En el lapso de los tres años que siguió a los asesinatos del presidente Kennedy y de Lee Harvey Oswald, diecisiete de los testigos interrogados por la policía de Dallas, el FBI y la Comisión Warren perdieron la vida. Seis de ellos fueron ultimados con armas de fuego, otros tres murieron en accidentes de tránsito, dos de ellos se suicidaron, uno murió degollado y otro por consecuencia de un golpe de karate recibido en la nuca; otros tres murieron por crisis cardíacas y dos de muerte "natural".
Un actuario consultado por The Sunday Times de Londres sobre las esperanzas de vida de solo quince de esos testigos estimó que el 22 de noviembre de 1963 la posibilidad de que en febrero de 1967 hubiesen muerto era de una en cien mil billones…
Se trata de una novela muy interesante acerca de la investigación da la conspiración que se llevó a cabo para asesinar al presidente Kennedy, en Estados Unidos; sin embargo, siempre que cerraba el libro para dejar de leer venían a mi cabeza imágenes de la película titulada JFK, dirigida por Oliver Stone, y llegaba a una de las frases más trilladas y reales de los últimos tiempos, la realidad supera a la ficción. Realmente disfruté mucho de esta obra.
Por otro lado, aunque he tenido la oportunidad de leer algunos libros al respecto (Hitler ganó la guerra y Nadie vio Matrix, ambos de Walter Graziano, http://opiniondelibros.blogspot.com/2007/03/hitler-gan-la-guerra-walter-graziano_21.html y http://opiniondelibros.blogspot.com/2008/12/nadie-vio-matrix-walter-graziano.html) me asusta el hecho de pensar que alguna persona, entidad, asociación, sociedad secreta, etc. pueda tener no sólo los recursos necesarios, sino también la capacidad operativa y moral para hacer este tipo de cosas en pro de sus intereses particulares.
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