16 noviembre, 2012

SHYLOCK ATACA DE NUEVO


Operación Shylock 
Philiph Roth


Apenas recuperado de los efectos alucinógenos del Halcion, un medicamento para combatir sus problemas de sueño tras una operación de rodilla, y previo a un viaje a Jerusalén para hacer una entrevista a su amigo, el escritor judío Aarón Appelfeld, con vistas a su posterior publicación en el New York Times, Philip Roth es informado de que alguien que se hace por él, está concediendo entrevistas a la prensa israelí y se propone la divulgación de una extraña teoría: el diasporismo.
La diáspora representa la expulsión del pueblo judío de la Tierra Prometida y su dispersión por el mundo. Frente a esta fuerza centrífuga, Thomas Herzl fundó el movimiento sionista que propugnaba, entre otras ideas, el regreso del pueblo elegido a Israel y la fundación de un estado judío como forma de acabar con el antisemitismo y la persecución a los judíos. Es conocido que las tesis de Herzl, pese a la incertidumbre y dudas que las rodearon en sus inicios, fueron ganando adeptos y finalmente se aceptaron internacionalmente tras el Holocausto.
La creación del estado de Israel, y el consiguiente desencadenamiento de sucesivas guerras ha supuesto uno de los mayores factores de inestabilidad en el mundo occidental moderno, hasta el punto de que el conjunto de pueblos árabes se opone a Israel y están dispuestos al exterminio judío, deseo que puede hacerse real cuando un país árabe tenga acceso a armamento nuclear. De ahí que surja una nueva teoría, el diasporismo, que defiende la necesidad de que los judíos de la diáspora, los hijos de los antiguos judíos europeos retornen a una Europa que les apoye y proteja, alejándolos así de su posible exterminio a manos de los árabes y de la inmoralidad de un Estado que, para sobrevivir, ha perdido toda referencia moral. De este modo los judíos, para seguir siéndolo, deben alejarse de su Estado, recuperando la idea del judaísmo tal y como se ha venido entendiendo a lo largo de la historia y que es, en esencia, el judaísmo de la diáspora, que ha traído al mundo logros como los que representan Freud, Einstein, Heine. Marx o Kafka, entre otras muchas brillantes mentes judías.
Cuando el Philip Roth auténtico viaja a Jerusalén se encuentra con el "falso" Philip Roth (idéntico físicamente, idéntico en su manera de actuar, en su voz, en su ropa, ..), pero hechizado por su némesis, evita denunciar a la policía la suplantación. Antes bien, el real Roth asume el papel del falso Roth y defiende entusiastamente el diasporismo ante un antiguo compañero de Universidad árabe al que reencuentra casualmente en la Ciudad Santa. Ambos Roth intercambian de continuo sus respectivas personalidades en una compleja competición mutua por anular al otro. El falso Roth acude a la habitación del hotel donde se hospeda el Roth verdadero, registrando sus pertenencias, éste se acuesta con la novia de aquél, etc.
Ambos acuden a las sesiones del juicio que tiene lugar para encausar a un ciudadano norteamericano de origen ucraniano a quien todas las fuentes apuntan como el despiadado Iván el Terrible, tristemente célebre en el campo de Treblinka. El juicio parece representar una justificación de los poderes del estado judío que no quiere dejar de jugar la partida del victimismo mientras comete atrocidades sin nombre. Víctimas o verdugos en ambos bandos actuando del modo que reprochan al otro campo.
Finalmente el falso Roth, que no ha conseguido ser aceptado por el verdadero, desaparece de escena y el Mossad propone a Philip Roth realizar una misión en Grecia gracias a la publicidad e interés que ha levantado el diasporismo en aquellos que parecen apoyar la causa árabe.
Esto es, en esencia, lo principal de un argumento complejo y con numerosas ramificaciones e implicaciones que van desde lo anecdótico, hasta las más profundas reflexiones sobre el estado de Israel, el papel de la revuelta palestina o el juego de espejos entre verdad y mentira.
La novela es lo suficientemente rica en detalles como para poder aproximarse a ella desde numerosos puntos de vista. Quizá uno de los más genéricos y que permite explicar la mayor parte de sus páginas es la idea de la dualidad. Casi cada elemento de la novela y cada personaje se explica por dicha dualidad. Dos Philip Roth que, por momentos, se fusionan al asumir uno el papel del otro. El árabe compañero de facultad de Roth en su juventud es ahora partidista y fanático, reproduce inconscientemente el esquema de lucha y odio que heredó de su padre y trata de inculcar en su hijo la misma semilla que rechazó en su juventud.
Los inofensivos taxistas árabes parecen capaces de las mayores atrocidades, mientras un fiero soldado israelí aprovecha la oportunidad de confesar a Roth sus contradicciones morales más profundas al tener que servir como soldado en un conflicto que apenas siente como propio mientras sueña con el fin de su servicio militar para emigrar a los Estados Unidos. Los más aguerridos defensores de la causa palestina parecen por momentos confidentes de los servicios secretos judíos y las locuras altruistas de un viejo inválido sobreviviente de los campos de concentración nazis que desea financiar con un millón de dólares el diasporismo, resultan no ser tan desinteresadas como se presumía.
Incluso la realidad histórica posterior a la redacción de la novela parece jugar a este festival de equívocos. Demjanjuk, el sospechoso de ser Iván el Terrible, aparenta ser un inofensivo hombre de familia, acompañado en el juicio por su hijo, representación de la vida familiar y religiosa que vivía en Estados Unidos. Roth lo considera, precisamente por esa normalidad, culpable de los terribles hechos que se le imputan Sólo quien ha cometido tales crímenes, quien ha vivido todas las emociones y furias en tan pocos años, como Iván el Terrible, puede quedar agotado y satisfecho, asumiendo una vida totalmente gris e inocua. Su vulgaridad es la mayor prueba de su culpabilidad. Y sin embargo, tras la inicial condena a muerte será absuelto al demostrarse que su condena se basó en pruebas falsificadas por la KGB.
Operación Shylock toma su nombre del personaje de El mercader de Venecia, la famosa obra de Shakespeare en la que aparece el prototipo de judío según los cánones del antisemitismo. Shylock es el prestamista judío que financia a Antonio, a quien odia, con el compromiso de que, en el caso de no recuperar su dinero, podrá cobrarse una libra de carne de Antonio. Pero de verdugo, pasa igualmente a víctima cuando el Dux de Venecia descubre que Shylock está involucrado en una conspiración contra su poder lo que da lugar a la conversión de verdugo en víctima y al inolvidable discurso: ¿El judío no tiene ojos? ¿El judío no tiene manos, órganos, dimensiones, sentidos, afectos, pasiones? ¿No es alimentado con la misma comida y herido por las mismas armas, víctima de las mismas enfermedades y curado por los mismos medios, no tiene calor en verano y frío en invierno, como el cristiano? ¿Si lo pican, no sangra? ¿No se ríe si le hacen cosquillas? ¿Si nos envenenáis no morimos? ¿Si nos hacéis daño, no nos vengaremos?”.

Shylock representa al judío avaro, egoísta pero, al tiempo, representa a la víctima del odio gentil y es esta contradicción la que planea constantemente sobre este libro de Roth. Desde el punto de vista de Roth, empeñado en ofrecer su visión del judaísmo a lo largo de toda su obra, éste será el principal tema de su novela. Sin embargo, como gran escritor que es, Operación Shylock alumbra más contradicciones y juegos de espejo ajenos a lo judío, que convierten su lectura en un constante examen de conciencia al lector atento; así, las contradicciones que todos acarreamos y el modo de superarlas, la alternativa entre apariencia o realidad y un largo etcétera.
Su escritura meticulosa parece perder algo de pulso en algunos pasajes del libro dado que éste no se asienta en una estructura tradicional de la novela; conjuga extractos de la entrevista que mantuvo con Appelfeld, suprime el último capítulo escrito para la novela por otro en el que explica el motivo de dicha mutilación, jugando nuevamente con la dualidad entre ficción y realidad, con la novela que habla de la novela que sostiene en sus manos el lector. En definitiva, un Roth algo alejado del habitual pero igual de estimulante, capaz de atrapar el interés de quien le lee.

GWW

 Datos del libro
  • Nº de páginas: 464 págs.
  • Editorial: DEBOLSILLO
  • Lengua: ESPAÑOL
  • Encuadernación: Tapa blanda bolsillo
  • ISBN: 9788497937559
  • Año edicón: 2011
  • Plaza de edición: BARCELONA

14 noviembre, 2012

DICKENS EN ITALIA


ESTAMPAS DE ITALIA
CHARLES DICKENS
Trad.: Jorge Cano y Celia Recarey
Nórdica Libros, 2012

Dickens realiza este viaje por Italia a lo largo del año 1844. En el prólogo, el propio Dickens nos advierte de lo que vamos a leer: «apuntes leves, meros reflejos en el agua». No encontraremos análisis políticos, disertaciones sobre arte, historia y cultura en general. Tampoco nos informa de sí mismo y de sus acompañantes, salvo en una primera descripción hilarante sobre la llegada del carruaje al Hôtel de l’Ecu d’Or, y la expectación ante los viajeros conforme descienden del vehículo: la esposa, su hermana, dos niños y dos niñas, dos niñeras, y  finalmente, el autor.
Dickens muestra en todo momento una curiosidad sin límites, una capacidad de observación enorme, y anota todo lo que le llama la atención, que a veces son gestos, ropas, comportamientos, voces, paisajes, clima, edificios, costumbres, fiestas,…además de trasmitirnos las sensaciones que le producen en su ánimo.
Narra rápidamente el trayecto durante el cual cruza Francia camino de Italia, en pleno verano; pero se detiene sobre todo en Avignon, donde visita el Palacio de los Papas, en ese momento convertido en cárcel y cuartel militar. Le impresiona enormemente la visión de los calabozos y sobre todo  la sala de tortura de la Inquisición (la Salle de la Question). Pero casi le impresiona más la vieja bruja gesticulante que le sirve de guía y que con sus comentarios traza una vívida imagen de lo que allí sucedía.
En Marsella embarcan para Génova, y la descripción de la ciudad portuaria, cuna de grandes navegantes, se abre ante sus ojos, generosa en contrastes, pintoresca y magnífica, aunque la primera impresión es algo depresiva: «la vista (desde su ventana) es una delicia, pero por el día hay que mantener cerradas a cal y canto las ventanas, o los mosquitos te llevan directo al suicidio. De las moscas mejor no hablar. De las pulgas: su tamaño es un prodigio» de los gatos que mantiene a raya a las ratas; las lagartijas, escorpiones, escarabajos y ranas, mejor no explayarse, pero lo dice. Las edificaciones le resultan chocantes, la suciedad en general, también. Pero eso es algo a lo que se acostumbrará después. Los juegos populares, como los bolos y un juego parecido al de los chinos, y sobre todo, la avidez con la que se entregan a ello los jugadores. Largas descripciones de palacios de la Strada Nuova y la Balbi, arquitectónicas y luego, del uso que los italianos le dan a esos palazzos. Los teatros, la cantidad de iglesias, de sacerdotes, frailes, jesuitas, etc. es otra cosa que le resulta llamativa: es su primera visita a Italia. Los cementerios y enterramientos también es algo que a lo largo de todo el viaje recabará su atención, y en general, todo el mundo cultural católico, que él, como anglicano, encontraba curioso.
Parma, Módena y Bolonia son las siguientes ciudades que visita. Le es extraño «caminar por estos lugares que están en una siesta continua al sol», donde la pereza impera. «Siento que me estoy empezando a oxidar», nos dice. Describe minuciosamente los paisajes de viñedos, las pequeñas ciudades, las dos famosas torres inclinadas en pleno centro de Bolonia. De allí –la estancia fue de paso― llega a Ferrara, que le causa una desagradable impresión: solitaria, despoblada y desierta, con su enorme castillo ―donde decapitaron a la Parisina y su amante―en el centro de la ciudad. La casa de Ariosto y la prisión de Tasso son sus visitas.
De allí pasa a territorio austríaco y dedica un delicioso capítulo que titula Un sueño italiano,  planteado como una onírica visita a Venecia. La llegada, de noche y en barca, deja en él una profunda huella, la llama «ciudad fantasmal», navegando por sus canales silenciosos y oscuros lentamente, viendo surgir palazzos e iglesias, brotando del agua; la Catedral de San Marcos y el Campanile  son los edificios que más le impresionan de todo su viaje, quizás por ese aire tan oriental de la catedral véneta. « Allí, en la errática confusión de mi sueño, vi al viejo Shylock […], alguien que parecía ser Desdémona se asomaba a una celosía […]el espíritu de Shakespeare flotaba sobre las aguas, pululando por la ciudad».
Vuelve hacia Milán, pasando por Verona y Mantua. De Verona tiene amables comentarios de su anfiteatro y la casa y tumba de Julieta. Mantua la recorre pronto, no le gusta especialmente, y sigue viaje rápido. Milán le parece una estupenda ciudad, que también abandona pronto. Tras los lagos, Suiza, y Francia, en un retorno a Inglaterra por breve tiempo.  
Vuelve después, ahora a Roma, pasando por Pisa y Siena y visitando, completamente subyugado, las canteras de mármol de Carrara. Lo que le extraña y gusta de Pisa es que el conjunto arquitectónico (catedral, torre y baptisterio) esté aislado en medio de la campiña. Y la enormidad de mendigos que llenaban las calles de Pisa. En general, los mendigos es otra de las impresiones fuertes de su viaje. Cuando llega a Nápoles es el acabóse, los mendigos institucionalizados, casi podríamos decir, los lazzaroni.
La primera impresión de Roma es que le recuerda a Londres. Quizás la cúpula de San Pedro evoca en él el recuerdo de Saint Paul’s . Pero esa imagen pasa pronto y Dickens sufre de golpe el síndrome de Stendhal, al ver el Coliseo, el Foro, «un desierto de decadencia, sombrío y desolado más allá de toda expresión» o al mirar la cúpula de San Pedro desde dentro de la basílica, aunque no le parece «religiosamente impresionante ni emotiva». De Roma casi le atraen más las manifestaciones populares, el desfile de Carnaval, el Moccoletti, las celebraciones de Semana Santa que observa con curiosidad, y el bambino milagroso, la impactante iglesia Sto. Stefano Rotondo, las catacumbas, la via Apia, presencia una ejecución pública con guillotina,…Visita Tívoli, Villa d’Este, el templo de la Sabina,…
Nápoles pone la puntilla a este viaje maravilloso. La enloquecida y caótica ciudad, llena de lazzaroni, gente ruidosa y gesticulante, calles sucias y peligrosas, iglesias, palacios, la ópera,…todo ello vigilado por la sombra del Vesubio humeante. No puede irse sin subir al monte sagrado, acercarse lo más posible al fuego eterno que ruge en su interior. El relato de esa excusión, como las de Pompeya y Herculano, no tiene desperdicio. Retorna por Florencia, cuya plaza y Palazzo Vecchio, plenos de magnificencia y señorío.
En suma, un delicioso relato pleno de interés, de humor, de reflexiones curiosas, de emotividad, que comprenderá inmediatamente cualquiera que haya visitado esos lugares y por el contrario, quien no lo haya hecho, se sentirá motivado a viajar para verlo. Buena edición, portada muy bien elegida.

Ariodante






11 noviembre, 2012

AMOR ENVENENADO


AMOR ENVENENADO (BEATRIZ, INVESTIGADORA LICENCIOSA)

JOAQUÍN LLORÉNS


Alberto, padre adoptivo y mentor de Beatriz, le encarga un nuevo trabajo a la atractiva, intrépida y casquivana joven. Alguien, aprovechando la ausencia por vacaciones del gerente, ha robado más de tres millones de euros del dinero negro guardado en la caja fuerte de Promocastro, una promotora de Cantabria de la que Alberto es socio. La opacidad fiscal del dinero hace inviable denunciarlo a la Policía. Betariz viaja a Santander usando como tapadera el cargo de auditora interna, ya que la limpieza del robo parece apuntar claramente a un trabajo hecho desde dentro… hasta que la investigadora licnciosa se topa con un cadáver. La intervención de la Guardia Civil es inevitable. Pero, ¿son el ladrón y el asesino la misma persona? A partir de ese momento, y en paralelo a Ramón Sigüenza, guardia civil de la comandancia de Santander, rastreará por toda la ciudad los pasos del criminalque siempre parece ir dos pasos por delante. Auxiliada por sus, siempre a punto, armas de mujer, irá introduciéndose en los turbios negocios inmobiliarios de Cantabria, donde el amor se compra en efectivo. Sus métodos poco ortodoxos le harán seguir la pista del diner ohasta los oscuros callejones de Amsterdam, donde, quizás influenciada por la embriaguez del hachís, sentirá en su nuca el aliento de una sombra. Poco a poco, su impetuoso empuje y la proximidad de la verdad provocarán que navajas y revólveres apunten en su dirección con intención asesina.

«Caminé hasta Castelar y, dejando a mi derecha el paseo Pereda, recorrí el paseo en paralelo a Puerto Chico admirando las casas señoriales, las barcas en la rada y disfrutando del bullicio callejero. Con buen ánimo ascendí por la cuesta de la avenida de la Reina Victoria, próxima al monolítico palacio de festivales, y seguí por ella hasta llegar a la península de la Magdalena. El lugar era un hervidero de gente paseando y tomando el sol en la playa de Bikini”.


Amor envenenado (Editorial Baile del Sol, 2010) es la segunda entrega de la saga protagonizada por Beatriz Segura (investigadora licenciosa), escrita por el autor bilbaíno Joaquín Lloréns, afincado en Mallorca. Aunque es una saga, las novelas que se han publicado hasta la fecha sobre la misma, pueden leerse independientemente pese a que algunas veces nos encontremos con algunas citas pertenecientes a la primera entrega protagonizada por esta singular investigadora, Citas Criminales, que no despistan la atención del lector pues son meras alusiones.

En esta ocasión nos trasladamos a Cantabria, concretamente a Santander, a donde le envía su padre adoptivo y mentor, Alberto. Es encargada de investigar la desaparición de algo más de tres millones de euros en una de sus empresas, Promocastro, dirigida por su socio Bernardo.  En el primer capítulo nos encontramos a la protagonista en Laredo, en uno de cuyos domicilios estaba haciendo una investigación por su cuenta y se encuentra con la macabra sorpresa de la aparición de un cadáver. A partir de ahí, daremos un salto en el tiempo en el que iremos conociendo los acontecimientos, desde que le encargan el seguimiento de la pista del dinero robado y cómo  aparece por Promocastro para realizar una auditoría. Pista que su instinto le hará trasladarse hasta Ámsterdam pues cree que en esta ciudad holandesa puede haber indicios del dinero robado.

La historia será narrada en primera persona por Beatriz pero, pasados unos capítulos, el lector se sorprenderá porque se encuentra con que la forma de narrar ha cambiado. Sigue en primera persona, pero el narrador es otro, el sargento de la Guardia Civil Ramón Sigüenza. A partir de este momento los narradores se irán alternando. De esta forma vemos cómo avanza la investigación que será relatada por ambos narradores y así vamos conociendo cómo se suceden los hechos desde el punto de vista de la intrépida, atractiva y frívola Beatriz, a quien el riesgo para esclarecer los acontecimientos le seduce, y cómo lo interpreta el sargento Ramón Siguënza, siguiendo las pautas que le marca su sentido profesional. Las investigaciones de ambos se ensamblarán finalmente hasta formar el puzzle con el que darán por resuelto el caso.

La novela está estructurada en treinta y cinco capítulos y nos mantendrá intrigados hasta el final cuando conozcamos, con sorpresa incluida, quién asesinó a los dos empleados de la promotora y la autoría del robo del dinero negro. Un desenlace que nos llevará hasta la localidad de Noja, en Cantabria. El autor utiliza un lenguaje característico del género, con sus dosis de humor e ironía. Será constante, a lo largo del relato, el empleo de las nuevas tecnologías pues vemos cómo Beatriz utiliza el messenger para poner al día a Alberto de sus avances en las investigaciones.

Por medio de la protagonista, sobre todo, iremos conociendo a los personajes que intervienen en esta novela. Tras presentarse en la promotora como una auditora para descubrir qué pasó con el robo del dinero de la caja fuerte de la empresa, iremos conociendo a los empleados de la misma, pues todos serán investigados como sospechosos, así como a Bernardo, el gerente de la empresa y socio de Alberto, de quien Beatriz también dudará pues se extraña de la posición económica de este cincuentón, casado y con dos hijos pero que mantiene una relación extraconyugal con su secretaria, Mónica. Posee un buen yate en el que se codea con los especuladores que hacen negocio con él y a los que invita a navegar por la costa cantábrica. Embarcación que le sorprenderá a la protagonista pues ella también será invitada a una de esas travesías y se pregunta cómo puede llevar este tipo de vida el socio de su padre adoptivo. También conoceremos a Javier García, un guardaespaldas que le salvará de un atraco y se lo encontrará en más de una ocasión y a Roberto y Marta, mayordomo y cocinera de la casa que tiene su padre adoptivo en Denia (Alicante), a quien conoceremos en el último capítulo.

Joaquín Lloréns, con esta segunda entrega de Beatriz, investigadora licenciosa, nos engancha desde el principio pues los acontecimientos se irán complicando y Beatriz se verá inmersa en algún que otro compromiso. Dinero negro, asesinatos, sexo de alto voltaje, posibles sospechosos del robo, especulación financiera, y alguna que otra sorpresa que nos llevaremos son los ingredientes de esta novela negra, típicos del género, aunque con la nota innovadora de ser dos los narradores de los hechos, la constante alusión a marcas de productos utilizados por los personajes  y el hecho de que sea una mujer la investigadora del caso y no un hombre, como suele ser habitualmente.

Amor envenenado es una novela cuya lectura recomiendo a los seguidores de este género o a quienes quieran familiarizarse con él, pues el lector se encontrará con una nueva forma de narrar los hechos que se van sucediendo en el relato.

El autor:

Joaquín Lloréns nace en Bilbao en 1962 y es licenciado en Ciencias Empresariales. Tras trabajar como galeote en una multinacional del sector de la consultoría,  a finales de los ochenta traslada su residencia a Mallorca junto con la también escritora Inés Matute. Sus principales frutos literarios han sido la serie de novelas de Beatriz, una investigadora no profesional  y de personalidad algo excéntrica en sus relaciones afectivas. La primera, Citas Criminales, ha sido publicada también por la editorial Baile del Sol. Están a la espera de imprenta Política criminal y Venganza Criminal. Actualmente trabaja en la quinta novela de la serie, Crimen de lesa majestad.

Ha escrito y publicado cuentos y artículos en “La bolsa de pipas” y en “Quehacer editorial”, y ha participado en diversas antologías poéticas. Es miembro activo de RIEPA (Red Internacional de Editores y Proyectos Alternativos) donde mantiene activo un blog.

Francisco J. Portela

Título: Amor envenenado (Beatriz, investigadora licenciosa)
Autor: Joaquín Lloréns
Fotografía cubierta: Alejandro Zenker
Editorial Baile del Sol, 2010
ISBN: 978841509060
Nº páginas: 303 

¡Sálvese quien pueda! - Andrés Oppenheimer

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