01 noviembre, 2011

Siempre en mi memoria – Guadalupe Eichelbaum

Este post fue escrito y publicado por Alejandro Pérez Guillén y enviado a opiniondelibros@gmail.com por Guadalupe Eichelbaum para su reposteo. Muchas gracias Guadalupe por tu contribución.

Si en El libro de las ilusiones, de Paul Auster, el personaje principal, sumido en una depresión sin salida aparente, sale a flote gracias al azar, a la contemplación de un actor de cine mudo en la pequeña pantalla que le devuelve a la vida al arrancarle un amago de sonrisa, si en El libro del buen amor, unos versos magníficos mitigan el dolor de un hijo ante la muerte de su padre, en la novela Siempre en la memoria Andrea supera en parte el duelo de una pérdida con el recuerdo de su hijo en la tierra y, de forma casual, al darse cuenta de que unas fuerzas invisibles la empujaban hacia la vida, con la escritura de un diario íntimo en el que desnudaba su alma con la esperanza de que esos sentimientos quedaran impregnados en el papel con tanto ahínco que uno pudiera recuperarlo con la lectura.

La ternura de una niña dibuja el aliento de seguir adelante en la protagonista, desempeña el papel de un don Quijote influenciado por su amigo Sancho, de un Sancho que sufre el proceso de quijotización en sus propias carnes: la mujer actúa como una niña indefensa que no sabe cómo afrontar los problemas y la niña muestra una actitud adulta y reflexiva que contrasta con su situación.

En la narrativa de Guadalupe Eichelbaum Sánchez destaca el modo sutil con el que sella la boca de cada uno de los capítulos de la novela con unas frases cortas y unos silencios largos que invitan al lector a reflexionar sobre su propia existencia. La novela nada tiene que ver con la poesía, pero permite que uno se identifique con los personajes, pues por encima de la acción hay un análisis minucioso de su psicología de forma tan natural como profunda. No hay una visión maniquea de la realidad, sino que ésta está compuesta por una amplia gama de grises, desde la sonrisa inocente del día al luto imberbe de la noche: Había ganado mucho. Aún así, no estaba en paz con la vida. Le agradecía y le reprochaba pero no se suman y restan los sentimientos. No se anulan los negativos con los positivos, no hay matemáticas en el alma. Sólo un eterno ir y venir, mecerse en todas direcciones, muchas contradicciones y unas pocas certezas que, a veces, resultan no ser ciertas.

De las paredes de la casa escapa Andrea hacia el jardín como un Locus amoenus donde el paisaje se identifica con el entorno en una simbiosis de sentimientos que se duplican en el corazón con la fuerza descomunal de una ola que amenaza con arrasarlo todo. En el jardín se refugia de la soledad y de los miedos, en el jardín se siente libre a ratos, pues la naturaleza le otorga el sosiego y la paz necesarios para que la conciencia descanse. En este contexto aparece una crítica a la construcción desmedida en los pueblos que borran el sueño de un paisaje que se niega a morirse entre ladrillos, que nos recuerda que el pasado ya no es el mismo, ni siquiera como estampa de otoño que se niega a sucumbir ante nuestros ojos.

La novela gira en torno a la antítesis, a un contraste de pareceres y de personajes que apoyan la ficción a ambos lados de los extremos, como si la distancia entre ellos supusiera la mejor forma de acercamiento. Es una antítesis que se aproxima al paralelismo de unas vidas que a la postre confluyen en el mismo afán de salvar el pellejo, de embarcarse en el río de la existencia sin más asideros que los estímulos de una vida en común que los atrapa y los hace cómplices: Náufragos que habían intentado salvarse de maneras distintas.

La etopeya aparece como un recurso fundamental en la historia, de tal modo que el narrador parece ser un psicólogo que no intenta diagnosticar a sus pacientes, pero, sin embargo, es capaz de dejar que se muestren tal y como son, les deja el espacio suficiente para que puedan desahogarse, pintar con palabras en blanco y negro el alma que se escapa entre las páginas del libro. El lector es el único dispuesto a analizar el comportamiento de esos fantasmas que deambulan por su imaginación empujados por el ímpetu de la novela.

El tiempo se resquebraja en un antes y un después que deja al descubierto el abismo de una soledad sometida al dolor de una pérdida. Los personajes se refugian en el pasado como un remedio eficaz para sobrellevar el presente o en otras ocasiones huyen del escenario para emprender una nueva vida: siempre huyen hacia adelante o hacia atrás hasta que de nuevo el discurrir de los acontecimientos absuelve en parte el pecado de la angustia colocando una cicatriz donde habitaba el abismo, una cicatriz lo suficientemente sólida como para que se convierta en un puente a través del cual el presente retome el hilo de su propia historia, a través del cual pueden llegar a convivir el presente con el futuro y con el pasado, sin que el miedo al sufrimiento nos paralice del todo.

Siempre en mi memoria es un manual de supervivencia donde los sentimientos afloran con la espontaneidad de la primavera y los lectores no tienen más remedio que darse cuenta de que los cuentos a veces se asemejan tanto a la realidad que nos asustan y la realidad es un cuento del que en ocasiones no queremos despertar. Abramos los ojos a esta novela y aprenderemos mucho de nosotros mismos.

Muchas gracias Guadalupe.

¡Saludos!

28 octubre, 2011

39 cafés y un desayuno – Lidia Herbada

Esta reseña fue enviada a opiniondelibros@gmail.com por Estefanía Gómez, de parte de la Editorial MAD. Muchas gracias Estefanía, como siempre.

¿Alguna vez has creído que puedes encontrar el amor a través de una página de contactos o de un chat? ¿Te hubiera gustado que alguien te ayudara a elegir perfiles y a detectar las falsas alarmas?

"39 cafés y un desayuno" reúne las confesiones de una celestina on-line que buscará entre diferentes candidatos a la pareja perfecta para su hermana Martina, la verdadera protagonista de esta historia. Todo ello aderezado con dosis de realismo y humor, cercano al de Woody Allen.

Esta novela entra en la categoría de "Chick Lit", es decir, lo que se ha llamado literatura para mujeres, donde el lenguaje es fresco y la lectura amena y divertida, al más puro estilo Marian Keyes (Rachel se va de viaje) o Helen Fielding (El diario de Bridget Jones).

En un momento en que cada vez más personas buscan relaciones sociales en Internet, las citas amorosas en los chats y los sitios de contactos se han convertido en un medio de encontrar a la media naranja. El libro narra de manera desenfadada las peripecias de una chica a la que guía su hermana y cómplice hasta encontrar a la pareja ideal. Utilizando el soporte de la ficción, se dan no pocas pistas para llegar a buen puerto: ese desayuno compartido que se anuncia en el título.

Muchas gracias Estefanía.

¡Saludos!

26 octubre, 2011

Tengo pies – Guadalupe Eichelbaum

Este post, escrito por Alejandro Pérez Guillén, fue enviado por Guadalupe Eichelbaum a opiniondelibros@gmail.com. Muchas gracias Guadalupe, esperamos pronto tener tus otras obras en nuestro blog.

"Tengo pies", una historia de superación personal y amistad.

«Y le dije que se marchara. Y me quedé aquí, en el mismo sofá en el que estoy ahora sentada, en el sofá que elegí en color verde oscuro para que aguantara bien las manchas y no rojo como lo quería Tomás, mil veces me lo echó en cara y sentí alivio.»

«Una puede hacer balance de su vida y ver que le va bien, que tiene seres queridos que también la quieren, valorar lo que posee.»

«Los sentimientos aparecen sin que los llames, cuando quieren. A veces una los busca y no consigue encontrarlos. Y cuando te tienen estás atrapada, a su merced. Incluso tienes que comenzar una lucha encarnizada para defenderte de ellos o trabajar duro para marcarles un límite y mantenerlos a raya.»

«Opté, llegado ese punto, por mirar por la ventanilla un rato y tuve suerte porque sobrevolábamos las nueves y la visión que tenía ante mis ojos era espectacular, supongo que al piloto le parecería común pero a mí no, desde luego. Sentí un inmenso deseo de zambullirme en ese mar infinito de masas algodonosas que admiraba desde el avión.»

Sobre el libro

Emilia nada en un mar de confusión. No se reconoce en sus actos. No sabe a qué agarrarse. ¿Podrá valerse por sí misma si toma la determinación de romper su matrimonio? A pesar de lo complicada que le puede resultar la vida, cuenta con una fuerza en su interior cuya existencia desconocía por completo y con amigas que la ayudan a seguir adelante sintiendo que vale la pena.

"Tengo pies" es una historia de mujeres que refleja la dificultad que supone, a nivel psicológico, para muchas personas en nuestra sociedad, separarse de su pareja y lo duro que puede resultar vivir en soledad. Trata del desamor y del amor y, sobre todo del valor de la amistad, con sus imperfecciones y sus maravillas. Precisamente por eso es una novela para personas, pertenezcan al género que pertenezcan.

"...a rememorar la cantidad de besos que te di sin ganas, sin lengua, sin amor; los besos que no eran tales sino representaciones de besuqueos que efectuábamos sin más público que nuestras conciencias aletargadas, sin más motivación que el temor a enfrentar la situación, a transcribirla en palabras y dejar que salieran de nuestros pulmones sin oxigenar, por no permitir que el aire subiera y se transformara en sonidos al pasar por nuestras cuerdas vocales, sonidos que pugnaban por ser articulados, por convertirse en significado, por ser frases gritadas, lloradas, escupidas, sollozadas, susurradas..."

Sobre la autora

Guadalupe Eichelbaum nació en Buenos Aires (Argentina) y llegó a España siendo aún una niña. Actualmente reside en la provincia de Málaga. Proviene de una familia de escritores y periodistas entre los que destaca su abuelo, Samuel Eichelbaum, un importante autor teatral. Ha escrito textos no literarios, destacando en esta labor su colaboración en la redacción del texto del libro de promoción turística "Andalucía, blanco sobre verde" (2003), dedicado a los Parques Naturales.

En el plano literario, en 2002 publicó su relato corto "Mi lado de la verja". A su primera novela, "El peregrinaje de Rubén" (2005) siguió otro relato: "Tormenta de verano", finalista en el Certamen Literario Puente de Letras 2007, incluido en el libro "Relatos bajo el puente 2008". En ese mismo año fue publicada su segunda novela, "Siempre en mi memoria".

"Tengo pies" es su tercera novela.

Muchas gracias Guadalupe.

¡Saludos!

¡Sálvese quien pueda! - Andrés Oppenheimer

¡Sálvese quien pueda! El futuro del trabajo en la era de la robotización. Oppenheimer siempre me ha llamado la atención, si bien no he sid...