EDUARDO MARTÍNEZ ABARCA
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14 septiembre, 2012
CUÉNTAME UN CUENTO
Andrea y los masticadores es un libro infantil para todos los
La historia comienza situándonos
en una mina de carbón galesa a finales del siglo diecinueve. Dos mineros cantan
en el mismo coro pero siempre están discutiendo, hasta que un viejo minero les
obliga a cantar juntos. Lo hacen tan bien que, de repente, tras una grieta de
la pared, aparece un extraño ser muy grande, que les observa fascinado.
Siguieron cantando por si acaso le calmaba, para que no les hiciera daño. Y
entonces, al acabar, el animal… ¡eructa! Agradeciéndoles la canción. Es así
como el hombre conoce a los masticadores. El autor nos cuenta entonces para qué
se utilizan los masticadores: para dar combustible. Entonces les suben en
trenes y los mineros galeses pasan a ser maquinistas.
Luego la situación pasa a años
más tarde, cuando los masticadores ya se han afianzado en la vida y son algo
cotidiano. Estos adorables bichitos crean combustible cuando la gente canta
ante ellos. La acción nos sitúa en un pequeño pueblo de ferroviarios en el que
vive nuestra protagonista junto a su padre. Andrea espera a su padre, que está
haciéndole un examen a un aspirante a maquinista. Cuando llegan, lo celebran, y
ella al cabo de un rato se marcha. Pero sucede algo extraño: en la estación
solitaria ve dos sombras negras que pasan junto a ella, y un olor penetrante
llega hasta sus fosas nasales; un olor que le provoca un desmayo. Al despertar,
se encuentra con un muchacho más pequeño que ella y se lo lleva a su casa, porque
parece asustado. Al día siguiente les cuenta a sus amigos lo sucedido pero
cuando regresan, el chico ya no está, y les ha dejado tan solo una misteriosa
nota… Es a partir de aquí cuando comienza todo el misterio, pues los
masticadores comienzan a desaparecer, y junto con ellos los maquinistas.
¡Alguien los está secuestrando! Andrea y su pandilla serán los encargados de
resolver este misterio y no se detendrán hasta conseguirlo.
¿No les fascina tanto a los más pequeños
como a los mayores esta historia? A mí me encantó cuando la leí y descubrí que
su autor es un excelente creador de historias. Debemos resaltar el carácter
natural de los diálogos, pues Eduardo los escribe con maestría. En ellos, no
sobra ni falta nada, todo lo que se tiene que decir está dicho, y en el momento
adecuado. Para mí, junto a los masticadores y los protagonistas, es lo mejor de
la novela.
Cabe pensar que esta historia se
sitúa en un mundo paralelo posible, en el que la electricidad fue vencida por
los masticadores. Un mundo que parece ser mucho mejor, pues no hay
contaminación y todo el mundo (o casi todo) canta para hacer felices a los
masticadores y que les produzcan combustible. Ante esta reseña, el lector puede
pensar que los adultos son crueles al tener a unos animales obligándoles a
hacer eso, pero en realidad, cuando uno va avanzando en la novela, se da cuenta
de que los humanos aman, miman y cuidan a sus masticadores y que estos
realmente gozan del trabajo que hacen.
12 septiembre, 2012
CUENTOS PERVERSOS
CUENTOS POPULARES
Hace algún tiempo oí hablar de
este libro y me llamó mucho la atención. Al principio el hecho de leer una
antología de relatos, me despertaba cierta suspicacia, pues no es género que me
entusiasme. Pero la idea de que escritores actuales cogieran los argumentos de
los cuentos infantiles, y escribieran de nuevo sobre ellos, pervirtiéndolos,
despertó mi curiosidad. Con cierto recelo empecé a leerlos y la verdad, me
sorprendió. Primero porque, al no estar acostumbrada a leer relatos cortos, me
supieron a muy poco. Sobre todo aquellos que me gustaron. Y en segundo lugar,
al no conocer de nada el foro de donde había salido, ni la forma en que se
había gestado, no entendía como se podían unificar estilos y calidades tan
sumamente dispares. Por ello, cuando hice el primer comentario de esta obra
para la web Espada y Brujería, fui concisa y comenté solo los dos relatos que
mas me habían gustado.
Meses después, cuando mi
experiencia en las redes literarias del fantástico español ha avanzado y he ido
conociendo un poco más de este curioso mundo, me apetecía volver a comentarlo,
ahora en mi propio blog. Sé que pronto saldrá a la luz el tercero de los
volúmenes de esta colección, y también se que el cuarto se está gestando en las
profundidades del foro que dio forma a los anteriores. Pienso seguirles la pista y ver, como
espectadora curiosa, como se desarrolla la trama.
He de decir del segundo volumen,
dedicado a la historia, que me defraudó un poco. Pienso que jugaron en su
contra dos aspectos importantes: uno que la historia es un tema más arduo y
menos cómplice que el de los cuentos para dejarse pervertir. Y otro, que el
primero había puesto el listón bastante alto en cuanto a la calidad. Aun así
encontré varios relatos que me gustaron bastante. Pero este segundo volumen lo
dejo para otra entrada, donde los comentaré con mas detalle.
Sobre este primer volumen, como
ya he dicho, utilizar la palabra “Perversiones” con el paréntesis adecuadamente
colocado, jugando con la idea de versionar cuentos clásicos desde un puntito
perverso, me pareció genial. Me pareció que era la mejor manera de volver a
leer los cuentos clásicos de la infancia que, en cuanto crecemos un poco,
sabemos, como bien dice Jose Antonio Cotrina en su prólogo, que nos han contado
desvirtuados, estafándonos la realidad de sus historias.
Por supuesto, la elección de los
cuentos a versionar ha sido acertada, muy acertada, pues aunque sin estar todos
los que son, si que son todos los que están, y los veintiséis relatos nos cuentan
la verdadera historia (según su autor, claro) de todos esos mitos que han
poblado nuestra infancia a fuerza de ser oídos, leídos y vistos en la pequeña y
en la gran pantalla una y otra vez. Y seguro que hasta en alguna ocasión hemos
representado en el cole, con motivo de la fiesta de fin de curso, demostrando
nuestras grandes dotes para hacernos un lío con dos simples frases o para
tropezar y caer en el momento más inoportuno.
Como en toda antología de
relatos, los hay malos, regulares, buenos y muy buenos, y esta no iba a salirse de la tónica general.
Pero he de decir que las dos últimas categorías superan ampliamente a las
primeras, por lo menos en lo que a mi opinión se refiere.
En el primero, Ignacio Cid, con
una prosa cuidada, pulida y muy rica, no nos traslada al mundo actual, sino que
nos desgrana el cuento magistralmente, creando un clima de angustia para, en el
último momento, lanzarnos esa astilla dura y cruel que se nos clava en el alma
para no irse ya.
En el segundo, Virginia Pérez de
la Puente nos lanza, desde esta sociedad dura y amarga, a una escalera de
sensaciones y sentimientos, consiguiendo con asombrosa maestría y agilidad, que
nos sintamos en la piel de cada uno de sus personajes, increíblemente vívidos y
reales, dando la versión del cuento que todos quisiéramos haber leído en nuestra infancia (y más todavía en nuestra
adolescencia), dejándonos con una sonrisa cómplice en el corazón al leer la
última frase.
En el tercero, Moises Cabello nos
plantea una metáfora de la maduración del alma, de la pérdida de la inocencia,
que me ha tocado en profundidad. No es
un simple relato. Ninguno de los tres lo es. Pero si unimos lo que nos cuentan
a la forma en que nos lo han contado, nos encontramos con tres pequeñas perlas,
tres aljófares en un collar de preciosas cuentas.
Aparte de estos tres, que se han
fijado en mi mente y en mi corazón con mucha fuerza, ha habido otros, escritos
con indudable maestría y grandes dosis de ironía que me han dejado muy buen
sabor de boca y me han dibujado una gran sonrisa en el rostro.
Es el caso de “Huan sin miedo” de
Alex V. Vegas, que me sorprendió mucho en el último párrafo y no pude evitar
soltar la carcajada cuando lo estaba leyendo. También me gustó mucho “Blanche
al desnudo” de Ana Morán, con esas reminiscencias a la genial
película de Mankiewicz protagonizada
por Bette Davis, y ese final que nos guiña un ojo.
El resto no los voy a comentar,
pues no quiero convertir la entrada en un resumen de los relatos. Todos tienen
un punto perverso que nos guiña un ojo travieso desde sus páginas, y aunque los
hay que me gustan más y otros que lo hacen menos, todos están escritos con
mucha corrección y elegancia. Me alegro que el grupo continúe con la idea y
como ya he dicho antes, seguiré muy pendiente de sus trabajos.
Ángeles Pavía
Ángeles Pavía
Ficha Técnica:
Título: (PER)
VERSIONES: CUENTOS POPULARES
Colección: NARRATIVAS. SEDICE.COM
Páginas: 233
ISBN: 84-614-2220-3
Género: Antología
de relatos
AUTORES:
Eugeni Guillem Darné,
David Prieto Ruiz,
Alejandro Guardiola Refoyo,
Manuel Osuna, Héctor Gómez, Leonardo Ropero,
Laura Quijano, Sergio Macías García,
Josep Martín Brown,
Ricardo Montesinos,
Virginia Pérez de la Puente,
Jorge Asteguieta Reguero,
Moisés Cabello, Ignacio Cid Hermoso,
Susana Eevee, Julio Igualador,
Antonio J. Llatas López,
Laura López Alfranca,
Mario Manzano Vázquez,
Ana Morán, Diana Muñiz, Juan Carlos Pereletegui,
José María Pérez Hernández,
Juan José Tena, Alex V. Vegas, Aintzane Egiluz Romero
09 septiembre, 2012
SARAJEVO EN EL CORAZÓN
Dzevad
Karahasan
Europa
contempló con asombro en los años noventa los sucesivos conflictos que
surgieron tras la desintegración de Yugoslavia. En el seno de una Europa que se
preciaba de sus ideales de civilización, prosperidad, derechos humanos, etc,
surge un conflicto que pone de manifiesto una realidad discordante. La caída
del comunismo fue saludada como la oportunidad para la reconciliación de los
europeos, divididos hasta la fecha por el telón de acero, pero cuando aún no se
habían podido calibrar las consecuencias de estos cambios, apareció un nuevo
foco de confrontación que amenazaba por extenderse a los estados vecinos.
La Europa
que gustaba de presentarse como fruto de una tradición cultural, intelectual y
religiosa común, se sorprendía al contemplar guerras de carácter étnico y
religioso, a pocos kilómetros de sus modernas capitales. Más aún, toda Europa
descubrió que expresiones como limpieza étnica, fosas comunes o franco
tiradores, saltaban a la realidad desde los documentales y los libros de
historia volviendo a reclamar su espacio.
Ese pasado,
las guerras balcánicas de principios del siglo XX, el desencadenamiento de la
Primera Guerra Mundial, se aglutina con precisión milimétrica para destruir una
imagen confortable de nosotros mismos. ¿Y qué hace Europa? Entre dudas,
vacilaciones, decisiones equivocadas, reconocimientos unilaterales, interesados
y precipitados de nuevos estados, el caos y la división vuelven a ponerse de
manifiesto.
Los
ciudadanos europeos, quizá ajenos a las complicadas leyes geopolíticas,
contemplan las noticias de la televisión con asombro y horror. Las explosiones,
las muertes en la cola de una panadería o la gente corriente por las calles no
vienen de países del Tercer Mundo, de Jerusalén o de Líbano: vienen de
Europa.
Los muertos
viven, vivían, en casas prácticamente iguales a las nuestras. Casas con
calefacción, televisión y video, antena parabólica. Sus habitantes no son de
piel oscura, ni llevan extraños atuendos. Visten como nosotros, con americana y
corbata, con faldas ceñidas y tacones. Y como nosotros, parecían vivir ajenos a
las miserias del mundo, pero ahora deben correr por sus calles huyendo de balas
perdidas, granadas, cascotes. Incomprensible.
Y mientras
algunos reflexionaban sobre el fin de la historia, el renacimiento del
nacionalismo o la pujanza del Islam, los ciudadanos de la antigua Yugoslavia
trataban de continuar con sus vidas, de superar sus problemas diarios, sus
inmensas dificultades. De esta experiencia extrae Dzevad Karahasan el principal
aporte a su obra, Sarajevo. Diario de un éxodo.
En este
libro, Karahasan reflexiona sobre las consecuencias del conflicto en la vida de
los habitantes de Sarajevo, desde un punto de vista filosófico; esto es,
discurre sobre los efectos morales de la guerra, sobre el papel del intelectual
ante la misma, sobre los efectos de los bombardeos como factor de cohesión de
la comunidad asediada, etc. De todas sus reflexiones escojo al azar las
siguientes:
- El papel
del trabajo (y el Arte) como reserva de la dignidad humana: Durante el asedio de Sarajevo Karahasan fue nombrado
decano de la facultad de Artes Escénicas. Tras uno de los primeros grandes
bombardeos sobre la ciudad se reunió con sus alumnos y decidieron continuar con
el curso en la medida de sus posibilidades, preparando la representación de las
obras de fin de carrera.
Nada parece
más contradictorio que un conflicto y el Arte. Pero precisamente el conflicto
nace cuando los hombres pierden esa sensibilidad, esa capacidad de empatía y
ese respeto, no sólo por los demás sino por uno mismo. Trabajo, dignidad,
sensibilidad y Arte surgen de entre las cenizas humeantes de Sarajevo como
verdades inmutables, verdadera esencia de esa cultura que Europa no supo
defender en aquellos días.
- Fundación
del PEN Club de Bosnia y Herzegovina: un colega de
Karahasan le invita a la fundación del PEN Club como acto de rebelión y
resistencia frente a los horrores de la guerra. Pese a sus iniciales
resistencias a participar en este tipo de actos formales, y ante los argumentos
de su amigo, decide participar en el acto (aunque finalmente un bombardeo le
impedirá llegar al lugar donde se ha convocado la reunión): “Mientras
pensáramos en la literatura, mientras nos saludáramos tal como exige la buena
educación y utilizáramos los cubiertos para comer, mientras deseáramos escribir
o pintar algo, mientras nos esforzáramos por articular nuestra situación y
sentimientos a través del teatro, tendríamos la posibilidad de persistir como
seres de cultura, de defender nuestra ciudad y la tolerancia que en ella
reinaba, de salvaguardar nuestro derecho a la convivencia entre pueblos,
religiones y convicciones diferentes. Por eso era importante que en la reunión
en la que se fundara el PEN Club de Bosnia y Herzegovina estuviéramos todos los
que teníamos que estar”.
- La Verdad
en una obra de Arte: el asedio de
Sarajevo y las duras condiciones de vida que debían afrontar sus habitantes,
provocaron una pequeña escena, apenas perceptible, apenas de dos o tres
segundos de duración, en una de las representaciones de los alumnos de
Karahasan. El actor debe tomar la mano de la actriz y besarla con apasionado
amor. Esa mano simboliza en la obra lo hermoso, refinado e inalcanzable.
Sin embargo,
la realidad se cuela de manera indiscreta en el escenario. La mano de la actriz
está ajada, falta de cuidado y de higiene (el agua se había convertido en un
recurso precioso) y el actor no puede disimular la distancia que hay entre el
objeto de deseo que se supone ha de besar y la realidad que sus ojos
contemplan.
Sólo un
gesto, un breve instante y sus labios se posan ardorosamente sobre esa mano y,
desde ese momento, la compenetración entre ambos intérpretes alcanza un nivel
excepcional. Sin embargo, la mirada analítica del profesor se ha detenido en
ese leve momento en el que el actor ha sido incapaz de abstraerse la realidad e
interpretar su papel, recrear la ficción.
De esta
escena surge la siguiente reflexión: “En la escuela se aprende que la verdad
interior de la obra de arte consiste en la realización consecuente de los
principios básicos de la estructuración; pero ahora sé, gracias a ese instante,
que existe una forma más profunda y muy diferente de verdad interior de la obra
de arte, esa que se alcanza sólo cuando mediante el arte se defiende y
demuestra la realidad de las personas vivas y su necesidad de vivir como seres
de cultura, y de modo tal que esa necesidad de cultura es al mismo tiempo una
necesidad existencial”.
- Las dos
traiciones de la Literatura: Karahasan
acusa a la literatura de su país de dos graves culpas. De una parte, considera
que la literatura de la forma, la estética, la que abandera el arte por el
arte, la que se recrea en ella misma como principio y fin, al margen de todo lo
ajeno a ella, es culpable de favorecer un distanciamiento ético de la realidad.
La ausencia de valores y principios se traduce en una sociedad insensible,
egoísta, centrada sólo en el placer más inmediato. De ahí que el sufrimiento
ajeno sea visto como una mera cuestión estética; puede ser bello o no, pero no
se enjuicia moralmente. Acusa, por tanto, a estos escritores de inmorales y a
sus escritos de evitar un posicionamiento entre el bien y el mal.
Pero
Karahasan también acusa a la literatura de alejarse del modelo en el que los
personajes tienen un carácter, una psicología, un modo de pensar y sentir en
función del cuál actúan. Se admiten cambios de personalidad, flexibilidad en
sus actos y emociones, pero, en definitiva, cada personaje es un individuo que
se representa a sí mismo. Por contra, Karahasan señala acusadoramente a la
literatura en la que las personas actúan de un modo u otro en función, no de su
individualidad, sino de su pertenencia a una religión, a un partido político, a
una nación. Así, el serbio tiene una personalidad y un modo de pensar y actuar
diferente al de un bosnio, un conservador o un musulmán; es su pertenencia a
una etnia lo que le convierte en estandarte de la misma. El individuo queda
desposeído de sí mismo para ser reducido a un arquetipo sobre el que construir
el odio y el rechazo, los tópicos que luego repetirán los generales y los
políticos en sus discursos.
Si bien es
cierto que ambas visiones de la literatura parecen contradictorias (una es
claramente desideologizadora, la otra es profundamente ideológica) y que es
probable que ambas tendencias sean consecuencia (y no causa) de la realidad
metaliteraria, no es menos cierto que Karahasan opta por una visión del
individuo libre y responsable de sus actos, con capacidad y autonomía para decidir;
opta por un ciudadano, no por un serbio o croata y, al menos en esto, no
podemos por menos que estar de acuerdo con él.
El libro se
cierra con una despedida melancólica: los primeros judíos arribaron a Sarajevo
a finales del siglo XV, llegaban tras la expulsión de España por los Reyes
Católicos. En Sarajevo se asentaron y compartieron la fortuna y la desgracia de
la ciudad al igual que el resto de sus habitantes. Durante el cerco a Sarajevo
se celebró el Quinto Centenario de su llegada y, pocos días después, la
práctica totalidad de la comunidad judía de Sarajevo abandonó la ciudad rumbo a
un nuevo exilio. Los judíos se ponían de nuevo en marcha después de quinientos
años, después de haber sobrevivido a diferentes dominaciones de la ciudad (el
Imperio Otomano, el régimen nazi, la dictadura comunista, ...).
Y Karahasan
se pregunta si la propia idea de Sarajevo como centro de convivencia de tres
religiones, tres culturas, ha sucumbido a la fuerza bruta y si, como han hecho
los judíos durante dos mil años tras sus celebraciones despidiéndose con un “el
año que viene en Jerusalén” siendo dicha ciudad más una referencia mítica
que un centro físico, no harán lo propio los sarajevos repitiendo
acongojadamente “el año que viene en Sarajevo”. Y es que, en definitiva,
el éxodo al que hace referencia el título del libro no es sino la constatación
de la orfandad del autor al que sólo el mito de una ciudad, a la que ya no
puede reconocer en la realidad que le rodea, sostiene.
GWW
Datos del libro
- 14.0x22.0cm.
- Nº de páginas: 123 págs.
- Editorial: GALAXIA GUTENBERG
- Lengua: CASTELLANO
- Encuadernación: Encuadernación en tela
- ISBN: 9788481094893
- Año edición: 2005
- Plaza de edición: BARCELONA
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