04 abril, 2013

MISS BUNCLE ESCRIBE UN LIBRO


EL LIBRO DE LA SEÑORITA BUNCLE
D.E.STEVENSON
Trad.: Concha Cardeñoso
Alba Ed., 2012

Deliciosa lectura que se disfruta de un tirón, plena de humor y sencillez, aunque lanzando cargas de profundidad por la vía de la ironía y la parábola moral. Radiografía las costumbres, las miserias y las alegrías de un pequeño pueblo británico.  Publicado en 1934, aún viviendo la crisis generada por el crack del 29, la autora sitúa la acción en la imaginaria Silverstream, en plena campiña inglesa. Muchos escritores lo han hecho, me dirán. Efectivamente, lo han hecho desde diversos ángulos, pero el que nos presenta esta escritora es ciertamente original.

 Dorothy E. Stevenson, (Edimburgo 1892-Moffat, 1973), sobrina nieta del grandísimo escritor R.L. Stevenson, prefiere la vida sencilla y rutinaria, a las aventuras por los mares del Sur o el Caribe. La idea básica de la novela se desarrolla con estructura de matrioska, podríamos decir: una mujer escribe un libro en el que una mujer escribe un libro que a su vez cuenta que otra escribe otro libro. No, no estoy recordando a Gertrude Stein (una rosa es una rosa es una rosa…). Miss Buncle es una mujer simple, de edad indefinida, de aspecto indefinido, de esos que la gente mira a través de ellos. Y un buen día se le ocurre escribir un libro, con la sorprendente idea de que quizá pudiera ganar algo de dinero, algo de lo que andaba muy necesitada. Duda, eso sí, entre montar una granja de gallinas, pero finalmente se decide a escribir un libro. Pero la señorita Buncle no tiene imaginación…o al menos cree que no la tiene. Escribe sobre lo que ve, lo que la rodea, lo que conoce;  cambia los nombres por otros con cierta similitud, pero todo lo que cuenta es la pura verdad. Los personajes son sus vecinos y es ella misma.
Una primera parte del libro que escribe Miss Buncle (al que titula, muy significativamente, El perturbador de la paz) describe el mundo de esa pequeña y pacífica población en la que vive, y la llama Copperfield.  En la segunda parte, y aquí sí interviene una ráfaga de imaginación, la autora de ficción decide que sus personajes van a actuar como ella cree que deberían hacerlo, para mejorar sus vidas. Y ocurren toda una serie de comportamientos disparatados, provocados por la aparición de un extraño niño-duende tocando el caramillo. La perturbación que ocurre a partir de ahí en las tranquilas aguas de la pequeña población origina un maremoto, tanto en el libro como luego en la realidad. Miss Buncle, dada su inexperiencia como escritora y temerosa quizás de no poder afrontar la vergüenza de un fracaso, escribe bajo un seudónimo ―masculino, además: John Smith. Aquí la imaginación la abandona, desde luego, delatando la simpleza de su carácter.

Ocurre que en Silverstream/Copperfield se organiza un revuelo tal que deja pasmada a la simple e insignificante autora del desaguisado: el libro se vende como rosquillas, todo el mundo se identifica con sus personajes y en general, se enfada –sobre todo, al verse, como en un espejo―, comportándose fatal ante los ojos de todo el mundo: pequeños engaños, trifulcas domésticas, desaguisados cotidianos, rencillas, maltratos y demás trapos sucios salen a relucir en el libro de Miss Buncle. Y todos lo ven. Algunos, pocos, se dan cuenta de sus errores y tratan de cambiarlos, otros se lo toman por el lado divertido, y otros, los más ruidosos, organizan la «caza y captura» del tal John Smith, aunque nadie es capaz de dar con él…que en realidad es ella. Toda una larga serie de personajes desfilan por estas páginas, unos más que otros, pero aun así, es una novela coral, con tintes casi de teatrillo ambulante.

En esta narración hay muchos temas contenidos: se reflexiona sobre el hecho literario, sobre el mundo editorial, el público lector, la relación de la literatura con la vida…y muchas otras ideas pueden descubrirse en su lectura. Pero lo peculiar es que la autora, D.E. Stevenson, juega con sus personajes como marionetas al modo como la propia Miss Buncle lo hace en su libro con sus paisanos. Y lo hace de un modo francamente divertido. Es una novela plena de ironía y de humor…británicos, por supuesto, pero que nos remiten a otras lecturas: desde el Cranford  de Elizabeth Gaskell a Penélope Fitzgerald en La librería,  o  Stella Gibbons y sus aventuras en Cold Confort Farm y algo del ambiente de las pequeñas poblaciones inglesas de las novelas de Edmund Crispin, quizá, por nombrar solo algunos.

Hay algo de cuento, de fábula moral en este relato, puesto que lo que Miss Buncle pretende es que los que obran mal cambien su comportamiento, y lo hacen en la ficción que ella crea. Pero en la realidad (que a su vez es la ficción de Stevenson) los vecinos de Silverstream, aguijoneados por el libro, empiezan a cambiar sus comportamientos en el mismo sentido que lo hacen los supuestos personajes en que se ven retratados. Se crean situaciones francamente hilarantes, divertidas, y otras rebosantes de ironía y de crítica social. En la novela, Miss Buncle publica un segundo libro, y al parecer, Stevenson escribió una segunda parte, que esperamos que la Editorial Alba publique en breve.

Ariodante

03 abril, 2013

UNA RATA DE LIBRERÍA


Firmin 
Sam Savage


La historia de Firmin es fácilmente resumible. Una rata se acoge en una librería para parir a su parentela. Entre su abundante prole pronto se destaca Firmin, el más pequeño y débil eslabón de toda la camada. A punto de morir de hambre al ser incapaz de luchar contra sus hermanos por la leche de su madre, acaba por sobrevivir alimentándose de la celulosa que extrae del papel de libros. Con el tiempo descubrirá que ha aprendido a leer por lo que los libros dejan de convertirse en alimento físico para pasar a ser su ventana al mundo y su referencia espiritual.

Cuando sus hermanos acaban por abandonar la librería para labrarse el futuro en los alrededores de la plaza Scollay de Boston, Firmin queda como rata soberana de la vieja tienda de libros del excéntrico Norman Shine. Tanto lee la pequeña rata que acaba por convertirse en un ser humano, con sus complejidades morales y psicológicas. Su cuerpo sigue, sin embargo, apresado en la fisonomía de una rata lo que le lleva a evitar con espanto los espejos y reflejos que le recuerdan su triste realidad, mientras sueña con hermosas mujeres desnudas -que conoce gracias a las sesiones nocturnas de un cine al que llaman la “casa de los picores”- y, fundamentalmente, con Ginger Rogers de quien se enamora perdidamente gracias a las proyecciones que contempla extasiado mientras rebusca comida en el suelo del patio de butacas.

Esta locura le lleva al convencimiento de que Norman, el librero, acabará por aceptar su presencia como la de un igual, un colega literario. La realidad se impone dramáticamente cuando el librero descubre a la rata y casi logra matarla con un veneno.
Pero no es éste el final de Firmin. Como un humano, logra rehacer su maltrecha estima y es “adoptada” por un escritor de poco éxito que malvive con la venta ambulante de sus obras y que reside en el mismo edificio donde se ubica la librería. Jerry acepta a la rata como tal, y apenas se sorprende de que lea. Ambos son parias de una sociedad que no les acepta y la victoria de Firmin es pírrica: finalmente no se sabe a ciencia cierta quién cuida de quién, ha entrado en el mundo de los humanos por la puerta falsa.

Entre tanto, la política urbanística de Boston lleva al saneamiento de la degradada plaza Scollay, paisaje vital de Firmin y de los personajes que le rodean. Su vida se precipita, como el final de un libro, inexorablemente. Ni siquiera el milagro de una rata lectora sirve para evitar la última hora; al contrario, a diferencia que el resto de ratas, Firmin sufre la conciencia de su propio fin, muere, por tanto, con sufrimiento exclusivamente humano.
El protagonismo de un animal nos lleva a una rica y larga tradición que se remonta a las fábulas de la Antigüedad. En la mayoría de los casos se sobreentiende que la referencia a un animal es el modo idóneo de aludir a la especie humana marcando una distancia que permita objetivizar hechos, opiniones o conductas que, de no mediar tal recurso, nos parecerían corrientes. La finalidad es, por tanto, la de poner de manifiesto las contradicciones del hombre, denunciar la hipocresía o extraer lecciones sobre el comportamiento humano.
Kafka tomó esta forma literaria y la reelaboró completamente. Frente a una fábula que persigue un mensaje general, Kafka adopta la fórmula animal con un fin más intimista, como una explicación de su visión particular y privativa del mundo. La fábula deja de ser vehículo de denuncia o instrumento moralizador para convertirse en un género exclusivamente literario.

Savage emplea a Firmin con muy diversos fines. De una parte, le permite comentar libros y autores (son curiosas las relaciones que establece entre algunos libros y el gusto que sus páginas dejan en Firmin) lo que hará las delicias de quienes disfrutan compartiendo opiniones sobre lecturas comunes o aprendiendo nuevos nombres. De otra parte, Firmin, esa rata que no pertenece al mundo de las ratas, pero tampoco al de los hombres, que vive, por tanto, en un terreno propio pero incierto, simboliza esa extrañeza que, en algún momento, todo buen lector ha sentido. Aferrado a un libro, en atenta lectura, esa actividad sedentaria e individual por excelencia que nos aleja de nuestros amigos y familiares (aunque, qué duda cabe, también nos acerca más a ellos).

Firmin se ha ganado un lugar en los puestos más altos de las listas de ventas a pesar de ser un libro con escaso apoyo publicitario en un primer momento. El boca a boca funcionó convirtiendo la novela en un superventas de Amazon y de ahí si salto a otras lenguas donde, ya con las técnicas de marketing correspondientes, ha reproducido el éxito.
Su autor, Sam Savage, se estrena a una edad ya madura, en el mundo editorial. Escrita sin pretensiones y con el fin de disfrutar durante el proceso, Firmin es el resultado del amor de su creador por la lectura, los libros y las librerías y su deseo de compartir ese acervo con sus lectores que, cual ratas lectoras, se identificarán con el idealismo de su protagonista y sus contradicciones, nuestras contradicciones.



GWW





 Datos del libro
  • 12.0x19.0cm.
  • Nº de páginas: 224 págs.
  • Editorial: SEIX BARRAL
  • Lengua: ESPAÑOL
  • Encuadernación: Tapa blanda bolsillo
  • ISBN: 9788432250361
  • Año edición: 2009
  • Plaza de edición: BARCELONA

01 abril, 2013

EN LA INGLATERRA MEDIEVAL


LA HACEDORA DE LENTES


TITUS MÜLLER



Inglaterra. Siglo XIV. Muy pocos maestros dominan el difícil arte de fabricar lentes, de pulir el cristal y tallar delicadas monturas de madera. Courtenay conoce bien la importancia de esos artesanos.Con el fin de aniquilar a su enemigo, el doctor Hereford, protegido de la hermandad secreta de los Caballeros Cubiertos y su traductor de la Biblia, Courtenay pretende servirse de los conocimientos de Elias Rowe, el mejor artesano de las lentes de toda la región.
 Una mañana, su esposa Catherine encuentra a Rowe rodeado de sus herramientas y... mueto. La joven viuda continúa la profesión de su marido y se ve involucrada en la lucha entre el arzobispo y los caballeros de la alianza.
 “Braybrooke parecía un lugar idílico, el tipo de sitio que el caminante elegiría en los Midlands para comer algo y pasar la noche, una aldea con amables habitantes. Brabooke era el abismo de los infiernos, una puerta del cielo.” (pág. 9).
Titus Müller (Leipzig, Alemania, 1977) nos relata, en tercera persona, la historia de Catherine Rowe, que, tras el asesinato de su marido, se ve involucrada en el enfrentamiento entre los partidarios de John Wycliffe, traductor de la Biblia al inglés, considerado como un hereje, y el arzobispo de Canterbury, William Courtenay. Su esposo había hecho lentes para sir Thomas  Latimer, que formaba parte de los Caballeros Cubiertos, la alianza que pretendía la reforma de la iglesia y apoyaba y protegía a Hereford, discípulo de Wycliffe.

Son los principales personajes de esta trama que tan bien recrea el autor, narrándonos los hechos de esta apasionante historia situada en una época difícil en Inglaterra. A medida que nos vamos adentrando en la misma vemos las vicisitudes por las que debe pasar Catherine, las desgracias que también afectan a su hermano Alan, que ve cómo pierde todo. Los dos luchan por la supervivencia. Catherine por descubrir al asesino de su esposo y salvarse a sí misma y a su hija y Alan por recuperar el amor que se le niega.

Una mezcla perfecta de ficción y hechos históricos que demuestran el dominio que tiene de lo mismos el escritor alemán. Los acontecimientos son descritos de tal forma que parece que los estamos viviendo nosotros mismos. Las pinceladas con las que nos va presentando los sucesos que en ella se nos muestran logran que nos imaginemos cómo era la Inglaterra de aquella época. Los personajes cobran fuerza tal como los describe. Los vamos conociendo perfectamente a medida que transcurren los hechos. Están dotados de una gran personalidad. Logra que nos hagamos una idea de cómo es y cómo actúa cada uno de ellos. Quizás el único pero que le encuentro es, al estilo de Umberto Ecco, en El nombre de la Rosa, la utilización de pasajes bíblicos en latín e inglés, pero que no distraen mucho la atención del lector pues bien puede obviarse su lectura.

Una novela que su autor logra que la sigamos con interés a lo largo de sus treinta y nueve capítulos. Nos vamos encontrando con una obra de estilo ágil pese a los datos pormenorizados que nos ofrece su autor pero que nos ayudan a conocer la época en que esta historia ocurrió. Asesinato, odio, traición, venganza, celos, amor, todos los ingredientes necesarios que hacen de La hacedora de lentes una historia atractiva en la que el lector va a conocer a fondo las artimañas de uno y otro bando para acabar con su enemigo.

Titus Müller estudió Literatura alemana moderna, Historia medieval y Periodismo en Berlín. Cofundador de “Quo Vadis” (Grupo de Trabajo sobre Novela Histórica). Su primera novela apareció publicada en 2002, El escribano del obispo. En 2003 publica La hija del clérigo, en 2004 la novela colectiva Los siete líderes, en 2010 El misterio de los perfectos  y en 2012 La jesuita de Lisboa. Está considerado como uno de los jóvenes valores de la novela histórica en alemán.


Francisco Portela

Título: Die Brillenmacherin
Autor: Titus Müller
Traducción: Carmen Bas
Editorial Espasa Calpe narrativa 2007
Nº Páginas: 405
ISBN: 9788467025002

¡Sálvese quien pueda! - Andrés Oppenheimer

¡Sálvese quien pueda! El futuro del trabajo en la era de la robotización. Oppenheimer siempre me ha llamado la atención, si bien no he sid...