26 diciembre, 2012

DEPARTAMENTO Q


DEPARTAMENTO Q: La mujer que arañaba las paredes  

JUSSI ADLER-OLSEN



Novelista danés, desconocido y que nos presenta a un nuevo protagonista de sus novelas policíacas, el inspector Carl Morck.
Tras esta frase que nadie piense que nos encontramos ante un nuevo producto de la factoría escandinava de novela policíaca, quien se acerque a este libro con esa idea se habrá confundido y mucho. Porque esta novela, aunque tenga elementos propios de tal tendencia, no lo es.
El escritor ha dado una patada a la pelota de la novela policíaca y la ha lanzado unos cuantos metros más allá, sigue siendo el mismo juego y el ambiente que refleja sigue  pareciéndose, al menos en el fondo, pero el juego se ha complicado, se ha enriquecido y se ha llenado de más carnosidad.
El autor ha tomado referencias de la novela policíaca escandinava, como ya dije, le ha sumado elementos de la novela anglosajona y algo de otros lugares, por ejemplo, se percibe la influencia de la novela de género italiana. Ese cóctel, lo ha agitado, lo ha removido y lo ha servido en una copa danesa, dando como resultado una novela muy atractiva
Los personajes son de verdad, de carne y hueso, de personas que tienen secretos, que callan cosas, que sufren y que hacen tonterías. El personaje principal es el mejor ejemplo de ello, un hombre maduro que tiene una pésima relación con sus compañeros de trabajo y que en algunos momentos piensa con la bragueta y cuyo mayor disfrute es no hacer nada, aún así es buen policía y de sus mañas nos da buena cuenta la narración. La relación que mantiene con su segundo, al que no describiremos, es poco más que una verdadera maravilla, una manera sutil, elegante y humana de acercarnos a otros de cuyas diferencias culturales nos separan.
La humanidad de los personajes recorre toda la novela, son seres humanos y como tales se comportan, existen verdades que no creemos, nos obcecamos en ver la vida de una manera diferente a como es, odiamos a nuestros compañeros de trabajo, nuestros vecinos nos caen mal, en fin una vida normal y corriente pero en este caso dentro de una novela policíaca.
Si a ello le sumamos un ritmo frenético, es imposible dejar de leer, y le damos una trama bien urdida tenemos una muy buena novela.
Cabe destacar la trama de la investigación policial, diseccionada con paciencia y precisión, reconstruyendo paso a paso, no sólo la investigación sino también los hechos ocurridos y aunque se hace con lentitud en algunos momentos dicha disección no nos aburre, todo lo contrario, se disfruta del trabajo de los agentes, quienes con un trabajo de hormigas van uniendo una pieza con otra para llevarnos al desenlace final y como siempre más lógico.
El ritmo es elevadísimo, sostenido con astucia por el escritor, que posee un dominio amplísimo sobre las claves de la novela de género, de las que hace uso en abundancia, dándonos pequeñas miguitas de información que vamos recorriendo a toda velocidad para llegar al desenlace.
El autor no es complaciente con la sociedad que nos muestra, es una sociedad viva, real, existen malvados, asesinos, gente de la peor catadura moral, pero también personas honestas y buenas y esa mezcla, que en el fondo es tan real como la vida misma, nos hace sonreír al encontrarnos ante esa sociedad tan bien diseccionada.
La prosa del escritor no es florida, no la necesita, es concisa y se pone al servicio de la trama y esas características ayudan a que la novela sea de muy sencilla lectura.

La edición es elegante, algo habitual en Maeva, cabe destacar un par de expresiones que creemos son fruto de una traducción no muy lograda, son expresiones como “padre postizo” o “hijo postizo”, seguramente se podrían haber cambiado por padrastro o hijastro.
En resumen una muy buena novela, con una trama muy bien realizada, con unos personajes que nos darán grandes horas de satisfacción, porque deseamos, que no esperamos, que la editorial se anime y publique más de este buen escritor y no nos deje con la miel en los labios, una dosis no ha sido suficiente. Una novela que dará gratas horas de placer y que no decepcionará a todo aquel que se acerque a ella.

Sergio Torrijos 

DATOS TÉCNICOS:
415 páginas
ISBN: 978-84-15120-02-5
EDITORIAL: MAEVA
Fecha de publicación:  2010


25 diciembre, 2012

FELIZ NAVIDAD

El conjunto de administrador y colaboradores de Opinión de libros os desea a todos unas Felices Fiestas, y os augura muchas lecturas para el próximo Año Nuevo:


23 diciembre, 2012

HIPATÍA


 LA ÚLTIMA NOCHE DE HIPATIA

EDUARDO VAQUERIZO


Editorial: Alamut



Nada más enterarme de la existencia de este libro quise leerlo. He de reconocer que la historia de Hipatia me fascinó desde el primer momento en que la conocí. Yo soy una de esas mujeres que admiran a las grandes de la antigüedad, y como tal, no podía perdérmelo. De pequeñita ya había leído algo sobre Hipatia pero no me había introducido de lleno en saber más sobre su historia y lo dejé pasar. Fue hace tres años, a través de una asignatura de libre elección de la universidad (en concreto, “Religión y mitología romanas”) en la que el profesor nos fue presentando los distintos cultos en aquella época tan lejana a nosotros. Fue entonces cuando nos habló de Hipatia y nos dio más información sobre ella. La inteligencia de esta mujer, sus ansias por aprender en una sociedad en la que la mujer “debía ser mujer y nada más” y su posterior sufrimiento, me hicieron admirarla como nunca.
            La novela La última noche de Hipatia de Eduardo Vaquerizo nos cuenta los últimos días de la vida de esta filósofa y matemática a través de un personaje que ha viajado en el tiempo para descubrir más sobre la Historia. De esta manera, en esta novela podemos encontrar al principio, la historia de un grupo de investigadores, físicos, historiadores, filósofos… que quieren vencer las leyes del espacio-tiempo y viajar. Paralelamente, el autor va introduciendo una serie de epístolas que le envía Cirilo a su tío Teófilo, en las que ya muestra  el fanatismo que va a destruir la ciudad de Alejandría. También, encontramos las memorias de Orestes, prefecto  de Alejandría y amigo de Hipatia que nos da su propia visión sobre las circunstancias. Será en la segunda parte del libro (si se me permite decir que podemos dividirlo en dos partes), cuando Marta —una de las historiadoras del proyecto— consiga viajar hasta Alejandría y conocer a Hipatia, convirtiéndose en uno de sus discípulos en la Academia.
            A pesar de que la novela en sí podría ser considerada como de ciencia-ficción con tintes históricos, pienso que es mucho más que eso. Con esto me refiero a que se nota que Vaquerizo domina el arte de la escritura. Sí, me arriesgo diciendo “arte” porque él lo tiene. La novela podría ser narrada de un modo sencillo, sin embargo, Vaquerizo utiliza una prosa poética, un ritmo narrativo, que te impacta. A medida que iba leyéndolo, adentrándome cada vez más en la historia, disfrutaba más y más e incluso llegué a pensar que hacía tiempo que no leía una novela con una prosa tan magnífica.
            Las reflexiones de los personajes, los diálogos trabajados, el dominio que muestra Vaquerizo en el uso de las epístolas… todos ellos son recursos difíciles de conseguir que funciones correctamente, pero él lo consigue y creo que con creces. Además, las descripciones de los lugares de Alejandría, los hábitos de sus habitantes, el proceso de ascenso del cristianismo frente al resto de cultos… Todo esto también nos muestra que el autor ha trabajado en su obra arduamente, para conseguir el mayor rigor y verosimilitud y es algo que se agradece.
            Vaquerizo no sólo nos retrata una época historia, sino que le da un giro a dicha historia y reflexiona sobre ella, cómo podría haber sido de otro modo, las consecuencias de la implicación en los viajes en el tiempo (que es algo que se ha debatido ya en numerosas ocasiones). Y deja al lector la elección de reflexionar sobre el destino de Hipatia, sobre el fanatismo y el oscurantismo.
            Sin más, sólo me queda recomendar la novela. Y la recomiendo con una gran sinceridad. Me disgustaría que todos aquellos seguidores de la historia de Hipatia y de Alejandría se sintiesen mal por una “transgresión” (en el buen sentido de la palabra) en la historia, ya que opino que La última noche de Hipatia es mucho más que eso. Es un ejercicio intelectual, narrativo, artístico… que no se suele dejar ver mucho en nuestra literatura últimamente. 

Elena Montagud

21 diciembre, 2012

UNA DIVERTIDA HISTORIA


EL LIBRO DE LA SEÑORITA BUNCLE

D. E. STEVENSON

A pesar de los grandes avances científicos en el campo del genoma humano, aún no se ha encontrado ninguna prueba que demuestre que la capacidad de entretener a lectores de todas las generaciones se encuentra ligada al ADN. Sin embargo, puede que no resulte demasiado arriesgado e imprudente aventurar alguna relación entre cromosomas y literatura cuando se descubre que D.E. Stevenson, autora de la entretenidísima novela  El libro de la señorita Buncle es, ni más ni menos, que sobrina segunda de R. L. Stevenson, aquel  prestidigitador de la ficción y  taumaturgo de la peripecia que nos sedujo con la tonadilla “¡Quince hombres en el cofre del muerto, yo-jo-jo y una botella de ron!”, que nos asustó con el toc-toc del bastón del ciego Pew o que nos zarandeó a través de mares brumosos a bordo de la Hispaniola.

Dorothy Emily Stevenson nació en Edimburgo en 1892 y vivió en Escocia hasta su fallecimiento en 1973. Su padre, ingeniero y constructor de faros, la educó en casa a través de institutrices y fue a la tierna edad de ocho años cuando D. E. comenzó a escribir sus primeros textos. Su extensa carrera literaria (escribió más de cuarenta novelas) comenzó con Peter West (1923), pero no alcanzó popularidad hasta la publicación de Mrs. Tim of the Regiment (1932).

Para fortuna y deleite de los lectores en castellano, la editorial Alba, uno de los buques insignia en lo que a clásicos universales se refiere, rescata, en su colección Rara Avis, esta pizpireta novela de brillante plumaje, publicada en 1934 y a la que siguieron, en su país de origen, por su enorme éxito de ventas,  dos secuelas (Miss Buncle married y The two Mrs. Abbotts). En El libro de la señorita Buncle, un pequeño pueblecillo inglés de los años treinta, humilde y devoto admirador de su propio ombligo, ve con alarma y espanto cómo el rígido orden social que gobierna consuetudinariamente sus vidas es amenazado por la publicación de una novela,  El perturbador de la paz, escrita por un malévolo convecino que se parapeta tras un pseudónimo. La malvada es, en realidad, la señorita Buncle, una mosquita muerta y “tonta perdida” (sic) con aspecto de no haber roto un plato -de porcelana Wedgwood, claro- en su vida y que, de una manera ingenua, simpática y sencilla, retrata la vida de Silverstream y de sus amistades presentándolas como en realidad son, es decir, con todos sus defectos, manías y miserias ocultas (o casi ocultas). El vendaval de El perturbador de la paz arrancará sus caretas, abrirá los armarios y esparcirá por las coquetas y floridas calles todas las emociones reprimidas, consciente o inconscientemente,  durante muchos años y, poco a poco, y ante la mirada atónita de los habitantes y de la propia Barbara Buncle, muchos de los pronósticos de la novela de la discordia se irán cumpliendo.

Pero no solo los vecinos formarán parte de este divertimento metaliterario; el propio lector participa en el juego, porque, al igual que ocurre con El perturbador de la paz, El libro de la señorita Buncle no puede abandonarse una vez empezado, y el apetito provocado con cada capítulo debe, necesariamente, saciarse con la lectura del siguiente. Y es que la autora construye un juego de espejos en el que se reflejan los personajes, y  en el que también se deforma el ingenuo estilo de la señorita Buncle, transformándose en una narración omnisciente sutil y guasonamente malvada, preñada de mudas, anécdotas, burlas soterradas, un poquito de romanticismo y mucho, mucho humor inglés. Su  pluma irónica e incisiva dibuja unos personajes –junto a sus alter ego metaliterarios- pintorescos y entrañables, prontos a saltar de las páginas para dedicarse a arrancar nuestros hierbajos, como hace el hilarante coronel Weatherhead con sus “padrastros”, a reunirse en la cocina alrededor de un té Earl Grey para escuchar las imprecaciones de la empingorotada y despepitada señora Featherstone Hogg, o a salir pitando a la estación de ferrocarril más cercana para tomar el primer tren a Samarcanda.

Desde su simpático comienzo, “Una magnífica mañana el sol asomó la nariz entre las colinas”, hasta su redondo final –anunciando, eso sí, las futuras secuelas-,  D. E. Stevenson despliega una prosa fluida que discurre ágil, saltarina y directa por  los breves capítulos en los que se estructura la obra, plagados de  diálogos cómicos, frases lapidarias, descripciones sencillas y coloristas, y, en un alarde de inteligente dosificación argumental, cuajados de  pequeñas subtramas que, unidas entre sí por el hilo invisible de la comedia, contribuyen a evocar en la mente del lector una sensación de velocidad y ligereza.

A los amantes de los libros que hablan de libros esta novela les parecerá una lectura deliciosa; a los lectores de Gaskell les recordará sin duda a Cranford; y a los que disfrutan con la ironía sutil e incluso mordaz puede que les quede un cierto regusto a Saki (en versión, desde luego, menos corrosiva) porque esta matrioska literaria esconde en su interior, además, una carga de profundidad dirigida no solo contra los profesionales de la crítica literaria, sino  contra el borreguismo lector que sólo compra y lee lo que compra y lee el vecino.

Tal vez se echa en falta un dramatis personae y un puñado de notas a pie de página para aclarar al lector hispanoparlante el significado de algunos nombres propios y su ingeniosa mutación a manos de la ingenua señorita Buncle, como complemento todo ello de un ya de por sí explícito prólogo… Pero, en suma, merece Alba nuestra felicitación por haber sabido ofrecer a los lectores una cuidada edición, con una traducción impecable y un atractivo diseño; y nuestro aliento también para que ponga el mismo empeño y el mismo esmero en la edición en castellano de las dos secuelas que D.E. Stevenson regaló a los lectores de su tiempo.


Pilar Moreno Monteverde.

Datos técnicos
El libro de la señorita Buncle, D.E. Stevenson (1934).
Traducción: Concha Cardeñoso Sáenz de Miera.
Alba Editorial; colección Rara avis.
Primera edición: mayo 2012.
378 páginas.

19 diciembre, 2012

OLD ENGLAND



INGLATERRA, INGLATERRA

JULIAN BARNES



¿Llega un momento en el que el original comienza a dejar de parecernos auténtico?¿Es posible que prefiramos una copia, limpia, aséptica y sin genética propia, al original mismo? ¿Reducimos la realidad a una serie de imágenes simplistas que podemos manipular a nuestro antojo? En estas cuestiones se zambulle Inglaterra, Inglaterra, una original obra de Julian Barnes en la que plantea una fábula orwelliana con su habitual habilidad para la narración.

Julian Barnes fue una de las varias promesas de la literatura inglesa de los años ochenta, junto a autores como Martin Amis, Ian Mcewan o Kazuo Ishiguro. Desde entonces ha tenido ocasión de mostrar su talento en diversas obras. La reciente publicación de Arthur & George, soberbia recreación del fugaz cruce entre la vida del escritor Arthur Conan Doyle y el abogado de origen indio George Edalji, es un ejemplo perfecto de su interés por lo "inglés", sus símbolos y valores o la herencia de esa Inglaterra de finales del siglo XIX y principios del XX.

No es la primera vez que Barnes vuelve su mirada a Inglaterra, para repasar sus tópicos, su pasado e, inevitablemente atisbar el futuro en un mundo que le ha dejado de pertenecer. En 1998, Barnes publicó una obra íntegramente dedicada a esta materia, escrita desde la ironía (y el cariño) en la que fantasea sobre la creación de un parque temático que recoja la esencia de lo inglés.

Sir Jack Pitman, un multimillonario cuya nacionalidad original es dudosa (siempre los patriotas más vocingleros suelen ser los de adopción) desea culminar su vida invirtiendo una fortuna en la compra de un territorio (la isla de Wight será el objetivo final) para recrear al modo de un parque de atracciones temático, todo aquello que se debe ver y conocer de Inglaterra. De este modo, pretende, de una parte, conservar las esencias (o la imagen popular de éstas) de su país, así como preservarlas de los propios ingleses.

La idea que fundamenta el proyecto es la de que el público desea antes la copia que el original, más aún cuando la reproducción se le presenta de manera aceptable y cómoda, pudiendo visitar en un día aquello que requeriría varias semanas de fatigosos esfuerzos en la Inglaterra real. Desayunar sobre los acantilados de Dover, almorzar en Stratford-upon-Avon para luego tomar el té en un cottage con tejado de paja y cenar ante una espléndida puesta de sol en Stonehenge son sólo algunas de las múltiples posibilidades que ofrece la nueva Inglaterra, que, para destacar más su pretensión de sustituir a la original, lleva por nombre Inglaterra, Inglaterra.

En el catálogo de lo british más puro no faltan los taxis londinenses, los beefeaters, los autobuses de dos pisos, las cabinas telefónicas o el Big Ben. Pero para demostrar que no hay nada que la imaginación y el dinero (junto con la dosis adecuada de chantaje y coacción) puedan conseguir, también se podrá compartir una velada con el Dr. Samuel Johnson y sus inteligentes disertaciones, asistir a un asalto de la alegre pandilla de Robin Hood, contemplar en los cielos de Wight una representación de la Batalla de Inglaterra o disfrutar del cambio de guardia y la salutación de unos monarcas auténticos.

Para ello, Sir Pitman se rodea de un equipo de colaboradores multidisciplinar que le ayude a plasmar su idea en hechos concretos. Conviven así, un historiador estrella mediática de la televisión, un captador de ideas cuya única tarea inicial es la de grabar las ocurrencias espontáneas de su jefe, o una psicóloga -Martha Cochrane, cuyo papel fundamental es aportar negatividad y cinismo a las reuniones.

Martha es precisamente el personaje conductor de la novela, eclipsada en ocasiones por el todopoderoso Pitman. Su infancia difícil, abandonada por su padre, y su madurez compleja debido a varias relaciones insatisfactorias, configuran una visión del mundo que atrae de inmediato al millonario, que admira su crudeza y sarcasmo, y a otros miembros del equipo. De ser una empleada más pasa a ocupar un papel relevante dentro de la empresa (no explicaremos el cómo, sólo que Cochrane ha aprendido a manejar los mismos instrumentos que su jefe) y consigue convertir Inglaterra, Inglaterra en un completo éxito mercantil.

La identificación de la copia con el original es tan grande que, con el tiempo, los propios empleados del parque comienzan a identificarse con sus personajes. Robin Hood roba animales de granjas próximas, Johnson cae en una profunda melancolía abúlica y la copia empieza a querer parecerse demasiado al original, a cobrar vida propia, a reclamar su autonomía. Se da así la paradoja de que el modelo estático, destinado a eternizar Inglaterra, acaba por tornarse dinámico, asumiendo los valores mercantiles y falsarios de los que Pitman renegaba inicialmente.

Martha, tras su caída en desgracias, regresa a Inglaterra (a secas) y Barnes nos ofrece el contrapunto a lo que ocurre en la feliz Inglaterra, Inglaterra. Debido a su éxito comercial la pérfida Albión ha perdido todo su empuje económico, los especuladores han hundido la libra, el turismo abandona las islas, las instituciones internacionales le dan la espalda y la aristocracia se exilia en el Continente. Escocia y Galés aprovechan la oportunidad para independizarse y expandirse comprando tierras a los condados ingleses empobrecidos. Sin embargo, lo peor es que, tras ver arrebatada su historia, Inglaterra ha perdido la conciencia de sí misma (terrible pesadilla en un mundo en el que la globalización favorece la uniformidad) y debe buscar una nueva.

La nueva Inglaterra se rebautiza como Anglia, en un intento de recuperar sus raíces históricas. El regreso de los inmigrantes a sus países de origen ha convertido a Anglia en un estado rural y despoblado. Los transportes recuperan la fuerza animal como principal energía y la alimentación se limita a aquello que puede producir la tierra. Finalmente, Anglia ha vuelto a su más pura esencia medieval y rural, frente a Inglaterra, Inglaterra que tras crearse con la finalidad de copiar el original, recrear su pasado se convierte en futuro. Paradojas del destino de las que Martha tampoco logra escapar en su viaje por reconstruir su trayecto vital.
 
Inglaterra, Inglaterra, está escrita con la habitual maestría de Julian Barnes, con su preciosismo detallista y su ritmo narrativo impecable. No obstante, en algunos momentos, el esfuerzo de Barnes parece dirigirse a explicaciones excesivamente prolijas de aspectos claramente accesorios, mientras que en otros pasajes los acontecimientos se desencadenan con excesiva precipitación lo que hace perder el equilibrio narrativo. La combinación de aspectos psicológicos, la fabulación sobre el futuro de Anglia o el contraste entre realidad y copia resultan en ocasiones confusas.

Pese a no ser una de las mejores obras de Barnes, su argumento es tremendamente atractivo, original y muy sugerente; su estilo, brillante; y el resultado general más que aceptable. Ironía y reflexión, historia y ficción combinadas con acertadas reflexiones del autor sobre aspectos tan dispares como el arte, la felicidad y el amor la convierten en algo más que una curiosidad.

 GWW

DATOS DEL LIBRO

  • Nº de páginas: 320 págs.
  • Encuadernación: Tapa blanda
  • Editorial: ANAGRAMA
  • Lengua: ESPAÑOL
  • ISBN: 9788433968913



16 diciembre, 2012

EL VIEJO TOLSTOI


EL VIEJO LEÓN. TOLSTOI, UN RETRATO LITERARIO

MAURICIO WIESENTHAL

Edhasa pocket, 2010

Compuesto por un conjunto de textos sobre Tolstoi, Wiesenthal nos acompaña en un recorrido por distintos aspectos del pensamiento, obra y vida del gran escritor ruso. Y como colofón, en una sección  titulada Album para la memoria, el autor comenta una serie de fotografías, muchas de ellas tomadas por la propia Sofía Tolstaia,  imágenes del viejo  Tolstoi,  rincones de la casa (Iasnaia Poliana), imágenes con su familia, con Gorki, con Chertkov, con los campesinos, en fin, un álbum familiar. Wiesenthal cree que «esta forma de presentar mi “recuerdo novelado” ayudará al lector a situarse en la realidad del  mundo de Tolstoi, en el paisaje ruso, en la gente y en la época […]. Así viví mis peregrinaciones a la Rusia de Tolstoi». Comparte el autor con Tolstoi la idea de que sólo la novela permite «comprender» al ser humano al contemplarlo en su entorno. El hombre y su circunstancia, como ya planteó Ortega.

Así, Wiesenthal, que además de escritor es un viajero empedernido, cuenta no sólo la vida de Tolstoi, sino sus circunstancias: los orígenes ancestrales de su mansión  Iasnaia Poliana; la vida de las gentes rusas, leyendas y costumbres; anécdotas de los escritores contemporáneos de Tolstoi y las relaciones que mantenían entre sí; la batalla entre el viejo Leon y su esposa Sofía, que como leona a su vez, defendía el patrimonio familiar y la herencia de sus hijos frente a las locuras exageradamente generosas de su esposo, manipulado por los grupos de oscuros seguidores, no siempre desinteresados.  También nos cuenta la pasión que el matrimonio mantuvo durante años, ligándola al detalle simbólico del manojo de llaves que Sofía llevaba atado a su cintura. Bellísimo simbolismo. Y la relación con los niños, a los que amaba sobremanera, así como con la música, que entusiasmaba al escritor y que consiguió transmitir ese entusiasmo a toda la familia. Tolstoi era un hombre vitalista, pleno de inquietudes, deseos, pasiones, que según los momentos de su ciclo vital canalizó en una dirección u otra. 
En su vejez –recordemos el título de este libro, El viejo León― se escoró hacia un pensamiento moralizante, humanitario, pacifista en la línea de Gandhi, con el que intercambió larga correspondencia. Abandonó parcialmente la literatura para sumergirse en un mar de actividades pedagógicas, desarrollando teorías religioso-libertarias que chocaban tanto con la Iglesia Ortodoxa (que le excomulgó) como con los políticos de amplio espectro: del Zar a los comunistas. Incluso con sus propios seguidores. Y es que el viejo León poseía una personalidad única, independiente, una fuerza vital libre y casi salvaje.  Este viejo había visto venir lo inevitable: la muerte de un mundo al que la falta de ideales, la falsa idea de seguridad, el desprecio de la pobreza y la capacidad de convivencia con el abuso y la injusticia le devorarían como buitres. Lo que Tolstoi proponía era una vuelta a los valores sencillos, el respeto a la naturaleza, el trabajo y la exigencia moral. Una cultura se destruye ―nos dice Wiesenthal, parafraseando a Tolstoi―cuando carece de valores reales de justicia y cuando olvida sus ideales de renacimiento proponiendo sólo un horizonte de abundancia, oportunismo moral  y progreso material sin fe. Estas son ideas básicas en Tolstoi. El concepto de autoridad moral sustenta todo el  edificio tolstoiano, y el aserto del evangelista S. Juan «el conocimiento de la verdad es lo que os hará libres» era una premisa básica para el viejo León.
Wiesenthal  se documentó ampliamente sobre Tolstoi para su novela  Luz de vísperas,  así como para un capítulo sobre el escritor ruso en Libro de Requiems.  Visitó  en varias ocasiones Iasnaia Poliana y los alrededores de la mansión, los jardines, bosques etc. También visitó la casa donde Tolstoi y su familia residían cuando estaban en Moscú. 

En 1972, Wiesenthal tuvo la suerte y el honor de poder encontrarse personalmente con una nonagenaria Alexandra Lvovna Tolstaia, la hija menor del viejo León. Vivía en Valley Cottage, (Nueva York). Aún dirigía la Tolstoy Foundation, una institución que se ocupaba de huérfanos e hijos de emigrantes, desde 1941. En la Unión Soviética Alexandra fue detenida y encarcelada por defender la libertad de expresión. Finalmente abandonó la Rusia en 1929. Mantuvo hasta sus últimos días el espíritu humanitario de su padre.
Libro interesantísimo, lleno de datos y de anécdotas curiosas, de ideas y de relatos, muy en el estilo de Wiesenthal. Digresiones constantes le llevan a hablar de otros muchos autores y artistas, tuvieran contacto o no con Tolstoi, así como transcripción de textos extraídos de su novela Luz de Vísperas, poemas o citas de diversos escritores, comentarios jugosos y teorías sobre el hecho literario y una mirada sobre el presente y el futuro del arte de escribir. No sólo para seguidores y amantes del viejo León, sino para cualquiera que ame la literatura y la vida, porque de libros y de vida se habla.

Mauricio Wiesenthal (Barcelona, 1943) es un escritor español, enólogo y fotógrafo de origen alemán (con ascendencia de Hamburgo). Es autor de narraciones, ensayos y biografías; además de varias obras sobre temas enológicos. Ha sido Profesor de Historia de la Cultura en la Escuela Superior de Comercio de Cádiz, profesor del Centro Cultural del Vino de Barcelona y conferenciante invitado en distintas universidades españolas (UIMP, Deusto). Ha colaborado en varias obras enciclopédicas y dirigido algunas de ellas; ha escrito también numerosos libros sobre las culturas precolombinas de América. Igualmente, es autor de medio centenar de guías y libros de viajes -publicados en inglés, francés, italiano y alemán- y de algunas obras de divulgación médica.

Ariodante

14 diciembre, 2012

APOCALIPSIS


EL QUINTO JINETE

LARRY COLLINS Y DOMINIQUE LAPIERRE


Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis son los cuatro caballeros que se describen en la primera parte del capítulo sexto del Apocalipsis. “ Cuando abrió el sello cuarto, oí la voz del cuarto viviente, que decía: Ven. Miré y vi un caballo bayo, y el que cabalgaba sobre él tenía por nombre Mortandad, y el infierno le acompañaba: Fueles dado poder sobre la cuarta parte de la tierra para matar por la espada, y con el hambre, y con la peste, y con las fieras de la tierra”. Apocalipsis, VI, 7-8.
¿Por qué es Gadafi el Quinto Jinete?. Él se considera a sí mismo descendiente directo del profeta Mahoma y dice estar investido de una misión divina: velar por la causa árabe. Su fundamentalismo le convierte en un ser inestable que hace imposible prever el curso de su política o intentar ajustarla a acuerdos o negociaciones. Y, dado su fanatismo, el mundo lo mira con recelo porque tiene todo el poder financiero para fabricar armas de destrucción masiva y provocar un conflicto nuclear de imprevisibles consecuencias. Por eso, para intentar tener un cierto control sobre este iluminado los países occidentales han tratado de buscar un mantenimiento de relaciones normales con  su régimen, aún teniendo la certeza del apoyo libio al terrorismo y de que sus embajadas han actuado en determinados momentos como base de criminales.

El Quinto Jinete es un libro escrito por  Larry Collins (West Artford-Connecticut, Estados Unidos, 14/09/29- Frejus, Francia 20/06/05) y Dominique Lapierre (Chatelaillon, Francia, 1931),  un dúo que ha vendido 50 millones de ejemplares de sus cinco títulos conjuntos: ¿Arde París?, O llevarás luto por mí, Oh Jerusalén, Esta noche, la libertad y El quinto jinete . ¿Arde Nueva York? Es el último trabajo publicado por ambos escritores desde 1980. Se puede decir que Dominigue Lapierre fue un precursor de la novela de terror moderno con amenazas catastróficas. También podría citarse a Frederick Forsyth, autor de La alternativa del diablo.

Escrita en tercera persona, es una novela testimonio, porque lo que en ella se relata podría suceder en la realidad. Con gran maestría los autores logran confundir al lector mezclando realismo y ficción , para que así se tome la obra como una historia novelada.

"Señor presidente, creo que debe de enterarse de este pliego. Es la traducción de una cinta grabada en árabe y dirigida a usted que fue depositada a primera hora de la tarde en el puesto de guardia principal"

“Traducción de la cinta (...) “Afirmas que quieres restablecer la paz en el Próximo Oriente, y ruego a Dios que te bendiga por su esfuerzo (...) no habrá justicia para mis hermanos árabes de Palestina mientras los sionistas, con la bendición de tu país, sigan robando la tierra de mis hermanos para instalar en ellas sus colonias ilegales...” (pág. 13).

Tres terroristas islámicos logran transportar hasta la ciudad de Nueva York una bomba atómica. El presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, recibe un ultimátum de Gadaffi: tiene un plazo de treinta y seis horas para que los sionistas abandonen los territorios árabes ocupados. Si no se cumplen las condiciones que dejó grabadas en la cinta mandará detonar la bomba. Diez millones de habitantes de la gran manzana eran sus rehenes desde ese momento. ¿Se podría preparar un plan en ese plazo para desalojar la ciudad de los rascacielos sin que cundiera el pánico entre la población y sin que el dirigente  libio se enterase?. Se pone en marcha todo el protocolo diplomático y empiezan las conversaciones con los principales líderes mundiales: Breznev, Begín, Giscar d´Estaing, el propio Gadaffi. ¿Puede ser esa bomba el principio de un holocausto nuclear, en el que no solamente desaparecería Nueva York sino también gran parte del mundo?.

Trama muy bien desarrollada y fundamentada que puede fecharse en los años de la guerra fría. Es un thriller y muy trabajado, donde los personajes históricos son tratados con tal verosimilitud que se ve que los han estudiado a fondo por el conocimiento que tienen de los mismos. Son treinta y seis horas de intenso suspense, con un ritmo trepidante que engancha hasta el final pues mantiene en vilo al lector porque las horas van transcurriendo vertiginosamente y no se ve una solución definitiva. El cataclismo nuclear parece inminente. 

Sus autores comentan que han pasado cuatro años reuniendo abundante documentación, recorriendo países para realizar entrevistas y reunir testimonios que le dieran veracidad a la obra. Ellos mismos dicen: “Todos los personajes del Quinto Jinete son reales. Hemos  pasado centenares de horas con ellos, desde políticos, directores del FBI, de la CIA, terroristas, incluso con rateristas barriobajeros de Brooklyn. Hemos analizado su personalidad, sus motivaciones, investigado su pasado para así poder reconstruir su comportamiento en la situación histórica que relatamos”. Quizás lo que menos me gusta es la figura del presidente de los Estados Unidos, casi reflejado como un ser todopoderoso, muy por encima de todos los demás personajes. 

Francisco J. Portela

Título original: Le cinquième cavalier.
Autores: Larry Collins y Dominique Lapierre
Nº Pág.: 416
Traducción: J. Ferrer Aleu.
Plaza & Janés Editores S. A.
R. B. A. Editores S. A., 1993
ISBN: 84-473-0145-1



                                                                                                         



11 diciembre, 2012

LA INUSITADA SENSACIÓN DE HABERLO VIVIDO


DESPUÉS DE COMER PERDICES O POR QUÉ LAS MUJERES SON BOLUDAS

RITA GARDELLINI

Existen momentos en Después de comer perdices o por qué las mujeres son boludas que nos hacen replantear nuestros deseos mas ocultos. Despiertan en el lector pasiones dormidas, aparentemente inexistentes, pero que detectamos cuando nos las muestran, como en este libro, desnudas, claras, y ofensivamente descriptivas. En estos cuentos se puede contemplar la presencia latente de Borges y Cortázar, que acompaña y observa a la escritora a través de los relatos, pero que no molesta ni contamina, dejando  a la autora con una voz propia, libre y salvaje, que penetra en la mente del lector con una fuerza literaria implacable. Y es que Rita Gardellini rebosa literatura. Tiene una capacidad extraordinaria (más bien un don) para jugar con el lenguaje. Hay momentos en los que se disfruta leyendo el cuento por el simple placer del texto. También, algunas historias contienen un grado conmovedoramente amargo, y poseen la virtud de la cercanía, a pesar de que sus personajes hablan con el estilo propio del lugar de donde viven. 
Podemos reírnos por la reacción alocada de sus protagonistas, o sentir angustia por la desesperación que genera un rechazo, o imaginar el hastío y frustración de una mente marginal, solidarizándonos,  no sin cierta complicidad, ante el profundo desasosiego que provoca la incomprensión. El tema de la soledad —un tema ya de  por sí fascinante e inquietante— se plasma de una manera brillante y en ocasiones puede resultar  muy tortuosa. Aunque habla de mujeres, el amor, el sexo, y las relaciones de pareja, en realidad transmite, por momentos, las inquietudes de los seres humanos ante la dictadura de la cotidianeidad: las inseguridades, los deseos, las envidias… Los sentimientos más primitivos y auténticos, los más desgarradores. Entre los cuentos hay unas historias que llegan más que otras. Quizás porque la complejidad de algunos personajes llama mucho la atención, y otros pueden interesar menos. Pero en todos los relatos se mantiene algo especial, que pervive en esa prosa asilvestrada que la autora tanto domina.

De este modo, encontramos el pudor y la incomodidad de los defectos físicos resaltados en algunas de las escenas más tragicómicas del libro, y somos capaces de entender los sueños rotos de una noche de verano inducidos  —con crueldad— por  la respuesta de un amor no correspondido. Todo esto, claro, con un estilo literario jocoso y entretenido. Nunca pedimos que se acabe el tiempo compartido con los personajes, sino que deseamos más horas para pasar con ellos. En la difícil tarea de divertir de una manera inteligente, Después de comer perdices asombra por su efectividad y calidad, y demuestra a todos aquellos que reniegan de la literatura pura por ser excesivamente elitista que se puede ser sublime literariamente sin olvidarse del atractivo poder del contenido.

Los relatos de Paula y Fiona, por ejemplo, contienen ciertas dosis de humor que generan algunas escenas cómicas, pero es un humor despiadado. Todo lo provoca la honestidad con la que se conversa, porque en el fondo, las pasiones humanas son así, contradictorias, efímeras y absurdas. Y la sinceridad nos asusta porque nos asusta la verdad sobre nosotros mismos. Esa es una de las cosas que más atraen de sus relatos. Pueden parecer juegos. Sin embargo, sorprende “la verdad” que reside en ellos. Lo fácil que se identifican esas emociones en las largas noches de invierno.

Xabier Fole
Nueva York. Octubre de 2012.
Periodista y redactor de televisión. Graduado en Historia por el City College de Nueva York, especializado en historia intelectual de los Estados Unidos, fue becado por The New York Times como fact-checker en la sección Syndicate. 

A la venta en las librerías en Rosario, Argentina.
En España


07 diciembre, 2012

CRÍMENES DE BARRIO


CRIMEN EN EL BARRIO DEL ONCE

ERNESTO MALLO


No es muy frecuente encontrar novelas bestias, de brutalidad atrayente y de una mirada mordaz y salvaje a lo que nos rodea, por eso llama tanto la atención esta novela.
¡Una maravilla! Argentina y argentinos, lenguaje muy suyo, expresiones porteñas, Buenos Aires, dictadura e hijos de puta, la mezcla no puede ser peor o mejor según se mire.

Colocar una novela negra, negrísima, en mitad de aquellos años y aquellos hechos, es de gran atrevimiento, no deja indiferente a nadie. Pongámosle que el ser humano tiene sus zonas grises y que en ciertas circunstancias inciden aún más y que la brutalidad forma parte del comportamiento de ciertos estamentos, lo agitamos y el cóctel resultante es un territorio que parece un frente de batalla. Verdum, Ypres o el Somne eran igual de peligrosos que pasear por ese Buenos Aires. En mitad de la novela el autor cita un par de novelas sobre el género humano y la dictadura, novelas que han causado estupor por su crudeza y realidad, pero personalmente la presente novela me ha causado más turbación que las citadas, seguramente por dos motivos, por el ambiente negro que crea el autor y por esa sensación de familiaridad y de vivir en mitad de la locura, que se prolonga tanto que ya no le prestamos atención ni la consideramos algo anormal.

Pero la novela es mucho más, es una novela de género de una pieza, es una investigación criminal de primer orden y son unos personajes de calidad encomiable.
El personaje del inspector Lascano es una delicia, su amigo el forense otra similar y de ahí en adelante. No se desperdicia nada, no da puntada sin hilo. Todos los personajes de la novela están perfectamente caracterizados, con truculencia, con carnosidad y con un jugo tan especial que dotan los buenos novelistas a sus recreaciones.

Además, la conjunción novela negra y argentinos no puede ser más interesante, parece como piezas de una Katiuska que perfectamente se ensamblan entre sí. Un gran acierto del escritor es recrearlo con su lengua, con sus maneras porteñas y con sus expresiones y otro acierto de la editorial es no poner ni una nota sobre ellas. Por cierto y hablando de editorial, es encomiable la labor de Siruela con esta novela, un acierto con letras mayúsculas la presente edición, es por estos libros por lo que es preciso agradecerle su labor editorial.
Si quieren una buena novela, si desean una experiencia un tanto bestia, si les gustan los tipos duros, los malos de verdad, los argentinos, los represaliados, los represores, está es su novela. Aseguró, con rotundidad, que gustará a quién la lea.

 Sergio Torrijos


DATOS TÉCNICOS:
 189 páginas
 ISBN: 978-84-9841-510-0
 EDITORIAL: SIRUELA
Fecha de publicación:  2011

04 diciembre, 2012

FANTASEANDO


EVERLOST
NEAL SHUSTERMAN

La mente de Neal Shusterman es fantástica. Y a fantástica le doy los varios significados que posee. Primero, porque con Everlost ha creado una novela maravillosa para jóvenes y para adultos. Y segundo, porque su mundo está repleto de fantasía.
            La novela comienza con un accidente de tráfico que Shusterman sabe contar de modo preciosista para que no quede en una simple tragedia. Este accidente se convierte en mucho más: es el paso de los dos protagonistas, Allie y Nick, a un lugar del que no saben nada pero del que pronto tendrán que conocer mucho. Ese lugar se llama Everlost, una especie de mundo paralelo, de espacio en el que las almas de los niños se quedan entre la vida y la muerte (¿una especie de purgatorio? No lo sabemos, lo que sí está claro es que es hermoso, aunque también peligroso). Allí, desorientados y preocupados, se encontrarán con otro niño, Lief, el cual les acompañará en sus aventuras. Pronto, llegarán al sitio en el que vive Mary, reina de los Escocidos (sí, la palabrita se las trae, pero no tengamos en cuenta la primera acepción que se nos viene a la cabeza… Luego lo explicaremos más detalladamente), una guía espiritual para todos esos niños perdidos. Pero Allie quiere saber más, porque no cree que Mary lo sepa todo, así que ella misma se embarcará en una aventura peligrosa para conocer nuevas respuestas, que la llevará a toparse con el mismísimo Mcgill, el monstruo más horrible de Everlost…
            Lo que más me ha gustado de la novela son sus personajes. Allie, la testaruda, la que quiere saber más y más. Nick, el que se conforma con poco. Lief, aquél que lleva años perdido y resignado. Mary, la Wendy de Everlost. Stradivarius, la hipocresía personificada. El McGill, que representa el poder de conseguir algo al desearlo con fuerza. Todos ellos podrían parecer personajes arquetípicos, pero en realidad, van evolucionando a lo largo de la trama y, los que al principio eran cobardes luego se convierten en valientes, los que eran malvados sienten una especie de arrepentimiento en su interior, los que se aman también se odian… Shusterman sabe complementar y jugar con los sentimientos de cada uno de estos niños perdidos en el mágico mundo de Everlost.
            En cuanto a Mary, reina de los Escocidos, tengamos en cuenta que esta palabra hace referencia a esos niños que se sienten dolidos en un mundo al que no pertenecen. Es su guía espiritual, la que los anima a continuar allí. Muy llamativa y una idea curiosa y lograda, que logra captar la atención del lector, son los finales de capítulo en los que se introducen conceptos que Mary ha elaborado acerca de Everlost. Se juega así con el papel del narrador y el del personaje de Mary, pues ésta a su vez se convierte en una especie de segunda narradora. Para mí, es uno de los personajes más elaborados por Shusterman: hermoso pero a la vez letal.

            Allie es otro personaje fundamental, ya que se convertirá en la enemiga de Mary, llegando incluso a elaborar ella misma libros en los que hable de Everlost, desmintiendo hechos que ya narró la Reina. Cabe destacar que son dos personajes muy distintos pero semejantes a la vez, ya que en ambas existe un gran conflicto moral: las dos luchan por lo que consideran justo.
            Nick, a mi parecer, es el personaje con más evolución en la persona, y dicha evolución es complicada. No voy a decir nada más porque no quiero desvelar parte de la trama, pero es el personaje que realiza un cambio profundo desde la niñez hasta la madurez, comparándose con los personajes aparecidos en las obras de viaje del héroe.
            A su vez, podríamos decir que Everlost, ese lugar de “reposo” para las almas de los niños, es un personaje más. Su influjo es enorme. Eso sí, se echa en falta más información sobre ese mundo, más pinceladas sobre el lugar. Esperemos que en las siguientes Shusterman continúe con su labor, puesto que en su mente debe haber todo un universo everlostiano.

            El lenguaje de Neal es vívido, visual, cinematográfico. La historia se cuenta de un modo tan sencillo, como si se tratase de un cuento de hadas, pero a la vez tan hermoso y metafórico, que se convierte en una leyenda repleta de magia, y sin necesidad de ningún efecto extraño: aquí no aparece la hechicería en sí, ni dragones, ni princesas encantadas, ni gnomos… Sólo niños extraviados. Pero es que la magia está en ellos, en su desorientación espiritual.
            Como colofón, señalar que no es una novela destinada a niños pequeños, sino a jóvenes que ya están de camino a una edad adulta, pues contiene mensajes morales que el niño no puede llegar a comprender. Eso no quiere decir que no pueda disfrutar la historia, claro que lo hará, aunque no logrará descifrar algunas de las bonitas claves de la historia (la pérdida de la memoria en los niños, el apego por lo material, el ciclo repetitivo de las acciones… son todos elementos que Shusterman utiliza con maestría para que el lector reflexione sobre ellos y sus relaciones a lo largo de la historia).
            Como siempre que me sucede con las sagas, me quedo tristona, a la espera de tener pronto en mis manos la segunda parte y sumergirme de lleno de nuevo en ese universo, en ese mundo everlostiano.
           
 Elena Montagud

Ficha:
Título: Everlost

Autor: Neal Shusterman

Traducción: Adolfo Muñoz

Editorial: Anaya

Págs: 359



01 diciembre, 2012

AMERICAN WAY OF LIFE


Historias de un gran país 
Bill Bryson


Bill Bryson es un periodista norteamericano que tras vivir durante cerca de veinte años en Gran Bretaña, casarse con una inglesa y tener hijos, decide volver a su hogar americano arrastrando a su familia. Al poco de instalarse en New Hampshire recibe la propuesta de un semanario británico de escribir un artículo semanal en el que relate la experiencia de un americano que redescubre su país y los contrastes que advierte en relación a su vida en el Reino Unido.
Pese a sus recelos iniciales, Bryson se lanza con decisión y entusiasmo a la nueva tarea que le permite explorar y estudiar los más diversos aspectos de la vida americana ofreciendo un artículo semanal durante un año y medio a sus lectores británicos en un tono desenfadado e irónico. Historias de un gran país lleva por subtítulo Viaje al american way of life lo que describe con mayor precisión su contenido: un año y medio de artículos junto a una breve introducción explicativa del origen del libro.
Como es de prever, desfilan por estos artículos todos los tópicos comunes sobre la vida americana: la superabundancia de comida y la obesidad, el apego por el cumplimiento de las normas por ridículas que puedan resultar, la creciente invasión de la publicidad, la cultura de la reclamación, la total ignorancia sobre cualquier asunto ajeno a los Estados Unidos (sea en materia de arte, historia, geografía, …). Pero también, Bryson nos regala emotivas instantáneas de una mentalidad tan tremendamente positiva y confiada (conviene destacar que se trata de artículos escritos con anterioridad al 11-S) que rayan en la simpleza.
Del mosaico de artículos se obtiene una imagen fidedigna y creíble de unos Estados Unidos alejados del tópico hollywoodiense. Asentado en uno de los estados con mayor riqueza forestal, Bryson entona una extraordinaria alabanza del tesoro natural de su entorno. Bosques interminables, capaces de tragarse restos de pequeños pueblos abandonados, e incluso aviones que se estrellan sin ser localizados hasta pasados varios meses pese a la utilización de las más modernas técnicas de exploración mediante satélite. Sorprendentemente, Bryson señala que esta enorme extensión boscosa es reciente ya que apenas hace 60 años la mayor parte de la superficie hoy cubierta estaba destinada al cultivo. Un buen ejemplo a seguir.

Esa inmensa naturaleza casa con las dimensiones propias de los Estados Unidos. Las distancias entre puntos que se consideran próximos asustarían a un europeo medio. Un día de playa en la cercana costa puede suponer un viaje de más de cinco horas por trayecto. Sin embargo, Bryson echa de menos el viejo encanto de las carreteras americanas y su panoplia de atracciones inverosímiles, típicas a mediados de los años cincuenta. Según asegura, las distancias se hacían más llevaderas gracias a carteles que advertían de la presencia de extraños fenómenos como la piedra atómica, un campo de gravedad, una casa construida con latas de cerveza a un paso de la carretera principal (para ser más exacto, a unos doscientos kilómetros de la misma) y que, inevitablemente causaban una desoladora decepción al ser contemplados, decepción que desaparecía de inmediato al ser sorprendidos por un nuevo cartel que anticipaba la cercana presencia de la huella de dinosaurio más grande del estado de Arizona.
Son muchas las cosas que han cambiado desde los tiempos de juventud de Bryson. Los moteles son un buen ejemplo. A finales de los años cincuenta y primeros sesenta, todos los cruces de caminos, pequeñas poblaciones y áreas de servicio contaban con sus correspondientes moteles, cada uno con sus propias características diferenciales. Sus dueños eran familias que ofrecían un trato cercano y personal a sus huéspedes supliendo las carencias de unas habitaciones no demasiado elegantes o limpias. El tiempo ha borrado estos establecimientos de los mapas americanos, sustituidos por unas pocas cadenas que ofrecen moteles estandarizados e impersonales de modo que, en cualquier estado de la Unión, uno puede alojarse en uno de estos establecimientos conociendo de antemano el mobiliario de la habitación y el contenido del buffet libre para el desayuno.
Esta tendencia a favorecer lo previsible parece haber traído consigo (¿o será más bien al revés?) la desconfianza ante lo diferente. Acostarte en una habitación exactamente igual en Nebraska que en Ohio, ver los mismos canales de televisión, desayunar los mismos ingredientes en Colorado que en California, no sentir ni valorar el “riesgo” (relativo, es cierto) de una experiencia algo diferente. Este desasosiego por lo desconocido ha llevado, señala Bryson, a que las miles de variedades de chocolatinas americanas carezcan de auténtico sabor a chocolate, que los tipos de queso autóctonos se hayan acomodado a unos estándares generales que les han llevado a perder su peculiaridad.
La profusión de Starbucks o McDonald´s son otro buen ejemplo de la homogeneización creciente de la vida americana (uniformidad que inevitablemente parece adueñarse también de nuestras ciudades). Bryson comenta entristecido a uno de sus amables vecinos que la apertura de un McDonald´s enfrente de un coqueto restaurante familiar próximo a su casa ha llevado al cierre del restaurante perdiendo la última oportunidad de cenar de una manera decente en el entorno, a lo que el vecino contesta indiferente que le parece normal ya que lo bueno del McDonald´s es que siempre sabes lo que vas a comer antes de entrar.
Como ya he señalado, muchas de las referencias de Bryson acaban por ser un triste anticipo de las tendencias que hoy vemos a nuestro alrededor. La cultura de la reclamación (injustificada, se entiende) por el mero hecho de tentar la suerte y obtener una improbable (y en muchos casos improcedente indemnización), la complicación creciente de los trámites de embarque por las medidas de seguridad totalmente ajenas a lo que representa realmente nuestra seguridad, etc. Bryson denuncia la política de las empresas de recortar servicios a los usuarios justificando dichas medidas precisamente con la disculpa de que se trata de “ofrecer un mejor servicio”.

Pero gran parte del encanto de estos artículos no reside tanto en el aspecto antropológico que parece deducirse de ellos. En la mayoría de los casos, las reflexiones nacen de la narración de anécdotas en las que el propio Bryson es el desgraciado y torpe protagonista. Así, le vemos perdido sobre un trineo motorizado totalmente incapaz de evitar chocar repetidamente contra todo árbol que crezca a menos de trescientos metros a su alrededor, derramando refrescos sobre una monja en un vuelo terrible (especialmente para la monja), sufriendo los horrores de la dieta que su mujer le impone prohibiéndole la mantequilla de cacahuete o su feliz (sólo al principio) encuentro con la trituradora de basuras, ese invento tan americano y cuya peligrosidad en manos de un desastrado Bryson la convierte en un arma de destrucción masiva.

Asistimos a excursiones familiares en las que sus hijos muestran mejor sentido de la orientación o le vemos atiborrar el carro de la compra del supermercado con treinta variedades diferentes de cereales que su mujer le obligará a desayunar hasta el último copo como expiación por su delito de atentar contra los alimentos frescos que tan trabajosamente logra encontrar en el pequeño rincón en el que están confinadas esos extraños y “peligrosos” vegetales tan desconocidos para un americano medio, más afín a los precocinados y congelados.
La ironía que desborda todos los artículos es otro elemento que le acarrea numerosos problemas en su vida cotidiana. Y no es que los americanos no sean divertidos, simplemente es que carecen de sentido del humor. Bryson (quizá contagiado por el “humor inglés”) responde al funcionario de aduanas que le pregunta “¿Verduras o fruta?” con un “gracias, agente, me vendrían bien unas zanahorias” para descubrir que estos amables funcionarios son incapaces de advertir siquiera esta leve ironía. Bryson, desconcierta a uno de sus vecinos que lleva un árbol en la vaca de su coche, preguntándole si pretende camuflar su vehículo, a lo que el honrado ciudadano, tras un leve bloqueo, responde con una profusa explicación sobre el motivo por el que lleva atado el árbol.


Humor, bastante información para satisfacer al curioso, anticipación de corrientes, estilo ameno y familiar que admite un hueco para la reflexión. Bryson se escapa del uniformismo que denuncia y cada uno de los artículos abre una nueva perspectiva. Sus títulos son un buen ejemplo (Los misterios de la Navidad, Esos aburridos extranjeros, Por qué nadie camina, Al aire cubierto, En la barbería, Imposibilidad de comunicación, Perdido en el cine, Dónde está Escocia y otros consejos de utilidad, La mejor celebración americana, La vida deportiva y así hasta setenta y ocho artículos).



GWW


Datos del libro
  • 15.0x23.0cm.
  • Nº de páginas: 352 págs.
  • Editorial: PENINSULA
  • Lengua: ESPAÑOL
  • Encuadernación: Tapa blanda
  • ISBN: 9788483074831
  • Año edición: 2002
  • Plaza de edición: BARCELONA


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