30 marzo, 2013

CRISTIANISMO Y LITERATURA


ENTREVISTA A JAVIER GARCÍA GIBERT
"En parte el cristianismo es un
éxito de la literatura"

Hablar con Javier García Gibert de su libro “Sobre el viejo humanismo. Exposición y defensa de una tradición” (Marcial Pons, Madrid, 2010) es sentarse frente al espejo del ser humano al desnudo. Sociedad, política, religión, ciencia, filosofía; todo desde un prisma que nos recuerda que otra realidad -también otra realidad interior- es posible. “Para llegar a ser hombre no basta con nacer hombre. Ya lo dijo Píndaro, llega a ser el que eres, el que de verdad tienes la potencialidad de ser. Llega a ser un hombre. ¿Uno nace y por el hecho de nacer ya tiene todos los derechos?, -se pregunta a sí mismo el autor-. No, -se responde-. Llegar a ser hombre es la meta. No puedes creerte con derecho a todo sin haberte currado nada”.

Sobre el viejo humanismo es un ensayo que repasa, desde la antigua Grecia hasta el siglo XX, la tradición humanística. Desde Platón, Cicerón, San Agustín, Dante, Petrarca (el primer humanista moderno), Montaigne o Erasmo hasta las reflexiones humanísticas del siglo XX; a través de la descripción de los rasgos esenciales de esa tradición, y de los movimientos que, falsamente, se han apropiado del nombre y han traicionado la idea, su autor recuerda la existencia del canon humanístico por encima de los nuevos ‘humanitarismos’ que ahora lo desvirtúan.

Su libro se titula “Sobre el viejo humanismo”. ¿Qué es el viejo humanismo?
Es la tradición de una larga sabiduría -no es ciencia ni filosofía, es sabiduría vertida por escrito para el ennoblecimiento ético, estético y espiritual del ser humano. Aunque recibe una importante savia catalizadora de la tradición judeo-cristiana (a ello dediqué mi anterior libro Con sagradas escrituras. Diez ensayos de literatura bíblica), los orígenes del “viejo humanismo” están en la cultura grecolatina.

¿Qué defiende esta tradición?
Lo primero que defiende es una premisa: la libertad de juicio, la necesidad de pensar libremente; por eso se aleja de lo políticamente correcto, de las instituciones, de las universidades, de los teólogos o de los científicos. Ya lo dijo Sócrates a través de Platón, los conocimientos científicos no tienen nada que ver con la mejora ética del hombre. Tampoco sirven de mucho las ideologías, que son poner un uniforme prestado e igualador a las ideas. El viejo humanismo se centra en el ser humano y clama por el autoconocimiento; los humanistas no dan tanta importancia a los hechos exteriores como a los interiores

Dicho esto, son varios los principios en los que se fundamenta el viejo humanismo, pero como punto de partida yo hablaría de sus presupuestos antropológicos: dignidad del hombre y libre albedrío. Dignitas hominis  y miseria hominis, es decir, todo ser humano es un ser de dos caras complementarias: nobleza y miseria, potencialidad infinita y limitación evidente. Como decía Pico della Mirandola tenemos el libre albedrío para elevarnos hasta lo angélico o descender hasta lo animal. Porque la condición de ser humano hay que trabajársela, no viene adquirida. Elegimos.

Sin embargo, hoy en día, con los nuevos ‘humanitarismos’ las miserias parecen siempre circunstanciales, vienen de fuera y culpamos al contexto; el hombre es bueno y la civilización lo ha hecho malo, eso es muy rousseauniano. Las miserias pertenecen al ser humano y debemos aceptar lo que el ser humano tiene de limitado, de miserable. No es exactamente la culpabilidad como concepto judeocristiano, es sencillamente aceptar nuestra condición.

Ha mencionado la tradición judeo-cristiana. ¿Hay humanismo en el cristianismo?
En el Antiguo Testamento no tiene cabida el humanismo como tal, ya que el hombre no es el centro, sino Dios. Sin embargo en los textos bíblicos del Nuevo Testamento sí se vislumbra. “El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado” (De la Buena Noticia de Jesús de Nazaret San Marcos 2,23-28). Esto ya es algo humanista. O la afirmación de que “Lo que entra por la boca no hace impuro al hombre, sino lo que sale de la boca” (Mateo 15, 10-20). Es en el interior donde están la bondad y la pureza, y esto sí es humanista; es lo que el hombre lleva dentro lo que le va a salvar o le va a condenar.

¿Qué tienen en común la tradición cristiana y la tradición humanista?
Principalmente comparten el componente estético, aunque también existen otras similitudes. Todos los humanistas escriben muy bien, y La Biblia contiene obras maestras desde el punto de vista literario y humano. El estilo no es sólo estética, es ética; esto ya lo decía Cicerón. Escribir bien es una responsabilidad.

En La Biblia, por ejemplo, “El libro de Job” es de una potencia casi Shakesperiana. La historia de Saúl, el primer rey judío, es una tragedia increíble; o las tres mujeres bíblicas, Ruth, Esther y Judith, que son tres arquetipos de mujer. Y lo que hay de poesía en algunos profetas, en algunos salmos, como el 137, o en los evangelios.

Los textos bíblicos son muy cálidos, incluso más que los griegos o los latinos, más cercanos que la Ilíada. La diferencia es que en el caso del cristianismo, los evangelios están tan mediatizados por las interpretaciones a veces en exceso rutinarias que es casi imposible leerlos con ojos nuevos, pero son historias alucinantes. Gran parte del sorprendente éxito de una secta como la de los cristianos son esos textos. En parte el cristianismo es un éxito de la literatura. 

¿Qué más cruces de caminos existen entre ambas tradiciones?
El cristianismo y el viejo humanismo comparten ciertas posturas “opuestas” a las que defienden los nuevos humanitarismos. Estos hablan de libertad a todas horas, mientras los humanistas hablamos de libre albedrío, que es un concepto teológico católico. Dios no ha dado ninguna naturaleza sino la libertad interior para actuar, para elegir un camino: la libertad de condenarse y salvarse. Es la libertad que nadie te puede quitar.

Actualmente en la sociedad se habla de libertades públicas y libertades exteriores, pero que no se nos escape un detalle importante: un hombre con plena libertad exterior puede ser un esclavo interiormente. En la sociedad actual nada parece venir del interior, es más, todo son derechos y se nos llena la boca con esta palabra como en un constante acto de rebeldía, porque se piensa que el derecho lo tengo yo y la obligación me viene de fuera. ¡Es al contrario! En realidad la obligación sale de dentro y el derecho te lo conceden. La obligación no es una losa, porque ¿qué ennoblece al ser humano, la exigencia de un deber o la ostentación de un derecho? Es el deber lo que te ennoblece, eso lo tenían muy claro los viejos humanistas, que nunca hablaban de derechos, sólo de aspiración y necesidad de justicia.

En la tradición humanista lo importante son los deberes, sin embargo los humanitarismos sólo nos hablan de los derechos.  

¿Shakespeare era humanista?
No. Shakespeare es, a su pesar, un agente de la disolución. La literatura humanística está hecha para consolar pero sin engaños, llevándonos por los cauces de superación, de las dudas, de las frustraciones que todos tenemos. Shakespeare no te consuela, Shakespeare te deja a la intemperie. A mí me parece un genio porque está libre de todo, pero también lo está de la tradición humanística. Él comenzó a disolver una tradición y abrió el mundo a la modernidad.

Cervantes, por ejemplo, era un gran humanista. Y San Agustín, quien hablaba de conocer a Dios dentro de ti mismo, y si no te conoces a ti mismo no vas a conocer a Dios, porque Él está fuera, no está dentro. Ese autoconocimiento es absolutamente humanista.

Dice que Shakespeare abrió el mundo a la modernidad. ¿Ser humanista es ser conservador?
Sí, si bien ser conservador no implica no evolucionar, ser conservador es conservar lo valioso y discriminar lo esencial y permanente de lo accesorio y de lo superficial. La noción de progreso empieza a surgir a partir del SXVI o XVII con los avances científico-técnicos y se entroniza en los siglos XVIII y XIX, pero para el viejo humanismo este progreso exterior –que es admirable desde un cierto punto de vista- no tiene demasiado interés. Lo importante no es el común progreso exterior sino la perfectibilidad singular de cada individuo; y esta capacidad de perfeccionamiento no se transmite de generación en generación, es tarea de cada uno a lo largo de su vida.

Maria Luisa Lucas
(peridista independiente)

28 marzo, 2013

ALLEGRO MA NON TROPPO


DA CAPO, UNA HISTORIA REAL
Sinopsis

Almudena Pulpeiro es una joven auxiliar de clínica de veinte años. Toda su vida gira alrededor de su gran pasión: la música. Almudena es una trompista miembro de la Banda Municipal de Música y Escuela de Ribadeo.
Un día antes de que la marea negra del Prestige anide en las costas gallegas, Almudena sufre un accidente de tráfico camino de su clase en el Conservatorio. Tres días después fallece en el Hospital.
La tragedia de esta pérdida trastoca para siempre la vida de sus familiares, pero poco a poco irán adaptándose al trauma inicial y al dolor emocional. Su padre decide aprender a tocar la trompa para mantener viva la ilusión de su hija por la música.
Al igual que el negro chapapote cubre el litoral gallego, un manto de tristeza cubre las vidas de todas las personas del entorno de Almudena, incrédulos ante el trágico destino que les ha arrancado de sus vidas a la joven.

Adriana Aramburu Peña nació en 1982 en Ribadeo (Lugo), escenario donde se ubica su primera novela. Su afición a la fotografía le lleva a estudiar Imagen en Asturias. En 2004 se traslada a Castilla y León para cursar estudios de Periodismo en la Facultad de Filosofía y Letras de Valladolid. Ha trabajado como operadora de cámara, fotógrafa y periodista en diferentes medios de comunicación. Actualmente reside en Madrid.
Su novela “Da Capo” surge de una experiencia personal. Es una historia llena de dolor, amor y superación. Una historia que nos hace ver que cuando tienes un gran sueño, y este incluye a tu ser más querido, las adversidades y los obstáculos pueden volverse pequeños.

Si un libro es un conjunto de palabras para contar una historia, aquí la palabra consigue emocionar.
Muchas veces lo que podamos estar leyendo son suposiciones, historias que se inventa el autor, aventuras que quizás soñamos alguna vez en nuestra imaginación el vividlas, pero lo que más caracteriza a este libro es la realidad que lleva en sus páginas impresas con toda la dureza y crudeza de una situación que tiene cubiertas por desgracia a nuestras carreteras.

Por desgracia todos o casi todo el mundo o a sufrido en sus carnes o conoce a gente que a dejado la vida por las carreteras y en multitud de ocasiones por imprudencias de otros en las que ellos se han visto involucrados, esta realidad y esta situación es la que nos relata en la primera parte de esta historia la autora. Aquí nos retrata esos momentos de angustia sin aspavientos ni adornos, solo lo que sucede dejando al desnudo a la persona, a aquella que ve como se escapa lo que más quiere, y más en una situación como muy bien dice ella que podríamos considerar casi anti-natura como es el que un padre vea desaparecer a su hijo cuando lo normal y para lo que estamos preparados, bueno más que preparados es habituados es a que el hijo sea el que entierre a sus padres. También la lucha y la indenfesión que se encuentran las victimas ante la legislación donde a parte del dolor por la perdida queda la pesadumbre por la falta de una ley que defienda a las victimas de los conductores que infligen las normas.  

Podríamos imaginar una historia desgarradora, dura sin ninguna luz que ilumine a los que la sufren pero aquí es donde  el libro da un giro hacia la esperanza dentro del dolor, lo realizado por el padre de Almudena es digno de elogio no hay mejor homenaje a un ser querido que mantenerlo con vida a través de sus propios sueños y anhelos realizándolos.
La novela tiene una carga de sentimientos muy grande que aflora en multitud de páginas y relatos durante la narración, esto hace de ella una historia con muchos momentos emotivos, todo narrado desde un lenguaje coloquial, llano y sincero que muestra todo sin tapujos y sin florituras que en una historia como esta no vienen al caso, quizás los momentos con una carga emocional mayor son las cartas de su primo dirigidas a su prima fallecida, en ella se va viendo como el transcurso del tiempo no cura pero va atenuando y dando una perspectiva nueva a la situación sin olvidar lo sucedido.
Adriana a demostrado con este libro que es una gran narradora, ya que con su primer libro aunque sea un tema emotivo ha sabido plasmarlo de forma sencilla y consiguiendo transmitir emoción en el transcurso de las páginas, habrá que ver en sucesivas novelas si también es una buena “inventora” de historias.


José Gómez

 Ficha Técnica
Título en Español:  Da Capa, Una Historia Real
Editorial: Ediciones Atlantis
Lengua: ESPAÑOL
Encuadernación: Tapa blanda



Si un libro es un conjunto de palabras para contar una historia, aquí la palabra consigue emocionar.
http://miscriticassobrelibrosleidos.blogspot.com.es/2013/03/da-capo-una-historia-real-de-adriana.html


27 marzo, 2013

MUNDA: EL FINAL DE UNA GUERRA


EL TERCER FINAL
Juan José Tapia
Galeonbooks


En el año 45 a.C., la república de Roma se hallaba inmersa en una guerra civil, que habría de tener su desenlace en tierras de Córdoba, hasta donde acudió Julio César para enfrentarse a los hijos de Pompeyo el Grande.
La batalla de Munda fue el escenario donde se puso punto final a la larga disputa que venían manteniendo las dos facciones, aquella que representaba al Senado (Pompeyo), y la apoyada por las clases más populares (César).
El relato de esta crucial batalla ya ha sido contado, pero tras él se ocultan otras historias que afectaron a quienes tan sólo deseaban vivir sus vidas de un modo pacífico, alejados de las intrigas de la metrópolis. Poco esperaban que la guerra llegase hasta sus tierras, obligándoles a involucrarse en unos hechos que hoy son historia.

La ubicación de la antigua ciudad de Munda es aún a día de hoy fruto de controversias, pero son muchos los historiadores que la sitúan en las proximidades de la actual Montilla, en los llanos de Vanda, igualmente próxima a Nueva Carteya, la localidad cordobesa donde nací. Es esta proximidad la que me hizo interesarme por este episodio histórico, que he empleado a modo de marco para la creación de mi novela, en la que relato las peripecias de una familia que vive en estas tierras de forma apacible, hasta que el peso de la historia llama a sus puertas.
Les invito a conocer a Numerio Fabio y su familia, y acompañarles a través de las páginas donde habrán de luchar por mantenerse unidos pese a los peligros que los amenazan. "El tercer final" fue distinguida con el Primer accésit en el Premio NQP de Novela 2012, organizado por Galeonbooks. La novela ha sido publicada en formato digital por la editorial Galeonbooks, y está disponible en su página web www.galeonbooks.com.

En el Blog del autor disponen de mayor información, tanto sobre su persona, como sobre esta obra, y "Enarmonía", su primera novela, seleccionada entre las finalistas del Premio Planeta en 2007. He aquí un enlace al video promocional de la novela: http://youtu.be/mPvFSeo9IkQ

Juan José Tapia





26 marzo, 2013

VIENDO EL TIEMPO PASAR


LA MIRADA DE SATURNO
GUILLERMO GALVÁN
Ed. Evohé, 2012


Un buen título es aquel que engloba la esencia del texto al que precede. Puede hacerlo de manera con una larga y detallada explicación, o por el contrario, concentrarse en pocas palabras, capaces de motivar distintas lecturas. Este es el caso de La mirada de Saturno, novela publicada por primera vez en 1998 y galardonada con el premio Tiflos en 1999 y ahora, en edición revisada, se publica por cuarta vez, tras las ediciones de la ONCE, Brand y Booket, y por vez primera en formato e-book, de la mano de Evohé Ediciones.
Saturno es el equivalente romano del Cronos griego, el dios que simboliza el Tiempo. ¿Algún concepto ha generado tantas interpretaciones, sugerido tantos mitos, provocado tantas metáforas o poemas como el del Tiempo? Saturno devorando a sus hijos, Zeus atacando a Cronos, haciéndole vomitar a los hijos devorados, desterrándole al Tartaro. La eterna tensión hijo-padre, la sustitución de unas generaciones por otras: El Tiempo, la Memoria, el Recuerdo…Y también la mirada. Los ojos como un arma, ojos que pueden expresar amor, miedo, odio, ira, la mirada de la Medusa mataba, según el mito griego. Y Perseo, dicen, usó el espejo de su pulido escudo para que el reflejo de los letales ojos de Medusa causaran la muerte del propio monstruo.
En esta novela, la Mirada de Saturno refiere, además, a un objeto de usos oscuros y legendarios, un objeto de culto, de poderes inimaginables, algo así como el anillo de Tolkien, que se transmite a lo largo de generaciones, se pierde entre las nieblas de la historia y es buscado por distintos caminos y con diversas intenciones, en general todas poco sanas y razonables.
Aunque el noventa por ciento de la narración ocurre en 1975, entre Madrid, Segovia y París, con algunos excursos a 1936 o a los años sesenta, hay tres capítulos que el autor introduce dando un barniz ancestral a la historia. Un primer capítulo a modo de explicación de cómo llega el misterioso objeto a Somosierra, otro capítulo sobre el Kabisuaar celtibérico, y el tercero sobre La Mirada de Sobek, el dios cocodrilo, en la Tebtunis egipcia. Estos excursos no los considero imprescindibles para entender la narración, y probablemente el relato de Ricardo hubiera podido funcionar perfectamente sin ellos, en mi opinión, pero están ahí, y quizás a otros lectores les sirva de apoyo informativo.
Ricardo Asensi, el protagonista de esta historia, se enfrenta con el distorsionado recuerdo de su padre, Carlos, y al mismo tiempo de su pasado, en una búsqueda desenfrenada, que le lleva a transitar por la frontera entre la razón y la locura. Tras muchos años viviendo con la muerte de sus padres como una terrible losa sobre su vida, ausente del cariño y ternura maternos, descubre que su progenitor no murió cuando ocurrió el accidente aéreo, sino mucho tiempo después, y en un psiquiátrico. Ese descubrimiento le perturba hasta el punto de iniciar un rastreo compulsivo de las pistas que pudieran llevarle a comprender qué había pasado en esos años, quien era, en realidad, su padre, y qué había pasado con su madre. Pero no es solo él quien sabe de la oculta existencia paterna, alguien más sigue sus pasos en la sombra, lo que a veces le lleva a situaciones francamente peligrosas. Ricardo se siente perseguido, vigilado, objeto de esa mirada que viene del pasado y que podría acabar con la vida que ha llevado hasta ahora.
Una trama cuyo telón de fondo son los días previos y posteriores a la muerte de Franco, días de inquietud y de inseguridad, pero que a Ricardo le traen sin cuidado, ya que la figura de su padre y el misterio que le rodea cobra una importancia vital, hasta el punto de identificarse con la búsqueda de ese Grial que suponía La Mirada de Saturno, el objeto cuya interpretación había perturbado a su padre hasta el punto de traspasar la frontera de la cordura, alejándose del mundo. Pero son sus ojos los que ven a Lucía, cuyo luminoso nombre y femenina presencia hace irrupción tanto en la vida final del padre como la del hijo, y el intercambio de miradas es un juego que lleva a otros juegos. Segovia, Madrid, París, Praga, Cuba…escenarios que se suceden y donde el autor va situando la acción.
Novela pues, de intriga, con fondo de la historia reciente española y europea, relatada con agilidad, corrección, y que despierta el suficiente interés como para leerla de una sentada. La portada, en la que un tramo de la acción se ve reflejada en la persecución nocturna, incluye esos ojos demenciales de Saturno devorando a sus hijos que Goya plasmó con fuerza en su pintura y que en la portada rivalizan con la luna, una luna brillantísima, que intuyo simboliza a Lucía, luz sin la que Ricardo hubiera caído en las sombras de la locura.

Guillermo Galván Olalla, (Valencia, 1950) periodista y escritor. Desde 2005 se dedica en exclusiva a la narrativa. Comenzó su tardía actividad literaria en 1998,  con la primera de sus novelas, La Mirada de Saturno, Tras ella, ha publicado El aire no deja huellas (finalista del Rodrigo Rubio 2001), Aislinn-Sinfonía de fantasmas (premio Río Manzanares 2002), De las cenizas (premio Felipe Trigo 2003), Llámame Judas (premio Alfonso VIII de la Diputación de Cuenca), Antes de decirte adiós (2009) y pasó diez años investigando y documentándose para escribir Sombras de mariposa (2010), que trascurre en el último tercio del siglo XI, y por la que ganó el premio Hislibris a la mejor novela histórica 2011.


Ariodante


24 marzo, 2013

VIEJO HUMANISMO


SOBRE EL VIEJO HUMANISMO
JAVIER GARCÍA GIBERT
Marcial Pons, 2010
Adentrarse en Sobre el viejo humanismo. Exposición y defensa de una tradición (Marcial Pons, Madrid, 2010), el último libro de Javier García Gibert, es sentarse frente al espejo, no sólo de nosotros mismos, sino de lo mejor que ha dado la tradición en Occidente. Se trata de un amplio y panorámico ensayo de historia cultural, que nos pone delante de los más altos modelos y referentes en este sentido, y nos recuerda que nuestra dicha y nuestra plenitud no está reñida con la exigencia, sino que más bien deriva de ella. Como afirma el autor –y aunque la modernidad parezca haberlo olvidado- no es el derecho lo que ennoblece al ser humano, sino el deber, y el primer deber es, precisamente, llegar a ser un hombre (o una mujer) en la más alta y la más digna acepción del término.  Ya lo dijo Píndaro, llega a ser el que eres, el que de verdad tienes la potencialidad de ser. Esta es la exigencia permanente del viejo humanismo, cuyos fundamentos y consecuencias el autor va desgranando a lo largo del libro.
Como decíamos, Sobre el viejo humanismo es un ensayo que repasa, desde sus mismos orígenes, la tradición humanística occidental. Desde Platón, Cicerón, San Agustín, Petrarca (el primer humanista moderno), Montaigne o Erasmo hasta las reflexiones humanísticas del siglo XX, García Gibert nos descubre y nos describe los rasgos esenciales de esa tradición, y los movimientos que, falsamente, se han apropiado del nombre y han traicionado la idea, vendida a menudo, desde la Ilustración, bajo el fácil remoquete del ‘humanitarismo’. Esta discriminación que el autor argumenta en relación a los falsos humanismos de la modernidad es uno de los aspectos más eficaces y clarificadores del libro, y lo convierten en una obra que nos parece enormemente necesaria en la ceremonia de la confusión actual, además de canalizar una saludable y no menos necesaria reflexión en libertad que se encuentra provocadoramente alejada de la “corrección política”.
En una época tan olvidadiza de sus propias raíces como la presente resulta estimulante una obra que nos recuerda de un modo tan vivo y transparente el “canon” básico de nuestra cultura, los hitos fundamentales de la sabiduría, en el mundo occidental. Y en unos momentos tan delicados como los que atravesamos, con una hondísima crisis económica y de valores que es el resultado del pensamiento de la inmediatez y de la ceguera materialista, el libro señala el tesoro escondido que nos permite afrontarla de la mejor manera y retomar el camino en la buena dirección: sacando a la luz esa tradición que persigue, en todo caso, como dice el autor en su ilustrativo Prólogo, “el ennoblecimiento armónico del ser humano en sus facetas ética y estética, existencial y espiritual”.

 Maria Luisa Lucas

23 marzo, 2013

CARTOGRAFIANDO NUBES


EL ATLAS DE LAS NUBES
DAVID MITCHELL


Esa extraña sensación que solo puede definirse en francés. La familiaridad ante lo desconocido, bien un objeto, una persona o un lugar. La impresión de repetir lo vivido, cuando todavía no ha sucedido. Dos palabras para explicar este extraño sentimiento, déjà vu, insuficientes para dar respuesta a todos los interrogantes que conlleva.
En «El atlas de las nubes», cada personaje experimenta este peculiar fenómeno, pero con la diferencia de que el lector  tiene la posibilidad de conocer su origen. Al igual que «Ghostwritten» (o «Escritos fantasmas»), David Mitchell retorna «la teoría del caos» para mostrarnos las conexiones existentes entre los personajes a través de tiempos y espacios completamente divergentes.
En esta novela coral no existe un protagonista propiamente dicho, sino que convergen seis historias en las que se entrecruzan las respectivas experiencias y conflictos de cada personaje, gracias a sutiles detalles que propician ese vínculo. De este modo, David Mitchell consigue transportar al lector a diferentes períodos y escenarios, modificando la estructura y la prosa narrativa según el relato.
«El atlas de las nubes» es una lectura dinámica, que evoluciona conforme se suceden las historias. Adviértase las variaciones que experimentan el léxico de los personajes, la forma de expresarse o el formato escogido para contarnos sus historias, etc.
Por ejemplo, en «Sloosha's «Crossin' an' Ev'rythin' After», la última de las seis historias, Zachry posee un lenguaje muy limitado, casi infantil, que permite ilustrar el retroceso de la humanidad tras la Caída hasta una época casi paleolítica.
Por el contrario, «Letters from Zedelghem» (o «Cartas desde Zedelghem») Robert Frobisher posee un léxico capaz de convertir las notas musicales en palabras, cada sonido se transforma en una párrafo capaz de cautivarnos a través de la vista, permitiéndonos reproducirlos con nuestros sordos oídos. Una pasión por la música que trasciende el papel y adquiere consistencia real gracias a su correspondencia.
Además, este diversidad no se limita exclusivamente a los aspectos técnicos de la novela, sino que también existen una concurrencia de diversos géneros literarios y temáticas que abarcan un amplio catálogo de aspectos sociales, políticos, económicos y culturales. En este aspecto, las historias más significativas son «The Pacific Journal of Adam Ewing» (o «El Diario del Pacífico de Adam Ewing») y, sobre todo, «An Orison of Sonmi-451» (o «Una Oración de Sonmi-451»). De hecho, el número asignado al clon Sonmi podría considerarse un tributo a «Fahrenheit 451» (Ray Bradbury).
Sin embargo, «Half-Lives: The First Luisa Rey Mystery»(o «Semivida: El Misterio de Luisa Rey») resulta muy estereotipada. La historia, como describe el propio Timothy Cavendish en la historia posterior, parece haber sido escrita con la pretensión de convertirse en el próximo éxito fácil de Hollywood. Una periodista con aspiraciones a Nancy Drew que descubre la conspiración de una poderosa multinacional para encubrir un posible  desastre nuclear. Típica y aburrida.
Asimismo, evidencia la necesidad del autor por enlazar las historias, empleando detalles cada menos trascendental en los relatos posteriores, sobre todo a partir de «The Ghastly Ordeal of Timothy Cavendish» (o «El Horrible Calvario de Timothy Cavendish»). La justificación para incluir determinados detalles, como el antojo, resulta artificial y carece de una repercusión auténtica en el desarrollo de la historia.
De hecho, a partir de la tercera historia la novela decrece, pero la estructura boomerang nos permite retomar aquellas que quedaron temporalmente interrumpidas y captar nuestro interés de nuevo.
En conclusión, «El atlas de las nubes representa» una experiencia literaria compleja, caracterizada por el asombroso dinamismo de sus diferentes historias que permiten al lector introducirse en diferentes contextos. Sin embargo, cierto desequilibrio narrativo entre los relatos y la necesidad de interconectarlos provoca que la lectura se vuelva tediosa y cueste retomarla.
A pesar de las semejanzas con «Escritos fantasmas» o «Number9dream», David Mitchell vuelve a sorprendernos con una novela que, aunque no representa una lectura trascendental, destaca entre sus congéneres por su original. Algunos podrían decir que es una gota en un vasto océano literario, pero como dice Adam Dewing: «El océano lo conforman miles de gotas».

Mari Carmen Horcas

FICHA TÉCNICA:
Titulo: El atlas de las nubes; 608 págs.
Autor: David Mitchell
Editorial: Duomo Editorial
Año de publicación: 2012
ISBN: 9788492723799




21 marzo, 2013

UNA DE POLIS


See full size imageECHO PARK

MICHAEL CONNELLY



Policías norteamericanos, FBI, asesinos en serie, casos olvidados, muertes, armas de fuego, Los Ángeles y el detective Harry Bosch. Mezclen estos datos, revuélvanlos a modo de un cóctel, agítenlos con cierta lentitud y tendrán lo que es una buena novela.
Otra cosa sería hablar del género, porque el policiaco le queda corto y el negro largo. Se acerca mucho más al thriller que tan bien ejecutan ciertos escritores norteamericanos. En los que se detecta unos paralelismos que poco a poco van perdiendo frescura, como es el caso del asesino en serie, una figura que vemos con demasiada frecuencia, que el cine, libros, incluso series ha conseguido implantar en nuestro imaginario popular pero que a la hora de la verdad tampoco tiene un gran recorrido, como es el caso.

Connelly entra en esa trama pero al igual que se introduce con mucha facilidad también sale de ella del mismo modo. El escritor idea esta novela con un claro propósito y usa de semejante figura para enriquecerla, lo cual, tal vez sería mejor considerar como una exigencia editorial o de marketing, más que la que la propia obra pide. Pues la narración trata sobre un crimen irresoluto, que durante trece años ha dormido el sueño de los justos, sólo pendiente de que el detective Harry Bosch siguiera revisando una y otra vez el expediente, sin que tuviera avances significativos.
La dinámica policial es siempre de calado en Connelly, muy a la americana, hundiéndose en las raíces del género y ahí siempre lo ejecuta más que bien, no necesitando de más artificios que el propio talento narrativo para arrastrarnos tras una lectura que tiene momentos compulsivos, aunque el propio desarrollo de la trama se ocupa de alejarnos de ese tipo de lectura. ¿La pleitesía del mercado? Puede ser, responderíamos a semejante pregunta, aunque nunca podríamos afirmar o negar con total seguridad.

Quien se acerque a esta novela que no espere una prosa delicada y florida, más bien encontrará sencillez, rapidez y la búsqueda de un lenguaje que se pone al servicio de la trama y únicamente pretende exponernos los hechos. Tampoco se encontrarán grandes descubrimientos, tan sólo a un autor que sabe lo que hace, que ejecuta novelas para leerse sin cesar y que tras su lectura siempre recordaremos lo grato que ha sido el recorrido, sin que nos descubra otra realidad u otras referencias. Un buen título y un buen autor, quédense con eso.

Sergio Torrijos

DATOS TÉCNICOS:

349 páginas
ISBN: 978-84-96791-60-2
ROCA EDITORIAL
Fecha de publicación: 2008




19 marzo, 2013

UNA HISTORIA FANTASTICA


Everwild
Neal Shusterman

Tenía tantas ganas de tenerlo entre mis manos que el tiempo no pasaba. Pero por fin llegó, lo descubrí en la página de la editorial y rápidamente tuve que hacerme con él. Es la segunda parte de Everlost: Everwild, Páramo salvaje y eterno. Este segundo libro continua con las aventuras del primero, en los momentos interesantes donde nos quedamos todos los lectores, ansiando el momento de saber si Mary y Nick continuarían siendo amigos, o si Allie y Mikey empezarían un romance, si Mary conseguiría llevar a cabo sus planes… Y, por fin, Neal Shusterman nos saca de dudas. Pero, eso sí, nos deja con ganas de más.

Everwild comienza in media res. Es decir, es la continuación del primer libro, pero ha pasado un tiempo y el autor nos va desvelando poco a poco qué es lo que ha sucedido. Ahora, Allie ya no es simplemente Allie, sino que es la Apartada debido a que, como ya sabemos, se enfrentó a Mary y no quiso acatar sus órdenes. Por su parte, Nick cada vez se convierte más en una figurilla de chocolate y Mary ha sembrado rumores horribles sobre él, como que es un ogro muy malo… Mikey, mientras tanto, acompaña a Allie en su aventura de viajar para descubrir si sus padres sobrevivieron al accidente de tráfico. Y Mary… Bueno, Mary sigue con sus planes: desea atraer a ella a más niños cada vez. A lo que ella considera sus niños, por supuesto. Pero en los planes de todos ellos habrá sobresaltos y obstáculos, porque resulta que Allie es una secuestrapieles y se encontrará con unos como ella, los cuales la enseñarán muchas cosas. Algunas buenas, otras no tanto. Parece que son sus amigos y, sin embargo, Mary, con su poder atrayente consigue que cambien de parecer… Nick, entonces, tratará de frenar los horribles planes de su antiguo amor.
Neal Shusterman tiene un don a la hora de relatar historias. Porque vale, escribe muy bien y todo lo que queráis, pero es la forma en la que lo cuenta lo que hace que todos los lectores estemos enganchados a esta trilogía. Creo que las evoluciones que sufren los personajes son totalmente brillantes, al igual que la tensión, que va en aumento desde el primer libro y que llega al clímax en este segundo. Además, esta ese aire de cuento de hadas oscuro y misterioso.

Creo que la combinación del argumento y los personajes es lo que consigue ese aura de mundo fantástico, el cual te puedes imaginar perfectamente. Hasta ahora —bueno, antes estaba Harry Potter, pero ya está— ninguna otra novela juvenil me había llamado así la atención. Y es que Neal Shusterman ha conseguido dar vida a sus personajes y causar sentimientos hacia ellos. Estoy segura de que los lectores odian y quieren a cada uno de ellos o que se sienten identificados. Si hay algo que me encanta es que el autor haya decidido mantener la personalidad de unos personajes que están muertos. Es una idea original y curiosa el pensar que, una vez morimos, continuamos aquello que queríamos en vida y seguimos siendo iguales.
A mi parecer, es de nuevo Mary el personaje más atrayente del libro: o la odias o la odias. No os voy a decir por qué, queridos lectores. Pero estoy segura de que en algún momento de Everwild sentiréis conmiseración por ella, pero, después, desearéis que se trague sus propias palabras y darle una patada en su trasero de niña remilgada. Hacía tiempo que no me encontraba con un personaje de niña repelente como este. Es fascinante, porque además, ella es una mala que piensa que lo que hace está bien y se lo cree, apartada de lo que puedan pensar los demás.

En cuanto a los demás personajes, todos ellos van a sufrir cambios y evoluciones en esta segunda parte. Y, es que, al fin y al cabo, todos cambiamos de parecer en nuestras vidas y, por qué no, en nuestras muertes. En esta segunda parte, Mikey va a adquirir más protagonismo y, esta vez, no como el McGill, algo que se agradece, porque los lectores tenemos ganas de saber mucho más sobre él. Además, sus sentimientos hacia Allie son de lo más sinceros y bellos. Por fin, Mikey quiere a alguien de forma desinteresada, cosa que, como sabemos por el anterior libro, le devuelve cada vez más su humanidad.
Respecto a la relación amor-odio de Nick y Mary, va a continuar en Everwild y se hace cada vez más patente. Neal ha sabido recrear los sentimientos de ambos personajes de una forma maravillosa. A veces, el amor es complicado porque los seres humanos lo hacemos complicado y porque anteponemos nuestros deseos a los de la otra persona y no sabemos comprenderla. Es eso lo que les sucede a Mary y Nick, que ni por un momento se detienen a pensar en cómo se sentirá el otro o por qué su postura es diferente.
Por supuesto, aparecerán otros personajes, pero prefiero que seáis vosotros los que los descubráis y decidáis vuestra opinión hacia ellos.
De nuevo, Neal Shusterman ha creado un mundo original —y, en este caso, no estoy usando esta palabra en vano y sí, es una muy buena cualidad—, un mundo hermoso pero, al mismo tiempo, que pueda resultar terrorífico y, sobre todo, muy misterioso. Estoy segura de que los lectores que disfrutaron con Everlost están deseando leer Everwild y, para aquellos que todavía no han leído la primera parte, debéis hacerlo. No es una orden, es un consejo de una lectora empedernida que ha leído mucho y que poco se sorprende ya. Sin embargo, Shusterman ha sabido cómo atraerme. Es una novela juvenil pero también es mucho más. Es la historia de unas almas que están perdidas y que quieren realizar sus sueños. Y no importa que sea en otro mundo, en aquel al que van los niños cuando mueren y no han alcanzado la luz.

Elena Montagud

Título: Everwild
Autor: Neal Shusterman
Traducción: Adolfo Muñoz
Editorial: Anaya
Págs: 487
Precio: 15 €



17 marzo, 2013

PREGUNTAS DE MUJER


Lavinia
Ursula K. Le Guin


«-¿Por qué tiene que haber guerra?

- ¡Oh, Lavinia, ésa es una pregunta de mujer! Porque los hombres son hombres.»

Son muy escasos en La Eneida los episodios en los que Publio Virgilio Marón menciona a Lavinia: como madre del hijo póstumo del troyano Eneas; como hija de Latino, rey de Laurentum; como casus belli entre latinos y troyanos, o como arma blandida por los dioses para manejar la vida de los mortales a su antojo. Pero el poeta de Mantua nunca se refirió a ella como a una mujer, ni la dotó de vida, ni le infundió un espíritu, ni le regaló un alma inmortal y, por supuesto, jamás le concedió el don de la palabra. Pocas mujeres hay en la historia de la humanidad que tuvieran el honor de protagonizar las gestas de los hombres, de saborear la gloria del triunfo, de rozar el oro de las coronas o de compartir las proezas de los héroes, porque la literatura, a semejanza de la vida, las castigó con el olvido, les negó el honor, las despojó de su dignidad y las redujo a esclavas, a eslabones con los que forjar alianzas, o a malditos objetos de deseo desencadenantes de terribles calamidades.

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Las mujeres de Eneas tampoco escapan a la fatalidad: la desgraciada Creusa, separada de su esposo y su hijo, muere a mano de los griegos; la hermosa, desventurada y opulenta reina Dido, abandonada y ardiendo de amor, se suicida; y la joven y dulce Lavinia, oscurecida por la sombra y el recuerdo de Helena, traerá la guerra a Laurentum por deseo de los dioses.
Sin embargo, Ursula K. Le Guin concede a la princesa latina una última oportunidad de resarcimiento con la historia. Desde la triste certeza que otorga conocer el propio destino y el de los demás, Lavinia relata su vida, desde su feliz infancia hasta su muerte. Ante los agonizantes ojos de Virgilio, que acude sumiso a postrarse ante ella, Lavinia emprende un vuelo metaliterario, se sacude la rigidez de la palabra escrita y abandona el pergamino para vengarse de su hacedor.  Sus palabras y sus recuerdos se entremezclan con las estrofas del poeta, ignorante de que, al dotarla de una vida literaria breve, a la postre le estaba regalando la inmortalidad. Ahogada por la fama de su creador, eclipsada por la gloria de Eneas, y oscurecida por la trágica leyenda del infortunio de Dido, Lavinia reclama una vida propia que la poesía le negó desde su origen. «Oh, Lavinia, vales por diez Camillas y nunca me di cuenta». Una vida dolorosamente entrelazada con la de su marido, Eneas, y que es la historia del nacimiento de una nueva civilización. «El poeta le dio una vida, una vida grande, así que debe morir. Yo, a quien el poeta dio tan poca vida, puedo seguir adelante. Puedo vivir y ver la nube que hay sobre el mar, en el fin del mundo».

Consciente de la certidumbre de su existencia irreal, Lavinia juega también con el héroe Eneas, desconocedor de su propia contingencia y de la inutilidad de su albedrío, y se distrae llevándole a su terreno de mujer hasta generar en él sentimientos de culpa y arrepentimiento. «Puede que las mujeres sean más complejas. Que sepan cómo hacer más de una cosa a la vez. Para los hombres, eso llega más adelante. Si es que llega. Yo no sé si lo he aprendido aún».
La mujer que fue menospreciada por la historia y la literatura, invoca la presencia de Virgilio, le arrebata la palabra, se erige ante él como poseedora de una existencia más real que la suya propia, osa desafiarlo y reescribe su corta historia ante un hombre arrepentido de su obra, deseoso de reconciliarse con su criatura y redimirse de su error, y que, entre lamentos, le suplica: «Mantenme aquí. Mantenme aquí, Lavinia. Dime que es mejor estar vivo, es mejor ser un esclavo vivo que un Aquiles muerto. ¡Dime que puedo terminar mi obra!»

El escenario de leyenda en el que se desarrolla Lavinia es el marco ideal para que Ursula K. Le Guin (Berkeley, 1929), laureada escritora de ciencia ficción (La mano izquierda de la oscuridad, Los desposeídos) y fantasía (ciclo de Terramar), se mueva con soltura por ese mundo fantástico con visos de realidad, lleno de paradojas temporales, guiños metaliterarios, leyendas inmortales y personajes mitológicos. Le Guin, considerada uno de los mejores autores de ciencia ficción, desplaza a Virgilio de la vida de Lavinia, la dota de una voz evocadora y sugerente, le devuelve una existencia preñada de poesía y regada por antiquísimas fábulas, y le concede la felicidad tras siglos de olvido: «Creo que si has perdido una gran felicidad y tratas de recordarla, sólo conseguirás llenarte de pesar, pero si no intentas aferrarte a la alegría, a veces descubres que mora en tu corazón y en tu cuerpo, silenciosa pero nutritiva. […] Haberla conocido es suficiente y lo es todo».

Lavinia, de Ursula K. Le Guin, no es una historia de héroes, ni de guerras, ni de la fundación de una ciudad. Es la historia de los hombres vista a través de los amorosos ojos de una mujer, devota hija, entregada madre y amante esposa, consciente de que «no es la muerte lo que nos permite entendernos, sino la poesía».
Y así sonaba en los oídos de Lavinia su primer poema, en boca de Virgilio, su padre imaginario: «No era una canción como los cantos de los pastores, los coros de los remeros o los himnos de Ambarvalia y Compitalia, ni como las canciones que entonan las mujeres todo el día mientras hilan, tejen, baten, cortan, limpian y barren. No tenía melodía. Las palabras eran su única música, las palabras eran el ritmo del tambor, el chasquido del telar, el ruido de los pasos, el golpe de los remos, el latido de los corazones, las olas que rompían en la playa de Troya, al otro lado del mundo».

Pilar Moreno Monteverde

Ursula K. Le Guin
LAVINIA
Minotauro 2009
384 páginas

16 marzo, 2013

IMAGINANDO HOMBRES


NOTA DE PRENSA:

EL HOMBRE IMAGINADO, novela de 
JOSE IGNACIO BECERRIL POLO


         "El hombre imaginado" es el tercer libro publicado por el autor de origen zaragozano, aunque afincado en Madrid, José Ignacio Becerril Polo, que gusta de ser conocido como "Nachob". Hombre hogareño, de actitud afable e ingenioso conversador, ha vertido en las páginas de su nueva creación parte del caudal de imaginación que desborda a cada momento.
        
         Esta nueva antología puede considerarse una continuación de su anterior obra, el exitoso "El monstruo en mí" publicada por "Saco de Huesos" en 2011, en donde el autor profundiza en la naturaleza del ser humano desde diversos ángulos dándonos perspectivas únicas que a buen seguro resultarán interesantes para el lector. Rudo, valiente, sensible, cruel, egoísta, piadoso... "el hombre imaginado" de Nachob es estudiado desde todas las épocas y bajo todas las ópticas posibles, pero siempre de forma eficaz y cuidadosa.
        
         "El hombre imaginado" ha sido dividido por deseo expreso del propio autor en tres secciones que abordan lo que él ha considerado la parte "De Monstruos", principalmente de terror; la "De Héroes", con relatos legendarios y casi mitológicos y "De Estrellas", con historias situadas en un futuro de ciencia ficción. Además ha resuelto que existan dos formas de lectura: la que atraviesa las tres secciones de principio a fin y una segunda, más íntima, en la que el Nachob nos propone leer los relatos siguiendo el orden en que fueron escritos.
        
         Sea como sea que el lector elija leerlo, "El hombre imaginado" es una experiencia única que deja una huella indeleble en la mente y en la conciencia del lector. Porque todos somos monstruos y héroes... y soñamos con las estrellas.


Título: El Hombre imaginado
Autor: José Ignacio Becerril Polo
Colección: Singular
Géneros: Fantasía, Ciencia – Ficción, Terror
Código: S001 – 2013
Depósito Legal : VA 183-2013
Páginas: 311







15 marzo, 2013

KERTÉSZ, ENTRE FICCIÓN Y REALIDAD


DOSSIER K 
Imre Kertész


Imre Kertész, por encima del reconocimiento otorgado por el Premio Nobel de Literatura, llevará siempre asociado a su nombre, a su vida y a su obra, el título de “superviviente de Auswitz”.
Sin embargo, no podemos olvidar que, a diferencia de otros muchos supervivientes, no emigró al estado de Israel ni a América, huyendo del antisemitismo. Por el contrario, el final de la Segunda Guerra Mundial y su liberación de los campos de la muerte, le llevaron de vuelta a su Budapest natal, sólo para encerrarse en otro horror, bajo las diversas etapas por las que pasó el comunismo en Hungría.
Cree Kertész que, precisamente el haber vivido bajo una dictadura, le alejó del suicidio, idea con la que ocasionalmente trataba de hacer soportable su vida. A diferencia de Primo Levy, Améry y otros tantos, Kertész no tenía que enfrentar un presente de relativa felicidad social, de democracia apacible que hiciera evidente su situación desacompasada en el mundo. La idea de la muerte de Dios tras Auswitz, de desarraigo profundo y desapego por sus congéneres que marcó la vida de otros famosos supervivientes, empujándoles a una muerte como huida de un mundo que les resultaba insoportable, no destrozó la vida de Kertész quien, bajo la opresión comunista tenía una vida lo suficientemente inquietante para que su desarraigo quedara disuelto junto con el del resto de ciudadanos que vivían bajo la “ocupación temporal” soviética.

Precisamente es la etapa final del comunismo en Hungría lo que desata la fiebre escritora de Kertész, que perdura hasta la fecha con libros como Sin destino, Fiasco, Kaddish por el hijo no nacido, Diario de la galera, Yo, otro o Liquidación. Reacio a entroncarse en la “literatura del Holocausto” y al propio término Holocausto (cuya etimología es “todo quemado”) dado que presupone la total eliminación, la muerte absoluta, lo que coloca a los supervivientes en una delicada posición. No son sino una excepción dolorosa, ajena al mito creado en torno al exterminio, la negación del propio término Holocausto. Kertész prefiere centrarse en su obra como Literatura, como expresión de su visión del mundo y no como reflejo del horror de las cámaras de gas.
El debate entre ficción y realidad, sus territorios comunes y sus variantes espurias (la historia o biografía novelada) son temas apasionantes en manos del autor húngaro quien se resiste a que su obra sea interpretada en una clave puramente biográfica. La ficción se nutre de elementos de realidad, históricos, pero crea con dichos elementos un nuevo mundo, alienta una vida independiente de la del autor.
La cartuja de Parma no adquiere la condición de testimonio real por el hecho de reflejar los campos de batalla de Waterloo; Guerra y Paz de Tolstoi no es leída como la descripción de la campaña rusa de Napoleón, al contrario, se aprecia en ella su mérito literario, su capacidad para reflejar las profundidades del alma humana expuesta a condiciones extremas. Así hay que enjuiciar sus obras, señala Kertész, que toman sus referencias del mundo del propio autor pero que no quedan encerradas por éste ni se justifican en él.

Este interés del autor por marcar una diferencia entre la ficción y la realidad se asienta en la concepción misma de Dossier K. que toma la forma de entrevista que el propio Kertész se hace a sí mismo. Aquí, la ficción (la simulación de un diálogo entre dos personas) se confunde con la realidad (el material de las respuestas del Kertész entrevistado).
La entrevista se adapta con relativa fidelidad a un esquema cronológico por el que desfila la infancia del autor, el divorcio de sus padres, su convivencia con las nuevas parejas de sus progenitores, sus cambios de domicilio, el estallido de la Segunda Guerra Mundial, su viaje a los campos, su regreso, su época de periodista y escritor teatral para lograr el sustento, su creciente labor literaria, su “exilio” reciente a Berlín superada la indiferencia de la crítica de su país, sus dos matrimonios, etc.

La perfecta estructuración en el juego de pregunta y respuesta da cierta verosimilitud al formato permitiendo que las abundantes repeticiones y las abundantes referencias a las obras del autor no resulten forzadas o reiterativas. Muchos son los temas que afloran en las páginas de Dossier K. desde el papel de la Literatura bajo una dictadura en la que un funcionario dictamina la corrección de una obra, los autores que marcaron a Kertész en su juventud, su visión del judaísmo, sus ideas políticas, etc.
Pese a que el diálogo resulta fresco y el entrevistador se complace en contradecir a su entrevistado, a resaltar sus contradicciones, exigir mayores precisiones, el lector no puede dejar de ser consciente del juego al que es sometido. Es el propio Kertész quien, como un pequeño Dios, elige tanto las preguntas como las respuestas, los detalles escabrosos que quiere desvelar y, por tanto, aquellos sobre los que no desea pronunciarse. Por tanto, y coherentemente con sus ideas, se debe considerar este libro más desde el punto de vista de la ficción que desde el punto de vista del testimonio.


 GWW

Datos del libro
  • 13.0x21.0cm.
  • Nº de páginas: 207 págs.
  • Editorial: EL ACANTILADO
  • Lengua: ESPAÑOL
  • Encuadernación: Tapa blanda
  • ISBN: 9788496834118
  • Año edición: 2007
  • Plaza de edición: BARCELONA


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