Este post fue enviado a opiniondelibros@gmail.com por Juan Ramón Martínez. Muchas gracias Juan, por contribuir con nuestro blog.
La Piedra del Monarca (Montena, Random House Mondadori, 2011) es un claro testimonio de calidad literaria dentro del explotado campo de la literatura juvenil.
La obra ofrece un marco formal perfecto, estudiado, en el que la historia fantástica que se nos relata queda encerrada en un círculo o arco mágico narrativo, dentro de un macrocosmos histórico que es la época en la que el rey Carlomagno quiere convertirse en emperador. De este modo, la alquimia, que forma parte del relato, también se vuelve estructura formal del mismo en su representación más arquetípica e incluso tópica.
Para quienes ya conozcan la obra de Balder, decir que la historia como substancia ha sido su punto fuerte. Lo ha sido en el terreno de la novela histórica con la muy polémica El Evangelio de la Espada (Edhasa, 2010), novela de ideas además de intertextualidad medievalista, y lo ha sido en el cine con su documental Little Spain (2010), el que ha recuperado la memoria histórica del barrio español de Manhattan. No extraña, pues, que su primera novela entre otras ocho fuese un relato juvenil, ambientado en la atmósfera del relato popular europeo y en un momento histórico concreto: aquel en el que Carlomagno deseaba convertirse en emperador de Europa.
La historia, en la que no faltan toda clase de aventuras narradas en forma de cuentos independientes que se encadenan unos a otros para general un tapiz de estilo medieval, ofrece además toda una variedad de moralejas propias del cuento y que escapan a la novela convencional al uso, siempre en busca de mero entretenimiento. Sin faltar el mismo, las moralejas que encierra el relato son valiosas y pueden juzgarse como recomendables para la lectura de un niño o un adolescente.
Muchas gracias Juan.
¡Saludos!