12 octubre, 2012

CINCO JINETES


EL QUINTO JINETE

LARRY COLLINS Y DOMINIQUE LAPIERRE


Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis son los cuatro caballeros que se describen en la primera parte del capítulo sexto del Apocalipsis. “ Cuando abrió el sello cuarto, oí la voz del cuarto viviente, que decía: Ven. Miré y vi un caballo bayo, y el que cabalgaba sobre él tenía por nombre Mortandad, y el infierno le acompañaba: Fueles dado poder sobre la cuarta parte de la tierra para matar por la espada, y con el hambre, y con la peste, y con las fieras de la tierra”. Apocalipsis, VI, 7-8.
¿Por qué es Gadafi el Quinto Jinete?. Él se considera a sí mismo descendiente directo del profeta Mahoma y dice estar investido de una misión divina: velar por la causa árabe. Su fundamentalismo le convierte en un ser inestable que hace imposible prever el curso de su política o intentar ajustarla a acuerdos o negociaciones. Y, dado su fanatismo, el mundo lo mira con recelo porque tiene todo el poder financiero para fabricar armas de destrucción masiva y provocar un conflicto nuclear de imprevisibles consecuencias. Por eso, para intentar tener un cierto control sobre este iluminado los países occidentales han tratado de buscar un mantenimiento de relaciones normales con  su régimen, aún teniendo la certeza del apoyo libio al terrorismo y de que sus embajadas han actuado en determinados momentos como base de criminales.

El Quinto Jinete es un libro escrito por  Larry Collins (West Artford-Connecticut, Estados Unidos, 14/09/29- Frejus, Francia 20/06/05) y Dominique Lapierre (Chatelaillon, Francia, 1931),  un dúo que ha vendido 50 millones de ejemplares de sus cinco títulos conjuntos: ¿Arde París?, O llevarás luto por mí, Oh Jerusalén, Esta noche, la libertad y El quinto jinete . ¿Arde Nueva York? Es el último trabajo publicado por ambos escritores desde 1980. Se puede decir que Dominigue Lapierre fue un precursor de la novela de terror moderno con amenazas catastróficas. También podría citarse a Frederick Forsyth, autor de La alternativa del diablo.

Escrita en tercera persona, es una novela testimonio, porque lo que en ella se relata podría suceder en la realidad. Con gran maestría los autores logran confundir al lector mezclando realismo y ficción , para que así se tome la obra como una historia novelada.

"Señor presidente, creo que debe de enterarse de este pliego. Es la traducción de una cinta grabada en árabe y dirigida a usted que fue depositada a primera hora de la tarde en el puesto de guardia principal"

“Traducción de la cinta (...) “Afirmas que quieres restablecer la paz en el Próximo Oriente, y ruego a Dios que te bendiga por su esfuerzo (...) no habrá justicia para mis hermanos árabes de Palestina mientras los sionistas, con la bendición de tu país, sigan robando la tierra de mis hermanos para instalar en ellas sus colonias ilegales...” (pág. 13).

Tres terroristas islámicos logran transportar hasta la ciudad de Nueva York una bomba atómica. El presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, recibe un ultimátum de Gadaffi: tiene un plazo de treinta y seis horas para que los sionistas abandonen los territorios árabes ocupados. Si no se cumplen las condiciones que dejó grabadas en la cinta mandará detonar la bomba. Diez millones de habitantes de la gran manzana eran sus rehenes desde ese momento. ¿Se podría preparar un plan en ese plazo para desalojar la ciudad de los rascacielos sin que cundiera el pánico entre la población y sin que el dirigente  libio se enterase?. Se pone en marcha todo el protocolo diplomático y empiezan las conversaciones con los principales líderes mundiales: Breznev, Begín, Giscar d´Estaing, el propio Gadaffi. ¿Puede ser esa bomba el principio de un holocausto nuclear, en el que no solamente desaparecería Nueva York sino también gran parte del mundo?.
 
Trama muy bien desarrollada y fundamentada que puede fecharse en los años de la guerra fría. Es un thriller y muy trabajado, donde los personajes históricos son tratados con tal verosimilitud que se ve que los han estudiado a fondo por el conocimiento que tienen de los mismos. Son treinta y seis horas de intenso suspense, con un ritmo trepidante que engancha hasta el final pues mantiene en vilo al lector porque las horas van transcurriendo vertiginosamente y no se ve una solución definitiva. El cataclismo nuclear parece inminente. 

Sus autores comentan que han pasado cuatro años reuniendo abundante documentación, recorriendo países para realizar entrevistas y reunir testimonios que le dieran veracidad a la obra. Ellos mismos dicen: “Todos los personajes del Quinto Jinete son reales. Hemos  pasado centenares de horas con ellos, desde políticos, directores del FBI, de la CIA, terroristas, incluso con rateristas barriobajeros de Brooklyn. Hemos analizado su personalidad, sus motivaciones, investigado su pasado para así poder reconstruir su comportamiento en la situación histórica que relatamos”. Quizás lo que menos me gusta es la figura del presidente de los Estados Unidos, casi reflejado como un ser todopoderoso, muy por encima de todos los demás personajes. 


Francisco Portela

Título original: Le cinquième cavalier.
Autores: Larry Collins y Dominique Lapierre
Nº Pág.: 416
Traducción: J. Ferrer Aleu.
Plaza & Janés Editores S. A.
R. B. A. Editores S. A., 1993
ISBN: 84-473-0145-1



                                                                                                         



07 octubre, 2012

BOTELLAS HUMEANTES


EL HUMO DE LA BOTELLA
JUAN RAMON BIEDMA


He conocido hace nada a Juan Ramón Biedma y creo que se va a convertir en uno de mis escritores actuales preferidos.
Con El humo en la botella me ha demostrado que es un maestro en novelística y un artista creando ambientes.
Así es. El humo en la botella es una novela de ambiente pero también de personajes. Sobre estos dos aspectos recaen todos los demás: la trama, los espacios, la narración… ¿Y cuál es el ambiente de esta novela? Es un ambiente opresivo. La enfermedad recorre la historia desde el principio hasta el final. Recalquemos el hecho de que todos los personajes tienen algo en común: son enfermos mentales, y tal y como se nos dice, “la ciudad es ahora el manicomio”.

            Por la ciudad campan a sus anchas estos personajes que viven al límite, que continuamente salen y entran de ese mundo en el que no deberían estar o tal vez sí. El personaje principal, aunque sea una novela coral, es en realidad Set Santiago, el cual no se escapa de sufrir como todos los otros. Así pues, a su alrededor se van tejiendo las demás historias: la de peña, una muchacha muy religiosa que ayuda a las monjitas a sanar a otras personas, la de Anube, un joven homosexual, la de Mengele, una joven con el pelo blanco que vende camisetas, la de Eme, un hombre fascinado con una novela, la de Austria, una jovencita que no se lleva muy bien con su padre. Lo siento, perdónenme, pero es que con estas líneas ustedes pensarán: ¿y qué hay de extraño en esos personajes? ¡Si parecen normales y corrientes! Precisamente es que sólo les he retratado con unas breves pinceladas, porque en realidad todos ellos ocultan más cosas, porque algunos fueron violados por sus enfermeros en los psiquiátricos, otros tenían poderes sobrenaturales y eran esclavizados por ellos, otros intentan atracar bancos, otros incendian perros y también indigentes… Como ven, no todo lo que parece normal lo es, y unos personajes que a simple vista parecen sencillos, Biedma consigue convertirlos en esperpénticos, en monstruos por los que en realidad acabamos sintiendo conmiseración.
           
No sólo encontramos las historias de este cúmulo de personajes que están relacionados todos entre sí formando una inmensa maraña de la cual es difícil salir, sino que también se entrecruza la narración de un autor anónimo que escribió La orden de la buhonería, el libro por el que Eme está fascinado y por el cual ha acabado su encierro voluntario. Y también encontramos las palabras de un bloggero que al parecer es otro enfermo, y el cual va contando anécdotas relacionadas a su vez.
            Como veis, Biedma es un experto creador de atmósferas, de personajes. No quiere decir que la trama no valga nada. Más bien al revés: tiene un peso clave a la hora de imaginar ese ambiente y esos personajes. Sin la trama, serían como meros monigotes que andan aquí y allá. Una trama que encierra elementos sobrenaturales, también de novela negra.
            Por otra parte, tengo que avisar de que esta historia no es sencilla, y tampoco es apta para todos los estómagos. El autor no se corta un pelo a la hora de contar lo que tiene que contar: por eso, hay momentos (sobre todo los de Austria, la hija de Santiago o los de peña) muy duros, algunos violentos y sádicos que a algunos lectores emperifollados les resultarán grotescos, pero que en realidad son otro de los puntos claves y fuerte de la novela. Si la ciudad es ahora un manicomio, si la enfermedad es la protagonista, ¿por qué debemos dejarla en un segundo plano y acallarla?
            El humo en la botella es una novela cruda. Es una historia escrita con sencillez pero a la vez plagada de imágenes visuales, de prosa efectista, de metáforas inusuales y maravillosas. La forma de escribir de Biedma es original y buena, muy buena. Una propuesta valiente que no todos tal vez acepten, pero que a mí  me ha transmitido mucho y me ha dejado con ganas de leer más de este autor.
           Elena Montagud 

Ficha:
EL HUMO EN LA BOTELLA 
JUAN RAMON BIEDMA, 
ed. SALTO DE PAGINA, 2010
ISBN 9788415065005

04 octubre, 2012

TESTAMENTOS DE KUNDERA


Los testamentos traicionados 
Milan Kundera


¿Cuál es el papel del autor?¿Debe prevalecer su criterio respecto de su obra o, una vez escrita, compuesta, ésta debe ser “patrimonio público”, no en un sentido económico, sino artístico? ¿Puede consentir el novelista una traducción inapropiada de sus palabras?¿Y el músico una alteración de sus arreglos? Pero, al tiempo, ¿no es eso lo que hacemos de continuo adaptando las obras de Shakespeare o Sófocles a nuestros tiempos?¿No es eso lo que ayuda a mantenerlas vigentes y a que después de tantos siglos podamos seguir admirando su genialidad? ¿No es lícito que Picasso tomara como modelo Las Meninas de Velázquez? A todas estas preguntas (y muchas más) pretende dar respuesta Milan Kundera en Los testamentos traicionados

Es conocido que a la muerte de Kafka, su amigo Max Brod encontró entre sus papeles dos cartas (que ya conocía puesto que el propio Kafka le había anticipado su contenido) en las que se recogían instrucciones precisas sobre qué manuscritos debían destruirse, cómo debía recuperarse para su destrucción toda correspondencia que hubiera intercambiado en vida con amigos, familia o amantes y que cualquier papel escrito por él debía correr la misma suerte con la excepción de ciertas obras ya publicadas que eran nombradas de manera expresa y como lista cerrada.
Max Brod no sólo incumplió los deseos de su amigo sino que se encargó de recopilar todos los manuscritos dispersos y comenzó la tarea de publicarlos. Su celo alcanzó incluso a las obras no literarias de Kafka y así se publicaron sus diarios y su impresionante correspondencia (desde la más banal a la más íntima). Al margen de los concretos motivos de Brod para tal desobediencia -y de la justificación que éste ofreció en diversas publicaciones, comenzando por el prefacio de la primera edición de El proceso-, Kundera plantea una oposición frontal al credo actual según el cuál la voluntad del autor debe quedar supeditada a su obra y el público tiene “derecho” a la obra sin que los deseos de su creador deban interferir. Así, es lícito publicar manuscritos que el propio autor no consideró dignos del conocimiento público, borradores de obras ya publicadas, etc.
Pero la mayor traición de Brod a Kafka es la creación de una imagen falsa del autor, la supresión de textos de sus diarios que no convenían a la imagen de santo-mártir que Brod postulaba para su amigo y, en definitiva, la fundación de la kafkología, nacida al amparo de su interpretación de las obras de Kafka. Esa kafkología que discute sobre sí misma, totalmente al margen de la obra del autor praguense, construyendo un método, una cábala, que la aleja día a día de la realidad. Pero no sólo Brod y los críticos, también los editores suprimiendo reiteraciones (queridas y escritas intencionadamente por Kafka), alterando la peculiar puntuación del autor, o los traductores dando rienda suelta a una interpretación libre de las palabras de Kafka.

Pero no sólo Kafka, otros muchos autores (¿alguno no?) ven cómo sus palabras son tapadas, adulteradas, reinterpretadas. Hemingway, por ejemplo, es un ejemplo de cómo sus cuentos pueden ser diseccionados para llegar a conclusiones preconcebidas. Colinas como elefantes blancos es el ejemplo que emplea Kundera para demostrar cómo la crítica obvia las palabras de los personajes del cuento suplantándolas por las suyas propias de manera que acaben diciendo lo contrario de lo que escribió su creador.

No sólo en la Literatura sufre el creador el acoso de los mediocres que pretenden enmendar y manipular su obra. Stravinsky es otro ejemplo. El célebre autor ruso decidió al final de su vida dejar un registro sonoro de sus obras a modo de versión definitiva de sus obras de modo que nadie pudiera “interpretarlas” suplantando su propia versión. Menos suerte tuvo el compositor checo Janáceck quien tuvo que ver cómo su obra era despreciada en su propio país y cuando finalmente se aceptó la interpretación de una de sus más importantes óperas en Praga, tuvo que ser previa adulteración de sus arreglos y de la estructura de la obra de modo que su sentido más profundo quedó totalmente distorsionado.

Pero este libro no es sólo un cántico egocéntrico y narcisista a favor del autor como creador de un arte intocable, airado con el mundo que se apresta a destrozar y vulgarizar su elevada obra. Kundera despliega una brillante teoría sobre el devenir histórico de la novela, organizada en tres tiempos. Según esta teoría (y de manera muy resumida) la novela nace en el momento en que la épica abandona la poesía. Ese vacío narrativo lo asume una nueva forma de expresión que se caracteriza en estos primeros pasos indecisos por la total falta de estructura: normalmente los primeros textos de este género (Rabelais, el Quijote, la novela picaresca, Diderot, …) no son sino aquello que le ocurre al protagonista en su quehacer. La sucesión de escenas sin más conexión que el propio protagonista o algún otro personaje, crean un rico tapiz en el que el humor absurdo, la exageración y la hipérbole trenzan un estilo rico y ágil que aún nos sorprende. 

Asimismo, la novela es ese espacio en el que se suspende el juicio moral, de nodo que esta independencia de la moral es lo que permite identificar más claramente, siempre según Kundera, la novela con Europa. La incomprensión de este aspecto de la novela explica la persecución a la obra de Rushdie; la postura general del mundo de la cultura en Occidente, considerando que la novela ha podido faltar al respeto de los creyentes musulmanes, supone una amenaza directa a la propia idea de novela y, por tanto, a la propia esencia de la Europa que hoy conocemos.
Pero la novela se consolida como género literario y asume nuevos elementos, como el drama que abandona igualmente a la poesía, o el afán por reflejar la realidad. Los personajes pasan a tener un pasado, una herencia que les hace actuar de un modo determinado en función de sus circunstancias; ya no se trata de personas de las que todo se ignora (¿alguien conoce algo relevante de la vida de Alonso Quijano previa a su locura?), se destierra el absurdo y se sustituye por la descripción minuciosa; la novela imita a la vida y las novelas pasan a ser una sucesión de escenas bien planeadas, todas ellas con un papel dentro del gran proyecto de la obra.

Pero el género se agota, y llega el tercer tiempo, un tiempo en el que el agotamiento del modelo anterior obliga a tomar aire y mirar al pasado. La transición comienza sutilmente. Unos, como Hemingway, tomarán la minuciosidad para sus diálogos, olvidando el marco temporal y espacial que pasan a un segundo plano. Otros, como Joyce, se centrarán en la cotidianeidad para hacer crecer sobre ellas su obra. Kafka tomará como modelo para su primera novela inconclusa (El desaparecido o América) el Oliver Twist de Dickens pero eludiendo lo que define a la obra del inglés (“sequía del corazón disimulada detrás de un estilo desbordante de sentimientos” según el propio Kafka).
Los nuevos caminos romperán definitivamente el esquema de la novela del siglo XIX. Autores de una tradición distinta a la occidental contribuirán a dar un nuevo tono a la novela (Kundera habla de la tropicalización de la novela para describir cómo autores de América Latina introducen nuevamente aspectos mágicos, irracionales, barrocos, en sus obras o subraya las bondades similares de obras como Los versos satánicos de Rushdie, criticando que el enfoque mediático sobre la misma nos ha privado de los aspectos literarios sobresalientes que atesora).

Kundera también aplica su teoría de los tres tiempos de la novela a la música. Así, el primer tiempo caracterizado por la invención y la destreza, la improvisación y la armonización tiene en Bach y las fugas su más alto exponente. Posteriormente se abandona el bajo continuo o los juegos de instrumentos para centrarse en la melodía. Todo se supedita a la melodía y el fin de ésta no es otro sino el evocar sentimientos en el oyente. ¿Cómo definir la música sino es como sentimiento puro, hecho ondas? Pero el modelo se agota y se debe volver al pasado, a la sencillez y a la invención, al gozo en definitiva de crear. Stravinski retoma a los clásicos renacentistas, Janáceck recorre las calles de Praga con un cuaderno y un lápiz anotando las melodías de sus vecinos en sus conversaciones diarias.

Cientos de ideas sobre música, sobre literatura, sobre el arte en general. Riqueza de ejemplos y anécdotas, pero sin perder de vista una visión más global. Todo ello con la vehemencia propia de Kundera, con bastantes (quizá excesivas) referencias a sus obras y un estilo ameno que ayuda a asimilar sus teorías (no necesariamente a compartirlas) y que enriquece a todo aquel que se acerque a las páginas de este libro. Kundera ofrece una visión coherente de la evolución de la novela, de las razones por las que su fin no se adivina próximo (pese a otras voces en sentido contrario) pero dibuja un horizonte inquietante en la medida en que la importancia nominal del creador se pone en tela de juicio por la vía de los hechos día a día, sin disimulo, en el convencimiento de que su obra no le pertenece.

 GWW

Datos del libro
  • 13.0x22.0cm.
  • Nº de páginas: 302 págs.
  • Editorial: TUSQUETS EDITORES
  • Lengua: ESPAÑOL
  • Encuadernación: Tapa blanda
  • ISBN: 9788483109144
  • Año edición: 2003
  • Plaza de edición: BARCELONA


¡Sálvese quien pueda! - Andrés Oppenheimer

¡Sálvese quien pueda! El futuro del trabajo en la era de la robotización. Oppenheimer siempre me ha llamado la atención, si bien no he sid...