12 enero, 2010

Acts of violence – Ryan David Jahn

Jimena Fernández Pinto nos envió este post a gclibros@yahoo.com. Muchas gracias por tu contribución Jimena, qué lujo de detalles nos ofreces!

Hola!

Y como creo en el intercambio y no solamente en el pedir, os envío mi opinión sobre un libro maravilloso que he leído y que creo que vale muchísimo la pena. Se titula Acts of violence, el autor es Ryan David Jahn. El libro aún no está traducido al castellano, pero vale la pena esperarlo.

Una galería de personajes variados son los protagonistas indirectos de un crimen: un chico joven que cuida de su madre moribunda y que ha sido llamado a filas; un funcionario con una vida falsa hasta que descubre la propia; la mujer triste que se da cuenta del fracaso de su matrimonio y sus sueños de terno amor, la pareja que se ama pese a tenerlo todo en contra, las parejas que hacen intercambio de lecho y una de ellas entra en crisis; el profesor borracho que se encuentra con la muerte y una de sus víctimas, un policía corrupto, un chantajista de poca monta, un enfermero de ambulancias que recoge las víctimas de la noche en la ciudad. ¿Qué harán por impedir un terrible asesinato?

El autor

El autor del libro es Ryan David Jahn. Es increíble,pero se trata del primer libro de este autor en estado de gracia. Tiene web http://ryandavidjahn.com/ y un blog muy interesante http://ryandavidjahn.com/blog/. Es bastante joven para escribir de la manera en que lo hace. Antes ha ejercido diferentes empleos, ha deambulado por la vida, incluso ha estado un par de años en el ejército. Está felizmente casado.

Sobre el libro

No es un libro de terror, tampoco nos presenta escenas repletas de sangre, la violencia que cuenta es más sutil. En el libro hay momentos para todo, para todas las emociones y el final es esperanzador. No es un libro ligero, pero tampoco todo lo contrario, sí contiene grandes dosis de intriga y tensión.

El hilo de la trama descansa sobre los personajes. La víctima principal, y alrededor de quien gira la historia, se presenta en seguida, luego personaje a personaje con guiños aquí y allí que a modo de vidas cruzadas nos permiten ir hilvanando la sensación de que todos son cómplices de algo. Este algo ocurre bien pronto y es un crimen atroz. Los personajes siguen cada uno con su historia, ninguno de ellos presta atención a la llamada de socorro de la víctima. El asesino vuelve a rematar. Llegamos al final con la conclusión de cada una de las historias y los hilos narrativos.

El uso de la estructura es tan preciso que llega a crear climas y da oportunidades al lector de anticipar lo que podría suceder sin la certeza de ello, lo cual obliga a tragar las páginas sin denuedo ni resuello. Con esto quiero señalar que el libro está tan bien desarrollado que permite muchos niveles de lectura, desde aquellos lectores que leen para evadirse sintiendo el ritmo y la estructura que marca la trama empujando hasta los lectores más exigentes que apreciaran los matices de las palabras y el despliegue del arte narrativo bajo la pluma firme de este autor. Los ejemplos más patentes de este uso de la estructura pueden encontrarse en la primera escena entre Peter y Bettie en una cierta cosificación y obsesión del personaje masculino o en las dos escenas de la ambulancia: la primera con el profesor y la segunda con Kat que nos hará sospechar, después de todo, sobre el final de la joven. La tensión está siempre servida. Y cada uno de los recursos utilizados por el autor está al servicio de dicha tensión de manera sublime.

No hay nada que no sea preciso en este relato: desde las palabras, los diálogos, las imágenes, el lenguaje, el tempo y el pulso. El ritmo es puro jazz, sintético y melódico a la vez sin que esto implique ningún contrasentido sino que provoca que se alce la intensidad de la palabra y jamás con ruido.

El estilo es desnudo pero sin caer en lo cruel ni en lo lacerante. Y siempre claro, transparente, todo se puede ver y tocar.

La palabra está utilizada con suma elegancia, e insisto en la precisión de mecanismo de reloj suizo, cada personaje muestra un registro diferente. La palabra está siempre medida como si se trata de los ingredientes exactos de una preparación que jamás parecerá pesada ni laboriosa, sino absolutamente natural. Es un texto sin adornos innecesarios, sin giros que pesan. Todos y cada uno de los elementos caen por su propio peso, sin forzar jamás, jamás. Estamos frente a un estilo cuidadamente desnudo. La transparencia domina su estilo y su lenguaje a fuerza de bruñir opacos cristales. Hay muchos momentos inolvidables que quedan grabados por la tensión dramática de una pequeña pieza que gira y va engranando todo el mecanismo.

Cada uno de los personajes se deja ver, abrazar y genera empatía. Cada uno de ellos es de gran fuerza y notoria presencia. Hay momentos para cada uno de ellos, para que se nos muestren tal como son en un momento fugaz de sus vidas con todo lo que son. Esta es una novela de personajes cotidianos, con grandezas y pequeñeces. Y cuando se relacionan los hacen mediante diálogos inolvidables.

Definitivamente es un Hammet en estado puro. La diferencia con Out de Natsuo Kirino es en la desnudez del estilo del presente libro, por lo demás yo me atrevo a sostener que es incluso superior como arte narrativo. Es curiosa la coincidencia en las portadas: manchas de sangre, diferentes pero similares al fin y al cabo.

Puede competir con Fred Vargas por la riqueza de personajes y la manera de indagar y retratar la sociedad. Comparte el dominio de la tensión con Stieg Larsson. Retrata las pasiones ocultas que suele considerar Patricia Highsmith. Comparte con González Ledesma el tipo de lenguaje, el nivel de escritura pero no es tan duro, no presenta temas tan descarnados. Tiene el pulso y la ironía de Juan Madrid. Camilleri es más melancólico y menos periodístico. Donna Leon está a años luz, es de calidad inferior, mantiene menos la intriga y es una literatura policial para mujeres

Me recuerda por la dinámica y la forma de contar a Vidas Cruzadas de Robert Altman o Magnolia sin ranas y con una muerte. Es un estilo que se basa en personajes y al que el público está muy acostumbrado tanto en cine como en la tele y de ahí el éxito de Damages aunque este autor es más digno de Los Soprano por la manera de entender la realidad y la manera de plantearla más a lo Chavy

El libro engancha en seguida, mantiene la tensión, pone el vello de punta, da respiros y vuelve a quitar la respiración. Se entra en materia ya en la primera página, tiene ritmo, no aburre nunca, es variado. No tiene ni un bache. Los personajes crean empatías constantemente. La trama es de tipo lineal, se entiende fácilmente. Es un libro apto para relecturas.

De excelente y refinada factura, el relato está narrado en un estilo muy depurado, preciso, ágil y fluido. Presenta asimismo un gran despliegue de recursos entre los que destaca su equilibrio y el tempo cauterizado. Nos encontramos frente a un relato emocionante con todos los ingredientes del género. La obra es una historia de personajes donde a pesar de todo y con todo triunfa lo más humano en detalles de corte delicado y fino aunque resistente como el sonido del corazón de quien amamos. Por medio de frases cortas y exactas, de fugaces punto y aparte, de diálogos siempre eficaces y de unas descripciones absolutamente acertadas, Ryan David Jahn nos sumerge pincelada a pincelada en una trama perfectamente sólida, redonda que seduce sin escapatoria desde la primera página y no decae jamás, en ningún momento, creando atmósferas donde conviven de forma magistral la cotidianeidad de la gran ciudad, la fragilidad de lo humano, el horror y la belleza de lo humano, la ternura detrás de los gestos, las inseguridades, la generosidad, la tragedia y el humor, la emoción… en definitiva, el gran abanico de emociones humanas.

Es de lectura fácil, se lee de un tirón y a veces incluso es necesario sostener la respiración para ganar tiempo. Tiene ritmo musical de jazz, un pulso extraordinario, alternando momentos de acción con diálogos perfectos y reflexiones que jamás nos dejan indiferentes. Es definitivamente un libro para releer en más de una ocasión. Los perfiles de los personajes están trazados con una gran destreza y una precisión de tal calibre que no estamos frente a personajes sino frente a personas que podemos abrazar, los personajes se dejan ver, cautivar y seducen o producen rechazo desde las primeras páginas. La narración tiene una fuerza sublime sin ser jamás desproporcionada, rezuma un maravilloso dominio de la palabra, del arte narrativo, del ritmo, ingenio y sensibilidad. Lo único que puede ser mejorado es el marco de los diálogos que son, de momento, teatrales; lo demás es perfecto. El mundo que habita este relato se vuelve un espacio donde podemos reflejarnos sin más testigos para observar nuestros mejores y peores aspectos sin que por ello muera la esperanza. Es un relato sobre lo profundamente frágil humano. Es un relato perfecto; un autor en estado de gracia para seguir con interés. Gran historia, gran desarrollo, gran emoción, gran tensión, gran escritor. Seguirlo es obligado.

¡Muchas gracias Jimena!

¡Saludos!

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