05 marzo, 2013

EL PRIMER MOTÍN


El navío Congreso Mexicano 
 Motín a bordo.
LUIS DELGADO BAÑÓN
Ed. Noray, 2012

Don Luis Delgado Bañón es capitán de navío y ha sido director del Museo Naval de Cartagena. Historiador y marino, dos cosas que no se pueden esconder. Don Luis está novelando la historia de nuestra Real Armada desde las últimas galeras hasta nuestra guerra civil. El volumen que comentaremos hoy, número 22 de la Saga Marinera Española, se sitúa en 1.824. Mal rey y malos tiempos para un imperio en el que ya se pone el sol. No acompañaremos en este volumen a ningún Leñanza de sangre, que es el recurso que suele emplear don Luis en sus libros para dar continuidad a la narración, añadir elementos críticos, y salpimentar la historia con relatos de alcoba, intriga, espada y pistolón, mucho aguardiente de Cehegín, y cualquier cosa que pueda amenizar un tema ya de por sí apasionante. Hoy será nuestro cicerone el capitán de navío Adalberto Pignatti, Beto para los amigos. Nombrado segundo comandante del navío Asia, verá como una misión aparentemente de rutina se convierte en un desastre por culpa de…  ya se verá. Sepa usted una cosa: todo lo que va a leer no es, como en otras series de novela marinera, fruto de la imaginación del autor. La realidad supera a la ficción. Con detalles novelescos para hacer la lectura más divertida, tal como don Luis se lo cuenta sucedió lo que hay en estas páginas.

A lo largo de sus libros, el autor no se corta ni con el sable: hoy no toca servir la rica carne adobada que tan bien prepara Miguelillo, sino amarga mazamorra. No vamos a hablar de cómo un grupo de idealistas, partiendo de California en una fragata que lo es solo de nombre, conquistan Alaska. Ni de cañones de a 24 en un bote de remos, ni de combates a tocapenoles en la noche oscura. Como en San Vicente hoy toca una página negra de la Real Armada, y se presenta sin paños calientes. Un buque sin capitán, un motín a bordo, una traición que es siempre otra fidelidad… pero que aquí es cruel como puñalada por la espalda. Todo marino sabe que el capitán manda a bordo solo por debajo de Dios, y eso porque Dios es más antiguo (en la cadena del mando, se entiende). ¿Qué ocurre cuando el senyor de la nau, amo de la vida y la muerte, que ha sido un hombre valiente que se ha enfrentado a su rey por corrupto, cae en lo que por el bien de su alma espero fuera melancolía?

Don Luis oyó hablar del presentismo, pero es un tema que no le interesa. La acción está contada desde el punto de vista de un oficial de la Real Armada, con el sentimiento y moral –o a veces falta de ella- propio de aquellos tiempos.  No se comete este error tan en boga de poner personajes actuales en hechos pasados: Pignatti es un hombre de su época, con lo bueno y lo malo, con un concepto del honor que nos puede parecer hoy en día inverosímil… pero que era el propio de aquellos duros hombres. El lenguaje, el comportamiento, las reacciones ante sus superiores y compañeros… remiten a aquellos años.  A pesar de su fabulosa documentación y fidelidad a los hechos, no es el objetivo del autor un ensayo objetivo y desapasionado, sino mostrar los sentimientos encontrados de un marino fiel a una causa. Cuando Pignatti, Beto, te cuenta la tempestad que atormenta su alma ves a un hombre y no a un personaje. No es un héroe vestido de blanco, capaz de desfacer cualquier entuerto. Hay actos suyos que serían no solo indignos de un oficial, sino también de un caballero. Pero sientes el deseo de abrazarle, y decirle “yo también he cometido errores en esta vida, me pregunto cómo hubiera jugado tus cartas”. Los personajes de Don Luis son de carne, huesos y lágrimas, incluso los imaginarios.

Hay muy buena novela marinera, pero en mi opinión esta serie destaca en dos puntos. Modestamente, quien suscribe navega un poquito. Y cada vez que abre uno de estos volúmenes siente la imperiosa necesidad de zarpar. En la obra de don Luis cuando hay viento frescachón se cargan los juanetes, como todo buen nostromo haría.  Y cuando hay rachas de ventarrón como poco, como poco tomas dos rizos, pero teniendo la capa ya preparada. No pierda su tiempo en encontrar errores marineros en esta narración, que no los hay. Igualmente ocurre con los detalles de uniformidad, costumbres… para un aficionado al mar y la historia, este libro es una delicia. Ya puedes tener mar de damas: con la costa a sotavento sufre el capitán, sufre el último paje de escoba, y sufre el lector. Maldita la hora, nostromo, que no celebramos el paso del Ecuador, la primera muesca marinera. Cruza los dedos a Neptuno, el de los siete dedos.
Y por otro lado… Navegar es estar muchas horas en el puente, a veces sin nada más que hacer que vigilar las olas y las nubes. En el navío Asia, el segundo de a bordo tiene la costumbre de reunir a los oficiales de mar y los caballeros y contarles historias. Consigue el autor que te sientas ahí, en cubierta, con una mano sujetando el bicornio y la otra en el biricú, notando el viento salado en el rostro, viendo a muchas millas aparecer ya el pico del Teide, y escuchando junto a los guardiamarinas el por qué se llaman estas islas Afortunadas, o cómo tenemos que bajar tantas millas para evitar las terribles calmas cuando… ¡Vela tres cuartas a estribor! ¿Será amigo? ¿Será mercante o corsario? ¿Buena presa, o descubierta de una división de navíos enemigos? Historia de braza y coraza, toca dejar la ilustración y tomar el sable… o no. Y no solo eso: en los consejos de a bordo, como un oficial más, el lector se sumerge en los debates de política, en la historia de aquellos tiempos convulsos, que van a ver el fin de un imperio y el nacimiento de nuevas naciones. Así que como dice Martín Fernández de Navarrete, además de halagar el corazón fortifica uno su entendimiento, lo que es buena cosa, y con un pedazo de nuestra historia del que poco se enseña en las escuelas. Por algún extraño motivo la historia naval es una gran desconocida, cuando otros países han sabido sacar jugo a la suya. Hombres de hierro en barcos de madera, luchando por un mal rey en un mundo que se descompone, sin pensar en dar un paso atrás, simplemente porque es su deber. Y si toca hoy derrota y vergüenza, se cuenta. Ya vendrán las victorias, que las hubo. Solo le pido, como lector, una cosa a don Luis, y es la misma que le pidió en su día aquel espíritu a Ramón Llull: “Escribe”. ¿Para qué? respondió éste. “Para que se sepa”.
Así que hágame caso. Si le apasionan la historia y el mar corra a comprar El navío Congreso Mexicano, sírvase una copita de rico aguardiente de Cehegín… y disfrute de una historia que no es solo ficción, sino nuestra historia. Y si no le apasionan… mi querido amigo, corra a comprar este libro. Es que usted las ha probado poco.

Miguel Aceytuno

03 marzo, 2013

MONSTRUOS


EL MONSTRUO EN MÍ
JOSE IGNACIO BECERRIL POLO

En 1886, Robert Luis Stevenson publicaba «El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde» (en ingles «Strange Case of Dr. Jekyll and Mr. Hyde»),una novela que exploraba la dicotomía psicológica del ser humano. La finalidad del autor era evidenciar la hipocresía social que juzga exclusivamente por las apariencias, obligando a las personas a reprimirse públicamente. Sin embargo, esta cohibición solo era soportable mediante la satisfacción privada de una serie de deseos «cuestionables». En consecuencia, se generaba una dualidad en el compartimiento del individuo, que daba lugar a dos personas completamente diferentes dentro de un mismo cuerpo. Este conflicto interior, que viene a representar la eterna lucha entre el bien y el mal, sigue vigente en la actualidad. Y podría decirse que ha encontrado nuevas formas de manifestarse, pero también de ocultarse a nuestros ojos.

En «El monstruo en mí» J. Ignacio Becerril utiliza la ambigüedad para manipular la psicología del lector, obligándole a replantearse todo lo leído cuando apenas quedan unas pocas líneas o palabras para concluir el relato. El autor nos demuestra la rapidez con la que conformamos nuestros juicios y clasificamos a los personajes en base a nuestros prejuicios, sin esforzarnos por conocer todos los detalles de la historia. Las apariencias nos engañan y ese es nuestro mayor error. De ahí que cada relato conlleve una reflexión, un mensaje más complejo que se oculta tras la convicción de saber lo que va a ocurrir a continuación.
A pesar de la amplia temática, el factor sorpresa es el elemento común de todos los relatos que conforman esta antología. El mejor ejemplo es «La ciudad inhabitada», un relato en el que predominan los interrogantes acerca del origen que explicasen la presencia de un mal invasor y que podría considerarse una excelente metáfora del título.

Algo similar a «De sueños y monstruos» u «Ocho esferas plateadas» que demuestran la existencia de monstruos en la vida real, capaces de sobrepasar los límites de nuestra imaginación para adquirir una presencia física a través de nosotros y ejecutar el mal para el que fueron concebidos. Sin embargo, junto a «Tumbas en la ciudad», conforman los relatos más simples y no terminan de encontrarse a la calidad narrativa del resto.

Si bien, J. Ignacio Becerril nos plantea un interesante interrogante en «Todo está hecho», «Ni el infierno querrá tu alma» y «No habrá descanso en la muerte». En estos tres relatos, la venganza representa un nexo en común que impulsa a sus protagonistas a actuar en contra de sus principios para poder perpetrarla contra los auténticos monstruos. Por ello, sitúa al lector ante la disyuntiva de posicionarse a favor o en contra de ellos, haciéndole replantearse si el fin justifica los medios.
No obstante, «El monstruo en mí» consigue destacar sobre otras antologías por dos relatos: «Casa ocupada» y «El hombre que soñaba con mariposas». El primero es un autentico tributo a la literatura fosca que no decepcionará a sus seguidores y permitirá el resto una primera aproximación a este género. Un cuento tenebroso protagonizado por una peculiar familia de proscritos, en la que el amor es sinónimo de dolor. Sin embargo, la inocencia infantil consigue imponerse sobre la maldad adulta. Una historia que estremece y conmueve a partes iguales.

Por último, «El hombre que soñaba con mariposas» no es un relato propiamente dicho, sino una novela corta que el punto final perfecto a esta antología. Una pesadilla que comienza al despertar y nos describe un mundo similar al concebido por Robert A. Heinlein para «Starship Troopers». El ser humano ha perdido su primacía como especie dominante y ahora son otras las que ocupan su lugar, mientras nosotros quedamos reducidos a meras presas, un alimento fácil de conseguir y todavía más fácil de devorar. Sin embargo, pronto descubriremos que a pesar de lo terrible que pueda parecernos nuestro presente, siempre hay esperanza para un futuro mejor.
Al igual que si nos paseásemos por un laberinto de espejos, «El monstruo en mí» nos muestra todas las perspectivas que pueden conformar la misma realidad. Cada reflejo será diferente al anterior, pero será solo una cuestión de apariencia porque el objeto o la persona no cambian de uno a otro.

Mari Carmen Horcas


Titulo: El monstruo en mí 
Autor: Jose Ignacio Becerril Polo
Editorial: Saco de Huesos
Año de publicación: 2011
206 págs.
ISBN: 9788493942175

01 marzo, 2013

A CIEGAS


EL PAÍS DE LOS CIEGOS

CLAUDIO CERDÁN


Esta novela no aparecerá en la lista de los libros más vendidos, no será considerada un Best Seller ni tampoco la encontrarán en los centros comerciales cercanos a su casa, pero para los amantes del género negro será considerado un libro interesantísimo y levantará pasiones. Será libro que aparezca en las librerías de siempre, en donde los libreros, hechos a vender libros buenos o a recomendar novedades un tanto desconocidas, darán buena cuenta de él. Porque este libro, señores, es bueno, muy bueno.
La narración entronca directamente con nuestro querido género negro, el género negro nacional que autores como Serafín, Montero, Gonzalez Ledesma, Marsé, Muñoz, Ibáñez y otros más que no se citan por la escasez de espacio, han llevado como estandarte de novelas que nos han entretenido, divertido e incluso reír a mandíbula batiente. Es por ello, ahora que nos bombardean con autores de otros países con una ternura sin igual, por lo que le doy mayor importancia a semejante novela. Nada que ver con los autores nórdicos, comparado con ellos esta es una novela de hombres  y no de niños, aquí la sangre, las vísceras y los fluidos corporales saltan casi de las páginas y nos llega un aroma indudable a vida y a realidad.
La novela tiene una magia propia, tan propia que cuando te quieres dar cuenta andas por la página ciento cincuenta y no puedes parar. Estructurada en capítulos cortos y con una acción continua no se detiene por nada y nos arrastra página tras páginas en pos del protagonista, un personaje tan censurable como honesto. Tengo que hablar del pulso narrativo, el cual, es incesante, no dejando apenas un respiro, algo en verdad difícil de conseguir puesto que no consigue aburrir ni tan siquiera cansar, sino que nos hace que leamos con mayor ansia si cabe.
El autor ha trasladado la acción a Alicante, allí nos muestra una realidad que simplemente nos asombra, nos asquea y nos interesa.
Véase como ejemplo:
“La fauna más desarrapada de Alicante emerge de sus madrigueras en esta parte de la ciudad. Mendigos diabéticos que se han quedado ciegos de tanto beber,  putas desdentadas de cinco euros la mamada, heroinómanos con SIDA que se pinchan en los genitales. En esta parte de la ciudad llueve papel de plata quemado, sangra bilis de esquizofrénico, sonríe entre dientes podridos por la droga y grita en pos de una muerte rápida que nunca llega.” Pag.145.
Podría poner más extractos del libro, pero con el anterior y el siguiente creo que los lectores se harán, perfectamente, a la idea de cómo escribe este escritor y el tono de la novela.
“El trance de pasar de esta vida a la siguiente es igual de sucio que al nacer. En uno terminas oliendo a placenta y en el otro acabarás apestando a mierda. Sólo hay que recordar el semen de las perneras de los ahorcados, el último esputo de sangre del cirroso o los ganglios ulcerantes de la sífilis. No existen maneras dignas de irse al otro barrio. Da igual que palmes de pie o sentado, en una cama rodeado de extraños conocidos o como un viejo abandonado en un asilo, en el Titanic o a la hora de la siesta.... da igual, porque, a fin de cuentas, no eres más que un trozo de carne sin pulso.” Pag. 130-131.
El autor, todo un descubrimiento, emplea el sarcasmo de manera constante, no sólo para los personajes sino para cualquier situación, convirtiendo toda la narración en algo ácido y corrosivo. Emplea una prosa dura y convincente, mostrando que controla el lenguaje y lo pone a su servicio de manera brusca, tan brusca que parece sometido a todo un tratamiento violento. La aparición de palabras, no muy académicas pero que a nadie se escapará su significado, como descular o ahostiar, nos hacen sonreír y acercarnos aún más a la libertad de la calle.
Como decía el autor ha supuesto toda una alegría, un escritor que ha demostrado que sabe crear personajes duros e inolvidables y ha llenado las páginas de este libro de una prosa que nos acerca tanto a la realidad que nos hace pensarnos y mucho la visita a Alicante, que aparece ante nosotros con otro rostro, el de una ciudad mucho más vital y honesta, más siniestra y más divertida.
Como lector y amante de la novela negra le animaría a que prosiguiera con esta senda, otra novela más como esta y le garantizo que será considerado como uno más de nuestro pabellón particular de escritores de cabecera.
Hay que agradecer a la editorial Ilarión, no sólo la cuidada edición, sino también la firme apuesta por este autor y por esta literatura, tan maltratada por las grandes editoriales. Tengo la plena seguridad que acertarán con semejante proceder.
En resumen una novela de una pieza, interesante, atractiva y que devuelve con intereses todo el tiempo que le dediquemos. No hay que perderse semejante lectura, a los amantes del género negro les chiflará y a los que no lo conozcan o se acerquen por primera vez les resultará muy atractivo y con seguridad les sorprenderá.

 Sergio Torrijos

DATOS TÉCNICOS:

ISBN: 978-84-938572-7-1 
EDITORIAL: ILARIÓN
Fecha de publicación: 2011
 298 páginas



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