06 septiembre, 2012

BYRON RECUERDA


LAS MEMORIAS DE LORD BYRON
ROBERT NYE
Título original: The Memoirs of Lord Byron, 1989
ISBN: 8434590581
Género: Novela Histórica
Editorial: EDHASA
Fecha de publicación: 1991
Número de páginas: 220


Robert Nye,  (Londres, 1939) el autor de este libro, se introduce dentro de la piel de Lord Byron, absorbiendo personalidad y modos lingüísticos del poeta, y reescribe unas memorias que el poeta romántico podría muy bien haber escrito. De hecho, las escribió, pero fueron quemadas por no ser muy adecuadas para el público, a juicio de su albacea, Hobhouse. Al parecer, estaban llenas de obscenidades, detalles morbosos, y descubrían hechos ilícitos y punibles por la justicia del momento. Tampoco quedaba muy bien parado el honor o el prestigio de algunas personas, por lo que su albacea, su hermanastra y su esposa deciden hacerlos desaparecer.   Nye intenta reproducir lo que hiubieran podido ser esas memorias, basándose muy fielmente en lo que queda de los Diarios byronianos, cartas y testimonios de terceros. Alterna, a lo largo de cada capítulo, el relato de lo que le está ocurriendo en Venecia en el momento de escribir (relación con varias amantes, encuentros con Shelley y otros amigos, juegos y correrías de su hija Allegra…) con los recuerdos que va desgranando del pasado.
Desde el veneciano Palazzo Mocenigo, donde reside en 1818 rodeado de pavos reales, monos, gallinas de Guinea, grullas egipcias, un cuervo, y su pequeña hija bastarda Allegra, correteando por las escaleras y parloteando en dialecto veneciano, George Gordon, sexto Lord Byron, rememora a los treinta años infancia y juventud en Inglaterra, viajes posteriores a Oriente, los primeros escritos, las relaciones con las mujeres…todo lo encontramos en los dieciocho amenos capítulos y dos post-scriptum de este texto, muy byroniano ―detalles escatológicos incluidos, para dar más verosimilitud. Un epílogo final narra en breve la muerte del poeta en Grecia, probablemente más debida a un absurdo tratamiento médico de unas fiebres, que a la propia enfermedad.
Así, Byron narra la infancia pasada en Aberdeen, fallecido el padre tras haber derrochado  la fortuna familiar. El mocoso tullido ―tenía el pie derecho deforme, lo que le producía una cojera― como lo llamaba la madre, recibió de su  progenitora tanto besos y  como mamporros. A los nueve años, tuvo una primera iniciación sexual a cargo de una institutriz, May Gray, que también alternaba con él golpes y manoseos, aunque, por otra parte, le implantó un gran amor a los espacios naturales abiertos. Cambiando muy a menudo de colegio y tutores, pasó la adolescencia, hasta dar en el colegio de Harrow a los 13 años. El mejor amigo que recuerda de esos días es el segundo conde de Clare, John Fitzgibbon. Byron recuerda esa amistad como limpia y en nada ligada a contactos físicos, por otra parte tan comunes en los internados británicos. El jovencito y futuro poeta destacaba más en ejercicios de brazos, como natación, remo y boxeo, ya que no podía salir por piernas.  
Fallece el tío abuelo William, quinto lord Byron, y por azares del destino resulta ser él, George Gordon, el heredero. Con el título hereda Newstead Abbey, un inmueble absolutamente ruinoso, rodeado de un campo arrasado, puesto que su tío abuelo había ido talando árboles para pagar deudas. Newstead le dio solo quebraderos de cabeza y algo de dinero cuando consiguió venderla, desde el exilio.
Posteriormente sabemos de los primeros amores: con una primita, Mary Duff, cuando tenía ocho años; con otra prima, Margaret Parker, a los once, que le motivó unas primeras incursiones en la poesía. Mary Chaworth, dos años mayor que él fue el tercer amor, pero no correspondido: la tal Mary se burlaba de él y lo trataba como a un niño…a los quince años.

El paso del joven Gordon por Cambridge, de 1805 a 1808, le provee de fuertes amistades, que mantendrá a lo largo de su vida, como Elderstone, Hobhouse, Tom Moore, así como de lecturas magníficas: Pope, Scott, Coleridge y Shelley. En 1809 ingresa en la Cámara de los Lores y publica Bardos ingleses, críticos escoceses, que le trae una cierta fama. Según él, no hay nada mejor que citar muchos nombres famosos para conseguir la atención del público.
 Tras los años universitarios hace el primer viaje a Oriente, donde realiza la proeza de cruzar a nado el Helesponto, y observa las curiosas costumbres otomanas. Con las experiencias del viaje oriental, escribe y publica en 1812 Las peregrinaciones de Childe Harold, poema autobiográfico en cuatro cantos que le convierte en un autor famoso con 24 años.
En Londres, de nuevo, asiste a fiestas aristocráticas, alterna con muchas mujeres, salta de una amante a otra e inicia una tormentosa relación con Lady Caroline Lamb, a la que presenta como una desequilibrada. Pero el amor de su vida no es ninguna de ellas. Es, curiosamente, su hermanastra Augusta Leigh, casada con un personaje anodino.  Augusta, a la que apenas ha visto en su niñez, comienza a relacionarse con él en 1813, generándose una profunda pasión entrambos, con el resultado del nacimiento de una niña, Medora. Esta pasión la transporta a su poema La novia de Abydos.

Para acallar rumores y frenar un poco esa pasión incestuosa, se casa en 1815 con Annabelle Milbanke, a la que sólo soporta durante un año, pero con la que tiene una hija: Ada. Parece ser su destino tener sólo hijas: las mujeres, con las que mantiene relaciones de amor-odio, parecen condenarle a un mundo femenino. Más adelante, tendrá otra hija, Allegra, resultado de breves momentos de sexo ―en los días de la separación matrimonial― con Claire Clairmont, cuñada de Shelley, que le perseguirá hasta Italia y le causará incontables complicaciones, aunque con esa hija convive en Venecia y Rávena, y llega a quererla, lamentando profundamente su muerte a los cinco años.
Byron afirma no soportar a las mujeres comiendo (él solía comer en solitario). Insiste en que los hombres, al contrario que las mujeres, buscan la perfección. Quizá por eso la visión de una dama con la boca llena o los dedos manchados de dulces le resultaba catastrófica.  Su esposa recibe de él el calificativo de «ecuación matemática con pechos», admitiendo que el dinero de la dote era parte importante de su decisión de casarse con ella. Sin embargo, esta mujer aparentemente fría pareció acoger con gusto las demandas sexuales de su esposo, que eran de muy diversa índole.
Tras la separación, y ante la amenaza de Annabelle de acusarle de incesto y sodomía (práctica que aceptó placenteramente mientras estuvo casada) Byron parte de Inglaterra con idea de no volver, como efectivamente así fue. Tras visitar Waterloo, deplorando la derrota de Napoleón ―Byron era ardiente bonapartista―, pasa una temporada en Suiza, en la Villa Diodati con el poeta Shelley, con quien le une gran amistad. Allí también están Mary Shelley y su hermana Claire Clairmont, ya embarazada de Allegra. Después viajará por Italia, instalando su cuartel general en el Palazzo Mocenigo de Venecia. Desde allí visita Roma, que no le impacta como a Stendhal. Prefiere las oscuras y pútridas aguas de la laguna veneciana. Convive con su amante Teresa Guiccioli y se siente fuertemente impactado por la muerte, primero de su hijita Allegra, y luego, en condiciones dramáticas, Shelley: los detalles de la exhumación de los restos del poeta es un pasaje francamente escatológico y morboso, como el de la asistencia a una ejecución pública en Roma.

Publica los primeros cantos de Don Juan, en 1822. Byron siempre se ha sentido atraído por ese personaje, con quien de algún modo se identifica, asistiendo a las representaciones del Don Giovanni de Mozart con verdadero placer. Pero la obra no goza de buenas críticas y es rechazada por el público. A Byron cada vez se le considera más como obsceno y poco recomendable, políticamente incorrecto, diríamos hoy. Reside temporalmente en Pisa, en Rávena, Bolonia, se implica en la sociedad secreta de los Carbonarios y finalmente parte para Grecia, que será su final, ya que morirá allí. El libro dedica un epílogo a narrar brevemente esa muerte.
En suma, la novela cumple muy bien su papel de memorias imaginarias, ateniéndose a la vida y al lenguaje que el propio Byron usa en los textos que de él pueden cotejarse, así como las ideas y comentarios del poeta. Es atractiva y entretenida, ya que en la vida de Byron no  hay un momento de sosiego, podríamos decir. Cargada de humor y  detalles con morbo. Sin desperdicio, podríamos decir.


Ariodante


03 septiembre, 2012

ROMA CONTRA ROMA


VALENTIA
Las Memorias de Cayo Antonio Naso
GABRIEL CASTELLÓ ALONSO


     

Valentia es, entre otras muchas cosas, una crónica de la primera guerra civil –precursora de  tantas otras- en suelo hispano. La novela está ambientada en dos épocas muy diferentes: el lector se dará cuenta de cómo cambiaron las cosas en la poderosa Roma:  Desde los tiempos de ambición y conquista de la República a principios del siglo I. a. de C.. En este período,  Quinto Sertorio y Pompeyo Magno medirán sus fuerzas en territorio hispano. Unos sucesos que conmovieron el oriente hispano durante este turbulento siglo. El siglo III d. de. C. es totalmente distinto, pues se comprobará la decadencia imperial al ser invadidos los territorios de la otrora poderosa Roma por las llamadas hordas bárbaras.


Pues es sencillo, muchacho –le contestó el centurión- en los negocios y en los estados las cosas nunca se estabilizan: o merman o crecen. Y, nosotros, sencillamente, decrecemos. Los buenos tiempos del divino Augusto, del duro Trajano o del general filósofo Marco Aurelio ya son Historia. Llevamos varios años soportando gobernantes corruptos e incapaces, años de despiadadas luchas internas por la púrpura, de más y más impuestos para pagar las intrigas y las exhuberancias palatinas que ya han arruinado a muchos ciudadanos. (Pág. 52).

Este fragmento pertenece a la ópera prima del escritor Gabriel Castelló, Valentia, novela que empieza con el abandono de la ciudad, tras la decisión adoptada por sus habitantes, ante el próximo ataque a la colonia romana por los bárbaros francos. Solo permanecerían en ella unos pocos para defenderla. Tito es el último descendiente de la familia de los Antonios que se ve obligado a dirigirse a Sagunto. A su regreso a la ciudad se encuentra con un panorama desolador. Entre lo poco que puede salvar de su familia son unos rollos en los que, mientras hace sus guardias en la muralla saguntina, va leyendo la vida de sus antepasados. Estamos en el siglo III d. de C.. Un período que solo abarca el primer capítulo de esta obra pero narrado con un ritmo trepidante y una dosis de dramatismo en el que el lector seguirá con sumo interés los desagradables avatares por los que pasarán los habitantes de colonia valentina.

Los hechos que el narrador nos irá dando a conocer a lo largo de los demás capítulos se desarrollan durante el siglo I a. de C. en el que se recrean de forma novelada los sucedido en territorio hispano durante el enfrentamiento bélico entre los partidarios del dictador Sila y del populista Mario. Conoceremos a los dos personajes principales en torno a los cuales se desarrolla la trama: Uno ficticio, pero totalmente verosímil y que se ve inmerso en unos acontecimientos que realmente sucedieron, Cayo Antonio Naso el Joven y otro real, Quinto Sertorio, el procónsul populista que se enfrentó en tierras hispanas a Cneo Pompeyo Magno.

Cayo Antonio Naso el Joven es quien, en primera persona, nos irá narrando lo ocurrido a la familia Antonia desde su asentamiento en Valentia. De sus memorias, escritas desde la vejez y siempre contadas desde su punto de vista recordará con añoranza todo lo que vivió. Esta misma forma de relatarlas me recuerda mucho a tal como lo hizo Sinuhé, el Egipcio, personaje creado por el escritor finlandés Mika Waltari, pues también escribió sus memorias desde su exilio y ya en edad senil.

Nos recordará cómo conoció a su mujer, a Nunn; la historia de su abuelo Publio, uno de los fundadores de la nueva colonia, y su matrimonio con Sicedunin, su segunda esposa, tras licenciarse de su servicio a las legiones romanas. Su padre que, junto con su hermano Lucio, se dedicaban a la exportación de sus vinos, desde la base de Dianium, para comerciarlo desde Gades hasta Siracusa. Un viaje por el Mare Nostrum le llevará hasta Italia para comercializar allí sus vinos. Un viaje que sería una verdadera odisea a medida que las naves surcaban las aguas del Mar Interior por las vicisitudes que les acontecen a los intrépidos marinos durante el periplo. A su vuelta se encuentra con que la situación en territorio hispano ha cambiado. El conflicto que enfrenta a ambos rivales daría un giro más peligroso e implicará a los indígenas en el mismo. Incluso Cayo adoptará la decisión de alistarse en las filas del rebelde Sertorio, a cuya causa estaba unido también su padre que ya había combatido junto al militar en otras campañas bélicas.

Los personajes que nos iremos encontrando están muy bien perfilados por Gabriel Castelló. La personalidad de Cayo se va fortaleciendo a lo largo de la novela. Conoceremos sus pasiones, sus temores, su valor y entrega tanto en el trabajo como el la lucha, su fidelidad a la causa sertoriana y a su familia. Pero también ciertos hechos, que algunos presenciará directamente,  harán que veamos su lado malo y cómo de él se apodera la ira, el odio y la sed de venganza.


Quinto Sertorio, el procónsul sabino rebelde contra Roma, vemos cómo aparece con majestuosidad ante el pueblo valentino. Allí empezaba su historia. El discurso en el Foro convenció a la población para que se uniera a su causa. Estaba obsesionado en derrotar a su enemigos Pompeyo y Metelo. Era un general con unas grandes dotes de mando pero sus puntos débiles eran sus más directos colaboradores, sobre todo Marco Perpenna, inútil de mantener su flanco siguiendo las órdenes que le encomendaba su jefe. Pero poco a poco, al ver que sus ideales no se cumplían, su carácter iba mudando y se convirtió en un déspota, hecho que originó una conspiración hacia él, encabezada por Marco Perpenna y secundada por allegados suyos como Aufidio, Octavio Graecino, entre otros, llevada a cabo en Osca, la base principal de los sublevados, en donde el general tenía instalada una Academia

Valentia es una historia novelada pues los acontecimientos reales sucedidos en torno al general sublevado están fidedignamente contrastados, como su alianza con el enemigo declarado de Roma, el rey Mitídrates VI del Ponto, y los piratas cilicios, que atacaban a las naves que realizaban sus rutas comerciales por el Mediterráneo o las batallas entre ambos contendientes que tienen lugar en suelo hispano. Es de agradecer la minuciosa labor de documentación llevada a cabo por el autor de la novela. Fruto de este trabajo son las notas a pie de página que el lector se irá encontrando. Utiliza muchos latinismos para darle más realismo a la narración. Términos que el lector podrá consultar si lo desea pero que se pueden obviar siempre y cuando vayamos comprendiendo el sentido de lo relatado. En otras notas completa la información que nos facilita en cada capítulo sobre los hechos reales y suele hacer referencia a las fuentes de que se sirvió. 

En esta novela diría que en el lenguaje que se emplea hay una cierta influencia galdosiana: el realismo con el que nos relata los ambientes, las costumbres o los acontecimientos vividos por los protagonistas producen en el lector el efecto de sentirse partícipe de lo que va sucediendo a lo largo de la obra. Nos encontramos con una cantidad de personajes muy variados, caracterizados todos ellos por pequeños detalles, como bien pudieran ser la forma de hablar, según su rango social, los gestos de cada uno de ellos.

Valentia es una obra de lectura más bien lenta desde el segundo capítulo,  al estilo de los grandes escritores españoles del siglo XIX, dado el realismo con que se narran los hechos y son presentados con todo lujo de detalles, pero no por ello deja de enganchar al lector pues en ella nos encontramos con acontecimientos históricos, algunos de ellos relatados con cierta crudeza, a los que hay que unir los desarrollados por la imaginación del autor, como el viaje a través del Mar Interior por el narrador, cómo era la vida en la Edetania romana, sus costumbres, la vida familiar, los negocios de la época, las celebraciones festivas, los lujos que algunos podían permitirse, los alimentos que se consumían en esa época y cómo eran preparados. Una novela que, sin lugar a dudas, recomiendo pues el autor profundiza en una época convulsa en la Hispania romana en los últimos tiempos de la República.


Gabriel Castelló (Valencia, 1972) Ejecutivo de ventas en una compañía líder del sector de las telecomunicaciones, Gabriel Castelló entró fuerte en el mundo editorial con su primera publicación, Valentia, las memorias de Cayo Antonio Naso (mejor novela histórica en su editorial en 2009), una historia de aventuras ambientada en la Hispania romana durante la revuelta de Quinto Sertorio. A raíz del éxito que obtuvo con dicha novela actualmente imparte talleres de literatura creativa en Valencia y colabora asiduamente en varios medios digitales a nivel nacional como articulista sobre la antigua Roma, destacando entre ellos www.historiasdelahistoria.com (2º mejor blog cultural según Bitácoras), la revista Stilus de la asociación Hispania Romana o el blog literario-histórico www.arquehistoria.com. El autor mantiene un blog en el que publica regularmente todas sus colaboraciones, así como muchas otras más curiosidades de la Antigüedad clásica que nos va descubriendo en sus viajes por todo el Mare Nostrum:
gabrielcastello.blogspot.com.es


Francisco Portela 



Título: Valentia. Las memorias de Caio Antonio Naso.
Autor: Gabriel Castelló Alonso.
          Editorial: Akrón, S. L.
          Primera edición: Octubre de 2008
          ISBN: 9788493672515
          Nº páginas: 666



15 agosto, 2012

¡VACACIONES!

QUERIDOS AMIGOS:

ESTOS DÍAS VERANIEGOS OPINION DE LIBROS VA A TOMAR UN BREVE DESCANSO, Y CONTINUAREMOS CON NUESTRAS RESEÑAS  EN SEPTIEMBRE.

ESPERAMOS QUE DISFRUTÉIS DE LAS
VACACIONES CON BUENAS LECTURAS Y ESTUPENDOS PASEOS.

¡FELIZ VERANO !


¡Sálvese quien pueda! - Andrés Oppenheimer

¡Sálvese quien pueda! El futuro del trabajo en la era de la robotización. Oppenheimer siempre me ha llamado la atención, si bien no he sid...