21 julio, 2011

Eitana, la esclava judía – Javier Arias Artacho

Javier Arias Artacho nos envió la sinopsis de su obra para que la publicáramos en nuestro blog. Muchas gracias por tu contribución Javier.

Eitana siempre creyó que su vida ya había sido tallada desde antes de nacer. Se había asomado al mundo con los ojos bien abiertos, oscuros, obstinados y firmes, sin apenas llanto, por ello su abuela pronto comprendió cuál sería el carácter de aquella niña y, con admiración, de sus labios se rasgó eitana, con fuerza y valor. Y Eitana fue. Tal vez, de no haber sido así, entonces no hubiese corrido como un pequeño león hacia su sino y, quizás, solo quizás, simplemente se hubiese quedado agazapada en la azotea de su casa, entre el encañado de paja y barro.

Pero no lo hizo. Y allí comenzó su esclavitud con apenas trece años.

Aquello sucedió en Julias, en la Palestina del año 54, durante el Imperio de Claudio. En aquel entonces, para ella Roma era un lugar demasiado lejano y terrible, simplemente un imposible que no imaginaba que se convertiría en su destino. De otra manera, de haber sabido que la esclavitud vejaría su belleza y su dignidad en el camastro de un juez avieso, y que habría de crecer masticando la humillación, quizás entonces habría deseado morir antes de partir, como habían hecho con su padre. Pero la joven judía no había podido elegir su destino, aunque sí superarlo.

Valiente e inteligente, con los años Eitana conseguirá sobrevivir y luchar por su supervivencia. Así llegará a convertirse en una de las más hábiles amanuenses de la Roma neroniana. En la trastienda de una librería del barrio de la Suburra, la muchacha aprenderá a cicatrizar los recuerdos de sometimiento en la domus. Pero no podrá olvidarlos porque todavía habría de sufrir mucho para ser libre, aquel destino trazado desde antes de nacer, sin que ella llegase a saberlo.

Eitana, la esclava judía es la historia de una mujer valiente, con agallas, que refleja los detalles de una sociedad romana no tan distante y extraña a la nuestra. Su vida es dura y aciaga, pero no desamparada de la esperanza y de un amor que acaba emergiendo en su destino.

Bien tramada, nutrida de tramas y personajes diversos, la obra no busca la compasión por una mujer esclavizada todavía siendo niña, sino la admiración que todo ser humano debe sentir por aquellos que, más allá de sus circunstancias, aspiran a su libertad. Y la buscan.

Muchas gracias Javier.

¡Saludos!

18 julio, 2011

Alejandro y la pesadilla de Senoi – Alejando Frías

Alejandro Frías nos envió la reseña de su obra a gclibors@yahoo.com. Muchas gracia Alejandro por tu contribución.

Según el Diccionario de la Real Academia Española, la imaginación es una facultad del alma que representa las imágenes de las cosas reales o ideales. Pero, ¿y si fuese, además, un vehículo capaz de transportarnos a un mundo paralelo cuya existencia ignoramos? ¿Y si ese mundo fuese el lugar que visitamos durante nuestros sueños?

Alejandro es un niño de diez años, muy curioso, que un día tiene un encuentro con un indigente, de nombre Ulises, que está mendigando en compañía de dos gatos: Morfeo y Senoi. Desde ese día, Alejandro comienza a sentirse atraído por la personalidad de Ulises, pasando primero del temor a la tolerancia, y luego de ésta a la fascinación.

Poco después, el mendigo le hace llegar hasta su domicilio un misterioso objeto: una extraña brújula, afirmando que se trata de una puerta que le llevará hasta el lugar donde residen los sueños. Pero, a cambio de tan tentador regalo, Ulises le pide que viaje hasta allí y libere a Senoi de la pesadilla que le impide dormir.

Muchas gracias Alejandro.

¡Saludos!

14 julio, 2011

Los Nefilim en Alhué – Omar Pérez Santiago

Este post fue enviado por Omar Pérez Santiago a gclibros@yahoo.com. Muchas gracias Omar por contribuir con nuestro espacio.

Danza macabra en el séptimo círculo

Los Nefilim de Omar Pérez Santiago

Por Omar Saavedra Santis

Dos sorpresas precedieron mi llegada a la presentación de este nuevo opus de Omar Pérez Santiago. La primera ocurrió hace ya tres o cuatro semanas y la ocasionó un breve mensaje electrónico de mi tocayo, en el que me preguntaba si podía yo actuar de co-presentador del tomito de cuentos que hoy celebramos. Acepté naturalmente. Con tal demanda, Pérez Santiago me honraba con una confianza que tal vez no merezco, pero también me llenó de inseguridades. Porque esto de andar presentando libros en sociedad –lo digo francamente- está muy lejos de ser una de mis ocupaciones habituales, y por lo mismo tampoco es una que me haga sentir cómodo. Si mal no recuerdo, creo que esta es la segunda vez en mi vida que lo hago.

La segunda sorpresa fue la lectura del libro mismo. Y cuando ustedes hagan la suya, no tengo dudas que también serán sorprendidos como lo fui yo. En estos relatos, Pérez Santiago se enfrenta sin ningún empacho, desde el mero comienzo, de la manera más frontal posible, con el quizás más prístino e incansablemente recidivo sujet de todas las literaturas habidas y por haber. Me refiero a Thánatos –en este caso más exactamente a su brazo femenino, a Ker, la vieja señora amante de los finales sangrientos- y por ende, me estoy refiriendo también a Eros, su alter ego, tan viejo y tan activo como ella. En la lectura de este libro volvemos a ser testigos del convulso pas de deux con que ellos nos fascinan y aterran desde mucho antes que el mundo se nos revelara como redondo.

Pero a diferencia del trato casi siempre estetizante con que a lo largo de los siglos, innúmeros otros autores se han ocupado de este incansable par de veteranos, Omar Pérez Santiago, al echar mano de los servicios poéticos del par, renuncia aquí a cualquier compromiso elíptico en su mención o en su utilización. La línea narrativa que cruza los diez cuentos de su libro está trazada con sangre pura, sin aditamentos saborizantes ni aromatizantes. El autor nos muestra la perenne laboriosidad de las Keres en vivo y en directo, sin los filtros de algún piadoso y pudoroso tropo literario, sin luces indirectas ni bronces con sordina. Nada de eso. Lo que nos hace ver no son las imágenes diferidas de escenas y escenografías de las teatralidades de una Catrala folklórica, lejana y en tercera persona, sino las de la vieja y siempre joven dueña de la guadaña violenta, en cuerpo desnudo y presente, al alcance de nuestra mano y nosotros de la suya.

Junto a ella, decíamos, también Eros cumple con lo que le es menester, pero en las páginas de Pérez Santiago en ningún momento, ni por asomo, él se nos aparece en sus rubicundas formas infantiles de querubín arquero renacentista flechando a una Psique etérea y enamorada con saetas enmieladas, sino en la imagen directa de una bragueta abierta, con todas sus frustraciones a la vista, en bruta cacería mayor, en búsqueda de un improbable desahogo a través de la libación de flores angustiadas que, en todos los casos, resultarán ser venenosas y carnívoras.

Omar Pérez Santiago en sus relatos obliga a la muerte y al sexo a ofrecernos una danza macabra, sin ningún propósito evangelizador de belleza, ni mucho menos con la intención de provocar agrado. Es un baile en el centro del séptimo círculo, bajo haces de luz negra. Es la banda sonora de una película porno. Es la estridencia sorda de ventosidades ginecológicas con chorreos proctológicos que explotan en primer plano. Es el frenesí orgásmico de eyaculaciones de esperma, sangre, moco y baba que apuntan a nuestro rostro. Pérez Santiago ha hilvanado estos relatos con la plena potestad y toda la sórdida relojería de un hechor minucioso. Sus cuentos ocurren al interior de un lenguaje no pocas veces de dura y difícil digestión. Ello están estructurados como escenas de un treatment cinematográfico, y así también es como se leen: como un preguión de George Romero o John Carpenter, con generosos aportes lúbricos de Marco Ferreri.

He de confesar en esta parte que, aunque en mucho seductora, la de este libro no me resultó una lectura fácil. Tal vez porque había transcurrido demasiado tiempo desde mi última incursión en los meandros de las letras góticas, y porque el culto de lo oculto en sus desesperanzadas variaciones actuales y locales, más payasescas que tétricas, me era y sigue siendo perfectamente ajeno. Pero creo que con sus relatos, Omar Pérez Santiago va más allá de una epigonía de fósiles ilustres o del cumplimiento de algún rito de consumo impuesto por el rentable mercado de la necrofilia. Su afán no es tampoco el de épater le bourgeois restregándole una braga usada por las narices. Ni es objetivo de estos cuentos simular la provocación desdentada con que el adolescente heavy le declara su guerra al mundo a través de los ciento veinte decibeles del horror punk. No. La muerte esperpéntica no se nos aparece por entre las páginas de estas narraciones para aterrorizarnos, sino como un V-Effekt, como un teatral efecto distanciador para señalarnos las sombras pestilenciales de la dura actualidad nuestra de cada día, una actualidad a la que Pérez Santiago arranca sus vestiduras de hipocresía vestal con dedos de esqueletos, para dejar al descubierto el lado más rutinariamente perverso de un progresismo vestido de seda y disfrazado de oveja; para hacernos partícipes del proceso de descomposición de nuestro cuerpo social en un tiempo y un lugar infranacionales, aún cuando ello tenga lugar a veces entre las nórdicas bambalinas de Copenhague, como ocurre en "Anette Jensen", quizá el cuento señalero de esta selección.

Los nefilim de Omar Pérez Santiago no son maléficos gigantes celestiales, sino los reflejos de nosotros mismos mirándonos desde los espejos deformantes de esta feria de compra y venta de almas y vanidades en que ha devenido esta modernidad nuestra. Pérez Santiago cumple con estos designios suyos de llamado de atención sobre la parte oscurita de este muy burgués orden de cosas, sin dar pausas de aliento al lector. Desde "Los interfectos del Valle del Elqui", el primer cuento de esta selección, hasta "Nefilim en Alhué", el último, el tempo de lectura es un crescendo molto que culmina literalmente con un terremoto grado 8,9 en la escala Richter. Después, el silencio espectral que sucede a los aquelarres.

Esta, su voluntad de obligarnos a mirarnos en nuestras insanas oquedades de zombis con RUT, tarjeta Bip y derecho a voto, queda manifiesta desde los mismos epígrafes que Pérez Santiago ha seleccionado y montado con singular acierto al comienzo de cada narración, como anzuelos de un espinel que captura nuestro interés y no lo suelta desde el inicio hasta el final. Igualmente no puede dejar de mencionarse, como un especial valor agregado al libro que hoy presentamos, el título que Omar Pérez Santiago escogió para él. Porque "Alhué" no es solamente la arena de Walpurgis donde, bajo la dirección de Osiris Bascuñán, tiene lugar la gran parada final de los muertos que marchan por docenas en sus páginas. Es además una más que justa reverencia al "Alhué" primigenio del maestro González Vera y una sugerente invitación a releerlo.

Creo que la mejor presentación de un libro es la que realiza él mismo ante su lector, sin la torpeza interpretativa de intermediarios que, como el que habla, con seguridad sólo ha logrado percibir una pequeña parte de lo que él ofrece. Y en este caso de los nefilim de Omar Pérez Santiago, me atrevo a asegurar, que tal oferta no es menor.

La Chascona, Santiago, 8 junio del 2011.

Omar Saavedra Santis

Estudió medicina, arte dramático en Chile y posteriormente periodismo en Alemania. Hasta el 10 de septiembre de 1973 fue jefe de la redacción del diario El Popular de Valparaíso, donde trabajó junto a otros intelectuales chilenos. Como Sergio Badilla, Eduardo Embry y José Gai, entre otros. Como consecuencia del golpe de estado del 11 de septiembre de 1973 fue objeto de persecución política, por lo que debió abandonar el país, en 1974. Saavedra Santis ha incursionado en varios géneros literarios, entre los que se cuentan: la novela, el cuento y la dramaturgia. Sus obras han sido traducidas a diferentes idiomas y han sido publicadas en Alemania, Chile, Costa Rica, Polonia, Austria, Japón y en los Estados Unidos.

Muchas gracias Omar.

¡Saludos!

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