08 enero, 2014

La infancia de Jesús – J. M. Coetzee

José Gómez, autor y propietario de http://miscriticassobrelibrosleidos.blogspot.com/ nos envió esta reseña a opiniondelibros@gmail.com. Muchas gracias José.

La infancia de Jesús, de J.M. Coetzee, autor de otras obras de la narrativa extranjera como Esperando a los bárbaros o Desgracia, es una hermosa historia sobre la identidad, la amistad y la fuerza de los lazos familiares. Premio Nobel de Literatura en 2003, en 1974 publicó su primera novela, Tierras de poniente. Le siguieron En medio de ninguna parte (1977), con la que ganó el CNA, el primer premio literario de las letras sudafricanas; Esperando a los bárbaros (1980), también premiada con el CNA; Vida y época de Michael K. (1983), que le reportó su primer Booker Prize y el Prix Femina Étranger. También ha publicado varios libros de ensayo. Así mismo, le han sido concedidos el Jerusalem Prize y The Irish Times International Fiction Prize. En España ha sido galardonado con el Premi Llibreter 2003 y el Premio Reino de Redonda creado por el escritor Javier Marías.

Después de cruzar océanos, un hombre, Simón, y un chico, David, llegan a una nueva tierra. Allí se les asigna a cada uno un nombre y una edad, y levantan un campamento en el desierto mientras aprenden español, la lengua de su nuevo país. De allí parten rumbo al centro de reubicación de la ciudad de Novilla, donde esperan encontrar un lugar donde alojarse y buscar a la madre del chico. Una vez allí las autoridades locales los tratan con educación, pero no resuelven sus acuciantes problemas. Mientras se solucionan los problemas burocráticos, Simón encuentra un trabajo de carga y descarga de grano en un embarcadero. El trabajo le resulta extraño y pesado, pero pronto se gana la simpatía de sus camaradas estibadores. Un día mientras camina con el chico por la campiña, Simón advierte a una mujer que podría ser la madre del chico, y la convence para que asuma ese rol. La nueva madre de David se da cuenta de que es un chico excepcional, un chico brillante y soñador con ideas poco convencionales sobre el mundo.

J. M. Coetzee nació en 1940 en Ciudad del Cabo y se crió en Sudáfrica y en Estados Unidos. Ha sido profesor de literatura en diversas universidades de prestigio, traductor, lingüista, crítico literario y, sin duda, es uno de los escritores más importantes que ha dado estos últimos años Sudáfrica, y se cuenta entre los más galardonados. Premio Nobel de Literatura en 2003, en 1974 publicó su primera novela, Tierras de poniente. Le siguieron En medio de ninguna parte (1977), con la que ganó el CNA, el primer premio literario de las letras sudafricanas; Esperando a los bárbaros(1980), también premiada con el CNA; Vida y época de Michael K. (1983), que le reportó su primer Booker Prize, el premio más prestigioso de la literatura en lengua inglesa, y el Prix Femina Étranger; Foe (1986); La edad de hierro (1990); El maestro de Petersburgo (1994); Desgracia (1999), que le valió un segundo Booker Prize; Infancia (1998), Juventud (2002), Elizabeth Costello (2003),Hombre lento (2005), Diario de un mal año (2007) y Verano (2009). También ha publicado varios libros de ensayo, entre ellos Contra la censura (1996), Las vidas de los animales (1999), Costas extrañas (2002) y Mecanismos internos (2007). Asimismo, le han sido concedidos el Jerusalem Prize y The Irish Times International Fiction Prize. En España ha sido galardonado con el Premi Llibreter 2003 y el Premio Reino de Redonda creado por el escritor Javier Marías.

Una novela con profundidad del tema pero que no llega a enganchar al lector.

Aunque pueda sonar poco diplomático el iniciar la lectura de un libro que haya sido escrito por un premio nobel tiene dos posibles vertientes, el de un lector nobel que se acerca a la lectura a través del nombre y la fama que da el premio o lector experimentado. Para un lector nobel en el 90% de los casos suele ser una lectura demasiado densa que puede hacer que este  deje el libro con bastante facilidad. Quizás te puedas preguntar el porqué de este comienzo tan raro y extraño, muy sencillo, el lenguaje y la forma de introducir la historia por parte del autor es más propia de escritores “de gran público” sin que esto pueda dar a entender que sea peyorativo que el de un escritor súper consagrado como podemos pensar en un premio nobel de literatura.

A partir de aquí, de esta parrafada que en muchos casos pueda ser sin sentido, llega quizás y sin quizá lo más importante, ¿que nos transmite este libro, llega a ser de verdad interesante? Pues volvemos a la anterior parrafada, como tema la verdad me ha gustado, me ha interesado, esta parábola, este cuento, que quizás el autor ha querido presentar una sociedad hacia la que vamos que para los que vivimos en España empieza a sernos muy reconocible, en el país de la historia hablan español, lo que me dice que el autor lanza una pulla hacia una situación social en la que en muchas ocasiones sin darnos cuenta los habitantes de un país dejamos de darnos cuenta que los que mandan no lo hacen por mandamiento “divino”, sino que es un poder que les viene del pueblo, el cual en muchas ocasiones por dejadez permite que se les trate como borregos, permite que se vayan generando situaciones en las que ya lo irreal, lo quimérico se convierte en realidad.

Si nos ponemos en situación nos encontramos ante la ciudad de Novilla, un lugar donde no se plantea ninguna discusión, ni favorable ni adversos, sino que se acepta como algo normal, no se busca el por qué ni si es recomendable para todos y cada uno de los habitantes. Nos encontramos ante una sociedad aborregada donde el gobierno y las leyes, bueno más que las leyes son las “costumbres” son las que se deben aceptar sin rechistar, donde no es bueno ni está bien visto que se pregunte el ¿porque?, algo tan natural en un niño, todo es discutible, todo es preguntable, sobre todo hay es porque, esa necesidad de conocer, de tener la posibilidad de cambiar, de no sentirse a gusto no entre la multitud, no por destacar sino de poder cambiar algo que no tiene razón de ser, quizás este sea el mensaje que nos lanza el autor.

Si hablo de que nos puede resultar conocido a los que vivimos en España es por una situación política donde nada es discutible, donde un gobierno ( y no me refiero solo al actual) no actua como un generador de vida sino como un segundo padre donde se preocupa mas que por legislar por el bien intenta crear una sociedad donde la verdad solo emana de un mismo sitio y de la que cualquier disentimiento es contrario a la búsqueda de la “perfección”.

Cualquiera diría que el tratar un tema tan denso generaría una novela a su vez muy densa y en muchas ocasiones infumable, el autor ha sabido a partir de un niño y su “padrino” de esa búsqueda de la libertad, de no aceptar lo interpuesto, y todo eso a través de un lenguaje sencillo, de un lenguaje comprensivo lejos de un corsé que es el que se busca romper. Todo muy bonito, pero aquí como en todo llega esa piedra en el camino, lo que diferencia una novela que llena del todo a otra que se queda a medio camino esta en como el autor es capaz de hacer que el lector se sienta identificado, aquí fuera del sentimiento de una sociedad encorsetada donde el gobiernos siempre lleva la razón, ninguno de los personajes hace que puedas identificarte con ellos tanto el niño como el “padrino” en muchas ocasiones parecen planos, insulsos, no ya creibles sino que se quedan solo en letras sobre un papel. El padrino ese impulso que todos llevamos a cuestionarnos todas y cada una de las sociedades jamás llega a ese despuntar a ese mostrar el camino. El niño, esa posibilidad de renacimiento queda muy diluida, nos deja un niño caprichoso, desalmado en muchas ocasiones, con lo que queda más repelente que agradable.

Una novela con profundidad del tema pero que no llega a enganchar al lector.

http://miscriticassobrelibrosleidos.blogspot.com.es/2013/12/la-infancia-de-jesus-de-j-m-coetzee.html

Muchas gracias.


¡Saludos!

05 enero, 2014

El maestro del prado – Javier Sierra

José Gómez, autor y propietario de http://miscriticassobrelibrosleidos.blogspot.com/ nos envió esta reseña a opiniondelibros@gmail.com. Muchas gracias José.

El maestro del prado y las pinturas proféticas, de Javier Sierra, autor de obras como Roswell: secreto de estado o Las puertas templarias, es una novela negra con la que descubriremos de la mano de su autor los secretos que se ocultan tras las pinturas más importantes del Museo del Prado. Javier Sierra es el único autor español contemporáneo que ha logrado situar sus novelas en el top ten de los libros más vendidos en Estados Unidos. Sus obras se traducen a más de cuarenta idiomas y son fuente de inspiración para muchos lectores que buscan algo más que entretenimiento en un relato de intriga. Formado en el mundo del periodismo –fue director de la revista Más Allá de la Ciencia durante siete años, además de presentador y director de espacios en radio y televisión-, ahora invierte su tiempo en investigar arcanos de la Historia y escribir sobre ellos.

Al más puro estilo de los relatos de enigmas de Javier Sierra. El maestro del Prado presenta un apasionante recorrido por las historias más desconocidas y secretas de una de las pinacotecas más importantes del mundo, el Museo del Prado. Una historia fascinante de cómo un aprendiz de escritor aprendió a mirar cuadros y a entender unos mensajes ocultos que difieren de la ortodoxia de la Iglesia católica, una institución que en el Renacimiento era visto más como opresores que como espiritual. Una nueva obra que entusiasmará a los miles de seguidores de Javier Sierra.

Javier Sierra (Teruel, 1971) es el único autor español contemporáneo que ha logrado situar sus novelas en el top ten de los libros más vendidos en Estados Unidos. Sus obras se traducen a más de cuarenta idiomas y son fuente de inspiración para muchos lectores que buscan algo más que entretenimiento en un relato de intriga. Formado en el mundo del periodismo –fue director de la revista Más Allá de la Ciencia durante siete años, además de presentador y director de espacios en radio y televisión-, ahora invierte su tiempo en investigar arcanos de la Historia y escribir sobre ellos. En su haber figuran títulos como La cena secreta (publicado en 42 países), La dama azul (editado en otros 20), La ruta prohibida, En busca de la Edad de Oro, Las puertas templarias, Roswell: Secreto de Estado, La España extraña o El secreto egipcio de Napoleón.

Una obra pictórica con trazos litográficos.           

Si una palabra puede definir la sensación que te queda después de finalizar la lectura de  esta historia es la de desconcierto, la narración con la que hemos batallado en algunas ocasiones y en otras muchas disfrutado. Al final nos deja esta sensación, una sensación contradictoria, con la pena de que no has terminado de disfrutar todo lo que se promete en parte del desarrollo y que luego no llega a cuajar como se indicará más adelante.

No es una historia que te va a dejar indiferente en relación a la valoración que se pueda hacer de la lectura, por una parte se puede diferenciar en dos vertientes muy acusadas esta evaluación, por un lado podemos valorar el nivel literario de la novela y por otro el nivel de conocimiento y la capacidad que tenga para despertar nuestra curiosidad por el saber e investigar sobre lo que el autor simplemente ha dado como un atisbo para que seamos los suficientemente autodidácticos para intentar penetrar no en la historia en sí, ya que como ficción es imposible pero si interesarnos por esa intrahistoria que es realmente lo que para mi opinión quiere dejarnos el autor.

Habiendo leído anteriormente algunas novelas de este autor (la dama azul por ejemplo), me sorprende totalmente el cambio de estilo narrativo que no de contenido, sigue con lo esotérico y oculto, intentando dar luz a aquello que para la gran parte de nosotros son temas o que no nos interesan o que realmente no vemos como suficientemente importantes para cautivarnos. Siendo sincero, comencé esta novela sin ni siquiera haber leído la sinopsis, lo que me llamó la atención y me intereso para comenzar su lectura fue su título, El Prado la más importante pinacoteca de España, con muchísimos secretos (cuadros que no se encuentran expuestos) y muchas historias que narrar por los cuadros que se encuentran no solo en sus salas sino en sus sótanos. ¿Por qué no empezar a leerla?, que podría contar el autor sobre ella, que sería capaz de imaginar para interesarnos por lo que hay dentro del museo.

Javier Sierra nos muestra el arte en el renacimiento no desde el punto de vista simplemente estético con el que lo vemos actualmente sino también desde un punto de vista didáctico en el que en una época donde la gran mayoría de la población no tiene un nivel cultural que les permita ni leer y en el que incluso no esta permitida la impresión de la biblia en un lenguaje “común”, el arte se utiliza en las iglesias para mostrar lo que está escrito y en muchos caso tal como plantea el autor para ocultar ideas que se consideraban perniciosas en esos momentos. Un tema que nos puede resultar muy común y demasiadas veces repetido en numerosas novelas, pero aquí el desarrollo no toma partido por ninguna parte sino muestra la situación y las distintas corrientes religiosas que existían dentro del “catolicismo” sin decir que una era la mala y el resto las buenas ni  viceversa, como todo en la vida, incluso en la actualidad las situaciones casi siempre termina llevando la razón la tenga realmente o no el más fuerte. Al ir utilizando este argumento el autor no solo nos cuenta lo que quiere o se pueda pensar que quiere decir un cuadro a partir de su concepción sino nos muestra el arte, nos invita no solo a mirar con los ojos la pintura que podemos tener en frente sino a intentar averiguar en qué época y bajo que posibles prismas tanto históricos como racionales pudo ser pintada e intentar ver más allá de lo que en muchas veces somos capaces de ver que es solamente lo que tenemos delante de nuestras narices, nos invita a ser autodidactas a no conformarnos, a intentar averiguar en una palabra a pensar.

Literariamente ya nos encontramos en otra situación la historia jamás llega a contentar al lector que se embarca en un libro simplemente para relajarse, no se conecta en ningún momento, no hay una cohesión que haga que el lector se pueda ver dentro de la historia y con ganas de continuarla, es aquí donde queda lo dicho al principio, del problema de desconcierto con la valoración que se le pueda dar finalmente al libro, si como punto positivo tenemos todo lo anterior como negativo la historia que la engloba. De una forma novelando una posible situación autobiográfica del propio autor nos embarca en la historia pero poco a poco el posible suspense que se ha creado se va destruyendo, no es capaz de ir hilvanándose a través de los capítulos para que el lector quiera conocer el final (lo peor) sino que y eso si hay que reconocérselo a pesar de la gran cantidad de datos que se van suministrando página tras paginas no llega a aburrir sino que sirve o puede servir de acicate a investigar sobre el renacimiento y no solo sus autores sino el conjunto de una sociedad en muchos casos desconocida.

Una obra pictórica con trazos litográficos.

http://miscriticassobrelibrosleidos.blogspot.com.es/2013/12/el-maestro-del-prado-de-javier-sierra.html

Muchas gracias.


¡Saludos!

31 diciembre, 2013

El hijo – Michel Rostain

José Gómez, autor y propietario de http://miscriticassobrelibrosleidos.blogspot.com/ nos envió esta reseña a opiniondelibros@gmail.com. Muchas gracias José.

En su novela El Hijo, Michel Rostain celebra la vida en un relato autobiográfico sobre la experiencia terrible que supuso la pérdida de su hijo de 21 años. La novela llega a España con un cartel inmejorable, más de 80.000 ejemplares vendidos en Francia. "Hay mil razones para encontrar el mundo desesperante, pero no es razón para no intentar ver las cosas felices de la vida". Estas son palabras de Rostain, Estas son las palabras con las que decidió enfrentarse a una página en blanco y escribir un libro mucho tiempo después del fallecimiento de su vástago. "Papá está en el caos de su primera semana de duelo auténtico, cuando las ceremonias ya han concluido y los amigos se han dispersado. La soledad, ahí es donde empieza realmente la muerte. Papá se pasa el día clasificando mis cosas, llorando entre dos llamadas telefónicas, sonándose los mocos copiosamente sin tener ni siquiera el pretexto de la alergia al polvo. Se resigna a tirar mis viejos apuntes de primero y de segundo, después de haber releído meticulosamente esas necedades acumuladas, no resultara que, entre una clase de inglés y una de mates, se me hubiera colado una nota, un dibujo, algún apunte personal que pudiera interpretar como un mensaje…". Con un pudor infinito y una enorme delicadeza, Michel Rostain nos sumerge en los entresijos de un amor absoluto y nos invita a viajar con él a lo largo del duelo más inimaginable y más temible, el de un padre por su único hijo. Un relato desgarrador pero, al mismo tiempo, cargado de humor y que transmite, por encima de todo, un apasionante amor por la vida. "Lo he leído seis veces y he llorado en cada ocasión. Y lo más sorprendente es que también me he reído. Y cada vez he sentido una enorme gratitud hacia el autor por habernos hecho sentir la belleza del amor y el modo maravilloso en que nos enriquece, más allá del duelo". Son las palabras de Nancy Huston , autora de Marcas de Nacimiento y La huella del Ángel Traducido al alemán, coreano, holandés, inglés, italiano, japonés, polaco, portugués y taiwanés.

Michel Rostain vive en Arles. Nacido en 1942, director de ópera, estuvo al frente del Quimper Théâtre de Cornouaille desde 1995 hasta 2008. El hijo es su primera novela y está basada en su experiencia personal. Con ella ha logrado un enorme éxito en Francia.

Un canto al amor paternal que una perdida tan grande puede hacer hasta enloquecer.

En los últimos dos meses, han pasado por esta página dos novelas de origen francés, llega ahora una tercera que además se asemeja al gusto y estilo francés por el estilo y el buen hacer. Francia un país relacionado con el buen gusto, con la frase lo bueno siempre está en frascos pequeños, en este caso en una novela muy fácil de leer tanto por su contenido, estilo narrativo, como por su tamaño se le puede asignar este mismo aserto.

Hace ya unos meses en esta misma página ya se reseñó un libro en el que se trataba un tema similar() pero desde un punto de vista distinto pero al fin y al cabo con un mismo fin. A través de una narración en la que se muestra una forma de superar el hecho traumático de la pérdida de un ser querido mostrar las luces y las sombras tanto de esa persona como de la gente que queda aquí. En esta novela Michel Rostain a través de un hecho personal, la pérdida de su hijo, utiliza a este para mostrar los distintos estados por los que va pasando los dolientes para ir interiorizando esta situación. Con un lenguaje sencillo sin caer en la facilidad de llevarnos al extremo en un tema tan sencillo y dado para esto, el autor nos enfrenta cara a cara no ya con la muerte sino con el vacío y las situaciones que genera una muerte traumática y en este caso de un hijo. El ser humano no está “programado” para la pérdida de un descendiente, por orden natural el hijo debe ser quien entierre al padre no al contrario. A partir de aquí nos muestra cómo vamos asimilando esta situación, desde el planteamiento incluso de la culpabilidad, ese sentimiento que arrastramos de tal vez no haber hecho algo que hubiese cambiado la situación y por tanto el desenlace.

En vez de utilizarse el mismo, el autor se propaga en la voz de su hijo, lo hace “vivir” un momento, congela su pensamiento en las páginas que describen esos momentos, es él el protagonista, es su luz la que se apaga y la que el autor intenta dejar incandescente en las letras, palabras, líneas que componen todas y cada una de las páginas del libro. Siempre tendemos a contar y recordar las cosas buenas más que las malas, los buenos momentos antes que aquellos que nos dejan un rastro amargo, pero aquí se van superponiendo tal como ocurre en realidad esas dos situaciones que son las que la vida de verdad desarrolla. Siempre se dice que la persona que fallece se le recuerda por los “buenos hechos”, las circunstancias negativas tienden a diluirse, a olvidarse, a no darles la importancia que realmente tienen, aquí se mezclan tal como es la vida, a través del personaje protagonista que no es otro que el hijo nos muestra las luces y las sombras, todo sin tapujos pero de una forma sencilla, sin tapujos pero a su vez con una delicadeza suprema.

La novela en conjunto es muy recomendable, para las personas muy sensibles seguro que le hace resbalar y limpiar el lagrimal, si algo predomina es el sentimiento que destila cada una de las páginas del libro, se ve que está escrito desde el amor y el deseo de hacer de cada página un monumento al amor paternal, a esa situación que muchas veces olvidamos como hijos de lo que realmente somos para un padre, que no es otra que una parte más de su ser, ese ser al que la muerte “antinatural” de su vástago supone más que una amputación de sus propios miembros.

No todo por desgracia pueden ser parabienes para la novela, primordialmente pasan como protagonistas de la historia el padre (Michel Rostain) y el hijo (Lion), estamos hablando ya realmente de dos adultos, no estamos como en otras historias tratando de la pérdida de un hijo a una edad temprana (realmente qué edad no es temprana para eso), la novela está planteada desde la visión del hijo fallecido viendo lo que va ocurriendo desde su perdida por parte de sus padres, más concretamente desde el punto de vista psicológico en el caso del padre con el siempre sentimiento de culpabilidad. En este caso Lion es un hombre (me niego a darle la visión de un adolescente) de 21 años, estudiante universitario, se asume que a esa edad tanto la visión de la vida, de sus situaciones e incluso el lenguaje ya se va tomando una tonalidad adulta, que en muchísimas ocasiones en el libro parece que estamos ante un adolescente de verdad. También es de pensar desde la visión de un padre que realmente no es consciente en muchísimas ocasiones que ese niño, ese bebe que ha ido viendo crecer, se va desarrollando en edad y como persona, que ha dejado de ser ese niño por el que se levantaba cuando estaba enfermos y desvalido, que es ya un adulto con todas sus consecuencias, es la única razón que encuentro al tratamiento del léxico y la forma de expresarse en algunas situaciones a Lion, la visión del padre-escritor para el cual su hijo no crece, siempre es él bebe que has tenido en tus brazos en el momento culmen del nacimiento, cuando tienes entre tus brazos como dirían algunos la verdadera formula de la eternidad.

Un canto al amor paternal que una perdida tan grande puede hacer hasta enloquecer. 

http://miscriticassobrelibrosleidos.blogspot.com.es/2013/12/el-hijo-de-michel-rostain.html

Muchas gracias.


¡Saludos!

¡Sálvese quien pueda! - Andrés Oppenheimer

¡Sálvese quien pueda! El futuro del trabajo en la era de la robotización. Oppenheimer siempre me ha llamado la atención, si bien no he sid...