FERNANDO DE CEA
Ed. Abec, 2012
Estamos ante una
opera prima de un autor que, a pesar de haber escrito mucho, no lo ha hecho en
forma de libro ni de ficción. El autor, Fernando
de Cea, capitán de fragata de la Armada, es además licenciado en Economía y
ejerce la crítica de cine, habiendo publicado abundantes artículos en revistas
especializadas y en su blog cinematográfico. Como puede observarse, son campos
muy diversos en los que se mueve. Y ahora añade el literario, en el que entra
pisando fuerte.
Novela de intriga,
policíaca, con salpicaduras de novela negra,
este thriller tiene visos de
guión cinematográfico, y arrastra importantes influencias de los clásicos del
género, así como de sus versiones cinematográficas. No en balde el autor es un
cinéfilo empedernido.
Ambientada
en Sevilla, ciudad que conoce bien, entre
escenarios reales e imaginarios, y en la más absoluta contemporaneidad ―a
juzgar por las conversaciones, los usos y las referencias a la actual crisis―
el autor desarrolla una enrevesada trama que une varios submundos: el de la
prensa, concretamente un imaginario periódico local, La voz de Hispalis, donde varios son los personajes que destacan:
Merche, Cecilia, Enrique, Roberto, Jaime…; el policial, donde un par de
personajes, el inspector Hidalgo, y sobre todo, la subinspectora Sam Torres (femenino ―Casandra― a pesar
del nombre), llevan voz cantante en todo el embrollo; el mundo marginal de la
droga, con otro protagonista, el Gabacho,
que cruza tangencialmente toda la novela, haciendo de hilo de Ariadna; varios
asesinatos, conflictos sociales con gitanos, drogotas, corrupción encubierta, en fin, todo lo que puebla los
telediarios y la prensa diariamente. Nada lejano ni, desgraciadamente, demasiado
fuera de lo habitual en una gran ciudad.
Los dos
personajes que tienen papel protagonista, Merche y Sam, son jóvenes y
femeninos, como parece ser lo que toca, actualmente. En realidad, diría que
todos los personajes que destacan ―para bien o para mal, puesto que varios son
asesinados― son femeninos. Los demás giran alrededor de ellas. Quizás el
personaje de Cecilia resulte un poco estereotipado, pero ciertamente es
real. También el personaje de El Gabacho atrae la atención,
mostrándonos el sórdido submundo de la droga, la delincuencia y los bajos
fondos.
La trama y la
acción, sin duda, atrapan. Los distintos niveles se entremezclan creando una
fuerte tensión y a pesar de los largos diálogos (poco cuidados, y en mi
opinión, excesivamente extensos), que a veces relajan el ritmo, cuyo tempo se mantiene in crescendo, llegando a puntos de tensión de gran fuerza. La
lectura es ágil, manifiestamente cuidada en los distintos puntos de vista (hay
de todo: narrador omnisciente en tercera persona, primera persona, personalidad
desdoblada, en fin, para todos los gustos). Aunque se nota una cierta confusión
en cuanto a las narraciones subjetivas, las que implican doble personalidad.
Abundan las pistas falsas, por lo que no se adelanten con las posibles
conclusiones. El lenguaje es muy
contemporáneo, usando terminología de jergas, como conviene en el género.
Encontramos,
asimismo, una complicada madeja de investigaciones: la periodística, la
policíaca, que circula en doble dirección,
y la judicial en el caso del testamento desaparecido, la personal de
Sam, etc. El autor ha apostado fuerte en este su primer paso literario. Sin
embargo, en un intento casi hitchcockiano, ha querido rizar el rizo en demasía,
y el final resulta (al menos en parte), excesivamente rebuscado, y, en mi
opinión, de difícil verosimilitud. Siempre pensé que las explicaciones psicologistas que Hitchcock nos ofrece
al final de Psicosis estropean una
película que, por lo demás, es impecable. Y los capítulos finales de Puentes y sombras me han recordado
inevitablemente a Psicosis. No desvelo nada de la trama con esta afirmación, puesto
que el paralelismo se refiere a la estructura, no al contenido, completamente
distinto.
Es una novela
que sorprende en cada tramo con diversas vueltas de tuerca, y acaba con una
virada en redondo, que diría un marino. Lo cierto es que el trayecto hasta el
sorprendente desenlace tiene buen ritmo y suficiente credibilidad, en general. La
novela tiene interés y se deja leer bien: entretiene, ciertamente. Las casi
cuatrocientas páginas se pasan volando. Auguramos éxito seguro, y un posible
traslado a la gran pantalla lo que fácilmente podría convertirse en película.
Para más datos, aqui teneis una entrevista con el autor.
Ariodante
Reseña publicada en: http://www.melibro.com/puentes-y-sombras-fernando-de-cea/