D.E.STEVENSON
Trad.: Concha Cardeñoso
Alba Ed., 2012
Deliciosa lectura que se disfruta
de un tirón, plena de humor y sencillez, aunque lanzando cargas de profundidad
por la vía de la ironía y la parábola moral. Radiografía las costumbres, las
miserias y las alegrías de un pequeño pueblo británico. Publicado en 1934, aún viviendo la crisis
generada por el crack del 29, la autora sitúa la acción en la imaginaria
Silverstream, en plena campiña inglesa. Muchos escritores lo han hecho, me
dirán. Efectivamente, lo han hecho desde diversos ángulos, pero el que nos
presenta esta escritora es ciertamente original.
Dorothy
E. Stevenson, (Edimburgo 1892-Moffat, 1973), sobrina nieta del grandísimo
escritor R.L. Stevenson, prefiere la vida sencilla y rutinaria, a las aventuras
por los mares del Sur o el Caribe. La idea básica de la novela se desarrolla
con estructura de matrioska,
podríamos decir: una mujer escribe un libro en el que una mujer escribe un
libro que a su vez cuenta que otra escribe otro libro. No, no estoy recordando
a Gertrude Stein (una rosa es una rosa es
una rosa…). Miss Buncle es una mujer simple, de edad indefinida, de aspecto
indefinido, de esos que la gente mira a través de ellos. Y un buen día se le ocurre
escribir un libro, con la sorprendente idea de que quizá pudiera ganar algo de
dinero, algo de lo que andaba muy necesitada. Duda, eso sí, entre montar una
granja de gallinas, pero finalmente se decide a escribir un libro. Pero la
señorita Buncle no tiene imaginación…o al menos cree que no la tiene. Escribe
sobre lo que ve, lo que la rodea, lo que conoce; cambia los nombres por otros con cierta
similitud, pero todo lo que cuenta es la pura verdad. Los personajes son sus
vecinos y es ella misma.
Una primera parte del libro que
escribe Miss Buncle (al que titula, muy significativamente, El perturbador de la paz) describe el
mundo de esa pequeña y pacífica población en la que vive, y la llama Copperfield. En la segunda parte, y aquí sí interviene una
ráfaga de imaginación, la autora de ficción decide que sus personajes van a
actuar como ella cree que deberían hacerlo, para mejorar sus vidas. Y ocurren
toda una serie de comportamientos disparatados, provocados por la aparición de
un extraño niño-duende tocando el caramillo. La perturbación que ocurre a
partir de ahí en las tranquilas aguas de la pequeña población origina un
maremoto, tanto en el libro como luego en la realidad. Miss Buncle, dada su
inexperiencia como escritora y temerosa quizás de no poder afrontar la
vergüenza de un fracaso, escribe bajo un seudónimo ―masculino, además: John Smith. Aquí la imaginación la
abandona, desde luego, delatando la simpleza de su carácter.
Ocurre que en Silverstream/Copperfield
se organiza un revuelo tal que deja pasmada a la simple e insignificante autora
del desaguisado: el libro se vende como rosquillas, todo el mundo se identifica
con sus personajes y en general, se enfada –sobre todo, al verse, como en un
espejo―, comportándose fatal ante los ojos de todo el mundo: pequeños engaños,
trifulcas domésticas, desaguisados cotidianos, rencillas, maltratos y demás
trapos sucios salen a relucir en el libro de Miss Buncle. Y todos lo ven.
Algunos, pocos, se dan cuenta de sus errores y tratan de cambiarlos, otros se
lo toman por el lado divertido, y otros, los más ruidosos, organizan la «caza y
captura» del tal John Smith, aunque nadie es capaz de dar con él…que en realidad es ella. Toda una larga serie de personajes
desfilan por estas páginas, unos más que otros, pero aun así, es una novela
coral, con tintes casi de teatrillo ambulante.
En esta narración hay muchos
temas contenidos: se reflexiona sobre el hecho literario, sobre el mundo
editorial, el público lector, la relación de la literatura con la vida…y muchas
otras ideas pueden descubrirse en su lectura. Pero lo peculiar es que la
autora, D.E. Stevenson, juega con sus personajes como marionetas al modo como
la propia Miss Buncle lo hace en su libro con sus paisanos. Y lo hace de un
modo francamente divertido. Es una novela plena de ironía y de
humor…británicos, por supuesto, pero que nos remiten a otras lecturas: desde el
Cranford de Elizabeth Gaskell a Penélope Fitzgerald en
La librería, o
Stella Gibbons y sus aventuras en Cold
Confort Farm y algo del ambiente de las pequeñas poblaciones inglesas de
las novelas de Edmund Crispin, quizá, por nombrar solo algunos.
Hay algo de cuento, de fábula
moral en este relato, puesto que lo que Miss Buncle pretende es que los que
obran mal cambien su comportamiento, y lo hacen en la ficción que ella crea.
Pero en la realidad (que a su vez es la ficción de Stevenson) los vecinos de
Silverstream, aguijoneados por el libro, empiezan a cambiar sus comportamientos
en el mismo sentido que lo hacen los supuestos personajes en que se ven
retratados. Se crean situaciones francamente hilarantes, divertidas, y otras
rebosantes de ironía y de crítica social. En la novela, Miss Buncle publica un
segundo libro, y al parecer, Stevenson escribió una segunda parte, que
esperamos que la Editorial Alba publique en breve.
Ariodante