15 febrero, 2013

EMPEZANDO POR EL FINAL


UN FINAL PREFECTO
John Katzenbach 






Apenas unos kilómetros de distancia separan a tres mujeres que no se conocen entre sí. La Pelirroja Uno es una doctora soltera de cerca de cincuenta años; la Pelirroja Dos una profesora de escuela en la treintena y la Pelirroja Tres una estudiante de diecisiete años. Las tres son vulnerables. Las tres son el objetivo de un psicópata obsesionado por demostrar al mundo quién es él ...
Cuando éramos pequeños, nuestras madres siempre nos daban los mismos consejos como «Nunca hables con desconocidos», una advertencia que tiene su origen en la célebre historia de Caperucita roja. La versión que conocemos hoy en día difiere significamente en muchos aspectos del original, sobre todo en su final. A partir del diálogo entre Caperucita y el lobo disfrazado de la abuela, el cuento cambia. Si bien, la moraleja permaneció intacta. El objetivo era prevenir a las jóvenes de encuentros con desconocidos para evitar las violaciones. De ahí la capucha roja, como símbolo de la madurez física de la mujer, y también del posterior derramamiento de sangre en la historia, pues no todos los finales son felices.

John Kaztzenbach recurre al clásico cuento, convirtiéndolo en el sendero que las tres protagonistas deben recorrer para salir del peligroso bosque, antes de que el lobo consiga darles caza. El autor se inspira en la leyenda transmitida de forma oral, previa a Charles Perrault y los hermanos Grimm, que pocos conocen.

El escenario claustrofóbico, la sensación de sentirse vigilada o la tensión ante el ataque inminente de la bestia son algunos de los detalles que pretendía reflejar en su última novela. El concepto de trasladar el cuento a la realidad resulta interesante, aunque no sería la primera vez que se hace. Es más, gran parte de las historias actuales parten de la misma base. Por este motivo, la verdadera originalidad no reside en lo qué se cuenta, sino cómo se cuenta.

La presentación y comparativa de las tres pelirrojas es interesante y consigue captar la atención del lector en las primeras hojas, pero cuando se produce el esperado encuentro, pierden personalidad y atractivo. A partir de este momento, las escenas transcurren con una lentitud exasperante, sin apenas variaciones respecto a las que les preceden.

De igual modo, el Lobo Feroz no resulta tan peligroso como pretenden hacernos creer, sino un animal fácil de domesticar (y chantajear) que muestra una actitud demasiado mansa durante gran parte de la novela. Es más, podría decirse que resulta decepcionante si consideramos las expectativas generadas al principio del libro.

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Katztenbach
La prolongación del juego entre el ratón y el gato provoca que la tensión inicial sea sustituida por el hastío, en especial, cuando somos capaces de anticipar los próximos movimientos de sus personajes. De hecho, la mayoría de las escenas guardan gran parecido con libros anteriores, como «El psicoanalista», «Juegos de ingenio» o «El profesor». Un detalle apreciable entre los seguidores de Kaztzenbach y que pone en evidencia la redundancia de su obra.

Además, la trascendencia del cuento de «Caperucita Roja» es, en realidad, mínima. Las breves menciones que se realizan son insuficientes para comprender aspectos tan importantes como la elección de las víctimas. El cuento queda relegado a un segundo plano, y el autor acaba haciendo una interpretación demasiado personal del mismo. Por consiguiente, la novela se encuentra desligada de la historia que la inspira y los árboles acaban por impedirnos ver el bosque.
En resumen, «Un final perfecto» no cumple con la promesa implícita en el titulo. John Katzenbach pretendía ser el leñador que salvaba a Caperucita, pero acaba convirtiéndose en el lobo que la devora con glotonería, sin llegar a disfrutarla.

Mari Carmen Horcas.

Titulo: Un final perfecto; 
Autor: John Katzenbach
Editorial: Ediciones B
Año de publicación: 2012
432 págs.
ISBN: 9788466652193

13 febrero, 2013

JUGANDO AL BACARRÁ


BACARRÁ

ÓSCAR URRA


Tercera entrega de Óscar Urra y su emblemático detective privado Julio Cabria. Al contrario de la lógica el autor ha elegido un nuevo modelo, un formato más continuista, es decir, mismos personajes, mismo espacio y una trama que enlaza con los anteriores títulos de la saga. Ahora me preguntó si continuará con sucesivas entregas o Urra da por terminada la trilogía.
El listón se ha ido elevando en las obras anteriores y Bacarrá aún lo eleva un poquito más, aquí la prosa de Urra deslumbra, luce como nunca y sobre todo se nota ese poso de madurez y de saber hacer que dan tener dos novelas a las espaldas. Ya no sorprende el autor y ahora lo que nos muestra tiene momentos de auténtica delicia, como el primer capítulo, una obra de arte.

De todas formas a lo largo de la novela se van mostrando buena parte de su fino sentido literario:
“Los dados no tienen ni tendrán la gracia de las cartas, meditaba Cabria esquivando turistas borrachos por la Cava Baja a las tantas de la madrugada, de retorno a su morada. Los dados son veloces, atolondrados y dependen de la suerte o de la trampa, como un pícaro del Siglo de Oro, mientras que el naipe es espiritual, volátil y traicionero, como un personaje de Shakespeare, aunque ambos hagan un ruido delicioso sobre el tapete; unos, a cráneos dulcemente entrechocados; otros, a resuello cercenado. En la mano, la carta es fría y el dado cálido. El dado va desnudo y hay que cubrirle; la carta va vestida, y hay que desnudarla. Al caer, el dado se hace el muerto, mientras que la carta mata. El naipe es un cortesano renacentista, el dado un legionario romano; el dado es plebeyo, la carta patricia; uno es el ying, otro el yang; y así hasta el infinito, o hasta mi portal....”Pag. 61.
Entre las líneas del texto aparece, cómo no, todo el arte y la imaginería de los juegos de azar, como ha sido el ejemplo anterior y el siguiente:
“Quería ver claro de una vez y librarse de la maldición que últimamente le perseguía: ganaba casi sin querer, jugara a lo que jugara, y, como todo jugador sabe, una racha demasiado larga, buena o mala, engendra desgracias, viola la dinámica secreta de la lógica timbera, te marca ante los demás y ante uno mismo como un raro y un indeseable de los tapetes.” Pag. 91
.
En este fragmento aparece uno de los elementos que más valoro en el escritor madrileño y es su fino sentido psicológico, no se juega para ganar, al menos no siempre, se juega por el vicio de jugar e incluso, como se destaca en el fragmento, ganar siempre puede acarrear un problema, pues la suerte y la desgracia caminan de la mano, algo que es tan cierto como que ésta es una buena novela.
Otra de las características de Urra como escritor son los personajes que crea y su mundo propio. Son personas solitarias, frías, ensimismadas en su mundo con claro oscuros, en algunos con grises y en otros con negros. Trabaja muy bien el escritor ese ambiente, un tanto claustrofóbico, cerrado, tan opaco como una timba de las que acostumbra a describirnos y aunque pueda parecer que con semejante ambientación sus novelas no sean de sencillo tránsito no lo es, su mundo se abre con una facilidad que asombra y nos ofrece ese ambiente canallesco tan animoso.
En resumen un buen colofón para la trilogía, un verdadero soplo de aire fresco a la novela negra hispana y también una invitación a un mundo nocturno, variopinto, estrafalario, jugador y apostavidas que tan bien viene para los lectores. Si le sumamos una prosa contundente y de calidad ya tenemos una serie de novelas de lo más destacable. Toda una invitación a la lectura y al disfrute.


Sergio Torrijos

DATOS TÉCNICOS:

212 páginas
 ISBN: 978-84-15065-09-8
 EDITORIAL: SALTO DE PÁGINA
Fecha de publicación:  2011



11 febrero, 2013

ALICIA MARAVILLADA


LA ÚLTIMA MARAVILLA DE ALICIA

MANUEL VALERA

Ediciones Evohé, 2012

La última maravilla de Alicia, de Manuel Valera, nos trae una historia maravillosa, y hago uso de las varios sentidos que tiene este adjetivo.
Respecto al argumento, este es un poco difícil de explicar sin tener en cuenta muchos de los aspectos que conforman la historia y que, a la vez, pueden destriparla. Pero lo voy a intentar, queridos posibles lectores, para que os hagáis con él y os maravilléis tanto como yo. La última maravilla de Alicia nos cuenta la historia de Isaías, un joven —al parecer poeta— que se encuentra un poco perdido en cuanto a su vida. En un viaje en tren (así es como empieza la novela) tiene un encuentro fortuito con una extraña y cautivadora muchacha que se llama Alicia y dice ser, nada más y nada menos, la Alicia de Lewis Carroll. A partir de entonces, Isaías vivirá la vida desde una perspectiva distinta.
He de decir que no conocía a Manuel Valera pero me ha encandilado. Su forma de contar es bellísima y cada una de las páginas de esta historia —o cuento, si queréis— está impregnada de magia: la magia que desprende Alicia, la de los personajes y referencias a Lewis Carroll, la del encuentro y desencuentro, la magia maravillosa del amor y de la búsqueda. Y es que nuestro protagonista se pasa los días desde su encuentro con Alicia buscándola. Y esa búsqueda me ha recordado mucho a la de Horacio Oliveira, el cual se vuelve loco buscando a su Maga. Y es eso también lo que le ocurre a Isaías, porque en realidad no está buscando solo a su amor, que es Alicia, o que puede no serlo, ya que es posible que exista o que esté solo en su imaginación, sino que también es la búsqueda del sentido en la vida, la búsqueda de uno mismo, la del más allá de las cosas que nos rodean.
A lo largo del cuento van apareciendo personajes de Alicia, así como otros personajes que fueron reales y que ahora se introducen en la ficción que crea Isaías —y Valera, a su vez—. Es el caso de la charla —tan amena y reveladora— que mantienen R. L.  Stevenson y nuestro querido protagonista, y de la que voy a dejar alguna huella para que disfrutéis:
“La ficción es para el hombre adulto lo que el juego para el niño: ahí es donde altera la atmósfera y la tendencia de su vida”, señala Stevenson en una de sus intervenciones.
Y en otra: “Yo sigo creyendo en la decencia última de las cosas”.
Y así, poco a poco, con una prosa poética llena de belleza, que nos hace ver las cosas desde el punto de vista de la sensibilidad de Isaías, vamos andando de la mano con él en su búsqueda por deshacerse de todo lo que en realidad no es importante, de aquello que no hace feliz, de romper con los horarios y las reglas… Isaías ansía deshacerse del miedo que tiene y desea no ser uno más de esos que se levantan a las cinco menos cuarto de la mañana para ir a trabajar.
En la segunda parte del libro presenciamos la locura —o quizá razón— a la que cae Isaías al sentir que Alicia no va a volver. Como consecuencia de sus faltas reiteradas al trabajo y de acudir a la reunión disfrazado de As de Corazones, se le convoca a un juicio (recordáis el de Lewis Carroll, ¿no?) en el que la ironía llega a su culmen y desemboca en una resolución sabia por parte del juez: por una vez, ha vencido la locura de la fantasía —pero también de la razón, de la nuestra en la intimidad y en nuestro yo interior— frente a la realidad, tan mortífera como lo ha sido siempre con Isaías.
Y una vez ha conseguido vencer a esa realidad y deshacerse del miedo, es hora de viajar al lugar que veía en sueños, donde tal vez encuentre a su Alicia. Pero eso ya os lo dejo a vosotros, lectores.
La última maravilla de Alicia es un cuento repleto de metaliteratura, magia, fantasía, poesía en cada una de sus páginas. Es una alegoría sólidamente construida sobre el acontecer diario del ser humano mojado por la rutina de reglas, creencias y actitudes que parece que se tengan que seguir. Isaías es el símbolo de aquel que —no sin miedo al principio, por supuesto— abre su mente, deja volar su imaginación y plasma su yo interior en esa realidad cotidiana.


Elena Montagud

¡Sálvese quien pueda! - Andrés Oppenheimer

¡Sálvese quien pueda! El futuro del trabajo en la era de la robotización. Oppenheimer siempre me ha llamado la atención, si bien no he sid...