El 12 de octubre de 1492 fue un día clave para la Historia de la Humanidad: el Almirante Cristóbal Colón había descubierto un continente nuevo, aunque él no lo sabría nunca. Creía haber llegado a Las Indias siguiendo la ruta de Occidente. Significó el encuentro entre dos mundos que se habían desarrollado independientemente sin conocer uno lo que sucedía en el otro.
La primera crónica escrita de este hecho, es el Diario de a bordo de Cristóbal Colón sobre el descubrimiento de América en el que el Almirante se refiere a la isla bautizada por él como La Española, y que hoy ocupa Haití y República Dominicana, de la siguiente manera: «La Española es maravilla: las sierras y las montañas y las vegas y las campiñas y las tierras tan hermosas y gruesas para plantar y sembrar, para criar ganados de todas suertes, para edificios de villas y lugares.»
Desgraciadamente el escrito original se ha perdido, pero se conserva la copia fidedigna del mismo realizada por el fraile dominico Padre Bartolomé de las Casas, quien, además, es autor de la Brevísima relación de destrucción de las Indias, escrita en el siglo XVI, donde describe las atrocidades a las que fueron sometidos los indígenas americanos por los conquistadores españoles, obra considerada como el primer informe moderno sobre la defensa de los derechos humanos.
Sobre esta isla y su conquista por los españoles fue escrita la novela Anacaona, el fin de una raza. Ópera prima escrita en castellano de Ramón Carredano Cobas (Noia – A Coruña, 1950), escritor en lengua gallega, idioma en el que ha publicado las obras Fray Samuel (Frei Samuel), La uña del águila (A unlla da aguia), Una blanca de cobre para Martín (Unha branca de cobre para Martiño) y Veneno Tinto (Veleno Tinto), donde vuelve a aparecer el personaje de Fray Samuel, todas ellas de temática histórica.
Además, de su labor literaria, Ramón Carredano está muy ligado al mundo del teatro, pues fue cofundador con José Agrelo de Candea, grupo con el que representarían sus obras por todos los rincones de Galicia. En la actualidad sigue unido al escenario, ya que es el director de la escuela de teatro del Liceo de Noia, así como también colabora en la revista Alameda, del citado Liceo.
El autor nos relata en tercera persona y con bastantes dosis de realismo los acontecimientos acaecidos a partir de la arribada de las carabelas del Almirante Colón a La española en el mes de diciembre de 1492. Está dividida en tres partes: Canoabó, Bartolomé Colón, el Adelantado y Anacaona.
Los días transcurrían felices en la isla de Haití. Sus habitantes llevaban una vida indolente y no podían intuir el cambio que se iba a producir en sus vidas cuando arribaron a las costas de Marién aquellos seres extraños. Los taínos, raza que poblaba la isla, los tomaron por los dioses venidos del Turey (cielo) que, según la leyenda indígena, volvían para recuperar lo que ya era suyo.
No se imaginaban los habitantes de la Española las vicisitudes que les esperaban con la llegada de estos dioses. Su vida corría peligro sin ellos saberlo y cuando se percataron de ello, ya era demasiado tarde.
La llegada de Colón a la isla supuso un duro golpe en su forma de vida. La construcción de asentamientos, la búsqueda de oro y el pago de tributos fueron, entre otras, las causas que originaron la resistencia de los indígenas. Lo que más encolerizó a los caciques fue el trato dado a sus súbditos que eran esclavizados y obligados a trabajar en la extracción del preciado metal. No estaban acostumbrados a estas duras labores, pero fueron forzados a realizarlas a base de látigo, mutilaciones y todo tipo de vejaciones a las que fueron sometidos, lo que producía una gran mortandad.
Los nativos consiguieron reunir un gran número de guerreros para enfrentarse al invasor pero, pese a todo, fueron derrotados pues el enemigo contaba con mejor armamento, además de caballos y perros de presa. Hubo numerosos combates pero todos con el mismo final: la derrota taína.
Todo esto, unido a las enfermedades que habían venido con los europeos a la isla, como la viruela o la simple gripe, para las que no estaban inmunizados, causaban numerosas muertes, diezmando la población.
Estas actuaciones y las protestas de los descontentos contra los hermanos Colón, llegaron a oídos de los Reyes Católicos que nombraron a Francisco de Bobadilla gobernador de la isla en sustitución de Colón, pero dada su mala gestión y su fama de corrupto fue sustituido por Nicolás de Ovando, quien terminó de empeorar la situación, interpretando a su manera las órdenes dadas por la Reina Isabel, y, quizá a causa de una acusación llegada a él sobre una supuesta sublevación en Jaragua, se dirigió allí con una expedición que sería agradablemente recibida por la reina Anacaona, cacica de aquellas tierras. Expedición que terminaría con una de las peores masacres que se recuerdan en la Historia.
En esta novela nos encontramos con la lucha por la supervivencia de un pueblo. Lucha representada por el cacique Canoabó y por su esposa Anacaona, que se enfrentaría a los españoles tras la muerte de su esposo.
Era Anacaona la mujer más hermosa de la isla, la más deseada y la más admirada. Se la tenía por gran poetisa compositora de areytos que ella misma describe con sus propias palabras: «En ellos está la memoria de nuestro pueblo. En los más antiguos se narran nuestras costumbres, las leyendas de los primeros antepasados que llegaron a estas islas, las hazañas de nuestros guerreros. Lo que somos como pueblo para que las próximas generaciones lo sepan.»
La reina de Jaragua, sueña y recuerda: «Dejaría que pintasen su cuerpo y lo adornaran con guirnaldas de flores para luego unirse al canto de los areytos, acompañados por los tambores y las flautas de los músicos. Pronto se haría de noche. Las primeras aves regresaban a sus nidos y los más madrugadores cocuyos encendían sus luces. Fumaría unos tabacos y marcharía a dormir a su bohío con la esperanza de no recibir aquella noche la visita de su esposo.»
Era el pensamiento de Anacaona en el momento más feliz del día para ella, que había sido arrebatada a la fuerza de Jaragua por el cacique Canoabó, de raza caribe, temido por su ferocidad y carácter combativo. Y que había llegado a Haití procedente de las islas orientales, con un puñado de guerreros en busca de esclavos decidido a instalarse en la isla, en Cibao, en el cacicazgo de Maguana.
El autor nos relata los hechos con un lenguaje sencillo, a veces empleando términos taínos pero que no interfieren en la comprensión de la trama de la novela. En algunos pasajes del libro quizá nos muestre con cierta dureza las represalias que se toman contra los indígenas. Encontramos en ella reflexiones y diálogos más bien cortos, que dan un ritmo fluido a la lectura, aunque éste decrece un poco con algunas descripciones referidas sobre todo a la forma de vida de los indígenas y en la batalla que tiene lugar en el valle de la Vega.
Al final del libro viene una relación alfabetizada de los términos taínos con su significado por si el lector quiere consultarlos.
La obra es amena en su conjunto y de fácil lectura por lo que es recomendable para aquellos que quieran conocer algo más sobre la realidad del Descubrimiento de América.
Francisco Portela
Francisco Portela colabora como crítico literario o reseñista con El placer de la lectura, Melibro y Reseñas Literarias, del Escritor Amando Lacueva; y tiene también un blog, Un Lector Indiscreto. Adicionalmente, tuvo la oportunidad de entrevistar a Ramón Carredano Cobas. Su entrevista se encuentra luego de la reseña de la obra.
ENTREVISTA
Ramón Carredano Cobas (Noia – A Coruña, 1950), escritor en lengua gallega, idioma en el que ha publicado las obras Fray Samuel (Frei Samuel), La uña del águila (A unlla da aguia), Una blanca de cobre para Martín (Unha branca de cobre para Martiño) y Veneno Tinto (Veleno Tinto), donde vuelve a aparecer el personaje de Fray Samuel, todas ellas de temática histórica.
Además, de su labor literaria, Ramón Carredano está muy ligado al mundo del teatro, pues fue cofundador con José Agrelo de Candea, grupo con el que representarían sus obras por todos los rincones de Galicia. En la actualidad sigue unido al escenario, ya que es el director de la escuela de teatro del Liceo de Noia, así como también colabora en la revista Alameda, del citado Liceo.
1.- Sus primeras obras fueron escritas en gallego ¿Por qué ese cambio al castellano?
RCC.- ¿Por qué no? En realidad fue cuestión de editorial, más que de idioma. El mundo editorial no está en su mejor momento. La crisis, el libro electrónico… las editoriales gallegas además de todo esto, tienen el problema de la discriminación y exclusión del gallego en los libros de texto impuestas por el nuevo gobierno autonómico. Esto las coarta muchísimo a la hora de editar en nuestra lengua.
2.- ¿Por qué este acontecimiento, precisamente?
RCC.- Por dos motivos esenciales. Primero: porque siempre me gustó la historia. Segundo: porque el tema del descubrimiento de América es un tema que me apasionó desde la escuela de primaria, en cuanto me enteré de que unos tipos bien bragados se habían metido a cruzar un mar desconocido y aterrador, y luego por tierras igual de desconocidas, con una naturaleza las más de las veces inhóspita por salvaje, rodeados de pueblos guerreros que los acosaban continuamente. Historias de amor, de guerra, de traición, de ambición, de heroísmo…
3.- ¿Qué le inspiró para escribir la novela?
RCC.- Como te digo el tema del descubrimiento y la conquista de América me apasionó desde niño. Tengo leído mucho sobre el tema, tanto novelas, como crónicas de la época, y también ensayos, tanto modernos como antiguos. Hace ya muchos años leyendo "El caballero de la Virgen" de Blasco Ibáñez, me encontré con la figura de la cacica Anacaona, y como casi todos los españoles que la conocieron, me quedé enamorado de ella. Pasaron muchos años, pero acabé encontrándola de nuevo.
4.- ¿Cómo se documenta para poder ambientar sus novelas?
RCC.- De la única manera que conozco: leer, leer y leer. Hoy tenemos la gran ventaja de Internet que es la enciclopedia más extensa del mundo, una fuente de información nunca antes soñada al alcance de una tecla, pero sobre todo los libros. Siguen siendo imprescindibles.
5.- ¿Hay algún personaje en sus obras con el que se sienta identificado?
RCC.- Tanto como identificado, no. Creo que todos tienen algo de mí, eso es casi inevitable. Un escritor utiliza sus propias vivencias y experiencias a la hora de escribir y construir sus personajes. De todas formas, no llego a sentirme identificado con ninguno, pero a unos sí les tengo más cariño que a otros, porque me resultan más simpáticos, por empatía, porque, a mi parecer, quedaron mejor construidos, y tienen una personalidad propia muy acusada y especialmente atractiva. De entre ellos destacaría sobre todo el personaje de "Frei Samuel", un fraile gallego del siglo del siglo XIV, pícaro, mujeriego, más amante de la mesa que de la misa, astuto, tan pronto egoísta como generoso, observador, inteligente… Toda una joya.
6.- ¿Cuáles son los ingredientes que incluye en sus relatos?
RCC.- Me gusta mucho incluir el humor, siempre que el tema, naturalmente, se preste. En las dos historias de Frei Samuel ("Frei Samuel" y "Veleno tinto" –Veneno tinto-), hay mucho, muchísimo humor. En todas mis novelas hay pinceladas e incluso brochazos de humor. "Anacaona. El fin de una raza", creo que es la primera novela en la que el humor está ausente, aunque no pueda evitar que a veces aparezca la retranca gallega. Otro ingrediente, es la historia. Todas mis novelas tienen el ingrediente histórico, sean las luchas de los nobles con la iglesia en las aventuras de Frei Samuel, la guerra de la independencia en "A unlla da aguia" (La uña del águila), relacionadas también con la historia de Noia, mi pueblo natal, y "Unha branca de cobre para Martiño" (Una blanca de cobre para Marín) y "Anacaona. El fin de una raza", ambas ambientadas en el descubrimiento y colonización de América.
7.- ¿Qué novela le gustaría haber escrito?
RCC.- La isla del Tesoro de Stevenson.
8.- ¿Y de cuál detestaría ser su autor?
RCC.- De "Mi lucha" de Adolf Hitler.
9.- Una época digna de novelar.
RCC.- Dos. La historia de Noia y el descubrimiento y conquista de América.
10.- Un mito literario.
RCC.- ¿Uno solo? Es muy difícil quedarse con uno: Peter Pan, Tom Sawyer, el capitán Nemo, el capitán Ajab, Sancho Panza, Jhon Silver, Lázaro de Tormes….
11.- Un escritor inmortal.
RCC.- Cualquiera del Siglo de Oro español: Quevedo, Lope y Calderón, sobre todo, y en ese orden.
12. – ¿Es complicado publicar?
RCC.- Sí, es complicado publicar. Me refiero a publicar directamente, tratando con una editorial. Otra cosa son los premios. Creo que ese es el camino más sencillo para llegar a la publicación. Entiéndase: sencillo para llegar a la publicación, pero primero hay que ganar el premio, y eso ya no es tan fácil. De todas formas, si la obra es buena, tarde o temprano saldrá a la luz. No hay que rendirse. Una obra que no ganó diez premios puede ganar el número once.
13.- ¿Piensa escribir alguna obra más en castellano?
RCC.- Pienso escribir alguna obra más.
Francisco Portela
enero 2012