con unas bellas estrofas de amor cortés de Bertrand de Born, de Bernart de Ventardorn o de Peire Vidal, y su prosa es tan elegante, delicada y embaucadora que al acabar un capítulo no se puede evitar devorar el siguiente con fruición. La abundancia de anécdotas, el desfile de personajes, la vida cotidiana en la corte, las intrigas políticas, las guerras intestinas o los conflictos entre Iglesia y Estado transmiten la pasión de la autora y contagian su fascinación por un siglo deslumbrante y rebosante de Historia con mayúsculas.

Pilar Moreno Monteverde

Datos libro:

Régine Pernoud

LEONOR DE AQUITANIA
Acantilado 2009

336 páginas.

¡Sálvese quien pueda! - Andrés Oppenheimer

¡Sálvese quien pueda! El futuro del trabajo en la era de la robotización. Oppenheimer siempre me ha llamado la atención, si bien no he sid...