15 agosto, 2012

¡VACACIONES!

QUERIDOS AMIGOS:

ESTOS DÍAS VERANIEGOS OPINION DE LIBROS VA A TOMAR UN BREVE DESCANSO, Y CONTINUAREMOS CON NUESTRAS RESEÑAS  EN SEPTIEMBRE.

ESPERAMOS QUE DISFRUTÉIS DE LAS
VACACIONES CON BUENAS LECTURAS Y ESTUPENDOS PASEOS.

¡FELIZ VERANO !


04 agosto, 2012

LEONES


LOS LEONES DE AL-RASSAN

GUY GABRIEL KAY




De la mano de uno de los autores más reconocidos de la literatura fantástica, esta novela, ambientada con gran cuidado en el Al-Ándalus de la España medieval, nos evoca con maestría la figura de Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid. En ella, disfrazadas con la pátina de un mundo imaginado, se nos muestran las tres culturas que convivían en aquella época de la mano de los hombres, mujeres y niños que pueblan sus páginas.
Kay hace gala de sus extraordinarias dotes narrativas para trasladarnos a unos paisajes conocidos y a la vez camuflados en las tierras de Al-Rassan. Pero donde destaca con una fuerza innegable es en la creación de sus personajes, que resaltan de una forma increíble desde las primeras páginas. Los tres protagonistas principales eclipsan con unas personalidades arrolladoras a todo un universo de personajes secundarios que, aunque formen parte de la historia en menor medida, no por ello carecen de una personalidad propia y de un relieve que nos hace verlos como personas reales más que como elementos de una novela.
En esa capacidad para desarrollar y dar profundidad a los personajes se cimenta la extraordinaria calidad de este autor canadiense. Con su prosa cuidada, exquisita y fluida, nos captura de tal forma que nos vemos sumergidos en una historia apasionante, llena de escenas emocionantes y memorables que hacen que disfrutemos la lectura de esta novela con verdadera pasión.
Sus diálogos lúcidos, inteligentes y cuidados nos conducen por las relaciones sentimentales de tres personas que se ven envueltas en una historia de aventuras y política, cruel y a la vez tierna, que se va desgranando poco a poco, y que va avanzando a través de episodios de un dramatismo tan bien realizado que nos sobrecogen el alma en más de una ocasión.
Todo esto, que parece encaminado a hacernos pensar que estamos ante una de las mejores obras de la literatura que podríamos encontrar, se viene abajo en las últimas páginas de la novela. En ellas, el cuidado hilo argumental se frena en seco, desaparece. Y cuando pensamos que estamos acercándonos al nudo de la novela, ésta termina bruscamente. En el último capítulo y en el epílogo destroza literalmente todo lo conseguido hasta este momento.  Ahí ya no hay novela. Ahí hay una simple enumeración de hechos, sin mucho sentido, que culmina en una situación absurda que es el epílogo.
Han sido 440 páginas gloriosas, de las mejores que he leído jamás en cualquier tipo de literatura, tanto en las descripciones, como en los diálogos y en la trama argumental,  pero la forma de terminar la novela es algo que escapa a mi comprensión de lector. No sé si se cansó de escribir esta historia, si se vio presionado para no alargarla al doble, que es lo que habría requerido, o si pensaba convertirla en una saga y se arrepintió. Fuera lo que fuese lo que le pasó por la cabeza cuando escribió las últimas 35 páginas, más valdría que no hubiese pasado. Es una verdadera pena.

Pocas veces en mi vida he cogido una novela con tantas ganas como esta. Esto era debido a la  curiosidad que tenía por ver como había enfocado una especie de adaptación del mito del Cid uno de los autores que más respeto en la literatura fantástica.
El libro, con sus casi 500 páginas, prometía dar cumplida satisfacción, y nada más empezar a leerla, cuando me sumergí de lleno en su prosa rica, fluida y evocadora, empecé a relamerme como un gato goloso. Aquello parecía que no me iba a defraudar nada. Todo lo contrario.
Conforme avanzaba, el paisaje se desplegaba ante mí, y casi me parecía estar oliendo los perfumes embriagadores de los jardines de La Alhambra, o el aire seco y dulce de la estepa castellana, con los rastrojos recién segados. Porque Kay, aunque cambie el mapa, y cambie los nombres, sabe pintarnos de tal manera cualquier geografía que hace que cada rincón sea perfectamente reconocible.
Y en esas tierras de Al-Rassan, con una maestría que hace que cada palabra sea una pincelada en un retrato increíblemente vívido, los personajes se mueven solos, cobran vida propia, e interfieren unos con otros con unos diálogos magistrales, que te llegan muy adentro, haciendo que vivas cada sentimiento, cada emoción, y cada pensamiento. En especial los tres protagonistas, uno de cada una de las tres culturas que poblaban la península en aquella época y que el autor es capaz de recrear en un mundo en paralelo con una habilidad realmente increíble. Pero no solo ellos destacan del papel y cobran vida, sino que  cada uno de los seres que pueblan esta novela están vivos, son personas, perfectamente reales y creíbles.
La novela progresa, avanza bien, directa, con una trama argumental bien llevada. Compleja e interesante, da lugar a unas situaciones y unas escenas memorables. Te hace llorar, te hace reír, te emociona, porque Kay es un verdadero maestro a la hora de hacerte sentir en la piel de sus personajes.Vamos avanzando, capítulo a capítulo. La trama se va desarrollando ante nuestros ojos, y se va complicando. Llegamos a la página 400, queda muy poco. Y te plantas. Frenas en seco. Piensas que no puede ser, que es una novela auto conclusiva, o por lo menos así te la han vendido. Pero piensas que en menos de 100 páginas esto no se resuelve. Eres lector avezado y sabes lo que es una novela y una trama argumental. Ni siquiera ha avanzado por el nudo, mucho menos se ha llegado al desenlace. Y las páginas se acaban, cada vez quedan menos. Continúas. Página 440. Hasta ahora has disfrutado de una de las mejores novelas que has leído en tu vida, sea del género que sea, y has pasado por un punto de un dramatismo increíble, que te ha tenido con el corazón en vilo. Se ha solventado de una forma demasiado convencional. Bueno, veremos qué pasa a continuación, como lo soluciona.
Sigues leyendo, y cuando acabas de leer las últimas 35 páginas, porque eso es lo que te queda de la novela te dices: no es posible. No me lo creo. Vuelves a leerlas, alucinando.
Y compruebas, con enorme desaliento, como un autor puede destrozar y cargarse una de sus mejores obras en tan poco tiempo. En esas 35 páginas, no hay novela, no hay libro, no hay narración. Solo hay una correlación de hechos sin sentido, contados de mala manera, para dar fin cuanto antes  a una gran obra que había cogido una magnitud quizá no deseada por el autor, pero indudablemente deseada por cualquier lector. Y del epílogo no hablo, casi lloro.

Ángeles Pavía

FICHA TÉCNICA
Título: LOS LEONES DE AL-RASSAN
Autor: GUY GABRIEL KAY
Editorial: LA FACTORIA DE IDEAS
Páginas:477
ISBN: 84-9800-464-9
Género: Novela / Fantasía Épica

01 agosto, 2012

AVENTURAS DE UN SOLDADO


Las aventuras del valeroso soldado Schwejk 

Jaroslav Hašek



El 28 de junio de 1914, el archiduque Francisco Fernando, heredero de la corona imperial austríaca fue asesinado en Saravejo por un nacionalista serbio dando comienzo en la práctica, la Primera Guerra Mundial. Ese mismo día comienza igualmente Las aventuras del valeroso soldado Schwejk, libro que narra las aventuras (y desventuras) del soldado Schwejk en esta contienda.

La Primera Guerra Mundial supuso el comienzo real del siglo XX, que hasta 1914 había continuado con la dinámica del siglo anterior. Los horrores de una guerra deshumanizada que afectó tanto a civiles como a militares, el nacimiento de la Unión Soviética y las revoluciones consiguientes. los fascismos, la tecnificación de la sociedad son sólo algunos de los nuevos rasgos que definirán este siglo. Pero también, la Gran Guerra supuso el fin de una época, de un modo de entender las relaciones internacionales, la estructura de los estados, etc. Nada como el final del Imperio Austrohúngaro ejemplifica mejor este derrumbe. La monarquía austriaca agrupaba diferentes nacionalidades (checos, bohemios, húngaros, austriacos, ..) que ya desde finales del siglo XIX trataban de abrirse paso y consolidarse como realidades jurídicas independientes y soberanas a todos los niveles, tanto cultural como político.

Por ello no es de extrañar que el comienzo de la guerra fuera acogido con tremendo desentendimiento por parte del pueblo checo, que se vio inmerso en un conflicto con el que nada ganaba y mucho perdía. El reclutamiento obligatorio llevó a muchos checos a los campos de batalla en defensa de un Imperio con el que no se identificaban y que usaba como lengua oficial el alemán con claro desprecio del resto de lenguas nacionales. El propio Hašek participó en la guerra, primero como soldado del ejército austriaco para desertar posteriormente y pasarse a las filas rusas donde se integró en una unidad militar formada por desertores checos. El fin de la guerra trajo consigo la caída del Imperio Austrohúngaro y la proclamación de la República Checa.

Y es en este momento, cuando el nuevo Estado comienza a dar sus pasos y la nación checa aprende a ser libre y dueña de su destino, cuando Hašek comienza a inicia la escritura de este libro. Los lectores contemporáneos del soldado Schwejk pudieron disfrutar de la enorme carga política que rezuma la obra. Los mandos del ejército austriaco son mostrados como maniáticos, borrachos, indolentes, incapaces o, simplemente, locos; su organización militar es caótica y nada consigue resultar como se planea: los transportes militares se extravían, la intendencia es corrupta, la formación de los oficiales es nula, el sistema de claves es risible y las altas instancias son incapaces de situar la línea del frente en un mapa. Todo ello es descrito por Hašek bañado por una ironía tal que, en lugar de rebosar crueldad y ánimo de revancha, destila comicidad.

La novela se iba publicando por fascículos según iba siendo escrita. Hašek se instalaba en cervecerías y tugurios sin parar de beber y escribir. Cuando completaba unas páginas las leía a sus amigos quienes se morían de la risa según oían las locuras extravagantes del buen Schwejk. Muchos personajes populares de la Praga de entonces aparecen retratados en la novela (con cariño o saña, según la estima que les tuviera el autor). Tenderos, panaderos, empleados públicos, policías, etc, desfilan por sus páginas haciendo que la lectura actual pierda gran parte del encanto que pudo tener en su día pero dejando una idea de los tipos populares checos.

En este ambiente tabernario fue creciendo la historia del soldado Schwejk hasta comenzar a ser publicada y distribuida de puerta en puerta por el propio Hašek y ver la luz como libro una vez muerto el autor. De hecho, la obra quedó incompleta al fallecer éste en 1923 en la población de Lipnice a donde se había trasladado precisamente para conseguir (sin éxito) alejarse del alcohol.

Muchas de las anécdotas y gamberradas que se cuentan en el libro fueron hechos reales de la vida de Hašek. Así, se cuenta la anécdota de un redactor de la conocida revista Mundo Animal que comenzó a inventar extraños animales como una ballena del tamaño del bacalao, a cambiar el nombre de los ya existentes o a imaginar extravagantes descubrimientos del reino animal. Por increíble que parezca, Hašek fue ese redactor calavera. También Hašek se inspira en sí mismo cuando describe la actividad de Schwejk traficando con perros que secuestra con engaños arrebatándoselos a damas descuidadas, falsificando razas o engordando el pedigrí de perros vagabundos.

Pero la novela es mucho más que un conjunto de chascarrillos populares y de una crítica a la vencida armada austriaca. Para los lectores no checos, y para los que no conocieron los sufrimientos de la Primera Guerra Mundial, el soldado Schwejk tiene aún mucho que enseñar. Tradicionalmente, esta novela se ha presentado como una inolvidable sátira antimilitarista. Los lectores ven lo absurdo de la maquinaria militar, sus métodos alienantes en los que la violencia de los oficiales con sus soldados es proverbial o cómo los abusos con la población civil son vistos como normales por la jerarquía militar. Y este discurso antimilitarista es tanto más meritorio cuanto que, en todo el libro, sus protagonistas no se enfrentan con ningún soldado enemigo, la violencia siempre se ejerce dentro de la propia fuerza austriaca, sea en luchas y disputas entre soldados de distintas nacionalidades, por parte de los oficiales, etc.

Sin embargo, el auténtico valor que hace que esta novela sea perdurable y que su lectura resulte provechosa, al margen de las concretas circunstancias históricas que la engendraron, es la fuerza de su protagonista. El libro carece de argumento como tal: Schwejk, bondadoso praguense, aquejado de tontura como él mismo reconoce y algo mayor para verse llamado a filas, acaba (fruto de su propia estupidez) enrolado en el ejército austriaco donde pasará a servir a diversos oficiales y acabará siendo ordenanza de su batallón, ocasionando el caos allá por donde pase pese a su buena voluntad y a su fidelidad al emperador. 

Acepta todas las tareas y castigos que le son impuestos, con franqueza (e incluso con alegría), tratando de consolar a quienes le rodean con anécdotas de su Praga natal encadenando historias hasta que se le ordena callar.

Fiel a una tradición literaria que se remonta a Cervantes y a Rabelais, Hašek hace avanzar toda la obra por la mera fuerza de su protagonista que va saltando de desastre en desastre sobre un fondo rico en detalles, personajes secundarios, reflexiones, etc. La obra carece de un plan predeterminado, es pura invención. Al igual que en las obras de los autores clásicos citados y sus coetáneos, el humor es la piedra fundamental, un humor ácido que muchas veces se asienta en el surrealismo. Las borracheras son pantagruélicas, las bofetadas dignas de gigantes, la locura de algunos oficiales, propia de un caballero andante. Hašek no busca describir la realidad, pero quiere que el lector la descubra sutilmente a través de sus palabras. Discernir las grandes verdades que esconde el discurso del estúpido Schwejk es una tarea que se impone del mismo modo en que un lector del Quijote se pregunta a menudo quién es el loco.

Schwejk nos recuerda a Sancho Panza por su figura rechoncha, su zafiedad y su gusto por la comida y la bebida, pero también por su locuacidad indominable. Donde Sancho Panza hilvana refranes con la habilidad y rapidez de un chamarilero, Schwejk recita atropelladamente divertidísimas historias de personajes de su Praga natal; no hay afirmación que escuche o pregunta que se le formule que no le remita de manera inmediata a lo que le aconteció a Zarka, empleado de la estación de gas, o a Tynezkej que había bebido agua de pantano y creía reconocer a todo aquél con quien se cruzara, o al decano que en su vejez estudiaba a san Agustín y dedujo que Australia no existía y que era una invención del diablo.

Pero, de entre tanta palabrería, uno no puede dejar de admitir que sus juicios son, a menudo, certeros y dotados de mayor cordura que los de quienes le rodean. Sancho casi nunca cede a las locuras de su señor, permaneciendo anclado en el terreno de la cordura. Por el contrario, Schwejk aúna la figura sensata y prosaica de Sancho con el romanticismo idealista de don Quijote, de ahí que su personalidad sea tan atrayente y que, en todo momento, debamos preguntarnos ante qué Schwejk nos encontramos.

El paisaje de fondo de la novela es muy rico, no sólo gracias a estas anécdotas, sino en gran medida por los numerosos personajes que siempre rodean a Schwejk. Muchos de ellos son meras caricaturas, como el teniente Dub, preocupado por el modo de imponer disciplina a sus soldados pero que siempre termina por quedar en evidencia, o el gigante Baloun, que pese a su fuerza y tamaño llora desconsolado si no logra saciar su infatigable apetito. Peculiar resulta también el voluntario de un año Marek, a quien se le encomienda escribir la crónica del batallón y que, en sus ratos libres, se dedica a redactar los gloriosos hechos de guerra del batallón que aún no han tenido lugar. También lee a sus compañeros cómo morirán heroicamente ante la indiferencia de estos más preocupados por el tamaño de sus ranchos.

Quizá el personaje más complejo de todos ellos sea el teniente Lukasch quien soporta todas las locuras de Schwejk sin apartarle de su lado, sospechamos que siente por él cierto cariño pese a los insultos que le regala a menudo. A pesar de ser un militar fiel al régimen imperial, no puede disimular su desprecio por el resto de oficiales y su incompetencia. También tiene su lado humano cuando intenta seducir a una hermosa joven casada con un hombre de avanzada edad al que claramente no ama. Sin embargo, el atolondrado Schwejk se interpondrá involuntariamente para frustrar el éxito de esta aventura amorosa.

Al igual que ocurre con otras obras de escritores checos (Yo que he servido al Rey de Inglaterra), los personajes son tratados de manera humorística y cariñosa al mismo tiempo, de manera que, pese a su crueldad, parecen completamente inofensivos. Y es en esta tradición, heredera de la corriente clásica citada anteriormente, en la que debemos enmarcar esta obra. Su lectura puede resultar tremendamente entretenida pero, entre sus páginas, de manera casual, nos asaltarán preguntas que alentarán reflexiones varias sobre muy diversas cuestiones que, sin duda, harán enriquecedor el esfuerzo de seguir a este esforzado buen soldado Schwejk.

 GWW

Datos del libro
  • 15.0x23.0cm.
  • Nº de páginas: 608 págs.
  • Editorial: DESTINO
  • Lengua: CASTELLANO
  • Encuadernación: Tapa blanda
  • ISBN: 9788423325078
  • Año edición: 2004
  • Plaza de edición: BARCELONA


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