27 diciembre, 2010

Poética mirada a la montaña palentina – Karyn Huberman y Teo Revilla Bravo

Karyn nos envió esta crítica que elaboró Máximo Pérez Gonzalo a gclibros@yahoo.com. Muchas gracias Karyn, siempre por tu contribución y el esfuerzo de Órbita Literaria.

El libro tiene una espectacular presentación, con fotografías de ensueño para un paisaje colindante a la montaña de PEREDA (Recuérdese el famoso novelista santanderino en Peñas Arriba) y en páginas con el atractivo de símil de pergamino.

Karyn nos ofrece un prólogo con la sorpresa de quien por primera vez descubre la integridad de un paisaje que alcanza límites insospechados de belleza. Cuidadosamente retrata con sus palabras cuanto abarca la zona, con especial arraigo en Barruelo de Santullán, su rio Rubagón y su entorno con todo el colorido de sol y nieblas que refrescan las tardes de los veranos, los pastos de ganado, las zonas pantanosas, el deleite de Fuentes Carrionas, el arte románico en las iglesias, los mercados romanos de Aguilar o la gastronomía de Cervera de Pisuerga.

El libro está pensado para transmitir un cúmulo de sensaciones cargadas de poesía y que se basan en el escalofriante encuentro con una realidad paisajísticamente tan bella que uno apostaría para quedarse a vivir allí para toda la vida. Copio del prólogo: "siempre que piso estas tierras me planteo vivir el resto de mi existencia acoplada a ellas"

Teo, pintor y poeta, no olvida sus orígenes de Barruelo cuyos contornos memoriza en bosquejos, aguadas, sonidos y silencios… Todos sus poemas están arropados por una cálida añoranza, un entretenido ir y venir por la zona de quien la recuerda de cuando era niño y la recorre de mayor. Su formación con los maristas, la conexión familiar a las minas de carbón, la gente con sus quehaceres cotidianos, las largas caminatas desde Orbó y Vallejo a Valle y el Carmen desde donde puede verse el macizo de los Picos de Europa, Brañosera y Salcedillo con la paisajística de Cantabria…

Para deleite basta citar lo que nos cuenta en BARRIO DEL RÍO:

Me detengo ante la humilde casa de adobes casi en ruinas que me vio nacer.

¿Dónde quedó la gente?, ¿dónde aquellos pájaros volanderos que cubrían los cielos en primavera?, ¿qué sentido he de darle a la vida tras hondos destierros?... Pisadas, respiros, voceríos que se acallaron, instantes sublimes y luminosos irreversiblemente perdidos.

Cada poema consigue una alta cuota de buen quehacer literario. Una poesía encarnada en un paisaje que se ve y se siente por dentro. Teo, es un gran pensador y consecuentemente exige una lectura reposada para poder calar a fondo todo el anagrama de sentimientos que encierra en cada uno de sus discursos.

Mi enhorabuena por el libro, que como arraigado en la tierra, celebro con el entusiasmo, aprobación y aplauso que se merece.

Máximo

Muchas gracias, nuevamente Karyn.

¡Saludos!

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