Sam Savage
La historia de Firmin
es fácilmente resumible. Una rata se acoge en una librería para parir a su
parentela. Entre su abundante prole pronto se destaca Firmin, el más pequeño y
débil eslabón de toda la camada. A punto de morir de hambre al ser incapaz de
luchar contra sus hermanos por la leche de su madre, acaba por sobrevivir
alimentándose de la celulosa que extrae del papel de libros. Con el tiempo
descubrirá que ha aprendido a leer por lo que los libros dejan de convertirse
en alimento físico para pasar a ser su ventana al mundo y su referencia
espiritual.
Cuando sus hermanos acaban por
abandonar la librería para labrarse el futuro en los alrededores de la plaza
Scollay de Boston, Firmin queda como rata soberana de la vieja tienda de libros
del excéntrico Norman Shine. Tanto lee la pequeña rata que acaba por
convertirse en un ser humano, con sus complejidades morales y psicológicas. Su
cuerpo sigue, sin embargo, apresado en la fisonomía de una rata lo que le lleva
a evitar con espanto los espejos y reflejos que le recuerdan su triste
realidad, mientras sueña con hermosas mujeres desnudas -que conoce gracias a
las sesiones nocturnas de un cine al que llaman la “casa de los picores”- y,
fundamentalmente, con Ginger Rogers de quien se enamora perdidamente gracias a
las proyecciones que contempla extasiado mientras rebusca comida en el suelo
del patio de butacas.
Esta locura le lleva al
convencimiento de que Norman, el librero, acabará por aceptar su presencia como
la de un igual, un colega literario. La realidad se impone dramáticamente
cuando el librero descubre a la rata y casi logra matarla con un veneno.
Pero no es éste el final de
Firmin. Como un humano, logra rehacer su maltrecha estima y es “adoptada” por
un escritor de poco éxito que malvive con la venta ambulante de sus obras y que
reside en el mismo edificio donde se ubica la librería. Jerry acepta a la rata
como tal, y apenas se sorprende de que lea. Ambos son parias de una sociedad
que no les acepta y la victoria de Firmin es pírrica: finalmente no se sabe a
ciencia cierta quién cuida de quién, ha entrado en el mundo de los humanos por
la puerta falsa.
Entre tanto, la política
urbanística de Boston lleva al saneamiento de la degradada plaza Scollay,
paisaje vital de Firmin y de los personajes que le rodean. Su vida se precipita,
como el final de un libro, inexorablemente. Ni siquiera el milagro de una rata
lectora sirve para evitar la última hora; al contrario, a diferencia que el
resto de ratas, Firmin sufre la conciencia de su propio fin, muere, por tanto,
con sufrimiento exclusivamente humano.
El protagonismo de un animal nos
lleva a una rica y larga tradición que se remonta a las fábulas de la
Antigüedad. En la mayoría de los casos se sobreentiende que la referencia a un
animal es el modo idóneo de aludir a la especie humana marcando una distancia
que permita objetivizar hechos, opiniones o conductas que, de no mediar tal
recurso, nos parecerían corrientes. La finalidad es, por tanto, la de poner de
manifiesto las contradicciones del hombre, denunciar la hipocresía o extraer
lecciones sobre el comportamiento humano.
Kafka tomó esta forma literaria y
la reelaboró completamente. Frente a una fábula que persigue un mensaje
general, Kafka adopta la fórmula animal con un fin más intimista, como una
explicación de su visión particular y privativa del mundo. La fábula deja de
ser vehículo de denuncia o instrumento moralizador para convertirse en un
género exclusivamente literario.
Savage emplea a Firmin con muy
diversos fines. De una parte, le permite comentar libros y autores (son
curiosas las relaciones que establece entre algunos libros y el gusto que sus
páginas dejan en Firmin) lo que hará las delicias de quienes disfrutan
compartiendo opiniones sobre lecturas comunes o aprendiendo nuevos nombres. De
otra parte, Firmin, esa rata que no pertenece al mundo de las ratas, pero
tampoco al de los hombres, que vive, por tanto, en un terreno propio pero
incierto, simboliza esa extrañeza que, en algún momento, todo buen lector ha
sentido. Aferrado a un libro, en atenta lectura, esa actividad sedentaria e
individual por excelencia que nos aleja de nuestros amigos y familiares
(aunque, qué duda cabe, también nos acerca más a ellos).
Firmin se ha ganado un lugar en los
puestos más altos de las listas de ventas a pesar de ser un libro con escaso
apoyo publicitario en un primer momento. El boca a boca funcionó convirtiendo
la novela en un superventas de Amazon y de ahí si salto a otras lenguas donde,
ya con las técnicas de marketing correspondientes, ha reproducido el éxito.
Su autor, Sam Savage, se estrena
a una edad ya madura, en el mundo editorial. Escrita sin pretensiones y con el
fin de disfrutar durante el proceso, Firmin es el resultado del amor de su
creador por la lectura, los libros y las librerías y su deseo de compartir ese
acervo con sus lectores que, cual ratas lectoras, se identificarán con el
idealismo de su protagonista y sus contradicciones, nuestras contradicciones.
GWW
Datos del libro
- 12.0x19.0cm.
- Nº de páginas: 224 págs.
- Editorial: SEIX BARRAL
- Lengua: ESPAÑOL
- Encuadernación: Tapa blanda bolsillo
- ISBN: 9788432250361
- Año edición: 2009
- Plaza de edición: BARCELONA
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