José
Gómez, autor y propietario de http://miscriticassobrelibrosleidos.blogspot.com/ nos envió esta reseña a
opiniondelibros@gmail.com. Muchas gracias José.
La
infancia de Jesús, de J.M. Coetzee,
autor de otras obras de la narrativa
extranjera como Esperando a
los bárbaros o Desgracia,
es una hermosa historia sobre la identidad, la amistad y la fuerza de los lazos
familiares. Premio Nobel de Literatura en 2003, en 1974 publicó su primera
novela, Tierras de
poniente. Le siguieron En medio de
ninguna parte (1977), con la que ganó el CNA, el primer
premio literario de las letras sudafricanas; Esperando a los bárbaros (1980),
también premiada con el CNA; Vida y época
de Michael K. (1983), que le reportó su primer Booker
Prize y el Prix Femina Étranger. También ha publicado varios libros
de ensayo. Así mismo, le han sido concedidos el Jerusalem Prize y The
Irish Times International Fiction Prize. En España ha sido galardonado con
el Premi Llibreter 2003 y el Premio Reino de Redonda creado
por el escritor Javier Marías.
Después
de cruzar océanos, un hombre, Simón, y un chico, David, llegan a una nueva
tierra. Allí se les asigna a cada uno un nombre y una edad, y levantan un
campamento en el desierto mientras aprenden español, la lengua de su nuevo
país. De allí parten rumbo al centro de reubicación de la ciudad de Novilla,
donde esperan encontrar un lugar donde alojarse y buscar a la madre del chico.
Una vez allí las autoridades locales los tratan con educación, pero no
resuelven sus acuciantes problemas. Mientras se solucionan los problemas
burocráticos, Simón encuentra un trabajo de carga y descarga de grano en un
embarcadero. El trabajo le resulta extraño y pesado, pero pronto se gana la
simpatía de sus camaradas estibadores. Un día mientras camina con el chico por
la campiña, Simón advierte a una mujer que podría ser la madre del chico, y la
convence para que asuma ese rol. La nueva madre de David se da cuenta de que es
un chico excepcional, un chico brillante y soñador con ideas poco
convencionales sobre el mundo.
J.
M. Coetzee nació en 1940 en Ciudad del Cabo y se crió en Sudáfrica y
en Estados Unidos. Ha sido profesor de literatura en diversas universidades de
prestigio, traductor, lingüista, crítico literario y, sin duda, es uno de los
escritores más importantes que ha dado estos últimos años Sudáfrica, y se
cuenta entre los más galardonados. Premio Nobel de Literatura en 2003, en 1974
publicó su primera novela, Tierras de poniente. Le siguieron En medio
de ninguna parte (1977), con la que ganó el CNA, el primer premio
literario de las letras sudafricanas; Esperando a los bárbaros(1980),
también premiada con el CNA; Vida y época de Michael K. (1983), que
le reportó su primer Booker Prize, el premio más prestigioso de la literatura
en lengua inglesa, y el Prix Femina Étranger; Foe (1986); La
edad de hierro (1990); El maestro de
Petersburgo (1994); Desgracia (1999), que le valió un segundo
Booker
Prize; Infancia (1998), Juventud (2002), Elizabeth Costello (2003),Hombre lento (2005), Diario
de un mal año (2007) y Verano (2009). También ha publicado
varios libros de ensayo, entre ellos Contra la
censura (1996), Las vidas de los animales (1999), Costas
extrañas (2002) y Mecanismos internos (2007). Asimismo, le han
sido concedidos el Jerusalem Prize y The Irish Times International Fiction
Prize. En España ha sido galardonado con el Premi Llibreter 2003 y el Premio
Reino de Redonda creado por el escritor Javier Marías.
Una
novela con profundidad del tema pero que no llega a enganchar al lector.
Aunque
pueda sonar poco diplomático el iniciar la lectura de un libro que haya sido
escrito por un premio nobel tiene dos posibles vertientes, el de un lector
nobel que se acerca a la lectura a través del nombre y la fama que da el premio
o lector experimentado. Para un lector nobel en el 90% de los casos suele ser
una lectura demasiado densa que puede hacer que este deje el libro con bastante facilidad. Quizás
te puedas preguntar el porqué de este comienzo tan raro y extraño, muy
sencillo, el lenguaje y la forma de introducir la historia por parte del autor
es más propia de escritores “de gran público” sin que esto pueda dar a entender
que sea peyorativo que el de un escritor súper consagrado como podemos pensar
en un premio nobel de literatura.
A
partir de aquí, de esta parrafada que en muchos casos pueda ser sin sentido,
llega quizás y sin quizá lo más importante, ¿que nos transmite este libro,
llega a ser de verdad interesante? Pues volvemos a la anterior parrafada, como
tema la verdad me ha gustado, me ha interesado, esta parábola, este cuento, que
quizás el autor ha querido presentar una sociedad hacia la que vamos que para
los que vivimos en España empieza a sernos muy reconocible, en el país de la
historia hablan español, lo que me dice que el autor lanza una pulla hacia una
situación social en la que en muchas ocasiones sin darnos cuenta los habitantes
de un país dejamos de darnos cuenta que los que mandan no lo hacen por
mandamiento “divino”, sino que es un poder que les viene del pueblo, el cual en
muchas ocasiones por dejadez permite que se les trate como borregos, permite
que se vayan generando situaciones en las que ya lo irreal, lo quimérico se
convierte en realidad.
Si
nos ponemos en situación nos encontramos ante la ciudad de Novilla, un lugar
donde no se plantea ninguna discusión, ni favorable ni adversos, sino que se
acepta como algo normal, no se busca el por qué ni si es recomendable para
todos y cada uno de los habitantes. Nos encontramos ante una sociedad
aborregada donde el gobierno y las leyes, bueno más que las leyes son las
“costumbres” son las que se deben aceptar sin rechistar, donde no es bueno ni está
bien visto que se pregunte el ¿porque?, algo tan natural en un niño, todo es
discutible, todo es preguntable, sobre todo hay es porque, esa necesidad de
conocer, de tener la posibilidad de cambiar, de no sentirse a gusto no entre la
multitud, no por destacar sino de poder cambiar algo que no tiene razón de ser,
quizás este sea el mensaje que nos lanza el autor.
Si
hablo de que nos puede resultar conocido a los que vivimos en España es por una
situación política donde nada es discutible, donde un gobierno ( y no me
refiero solo al actual) no actua como un generador de vida sino como un segundo
padre donde se preocupa mas que por legislar por el bien intenta crear una
sociedad donde la verdad solo emana de un mismo sitio y de la que cualquier
disentimiento es contrario a la búsqueda de la “perfección”.
Cualquiera
diría que el tratar un tema tan denso generaría una novela a su vez muy densa y
en muchas ocasiones infumable, el autor ha sabido a partir de un niño y su
“padrino” de esa búsqueda de la libertad, de no aceptar lo interpuesto, y todo
eso a través de un lenguaje sencillo, de un lenguaje comprensivo lejos de un corsé
que es el que se busca romper. Todo muy bonito, pero aquí como en todo llega
esa piedra en el camino, lo que diferencia una novela que llena del todo a otra
que se queda a medio camino esta en como el autor es capaz de hacer que el
lector se sienta identificado, aquí fuera del sentimiento de una sociedad
encorsetada donde el gobiernos siempre lleva la razón, ninguno de los
personajes hace que puedas identificarte con ellos tanto el niño como el
“padrino” en muchas ocasiones parecen planos, insulsos, no ya creibles sino que
se quedan solo en letras sobre un papel. El padrino ese impulso que todos
llevamos a cuestionarnos todas y cada una de las sociedades jamás llega a ese
despuntar a ese mostrar el camino. El niño, esa posibilidad de renacimiento
queda muy diluida, nos deja un niño caprichoso, desalmado en muchas ocasiones,
con lo que queda más repelente que agradable.
Una
novela con profundidad del tema pero que no llega a enganchar al lector.
http://miscriticassobrelibrosleidos.blogspot.com.es/2013/12/la-infancia-de-jesus-de-j-m-coetzee.html
Muchas
gracias.
¡Saludos!