09 julio, 2012

EL LINCE IBÉRICO


EL ESPIRITU DEL LINCE

JAVIER PELLICER


Desde el momento de su nacimiento Icorbeles es marcado por los dioses como El Elegido. Con esta idea en mente, sus padres comienzan a prepararlo para que se convierta en el líder que unifique todas las tribus de Iberia.

Este destino lo separa de todos excepto de Alorco y Instan, dos niños cartagineses que, ante las derrotas sufridas por Cartago frente a Roma, buscan refugio en Iberia. Esa amistad le hace conocer no solo el amor, sino también los planes de conquista de Amílcar Barca, que desea anexionarse las tierras íberas con el fin de seguir plantando cara a los romanos.

Es entonces cuando intenta hacer realidad los presagios anunciados en el momento de su venida al mundo. Pero los designios de los dioses son equívocos, y no siempre somos capaces de comprender sus mensajes...


La portada de la primera novela que publica Javier Pellicer (Benigásim, 1978) ya es de por sí sugerente. Un guerrero en plena batalla y al fondo se distingue la silueta de un felino. El ver esta atractiva portada ya nos da una idea de lo que se puede encontrar el lector. El título completa la invitación: El espíritu del lince, Iberia contra Cartago. Es una novela histórica.

El guerrero bien puede ser Icorbeles. El hijo de Icortas y Aretaunin nos irá relatando, en primera persona, cómo llegó a ser el caudillo íbero que unificó a las diversas etnias que poblaban Iberia para enfrentarse a un enemigo que quería apoderarse de su patria: Cartago.

El espíritu del lince engancha al lector desde la primera página hasta el final, que sorprenderá, pues vemos cómo Icorbeles nos relata su enfrentamiento con un guerrero enemigo. Pero ese enfrentamiento viene precedido de una historia que el protagonista nos irá contando como si de unas memorias se tratase, pues alguna vez nos recuerda que está escribiendo estos hechos desde la vejez para alguien que no las va a leer.

Historia contada mediante un lenguaje sencillo y directo en cortos capítulos que darán agilidad a la narración para que sigamos con interés todos los acontecimientos que se suceden y que tienen como marco histórico la primera guerra púnica, la guerra civil en Cartago o la ocupación del sur de Iberia por Amílcar Barca, sabedor de las riquezas que en ella había, para hacer frente a los fuertes tributos que tenían que pagar a Roma.

Icorbeles nos recordará con emoción cómo supo que él era El Elegido, la vida en Etemiltir con sus padres, la marcha de Icortas como mercenario para luchar junto a los cartagineses en su guerra contra Roma, la vuelta de su padre acompañado de los que serían sus amigos, Alorco y Nistan, la llegada de Azarbaal, que le será de gran ayuda en su adiestramiento y en las batallas el viaje del protagonista a la ciudad púnica donde llegaría a conocer a los Barca, de la que tendría que marcharse tras enterase de las intenciones de Amílcar.

Una novela en la que su autor dota de una personalidad muy bien definida a sus personajes, destacando sobre todos ellos a Icorbeles, el protagonista, al que vemos evolucionar hasta llegar a convertirse en el líder de los íberos. Su valor, su fuerza, su convicción en la victoria, la amistad que le unirá a Alorco, al que considerará como un hermano, aunque el destino hará que luchen en bandos contrarios; su amor hacia Nistan, pese a que contrae matrimonio, por obligación como era costumbre en su pueblo, con Nerseadin y el resto de personajes que aparecerán a lo largo del libro con los que nos iremos familiarizando.

El espíritu del lince es fruto de una gran labor de documentación. Gracias a ese trabajo podemos darnos una idea de cómo era la vida de los íberos: sus ideas religiosas, sus vestimentas, de qué se alimentaban, las armas utilizadas en los combates. El mapa de la península Ibérica que nos encontramos nada más abrir la novela nos dará una idea de las poblaciones que había a mediados del siglo III a. de C., las aclaraciones que el autor da acerca de los aspectos históricos de la novela y una relación de qué personajes fueron reales y cuáles ficticios complementan la minuciosa labor de Javier Pellicer.

El autor:

Javier Pellicer (Benigásim, Valencia, 1978). Escritor, reseñador, entrevistador y colaborador literario en diversos medios. Ha sido ganador y finalista de varios premios literarios y ha participado en múltiples antologías de relatos ambientadas en el género fantástico e historico.


Francisco J. Portela

Título: El espíritu del lince
Autor: Javier Pellicer
Ediciones Pâmies
Primera edición: marzo de 2012
Ilustración de cubierta y rótulos: Calderón Studio
Tapa blanda con solapas.
ISBN: 9788496952980
Nº páginas: 334



06 julio, 2012

EL ARTE ES MAGIA


 HADAS Y DRAGONES 
(El arte es magia)
 H. G. Ciruelo Cabral


Que Ciruelo es un gran maestro de la ilustración, es algo que a nadie le viene de nuevo. Pero lo que casi todo el mundo desconoce es que además es un maestro de la narración.
En este maravilloso cuento nos relata, con una prosa elegante, delicada y cálida,  la historia de Kume y Yssala. Este muchacho del pueblo mapuk, que se pasa el día dibujando dragones y su hermana que sueña con comunicarse con las hadas, van a ser los que deban aventurarse en las montañas para ayudar a una hechicera a detener la catástrofe que se avecina.
Hasta aquí parece una historia más, pero, como bien podéis imaginaros, siendo su autor quien es, este libro está totalmente cubierto por unas ilustraciones mágicas que solo por si mismas ya lo convierten en una verdadera joya digna de cualquier biblioteca. Pero no es solo un argumento bien tramado y unas ilustraciones deliciosas lo que hacen de este libro algo muy especial. Es el hecho de que a través de sus páginas se percibe el sentimiento de minuciosidad, de amor por lo que se está haciendo y la sensación de que el autor ha disfrutado escribiendo cada palabra y dibujando cada ilustración. Y es ese amor y esa dedicación que se transmiten al lector lo que podemos notar en cada página del libro.

Ciruelo, con increíble ternura, nos va desgranando  una historia mágica, de amor fraterno, de amistades increíbles y de superación  personal. Y no solo eso, sino que consigue que aflore en nuestros rostros durante toda su lectura una  sonrisa dulce de complicidad por saberlo capaz de haber mantenido la ingenuidad de la infancia íntegra para brindarnos esta maravilla.
Para todos los que tenéis gente menuda cerca, es uno de los mejores libros que se pueden ofrecer, y para los que no tenéis, echadle un ojo, porque vale la pena disfrutadlo y recuperar con él la ingenuidad de las historias eternas, escritas con una prosa sencilla y a la vez

AUTOR: Ciruelo nació en buenos aires, argentina, el 20 de julio de 1963. Su formación artística s einició en la escuela secundaria, donde estudió ilustracion publicitaria. A los dieciocho años comenzó su carrera profesional como ilustrador en una agencia de publicidad. En 1987 trasladó su residencia a España y desde allí trabajó para las mejores editoriales de Estados Unidos y Europa forjándose un lugar entre los artistasmás importantes del mundo del arte fantástico ilustrando portadas de libros y discos, posters, calendarios, etc. Una de sus creaciones más aclamadas es Petropictos, el arte de pintar sobre piedras, que sepuede ver en exposiciones de todo el mundo. Actualmente está dedicado a escribir e ilustrar sus propios libros. Ciruelo vive con su mujer Daniela y sus hijos Lys y Ángelo es Sitges, un pueblo cerca de Barcelona.


Ángeles Pavía

Título: HADAS Y DRAGONES (El arte es magia)
Autor: H. G. Ciruelo Cabral
Editorial: Dac-editions
Páginas: 127
ISBN: 84-934277-5-7
Género: Narrativa fantástica

04 julio, 2012

ALEHOP!

ALEHOP
JOSE ANTONIO FORTUNY 
Ed. Funambulista, 2012

Permitidme que para empezar la reseña de esta estupendanovela cite las palabras de Max Estrella, protagonista de Luces de bohemia, de Valle-Inclán, en la escena duodécima:
“MAX: Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento. El sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada.
DON LATINO: ¡Miau! ¡Te estás contagiando!
MAX: España es una deformación grotesca de la civilización europea.”                                                                                
Donde dice héroes clásicos, pongamos valores de la actual sociedad española. Y eso es exactamente lo que nos brindaAlehop -publicada por la editorial Funambulista-, del escritor menorquín José Antonio Fortuny (Mahón, 1972), autor de una primera obra titulada Diálogos con Axel (2003). Hacer reír suele ser muchísimo más difícil y meritorio que hacer llorar, especialmente si la carcajada brota de una situación tan triste y negra que sería para llorar. Pasé ratos divertidísimos, tronchándome de risa en el sofá. Provocar la risa y la capacidad de sorprender son cualidades inestimables en un escritor. Me leí la novela casi de un tirón. Digo casi, porque tenía un montón de exámenes por corregir y no era cosa de dejar a mis alumnos sin las notas.

En un pueblo cuyo nombre no se menciona vive una pareja de ancianos necesitados de ayuda debido a la enfermedad de la mujer. Un buen día llega un circo. Este acontecimiento tan especial y fuera de lo común causa gran revuelo y expectación, lo que es aprovechado por la autoridad de turno, con el asentimiento del líder de la oposición, para tener entretenido al personal y que así parezca que se hacen grandes cosas en beneficio de la gente. El acuerdo entre el alcalde y el mánager del circo para potenciar la asistencia del público al espectáculo se ve alterado por la peripecia del anciano y su mujer, que requiere ayuda diaria para levantarse de la cama y nadie se la proporciona. El caso es que todos escurren el bulto ante la petición de asistencia del anciano y se van pasando la pelota hasta que el asunto se complica hasta límites insospechados para todos. El desenlace es sorprendente, digno de una trama argumental bien trabada y que atrapa al lector en todo momento.
Los personajes principales de la novela son designados con el nombre común: el anciano, la mujer, el alcalde, el líder de la oposición, el mánager. En cambio algunos personajes secundarios tienen nombre propio, quizá porque lo relevante es que mediante el nombre común se generalizan los tipos y situaciones, adquiriendo una dimensión que supera la mera anécdota argumental para hacerse extensiva a la sociedad española actual que aparece así satirizada sin perdón.

Alehop es un desfile de personajes y situaciones perfectamente reconocibles por parte de cualquier lector: los políticos superficiales, interesados y oportunistas, atentos a lo políticamente correcto, a no ser menos ni hacer menos que el vecino, para que luego sus electores no digan y les castiguen en las urnas, aunque sus hechos entren en la categoría del despropósito a precio astronómico a cargo de los contribuyentes; el mánager del circo, buen conocedor de la elemental y previsible psicología de los políticos,  sabe tocar la tecla adecuada para lograr sus fines: la vanidad y el ansia de lucimiento; el presidente del club de ancianos, apodado YoYó, que encarna a quienes ocupan cargos directivos, siempre complacientes y en connivencia con quienes están en el poder, para figurar y darse tono o alimentar su fútil ego con palabrería hueca; las asociaciones que aparentemente sirven a la sociedad y solo sirven para el sarao o el espectáculo…
A medida que se avanza en la lectura van apareciendo, en mi opinión,  los temas clave de la novela. La sátira de los métodos de gobierno, según el punto de vista del alcalde, no tiene desperdicio:
“…el alcalde repasó los principales métodos que empleaban los políticos para gobernar. Gobernar era como ser un titiritero que tenía que mover cientos de hilos a la vez: si tirabas de unos, se te enredaban los otros. Nunca lo hacías bien para todos. Y si tratabas de resolver algunos problemas individuales la gente seguía teniendo la sensación, al ser justamente una labor sumergida que no llamaba mucho la atención, de que continuabas tocándote el ombligo…

Por eso los dirigentes, cuando se dieron cuenta de que por mucho que hicieran nunca podrían contentar a sus ciudadanos, empezaron a utilizar un conjunto de estratagemas para poder soportar a un pueblo tan plasta. Una de las que mejor había funcionado era la construcción de monumentos o edificios emblemáticos.”
En el asalto y el acoso periodístico a los ancianos asistimos a la conversión en espectáculo mediático de cualquier nimiedad, que así se convierte en tema de conversación, en asunto interesante para el común de la masa inculta y sin criterio, que pasa a ser denominada el público; a la comercialización de la intimidad de las personas a través del reality show, tipo Gran Hermano, que concede fama a lo que es cotidiano y banal y posibilita la convicción de que no existen el derecho a la intimidad y el respeto, pues parece que todo el mundo tenga derecho a mirar y a juzgar. Todo cuanto contraviene o estorba al espectáculo es considerado problemático y atentatorio contra el derecho a saber. La otra cara de esta moneda es la ilusión por ser famosos y lo inconcebible que resulta que alguien no haga aprecio de este valor, como el anciano, que lo único que quiere es que le ayuden a resolver el problema de su mujer impedida.

Uno de los temas más relevantes, desde mi punto de vista, es el que se destaca con la actitud del mánager ante el éxito del programa televisivo que muestra el día a día de los ancianos, convertidos irremisiblemente en espectáculo y sus necesidades en objeto de interpretaciones y comentarios distorsionados.
“Pero después de atestiguar cómo el anciano se había convertido en una celebridad en el “Bigyayos”, empezó a poner en duda si era tan memo como había creído. ¿Acaso no parecía una gran casualidad que le hubiera arrebatado el protagonismo dos veces seguidas? ¿No era mucha coincidencia? Intranquilo, había pedido a sus colaboradores que averiguasen, mezclándose y preguntando entre los residentes del pueblo, si alguno de los ancianos tenía algún antecedente en el ámbito artístico. Ni rastro, estaban completamente limpios.”
No resulta concebible que alguien no actúe de manera interesada y solapada. Solo el interés y el oportunismo resultan creíbles. Por eso el anciano provoca un descoloque monumental en todos cuantos tienen relación con él. Todo el mundo sin excepción quiere sacar tajada y no les cabe en la cabeza que él sea diferente por ser un hombre claro y sensato, que lo único que pretende es resolver el problema de su mujer. Hasta tal punto es así, que la complicación siempre surge debido a que se le suponen al anciano motivaciones ocultas y no muy limpias.
Este esperpento entretenidísimo, esa mirada ácida sobre la sociedad española que es la novela Alehop, se inserta en la tradición hispánica de la literatura satírica y paródica de la que son exponentes ilustres Quevedo, Cervantes, Valle Inclán y García Lorca. La degradación de la realidad, la caricatura de personajes comunes, la corrupción de los valores morales y cívicos con se llenan la boca algunos políticos y sus compañeros de viaje, como la solidaridad, la ayuda a las personas dependientes, el derecho a la intimidad y al honor, la libertad de expresión, la transparencia en el ejercicio del gobierno… todo termina siendo grotesco.
+
La parodia de las novelas o series policiacas, en las que aparecen policías gorilas, jueces sin escrúpulos y psiquiatras es una de las técnicas literarias empleadas por José Antonio Fortuny para construir su relato, en el que tampoco faltan otros ingredientes como la parodia de las sectas esotéricas y pseudo-religiosas cuyo fin es esquilmar a los incautos.
Y me dejo en el teclado muchas más cosas que podría comentar, pero entonces me alargaría demasiado y no quiero abusar de vuestro tiempo ni de vuestra paciencia, si me leéis. Alehop es una novela muy, muy recomendable. La diversión y la reflexión a partes iguales están aseguradas. Un estilo directo, ágil, ameno, unos diálogos bien construidos, combinados con el estilo indirecto libre, que nos muestra la interioridad de los personajes, hacen que la lectura de esta novela sea un placer.

 Elisa

¡Sálvese quien pueda! - Andrés Oppenheimer

¡Sálvese quien pueda! El futuro del trabajo en la era de la robotización. Oppenheimer siempre me ha llamado la atención, si bien no he sid...